sábado, 8 de noviembre de 2014

.Por qué te escondes de mi.



¿Por qué te escondes de mí?



Si por ti y, a tu lado, días yo padecí,
 y noches sin dormir yo dejé. 


Porque te escondes de mí,
 si en las frescas noches de luna llena, 

cuando en mis brazos,
 te encontrabas...
yo te sentía más que mía. 

Porque sí te di,
 todo cuanto tenía, para dar, 
ahora tú te escondes de mí. 


Pero sé que estás aquí,
 y no te presentas,
 porque conmigo, no quieres hablar, 

y no comprendo por qué,
 ya que yo, al igual que ayer,
 te pienso y te añoro. 


Como decías tú,
 tengo un dolor en la pancita,
 cuando me acuerdo de ti. 

Te añoro, y no hay un solo día,
 sin que te piense,
 porque sé que estás aquí. 


Cuántos llantos me has dejado, 
 clavados en mi corazón...

cuántos sueños perdidos,
 sin decirme un solo adiós. 

Cuántos días, cuántas noches,
 disfrute rodeado por tu querer; 

que ahora son torturas, 
 en mis pesares, y no me dejan ni ver. 

Tú sientes lo mismo...
y por eso sin aviso decidiste partir; 
ahora tú te escondes,
 para que no pueda tener noticias de ti... 
Pero debes saber que igual te tengo, 
 tan cerca, y que no puedo dormir; 
y que con cada amanecer, 
guardo la esperanza,
 de volverte a encontrar.


Me abrazo a la almohada,
 cierro los ojos y te siento cerca de mí... 

porque bien sabes mi cielo, 
que te añoro y este mundo sin ti, 

es como vivir ciego, sordo, y sin sentir.
 ¡Es vivir muerto en vida! 

Yo también sentí tu amor.
.y tengo la certeza que sufres también. 


Por eso, sin importar,
 tu abandono y a pesar de todo,
 cuánto he padecido,

aún hoy por hoy,
 te quiero y por eso pienso en ti...
porque seguro estoy,

que también me extrañas...
y que mis sentimientos,
 son correspondidos.

Y no pondré tu nombre, 
porque al final, todos muy bien, saben de ti. 


Debes saber que; Si te mueres,
 me muero; que si sufres sufro en ti... 

Si aún me quieres; sin temor regresa,
 que yo te quiero y eso sí es vivir. 

Mientras tanto, seguiremos,
 viviendo solamente de los recuerdos... 

que un día con tanto amor e ilusión,
 ambos construimos.


Enrique Nieto Rubio

*Derechos Reservados*

domingo, 2 de noviembre de 2014

.Jonathan, en el prado de acampada de Enricostro.

Jonathan es un niño de doce años encantador y extrovertido, a quien le gustan las actividades al aire libre.


Así pues, un día, decidió, conjuntamente con sus amigos, irse de campamento a un campo inmenso, en el cual abundaban las margaritas y muchas especies de coloridas y hermosas flores.


Durante el día se la pasaron jugando a la pelota y escondite.

Ya cansados, a media tarde dispusieron tumbarse en la pradera; para observar a los pajarillos, revolotear, en busca de apostarse cerca de un frondoso árbol, que se encontraba cerca de ellos.

También contaron la suerte, de observar a miles de mariposas migrando de forma masiva; quienes parecían sentirse tan libres y felices como los chicos en ese momento.


Había avecillas de diferentes especies, tales como jilgueros, petirrojos, ruiseñores, periquitos, las cuales entonaban hermosas melodías... era todo maravilloso... aunque por momentos su cantar era ensordecedor.


Entrada la noche encendieron una linda fogata, y se prepararon unos deliciosos pinchos, los cuales degustaron con una exquisita ensalada fría de papa.

Ya entrada la noche, ingresaron a su tienda de campaña, encendieron una lámpara de queroseno y se sentaron alrededor, mientras nuestro buen anfitrión, Jonathan, sacó de su mochila el libro, "Una historia en el espacio"; el cual los dejó en rotundo silencio a los presentes... pues tenía una portada con cuero labrado y un ojo en movimiento, que parecía ser de otro mundo.

Jonathan se sentó sobre una roca, para así llamar la atención de todos... y comenzó a narrar la historia de marcianos que invaden la tierra... todos estaban fascinados. El relato duró por más de dos horas, pero el tiempo se les había ido volando... pues era algo escalofriante pero emocionante a la vez, y esperaban ansiosos de saber cómo terminaría.

De pronto se escuchó un fuerte estruendo, se iluminó el cielo... y al salir, se percataron que venía bajando una gran nave, la cual se posó al lado de su campamento. Acto seguido descendieron unos pequeños hombrecillos, de cabezas y ojos muy grandes e iluminados.

El marciano, que estaba al mando, les preguntó:
-¿Os gustaría dar un paseo en nuestro platillo?

Los niños, un tanto temerosos, pero alucinados por la historia que recién habían terminado de escuchar, al unísono respondieron:
-¡Sí! ¡Sí! ¡Claro que sí!
Bueno, pues entonces... ¡No se diga más! ¡A subir todos a bordo!


La nave se elevó con la rapidez con la cual había descendido. 

Se dirigieron hacia el infinito, empleando una velocidad supersónica; misma que parecía encoger el espacio-tiempo... surcaron cielos y mares, dándole varias vueltas a la tierra.

Los pequeños aventureros, extasiados, observaban absortos desde una gran ventana... pues relativamente en lapsos cortos de tiempo y en repetidas ocasiones... admiraron la tierra de día y de noche.


Se maravillaron con el paisaje, en el cual se contemplaba de forma magistral sus montañas cubiertas de nieve, volcanes y valles colosales, hermosos lagos y ríos... y la inmensidad del océano.

Horas más tarde, los marcianos los devolvieron al campamento, no sin antes preguntarles si, al día siguiente, deseaban ir a conocer su planeta. 



Los niños nuevamente, más que seducidos, expresaron que les encantaría y los esperarían con ansias. 
 No obstante, Jonathan, un tanto atrevido, les preguntó, si era posible no bajarse del platillo y quedarse a dormir en el lugar.
El marciano esbozo una leve sonrisa, y consintió en su deseo, diciendo:
-Bueno, seréis nuestros invitados de honor; por lo que os daremos vuestras cámaras individuales para que podáis descansar con propiedad.

¡Siiiiiii! Exclamaron los pequeños, ingresando cada uno a su espacio... y como se encontraban exhaustos, pronto se quedaron dormidos.

El platillo, en esta ocasión, se dirigió en dirección de una inmensa estrella, que allí estaba su planeta. A la velocidad de la luz... tan distante, qué imposible es divisar desde la tierra.

La nave ha descendido en un planeta, tres veces más grande que la tierra; el cual está blindado por una cúpula de cristal... o al menos eso parece, y está rodeado por varios soles. Es un mundo de fantasía... pues todo es majestuoso y colosal.

Cuando los niños despertaron, corrieron hacia las ventanas y se deslumbraron con tanta belleza. 

No hay construcciones de ladrillo, cables, et, et, todos son de cristal... y solamente son seis rascacielos inmensos... todos ellos conectados entre sí, por enormes pasadizos del mismo material.

En el interior de cada rascacielos, podían observar trenes transparentes con miles de seres, viajando cientos de kilómetros... y recorriendo las grandes ciudades, o sea los otros rascacielos; los cuales se encuentran rodeados por inmensos parques y bosques, donde los marcianos pasean y se divierten.

En este planeta también sus ocupantes, tienen mascotas... solamente que con el cuello muy largo y con la habilidad de conversar.

Los niños están tan felices, jugando y disfrutando de lugar, que poco o nada les ha importado, que llevan días fuera de su hogar... y en lo que menos piensan es en regresar.

En la tierra, los monitores del campamento, al constatar que los niños han desaparecido, han dado aviso a sus padres y a las autoridades. Se ha realizado una investigación y rastreo de gran envergadura, y no se explican cómo es posible no encontrar una sola huella, que les indique la dirección a donde los niños pudiesen haberse dirigido.

Lo único que han encontrado es un gran círculo de maleza quemado. Más como los niños eran muy conocidos en la comunidad, todos los vecinos se han organizado para salir a buscar en el bosque y barrer metro por metro... hasta encontrarlos.

La multitud de personas era tan grande, que desde lejos parecían luciérnagas en el bosque...de pronto un hombre, señalando al cielo, ha comenzado a gritar:
-¡Mirad... mirad! ¡Es un platillo volador!

La nave bajó lentamente, luciendo en todo su esplendor su tamaño, con parpadeantes luces de colores.

Algunos de los presentes han huido, despavoridos, mientras que otros extasiados y casi hipnotizados... solamente se han apartado un tanto, para no ser quemados con la gran estela de fuego que de la nave viene emanando.

Cuando por fin ha posado en la tierra, se ha abierto una puerta, de la cual se ha extendido una escalera, por la cual han descendido los pequeños; quienes agradecidos se han despedido de sus amigos los marcianitos. 

Los extraterrestres, a su vez, les han prometido que para sus próximas vacaciones...de nuevo les visitarán, para llevarlos de vuelta a su planeta.

Los padres de los chicos los han recibido, entre lágrimas de felicidad y regañinas... pero sintiéndose bendecidos de tenerlos nuevamente entre sus brazos... y agradecidos para sus adentros...de la increíble aventura que sus hijos tuvieron la oportunidad de experimentar.




Enrique Nieto Rubio
*De 
Jonathan es un niño de doce años encantador y extrovertido, a quien le gustan las actividades al aire libre. 
Así pues, un día, decidió, conjuntamente con sus amigos, irse de campamento a un campo inmenso, en el cual abundaban las margaritas y muchas especies de coloridas y hermosas flores. 
Durante el día se la pasaron jugando a la pelota y escondite. 
Ya cansados, a media tarde dispusieron tumbarse en la pradera; para observar a los pajarillos, revolotear, en busca de apostarse cerca de un frondoso árbol, que se encontraba cerca de ellos. 
También contaron la suerte, de observar a miles de mariposas migrando de forma masiva; quienes parecían sentirse tan libres y felices como los chicos en ese momento. 

Había avecillas de diferentes especies, tales como jilgueros, petirrojos, ruiseñores, periquitos, las cuales entonaban hermosas melodías... era todo maravilloso... aunque por momentos su cantar era ensordecedor. 
Entrada la noche encendieron una linda fogata, y se prepararon unos deliciosos pinchos, los cuales degustaron con una exquisita ensalada fría de papas.

Ya entrada la noche, ingresaron a su tienda de campaña, encendieron una lámpara de queroseno y se sentaron alrededor, mientras nuestro buen anfitrión, Jonathan, sacó de su mochila el libro, "Una historia en el espacio"; el cual los dejó en rotundo silencio a los presentes... pues tenía una portada con cuero labrado y un ojo en movimiento, que parecía ser de otro mundo.

Jonathan se sentó sobre una roca, para así llamar la atención de todos... y comenzó a narrar la historia de marcianos que invaden la tierra... todos estaban fascinados. El relato duró por más de dos horas, pero el tiempo se les había ido volando... pues era algo escalofriante pero emocionante a la vez, y esperaban ansiosos de saber cómo terminaría. 
De pronto se escuchó un fuerte estruendo, se iluminó el cielo... y al salir, se percataron que venía bajando una gran nave, la cual se posó al lado de su campamento. Acto seguido descendieron unos pequeños hombrecillos, de cabezas y ojos muy grandes e iluminados.

El marciano, que estaba al mando, les preguntó:
-¿Os gustaría dar un paseo en nuestro platillo? 

Los niños, un tanto temerosos, pero alucinados por la historia que recién habían terminado de escuchar, al unísono respondieron:
-¡Sí! ¡Sí! ¡Claro que sí!
Bueno, pues entonces... ¡No se diga más! ¡A subir todos a bordo!

La nave se elevó con la rapidez con la cual había descendido. 
Se dirigieron hacia el infinito, empleando una velocidad supersónica; misma que parecía encoger el espacio-tiempo... surcaron cielos y mares, dándole varias vueltas a la tierra. 
Los pequeños aventureros, extasiados, observaban absortos desde una gran ventana... pues relativamente en lapsos cortos de tiempo y en repetidas ocasiones... admiraron la tierra de día y de noche. 

Se maravillaron con el paisaje, en el cual se contemplaba de forma magistral sus montañas cubiertas de nieve, volcanes y valles colosales, hermosos lagos y ríos...y la inmensidad del océano. 

Horas más tarde, los marcianos los devolvieron al campamento, no sin antes preguntarles si, al día siguiente, deseaban ir a conocer su planeta. 

Los niños nuevamente, más que seducidos, expresaron que les encantaría y los esperarían con ansias. No obstante, Jonathan, un tanto atrevido, les preguntó, si era posible no bajarse del platillo y quedarse a dormir en el lugar. 
El marciano esbozo una leve sonrisa, y consintió en su deseo, diciendo:
-Bueno, seréis nuestros invitados de honor; por lo que os daremos vuestras cámaras individuales para que podáis descansar con propiedad. 

¡Siiiiiii! Exclamaron los pequeños, ingresando cada uno a su espacio... y como se encontraban exhaustos, pronto se quedaron dormidos.

El platillo, en esta ocasión, se dirigió en dirección de una inmensa estrella, que era su planeta... tan distante, qué imposible es divisar desde la tierra.


 La nave ha descendido en un planeta, tres veces más grande que la tierra; el cual está blindado por una cúpula de cristal... o al menos eso parece, y está rodeado por varios soles. Es un mundo de fantasía... pues todo es majestuoso y colosal. 


Cuando los niños despertaron, corrieron hacia las ventanas y se deslumbraron con tanta belleza. 

No hay construcciones de ladrillo, cables, et. et. todos son de cristal... y solamente son seis rascacielos inmensos... todos ellos conectados entre sí, por enormes pasadizos del mismo material.

En el interior de cada rascacielos, podían observar trenes transparentes con miles de seres, viajando cientos de kilómetros... y recorriendo las grandes ciudades, o sea los otros rascacielos; los cuales se encuentran rodeados por inmensos parques y bosques, donde los marcianos pasean y se divierten.

 

En este planeta también sus ocupantes, tienen mascotas...solamente que con el cuello muy largo y con la habilidad de conversar.

Los niños están tan felices jugando y disfrutando del lugar, que poco o nada les ha importado, que llevan días fuera de su hogar... y en lo que menos piensan es en regresar.

En la tierra, los monitores del campamento, al constatar que los niños han desaparecido, han dado aviso a sus padres y a las autoridades. Se ha realizado una investigación y rastreo de gran envergadura, y no se explican cómo es posible no encontrar una sola huella, que les indique la dirección a donde los niños pudiesen haberse dirigido.

Lo único que han encontrado es un gran círculo de maleza quemado. Más como los niños eran muy conocidos en la comunidad, todos los vecinos se han organizado para salir a buscar en el bosque y barrer metro por metro... hasta encontrarlos.

La multitud de personas era tan grande, que desde lejos parecían luciérnagas en el bosque...de pronto un hombre, señalando al cielo, ha comenzado a gritar:
-¡Mirad... mirad! ¡Es un platillo volador!

La nave bajó lentamente, luciendo en todo su esplendor su tamaño, con parpadeantes luces de colores. 
Algunos de los presentes han huido, despavoridos, mientras que otros extasiados y casi hipnotizados... solamente se han apartado un tanto, para no ser quemados con la gran estela de fuego que de la nave viene emanando.

Cuando por fin ha posado en la tierra, se ha abierto una puerta, de la cual se ha extendido una escalera, por la cual han descendido los pequeños; quienes agradecidos se han despedido de sus amigos los marcianitos. 

Los extraterrestres, a su vez, les han prometido que para sus próximas vacaciones...de nuevo les visitarán, para llevarlos de vuelta a su planeta.

Los padres de los chicos los han recibido, entre lágrimas de felicidad y regañinas... pero sintiéndose bendecidos de tenerlos nuevamente entre sus brazos... y agradecidos para sus adentros...de la increíble aventura que sus hijos tuvieron la oportunidad de experimentar.

la moraleja es que este planeta está a 25 años luz, pero la nave dobla el espacio-tiempo por tres llegando en poco tiempo terrestre,
solo en algunos días ida y vuelta. Así superando con creces la velocidad de la luz.
Enrique Nieto Rubio
 *Derechos Reservados*

lunes, 27 de octubre de 2014

.Días de difuntos de Enricostro.




Cuánto tiempo te esperé,
 que hasta la noche me envolvió, 
llorando un amor se quedó, 
esperando esa pasión.
*
Cuánto tiempo esperé,
 que encendieras mi ilusión, 
pero nunca tú llegaste,
 y mi amor todo murió. 
*
Ya nos veremos allí,
 donde duerme el corazón, 
y las noches son eternas,
 donde ya no hay olas de pasión. 
*
Pero si tú, aún me quieres...
puedes venir;
 en mi cajita tendrás,
 un hermoso rinconcito...
para compartir,
 toda la eternidad. 
*
Eso sí, amada mía,
 por tus huesos yo siempre estaré, 
y retorciendo las costillas...
con las tuyas disfrutaré. 
*
En la noche de difuntos,
 yo te quiero recordar... 
y si murió nuestro amor,
 eso no lo habré de festejar;
*
y para eso yo te pido... 
¡Regresa a mi lado ya!
Entraremos los dos juntos,
 al paraíso de la paz... 
*
¡En una noche de muertos!
 donde de allí, nunca saldrás
de Enrique Nieto Rubio.
derechos reservados. 

domingo, 19 de octubre de 2014

.Vivir en soledad de Enricostro.


sentada en su silla,
 giraba y giraba en su desesperación,
 con sus ojos llorosos,  
va buscando a su amor.

 Gira y gira sin parar,
 pues sus alas rotas están,
 y solo quiere soñar,
soñar a todas horas.  
*******************
En sus sueños nocturno,
 caminando va con ella,
 juntos de la mano,
 van gritando nuevas eras. 
************
Así viven sus noches,
 con pasiones excitantes,
y sueños de mil amores.
**************  
Cuando llega el amanecer,
 lloran desconsolados,
 más no se puede mover, 
su cuerpo está destrozado.
******************
Con rabia y desesperación,
 un salto da de la cama, 
cayéndose toda al suelo,
más su cuerpo no le aguanta.
***************
Arrastrándose por los suelos,
 grita desesperada
huyendo de ese entierro, 
 que la tiene atrapada. 
****************
Así no quiere vivir,
 y pide a dios que se muera, 
sin saber donde estuviera,
 la rosa de su sentir.
*************** 
 Así decide arrastrarse,
 hasta su cama bendita, 
para poder dormir, y soñar,  
 y unirse con su amado,
 y pasear por la ciudad.  
************
Durmiendo quedó al fin,
 enfriando su dolor,
 de no poder partir,
 a reunirse con su amor. 
*******************
Su amado la está llamando,
 suspirando por su amor,
 en sueños se van juntando, 
una noche, una flor. 
*************
Ella se abraza a él,
 pidiéndole amor del bueno, 
él le sonríe a ella,
 vagando en esos sueños. 
*************
Ella está en su cama,
 más no se puede levantar,
 llorando desconsolada,
 en otra parte de la ciudad.
***************** 
En sus llantos, en su cama,
 ella se quiere morir,
 pues solo en sus sueños, 
el amor vuelve a surgir.
********** 
Son dos amores unidos,
por la muerte que dio su fin, 
a vivir errantemente,
 por no cumplir.
************

Pareja de la noche eran, 
 de bares y cabaret,
 bebiendo toda la noche, 
asta más y no poder.
 
Así pasaban los días, 
 o mejor decir la noche, 
hasta que una amarga noche,
 el siniestro le perseguía, 
y estrellándose su coche,
 así ellos morirían. 
*************
Pero la muerte que es astuta,
 ella lo pensó mejor,
 que sufrieron en vida,
 ese amargo dolor. 
Por haber infringido, 
 esa norma del honor,
 el beber conduciendo,
 y con drogas los dos.
****************** 
Entre hierros retorcidos,
 juntos y abrazados,
 los bomberos los sacaban 
destrozados.
*************
Así quedó este cuento,
 de dos amores destrozados,
 por el alcohol y las drogas,  
conduciendo y borrachos. 
**************
Ellos solo quieren dormir,
dormir de día y de noche, 
para pasear juntos,
 andando y sin reproches. 
*************
El tiempo los ha unido,
con sus sillitas de ruedas,
para vivir más tranquilos,
y con amor en esta tierra. 
*
ENRIQUE NIETO RUBIO, 
DERECHOS RESERVADOS.