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miércoles, 26 de octubre de 2022

..Jesús y Maria .de Belén de Enricostro. (cuentos)



Jesús, un chico de dieciocho años. Titulado en magisterio, entonces.

Él todos los días, en el patio de su casa. Entre olivos y margaritas. A las nueve de la mañana, hacía sonar una preciosa campana, hasta nueve veces. se sentaba de espaldas al sol de primavera.
y alas nueve exactas, se rodeaba de chicos y chicas.


él les decía, ¿sentaros?
Hoy comenzaremos con la lección que dejamos ayer, vale.
¿De qué estuvimos hablando?
Dijo un alumno.
¡¡De la naturaleza.!!
¿Bien, sí, y debemos, de maltratar, a los animales.?
¡¡no para nada.!!
¿Y si tuviéramos que matarlos?

para alimentarnos.

deberíamos de hacerles sufrir, por gusto o placer?
¡¡no, no decían todos.!!


Y así eran todos los días con Jesús.

Pues era todo amor y cariño.

Pero María, que era mujer lista y piadosa y muy sabia, antes de las nueve y cinco.
Salía repartiendo una riquísima torta, con miel y unos buenos tazones de leche.
pero no de leche que se vende hoy,

que casi toda es agua.
Si no de pura leche, que con solo un sorbito,

veías hasta los ángeles, del cielo.
Y a su hijo Jesús,

además, le daba dos besos de buenos días.
Así Jesús les iba enseñando, de todo en general.

Les hablaba de la moral, de lo que deberíamos de hacer, del respeto a los padres y hermanos, les hablaba de la palabra, de Dios todopoderoso.

Pero un día, uno de sus alumnos, no vino y el corazón se le encogió, y esperó, a que María, su madre, les repartiera ese rico desayuno, de tortas con miel y su tazón de leche.
Y como a él no le gustaba, eso de preocupar a nadie, dijo.
¿Hoy la naturaleza la estudiaremos, en el camino que os parece?
todos contestaron¡sí! Con gran alegría.

Jesús, mientras les enseñaba, todo cuanto había en el paso, que hasta los incestos tenía su historia, se iba aproximando a una cabaña,

donde vivía, la niña, que faltaba.
ya en la puerta les dijo a todos.
¿Sentaros todos alrededor mío, voy a preguntar por nuestra amiga, a ver qué pasa, y cuando salga os cuento vale, pero en silencio, pues no sé qué puede pasar si?
¿sí?
Así Jesús llamó a la puerta,

preguntando por Juanita.

Su madre, llorando, abrió la puerta y le explicó. ¿Juanita se muere.? De una enfermedad que de pronto le vino.
Jesús le puso la mano, en el hombro, a su madre, diciéndole. ¡no se preocupe que se pondrá bien!
y le dijo,
¿no le importa que los chicos entren, a saludarla?
La madre no se opuso, resignada, pues ya daba lo mismo, sus lágrimas no dejaba de verter.
Jesús salió fuera y les dijo a todos, ¿ahora en silencio, vamos a rodear a nuestra querida compañera y rezaremos por ella, para que así se ponga buena, que os parece.? Y todos contestaron que ¡¡sí!!

Cuando todos sus compañeros, estaban rezando alrededor de su camita.
Jesús pidió a su madre, varias clases de hierbas y flores que solo ella debería de recoger, por los alrededores de la casa.
pero afuera de la casa, apareció María, madre de Jesús.
la tomó de la mano y le ayudó a recoger todas esas flores.
ya hecho, María se brindó, ha hervirlas y desnudando a la niña, que estaba, ardiendo en fiebre,
María la froto por todo su cuerpo, y una vez hecho pidió a la madre de la niña,

que les diera unas sábanas limpias.

Envuelta en las sábanas, de la cama, se la entregó a Jesús. que besándola en la frente. Ella lo miró, y sonrió.
ya puestas las sábanas limpias.

María tomó a la niña y la puso en la cama,

tapándola bien.


María dijo a su mamá, ¿no se preocupe, que mañana estará en el colegio, sí.?
y María besó a su mamá en la frente, y eso fue un manto de relax que ella no podía ni explicar.
Así se pasó la tarde, y todos volvieron a casa de Jesús y María, donde despidieron el día.
y con las bendiciones de ellos dos, todos se fueron lo más de contentos a casa.
pues Jesús y María ellos jamás se equivocaban. Y su palabra es la fe y el amor verdadero.
Posdata, si te sientes afligida y no encuentras, compasión.
Acuérdate de Jesús y María, que ellos son la bendición.
Que reconfortará tu alma, y calmará tu dolor,
mis besos a todos.
Enrique Nieto Rubio,
Derechos reservados de autor.

DJ.DOIM.IP,OO.98.

domingo, 2 de octubre de 2022

..Entré, en el mundo de los sueños, de Enricostro(cuento)

 Entré en el mundo de los sueños

y allí vi, en la cima de la cúpula dorada, una preciosa haditá.


Ella, con sus candiles en sus manos, buscaba a un amado de mil años atrás, pues se prometieron amor del bueno entonces.

En la penumbra de la noche, entre luciérnagas encendidas.
Ella lo buscó y buscó, pero no había nadie, y el lago azul se iluminó.
¿Qué pudo pasar? La Adita se preguntó:y a las luciérnagas a dúo,
se las comió el dragón,
La hadita triste, no pudo hacer más, y seguiría buscando,
por toda la eternidad.
Un ninfa enamorado, que también paso por allí,
buscando a su hermosa ninfa, que creyó nacer allí.
De bruces los dos se dieron, y se rompieron la nariz.
Y terminaron en el suelo, que nada se veía a allí.
¡Coño que tortazo me he pegado! El Ninfa contestó:
mientras el hada se levantaba, y un chupetón que le dio,
¡a que es esto, Dios mío, que de baba me ha llenado!
¿Oye sin insultar que soy una Ninfa enamorada?
¡Me has dado un beso en los labios, que casi me dejas chupado!
¿Hay perdón? Dijo la hadita:¿si es que aquí no se ve nada, he chocado con algo gordo?
¡Oye niña sin insultar, que yo buscaba a una novia!,
y nos íbamos a casar!
¡habría que ver esa boda, con un ninfa barrigón!
así lo mismo está tu novia, gorda como un porrón!
¿Oye hadita, un respeto nada más?
que a saber qué hacías tú aquí,
qué seguro lo fea que serás?
¡ya vale de, des calificaciones!, las luciérnagas con mucho son,
iluminaron todo aquello y ya se vieron los dos.
¿Huy, lo cierto es que no eres fea, y que tipito que tienes?
¡huy, pues barrigón, tú no eres, esos bises de hombretón!
Empezaron con halagos, detrás siguió la pasión,
y al poco empezaron besos, y seguido de un amor.
Que los dos quedaron juntos,
procesándose todo su amor.
Desde entonces cambiaron de rumbo
y vivirían su pasión, en un gran valle de estrellas,
para siempre todo su amor,
y tuvieron ninfos haditos y cantaron la canción,
de la magia en los sueños, para siempre con amor.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados.

martes, 4 de agosto de 2020

..Arriba y abajo de Enricostro. cuentos


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Arriba y abajo de Enricostro.

En un tiempo donde no existían naves, algunas, y la tierra tenía dos lunas, una de ellas estaba cerquita de la tierra, tanto, tanto que las personas podían verse con solo mirar hacia abajo y los de abajo podían ver a los de arriba.


Sobre las nubes, el reino era muy grande, con seres buenos que criaban ganado y eran muy felices.

Abajo, los hombres eran malvados y siniestros, vivían entre hienas, lobos y toda clase de seres malignos.


Pero porque eran así. Cuando las lunas daban la vuelta a la tierra cada mes. se ponía delante del sol y tardaba todo un mes dejándolos sin luz alguna y quizás por eso eran tan malos, supongo.

Pasaban los años y siglos, y seguían vigilándose los unos a los otros.


Un día, en otro de estos oscuros meses. en que el tiempo se revolucionó, con grandes tormentas. El REY aquí en la tierra, un espía vio volando con la tormenta una inmensa rama de un árbol, y tuvo una idea para invadir este reino y robarles todo el ganado.


¡Majestad, ya tengo la respuesta para invadir ese reino que tanto daño nos hace a todos.!

¡bien cuéntame cuál es esa idea!

¡he visto como una gran rama de un árbol se ha revoloteado con la tormenta y ha rozado ese maldito reino!


cogeremos y haremos una cometa así se llamará, y pondremos un hombre pequeño encima y una gran cuerda muy larga que podamos amarrarla y subiremos todos los que podamos.!

¡Bien muchacho, es una buenísima idea.!

Así lo decidieron y esperaron hasta que otra gran tormenta se produjera.

Así fue soltaron la cometa, y voló tan alta, que chocó con aquella luna, el hombrecillo, soltó la cuerda, y aunque no era muy gorda, si era muy fuerte.

Por allí, subieron un gran ejército de los más malos de todos. En la noche, cuando todos dormían, salieron y mataron a cientos de personas y robaron todo el ganado, pues abajo el ganado no proliferan.

Así fue la historia de sangre y dolor, volvieron a la tierra baja, pero la soga se quedó allí arriba amarrada.

Pasaron algunos meses y algunos supervivientes, decidieron vengarse de ese holocausto.

Recogieron la cuerda, y cuando el reino se recuperó, cogieron las piedras más grandes del reino,

y se tiraron miles durante meses, bombardeando a los malos de abajo. matando a miles de personas hasta casi destruirlo todo,

y al resto los incendiaron quemando la tierra entera.


Esto produjo tal desequilibrio en la rotación de la tierra, que la gravedad por los incendios aumentó los gases de efecto invernadero y la atmósfera se hinchó y se hinchó, haciendo que la luna se desplazará hacia arriba, y en una de estas rotaciones, chocaron las dos lunas explotando, las dos,

y estrellándose contra la tierra. Esto fue tan tremendo que acabó con la tierra entera, desequilibrando la tierra y mandando millones de fragmentos y grandes rocas al espacio.


Así la tierra se oscureció durante cientos de años, evaporando todo cuanto había en la superficie del planeta. Cien mil años duró aquello. Hasta que todo se fue calmando, lloviendo días y noches durante años, y por fin un día, volvió a verse en charcas y ríos, cosas moverse y la vida volvió a resucitar, pero en este planeta, jamás volvió a tener vida inteligente, Fin.


Está visto que la tierra, la destruiremos los humanos, hasta desaparecer y jamás volverán los seres inteligentes. Como nosotros.

Enrique Nieto Rubio.

derechos reservados.

martes, 10 de marzo de 2020

..Los niños abandonados de Enricostro (cuentos)

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 sobre el año 1300. en tiempos de horror, por la miseria de las ciudades en Andalucía, cerca de córdoba por entonces. Cuando la miseria se masticaba en sus mayorías de las personas. 

Una triste familia de siete personas contando con un matrimonio de miseria. Estos decidieron adentrarse en un bosque cercano a la ciudad. Con sus cinco hijos andárón varios kilómetros hasta que la ciudad se perdía entre el follaje del bosque, en un pequeño claro en su hondura.
Ellos decidieron proponerles a los hijos jugar a esconder, diciéndoles que si los encontraban esa mañana, comerían caliente cosa que jamás pasó en ellos.
Así que así fue como los abandonaron a los cinco.
La mayor tenía 9 añitos, el hijo que le seguía en edad era de 8 años, otro 6 el siguiente 5, y el más pequeñito 2 años, que apenas si se tenía en pie. 
Ellos, los padres, solo querían vivir su vida, y hacer el amor a cada instante y claro les estorbaban los hijos.
Así que huyeron como lo que eran unos miserables.
Ya los niños eran las siete de la tarde, y empezaba a refrescar, estaban destrozados y muertos de hambre.
Decidieron echar a andar, pero como no sabían por donde, se adentraron mucho más en el bosque aquel.
Iban descalzos, con sus pies heridos, por los pinchos del bosque.  Este bosque los maltrató, todo lo que pudo y más.
Ya casi de noche, por fin, a lo lejos divisaron una cabaña. 
La mayor se fue compartiendo a la más chica, con su hermano, ya no podían más.
Arrastrándose como pudieron, consiguieron entrar en la cabaña.
Ya los cinco dentro buscaron comida, lo cual había y en abundancia, hasta leche tenía en una jarra quien fuera.
Esta cabaña, tenía un rico pan dentro de un horno calentito.
Se sentaron todos en una gran mesa y se hartaron de comer y beber leche y unos preparados de carne que había en una olla calentita, se lo comieron todo y la chiquitina se tomó dos grandes vasos de leche.
No les importó en ese momento los dolores que tenían en sus malogrados cuerpos.
Así que decidieron en una gran cama que tenía, descansar un ratito y después marcharse, ya que lo que estaban haciendo sabían que no estaba bien, pero no tenían otra.
Pero como estaban tan mal y cansados, se quedaron dormidos todos. 
A las dos horas más o menos, llego el dueño de la casa. Encendió la lamparilla de carburo, y la colgó encima de su mesa. 
Cuando se encontró toda la mesa llena de todo lo que había comido,
bueno se enojó un montón blasfemando, creyendo que eran otros cazadores.
Pero entró en el dormitorio con otra lamparilla, y en la cama vio piernas y brazos por todos lados, y en el medio la bebé sentada con dos ojos como linternas de grandes, comió tanto que no podía dormir. 
Así que la cogió y se la sacó en brazos. 
Este hombre era muy grande y robusto, con grandes barbas que daba un poco de miedo.
Se sentó en la mesa y puso a la niña encima de ella,
la examinó y la chiquilla estaba escocida de su culito y muy sucia, así que le quitó la poca ropa roída que tenía, y en su horno tiene para calentar agua, y así lo hizo.
calentó un cubo grande y la metió dentro sentándola, para disponer a comérsela, que es broma hombre. 
bueno la cría lloraba, pues les dolían sus heridas.
Ya lavada la cogió y la secó muy bien y tumbó una gran piel de oso en la mesa y allí la tumbó a la cría. él era un hombre muy inteligente, pues en sus tiempos fue un científico rarríto, que intentaba pasar desapercibido de la sociedad, Tenía unas grandes vitrinas con muchos botes llenos de potingues, bueno, él sabrá que son claro.
Tomó un bote y lo abrió con la mano, sacó de él una especie de aceites que embadurno todas las heridas de la bebé. 
La envolvió en un trapo limpio y la peque se agarró a sus barbas balbuceando palabras.
Él se echó a reír, pues vivió muchos años solo.
Así él con la bebé en brazos, picoteo algo de pan con un riquísimo queso hecho por él, y se sentó en un gran butacón que tenía en un rincón. Él lo usaba mucho para relajarse de un largo día.
Así hasta que se quedó durmiendo, con la bebé en brazos. 
Ya de madrugada, sobre las siete, la mayor despertó a todos diciéndoles: 
¿Venga que nos vamos.? Así que todos salían despacito, huyendo, pero la puerta estaba cerrada, y no podían abrir, además de su hermanita pequeña, no podían dejarla allí, pero tampoco podía quitársela a aquel gigante que dormía con ella.
El hombre aquel abrió un ojo y dijo:¡volver todos a la cama!
ellos corrieron para adentro asustados, y en la cama se acurrucaron.
sobre las nueve la mayor se levantó y sin hacer ruido limpió todo cuanto había en aquella mesa.
Ya el gigante despertó y le dijo a la chica: 
¡llama a todos.!
Así que los llamó y todos uno al lado del otro, de mayor a menor. Dijo: ¡bueno quién me va a explicar qué es esto.!
La mayor, sin darle vueltas a la historia, le dijo: ¡nuestros padres nos han abandonado en el bosque.!
Él, los miraba a todos, sucios y heridos por todos sitios, ella creía que este gigante se los comería.
El hombre dijo; ¡haber, quitaros toda la ropa! Bueno la cabaña era muy calentita, y se estaba muy bien.
así que todos se quitaron los trapajos aquellos, pero la mayor se asustó de aquello, pero no se atrevía a decir nada por sus hermanos.
y él le dijo; ¡venga y tú también.!
Así que ella solo tenía un vestido roído y sucio.
Tenía su cuerpo deplorable.
Él, tenía, una gran bañera de hierro muy antigua, que la llenó de agua calentita, le dijo a la mayor: 
Coge todas esas ropas, él abrió el horno y le dijo: a la chica, ¡echalas dentro.! Y lo quemó todo.
Cómo eran muy delgados, él dijo: ¡todos a la bañera venga.! 

Se metieron y él le echó al agua, algo de un bote, así que a la mayor la frotó él por todos lados,
y cuando estaba limpia, le preguntó: ¡cómo te llamas! Ella respondió:¡Laura.!
 ¡yo soy Juan.! 
mira como yo te he lavado, quiero que lo hagas con todos tus

 hermanos, ya que eres la mayor vale.

Él le puso una camisa suya a la mayor.
 ella aceptó sin decir nada, pues en su vida se había visto en otra. 
Media mañana allí jugando en el agua todos. Disfrutaron de lo lindo. 
Ya cuando terminaron, Juan los llamo a todos:¡si os queréis quedar aquí, tendréis que llevar unas normas! Primera os tenéis que secar muy bien cuando os lavéis y peinaros.!
¡bueno ya os diré poco a poco lo que tenéis que hacer, estáis todos de acuerdo.! ¡Sí, sí, sí.! Todos lo aprobaron.
Cuando llamo a Laura:¿tú la primera ven aquí, la tumbó en aquella gran mesa, y sacó el bote mágico, de curar, y en todas sus partes la fue untando de este frasco con un trapito, escocia un poco, pero no era nada así que le dijo:
¡ves como te lo he hecho, pues así tienes que hacérselo a todos tu hermano, menos a la peque, que ya la he mirado yo, esta mañana, y está curada del todo! Vale. ella se le abrazó tiernamente y él se estremeció.
¡Bueno haremos una cosa escuchar todos, yo voy a cazar ahora y después tendré que ir a la ciudad!
¡Cómo estáis en pelota picada, jajajaja no podréis salir, a la calle así que os quedaréis dentro vale.!
Todos estaban de acuerdo.
Juan era un buen rastreador y sabía todo de ese inmenso bosque,
así que siguió la pista por donde vinieron los niños con su perro blúquin. un gran mastín inteligentísimo.
Y por una vereda estrecha había unas huellas de huida, esta era de los padres.
Él, tomó precauciones, pues era el sendero de las víboras. Y se temió lo peor.
Un poco más allá encontró a los padres de los chicos muertos quedaron abrasados.
Pues un enjambre que allí vivían lo pisaron y les atacaron todas y fue muy rápido.
Juan regresó a por su vehículo y se marchó a la ciudad.
Los niños todos estaban jugando en la cama, que era donde mejor se estaba.
Cuando él llegó a la ciudad se dirigió a una tienda de ropa de una gran amiga de él, además de comprar siempre allí, aunque tiempos atrás tuvieron sus rozecillos amorosos, pero que nunca fueron a más. 
Cuando Carmen la tendera lo vio entrar:
¡hombre Juan que es de tu vida.!
Él le contestó:¡hasta ayer bien, hoy no sé, mira Carmen tengo cinco!
niños en casa, tres mujercitas y dos niños y los tengo que vestir:!
Carmen le dijo:¡no querías casarte conmigo, por no tener familia y ahora tienes cinco hijos, jajajajaja, jajajaja! Ella no podía parar de reír, ¡eso lo tengo que ver con mis propios ojos, jajajajaja, llévame a verlos a tu casa, para tomar medidas, jajajajja.!
Así Juan, muy serio, la miraba con ojos enojados.
Ella se tiró para sus barbas con las dos manos y le dio un gran beso en la boca mientras tiraba de él, él, se quedó pasmado.
Cuando iban para la casa, antes se llegó al cuartelillo de la policía y comunicó que en tal sitio hay dos personas muertas, en el camino de las víboras. La policía le dijo: ¡quienes son, los conoces! Él, le dijo: no, los conozco, cazaba por allí y los vi, esta mañana.  Nada más y se marcharon.
pues Juan llevaba todas las licencias al día, y era muy conocido por ellos. 
Carmen se llevó algunas ropas a cálculo. Según él le describía sus cuerpos
Cuando Carmen vio a los niños, todos limpios, dijo:¡si son preciosos! Así agarró a los cinco y los estrujo muy fuerte, Carmen era de estas tetonas y casi los asfixia.
Le dio las ropas y a la mayor le vinieron bien, los pantalones y al segundo en edad.
Más tarde les traería a los demás sus ropítas, ellos se pusieron la mar de contentos. 
Carmen le dijo a Juan:
¡quieres que los criemos entre los dos.!
Juan le dijo: que sí, y se abrazaron.
Pocos años después, se casaron y fueron muy felices, y mientras tanto los niños, vivieron su mejor infancia, pues tenían todo un bosque para jugar, aunque nunca dejaron los alrededores, de aquella hermosa cabaña.
 aprendieron a cazar y a pescar, nuestra querida Laura, Carmen la instruyó y la metió en la tienda de dependienta, a los 14 años, Carmen desde que se acopló en aquella familia, todos los días debajo de esos hermosos árboles, formó una escuela para todos así se turnaban ellos dos, para tampoco dejar la tienda, abandonada, Juan montó unos bancos y además tomó otros niños cercanos, pues él al tener estudios elevados también ejercía de profesor. y todo fue de rosas. La peque seguía agarrándose a las barbas de aquel hombretón, que con el tiempo terminaron todos llamándoles papá y mamá. fin.
Enrique Nieto Rubio.
derechos de autor. 

viernes, 29 de abril de 2016

..Lilí...una linda gatita de Enricostro.



Lilí era la gatita más linda del mundo: todos los días su Amita Alexandra la peinaba, le hacía sus, trencitas o Moñitos de colores, hasta dejarla preciosa.
Todos los días antes de salir, se dirigía al dormitorio y en el espejo del armario, acostumbraba a contemplarse... se sentía bella y feliz. 

Luego salía corriendo por la ventana de aquel palacio, saltando de poste en poste, cruzaba sobre una valla sumamente peligrosa... más la gatita era intrépida y muy lista, y lograba llegar al bosque sin problema.

Ansiosa se dirigía al arroyo, y en las cornisas del puente y debajo de los arcos, esperaba a su príncipe... un hermoso gato afelpado que la tenía loca.
Sin embargo, el gato no sentía el mismo interés; así pues, unos días se presentaba y otros simplemente no aparecía... pues era un listillo, y escurridizo galán.


Lilí se enfrentaba día a día, toda clase de peligros, para llegar hasta el lugar... pues aparte de la peligrosa valla, debía de cuidarse de unos gatos callejeros muy malos. Quienes tenían una gran cabeza y siempre estaban deseando abusar de la indefensa y delicada gatita.
Alexandra constantemente le llamaba la atención a Lilí; diciéndole; que no era prudente que se alejara de casa, y mucho menos en dirección al bosque... pues sabía que en el lugar vivían gatos vagabundos, y que la podrían dañar.

No obstante, Lilí todos los días sin excepción, después de que la acicalaba, salía presurosa al punto de reunión... por lo que a casa regresaba muy triste, cuando su amado no se presentaba o no le prestaba la misma atención.
Luego de transcurridas unas semanas, de intermitentes apariciones por parte de su príncipe, este no volvió más. Lilí infeliz, pero aun con la esperanza de volver a verlo; deprimida y ensimismada en sus pensamientos, comenzó a caminar por el bosque, sin tomar la debida precaución.
Una, tarde, cuando se disponía regresar a casa, los gatos la interceptaron... y entre todos se la disputaban; más ella, armándose de coraje, se defendió tal cual lo haría una tigresa.

La suerte estaba de su lado, pues los felinos comenzaron a pelear unos con otros, provocándose heridas importantes con las uñas y dientes afilados; mientras la pobre gatita sufría la peor parte por encontrarse en medio de la trifulca.
Cuando la disputa se encontraba en su momento más candente, aprovechó la oportunidad para salir corriendo... y fue ardua labor llegar hasta su casa, pues en medio del brutal combate había quedado completamente destrozada.
Cuando su Amita, se percató de lo sucedido, desconsolada, se echó a llorar; tomó en sus brazos a la malherida y de lodo embarrada la gatita... quien no parecía ser la aristócrata y hermosa felina que ella tanto amaba.

Alexandra se dispuso rápidamente a calentar agua; y en un cómodo recipiente... con mucho cuidado la bañó, eliminando todo rastro de tierra, hojas y sangre; luego la secó y fue curando, una a una, todas las heridas. Ese día... veló toda la noche, el sueño de su amada gatita; y asimismo, estuvo pendiente de todas sus necesidades, en los subsiguientes días.
Con el tiempo la gatita se repuso, y de nuevo su Amita la acicalaba y peinaba; haciéndole preciosos kikis, en su cabecita... Más sin importar cuánto se esmerara y que tan preciosa la dejara, la gatita ya no era feliz.
La tristeza y la apatía la consumían; no se alimentaba bien y mucho menos intentaba escapar de casa... Con suerte a veces salía al balcón, y se le podía observar con la vista perdida hacia el horizonte... era evidente que, la pobre infeliz no deseaba vivir.

Un día Alexandra, consternada ante la actitud de Lilí, le dijo:
-Por favor, no estés más triste; ya pasó todo. Jamás te he recriminado por tus salidas; y mucho menos te llamé la atención por todo lo que te sucedió, a pesar de que constantemente te advertía lo que podía pasar.
Lilí respondió:
No Amíta, no estoy triste, a causa tuya es debido al ataque de esos gatos infames. Y Me siento infeliz, porque mi príncipe, dejó de ir a mi encuentro... y yo le quiero tanto, que no imagino la vida sin él.
La Amita, interrumpiéndola, agregó:
¡Vamos anímate!
¿Te gustaría que salgamos, a pasear las dos?
Lilí aceptó con algo de desenfado, pero agradecida por tener una Amita tan dulce y preocupada de su bienestar.

Alexandra era una mujer muy astuta, pues había estado muy bien casada en reiteradas ocasiones; y cada uno de sus matrimonios había concluido por viudez... por lo que contaba con varios millones de euros en su haber.

Ella jamás concibió hijo alguno; por lo que todo cuanto tenía era para solventar los gastos y lujos, de las dos.

Así pues, para engalanar a su aristócrata gatita, tomó su correa preferida; la cual era de oro con un bello collar de diamantes.

Alexandra, días atrás, había descubierto en el ventanal de un majestuoso palacio, a un hermoso gato... más no se lo comentó a su mínima Lilí, ante el temor que esta se reusara a salir de paseo.

Por lo que discretamente guio a su gatita, para que caminara entre los barrotes, de la gran valla que rodeaba el palacio.
Su plan funcionó a las mil maravillas, pues en los escalones de mármol blanco, reposando, se encontraba el apuesto gato.

Alexandra se detuvo, simulando que uno de sus zapatos se había averiado... tiempo suficiente para que Lilí y el gato cruzaran miradas.

El lenguaje corporal del gato, fue instantáneo... pues le erizó hasta el último pelo, pujándose como una pompa; acto seguido salió corriendo hacia donde se encontraba Lilí al llegar a la valla, exclamó:

-¡Fiuuu fiuuuu! ¡Qué hermosa eres!
¿Aceptarías una invitación, para ingresar y conocer mi casa?

Lilí tímidamente alzó la mirada, como preguntándole a su Amita, si podía aceptar.

Alexandra inmediatamente soltó la cadena; y la gatita salió corriendo loca de alegría tras él... y pronto se perdieron detrás de la entrada principal.

La Amita pacientemente esperó toda la tarde; más sobre las siete... al ver que no salía; pulso el timbre de la puerta. 

Después de poco esperar, salió una empleada; y al ver a Alexandra, quien era una mujer muy guapa y forrada de joyas se sorprendió.

¿Dígame señora? ¿A quién busca?
Bueno, a nadie que viva en el lugar... buscó a mi linda gatita, a quien observé ingreso al castillo.
¿Acaso la han visto?
La mujer, encaminándose, presurosa al palacete, contestó:

-¡Espere un momento, por favor!

En breve lapso de tiempo, apareció un señor distinguido y muy apuesto... con un corte de cabello muy pulcro y singular; quien en sus brazos traía a la gatita.

¡Alexandra, al verse frente a ese hombre tan guapetón, se emocionó perdiendo hasta los bordados del vestido! ¡Jajajá!

¡Para ser honesto, debo confesar que sospecho... está Amita no llegó al lugar en busca de un gato solamente; sino de otro marido, forrado de billetes!
<Esa fue mi impresión>

Alexandra se decía para sus adentros:
¡Madre mía! ¡Qué guapo es este señorón!

El caballero, por igual, visiblemente exaltado; rápidamente se presentó:
Buenas noches, soy Enrique Villavicencio.
-Encantada de conocerle... yo soy Alexandra Alcalá.
¡El placer es mío!
Lilí les interrumpió..."Miau, miau"".

Por lo que el hombre agregó:
Imagino que esta belleza, le pertenece. ¿No es así?
-Sí, es mi amada gatita, quien se me escapó mientras paseábamos por los alrededores.

Mientras tanto, el gatito ronroneaba girando y enrollando su cola entre los pies de su amo... ansioso de que este, liberara a la gatita... o en el peor de los casos; estaba determinado a seguirlas hasta su hogar.

Más para fortuna de los mininos... sus amos parecían llevarse de maravilla; pues después de un ratito Enrique invitó a Alexandra a ingresar para conversar a gusto... y ella sin dudarlo aceptó.
Esa noche cupido hizo de las suyas, pues flechó a ambas parejas; ya que nació un bello romance entre la pareja de humanos y sus mininos.

Desde ese momento, acordaron que seguirán propiciando nuevos encuentros, en pro del bienestar de "sus gatos"; más la verdad es que fue amor a primera vista...
A partir de esa noche, compartieron momentos de infinita felicidad... todo marchaba de maravilla; a los tres meses de conocerse, ambas parejas unieron sus vidas y fueron felices para siempre.
Enrique y Alexandra jamás llegaron a extender su familia; sin embargo, la familia gatuna creció de forma considerable... agregando infinitos momentos de ternura y diversión, a sus afortunados amos.

¡Colorín colorado, este cuento de la gata Lilí y su gato enamorado, ha llegado a su fin!


Enrique Nieto Rubio
<Derechos de Autor>
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

lunes, 19 de enero de 2015

..La rana del cuento. solo para mayores.



Pepito paseaba un día, cerca de la orilla de un río; cuando de pronto... del agua algo saltó, introduciéndose, en el bolsillo de su chaqueta; más el chico de esto, no se percató.

Pepito, al llegar a casa, a la cocina, se dirigió, para prepararse su merienda; acto seguido al comedor se encaminó, y cuando estaba disponiéndose a degustar su rico emparedado, una rana atrevida encima de la mesa saltó.
El chico se llevó un inmenso susto ante su desagradable presencia, y gritó:
¡Qué asco! ¡Eres una rana!


La rana, mirándolo fijamente muy enojada, replicó:
¡Oye tú, más respeto, por favor! ¡Qué famosa soy, pues te encuentras frente a la rana del cuento!
-¡Uyyy! Pues para ser de cuento, tienes muy mal genio.
¿Sabes? Si tú me dieras un beso en los labios, en una hermosa mujer me convertiré.
-Auch! ¿En los labios? ¡Ni lo sueñes... qué asco!
La ranita volvió a preguntar: ¿Bueno quieres o no?


Pepito se sentó en la mesa... expresando que el desagrado, por ella, era tan grande; que hasta el apetito había perdido. ¡Luego exclamó!:
-Uffff! Disculpa... pero en los labios,
¿El beso que me pides, podría dártelo en la mejilla?
*¡Venga y no seas miedica! Qué cosas más desagradables hay en el mundo; que se deben de hacer... cuando algo deseamos obtener.

Pepito determinado expresó:
-¡Bueno... vale, que lo haré!
El chico incapaz de poder ocultar, la expresión de repulsión de su rostro, por semejante acción... Cerró los ojos y lentamente un beso le dio...


Y tal cual la rana predijo, en una hermosa mujer se convirtió; quien, plácidamente y sin prenda alguna, sobre la mesa reposaba.


Pepito, quien jamás imaginó que se llevaría semejante sorpresa, aunado al hecho que no esperaba contemplar el cuerpo desnudo de la chica; impresionado hacia atrás, se balanceó.


Fue tan mala su suerte, que de súbito cayó de espaldas, golpeándose fuertemente su cabeza; contra la esquina de la chimenea... y en el acto murió.

Y la chica, en ese mismo instante... en rana, de nuevo se convirtió. La pobre rana contrariada trató de ayudar a Pepito... pero este no volvió a respirar.


La ranita se lamentaba:
-¡Vaya! ¡Qué mala suerte tengo! ¡Estoy harta del agua, pero de nuevo... al río tendré que volver!

Desilusionada, por la ventana salió... y dando grandes brincos se marchó. Para llegar al arroyo, necesitaba atravesar la carretera principal; por lo que debía ser precavida, so pena de morir aplastada.


Cuando creyó que era el momento oportuno para cruzar, se impulsó dando un fuerte salto... sin embargo; sus cálculos fallaron... pues ingresó por la ventanilla de un auto, y dentro de un coche fue a parar.

Cuando el vehículo llegó a su destino, en su cochera aparcó. La rana presurosa saltó, antes de que la puerta del coche se cerrará... y junto al conductor, y sin que este se diera cuenta, a la casa ingresó.
La ranita saltó y saltó, hasta llegar a lo que parecía ser el salón principal; luego encontró unas escaleras y ella subió, encontrando de nuevo al conductor.




-¡Eyyy! ¡Oye... tú!

El hombre quien no ubicaba, de donde procedía la voz... preguntó:
¿Quién es?
-¡Soy yo, la rana! ¡¿No me ves en la cama?
¡Ahhh! Ahora te veo... en efecto eres una rana, y también puedes hablar.
-¡Sí, soy la rana del cuento! Si tú me das un beso en los labios, me convertiré en mujer.
¿Ahh si? Pues si es como dices, ven para que te bese, pues muy solo me encuentro.

El hombre, sin dudarlo, la besó, y acto seguido tendida sobre la cama; una hermosa mujer desnuda, ante él apareció.


El hombre que no era de buen corazón, carente de escrúpulos, al verla... le dijo:¡Ven para acá, que de ahora en adelante serás mía, y haré contigo lo que me venga en gana!

La pobre infeliz, al ver que el hombre era un bruto y que la destrozaría, salió despavorida corriendo; gritando que prefería continuar su vida como una rana, a tener que soportar a un "hombre"; que no sabía respetar a una mujer.

El hombre la persiguió, pero ella logró escapar por la puerta trasera; más al llegar al jardín.


La ranita inconsolable lloraba, y se lamentaba:
¡Qué mala suerte tengo! Jamás encontraré, al hombre indicado; pues cada vez que... ante ellos me presento, no demuestran interés en conocerme, y me faltan al respeto de forma vil.

Pasados unos minutos, y repuesta del susto que se llevó, comenzó a saltar explorando los alrededores.


La suerte de la desdichada rana, ese día, no estaba del todo en su contra, puesto que el sol era abrumador y encontró un hermoso parque, y en su fuente a gusto se bañó.

Cuando se disponía a salir del agua, observó a un chico, quien se encontraba sentado en una banca. Él parecía estar muy triste...
Como ella era de muy buen corazón, no pudo evitar dar un brinco sobre la rama de un pequeño arbusto; y acercándose a él se dirigió:
-¡Hola! ¿Cómo te llamas?
La rana tuvo que llamar su atención, en varias oportunidades; pues, él se encontraba absorto, en sus pensamientos...
.

-Bueno, yo soy una rana. ¿No me ves?


El chico de nueva cuenta, cabizbajo y sin observar de quién se trataba, solamente dijo:
¡Ahhh! Bien por ti!
-¿Por qué me dices eso? ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan triste?
¡Es que mi novia, a quien con tanto respeto y amor, por año!
s he brindado; hoy me ha llamado, para decirme que nuestra relación ha terminado.
-Lamento mucho lo que te sucede... externó la ranita.

En ese momento el chico se percató, de que no había ninguna persona cerca de él; así que volviendo su mirada... a nadie encontró.


La ranita, de nueva cuenta, llamó su atención, y cuando él por fin la descubrió, expresó:
¡Ohhh! ¡De verdad, eres una rana, y además puedes hablar!
-¡Sí... soy la rana del cuento! Y si me besas, en los labios, en mujer, me convertiré.
Ahhh ¿Sí? Pensé que eso, solamente sucedía en los cuentos de fantasía.
-¿Sabes? Eso piensan muchos... pero la verdad es que, en mi caso, es una realidad.
¿Entonces si te doy un beso, te convertirías en mujer?
-¡Sí! Pero aquí no podemos, porque cuando me transformo, aparezco desnuda.

El chico, después de reflexionar por un momento, le preguntó:
¿Qué sucederá después de besarte?
-Si me das un beso, tendrías que casarte conmigo, y jamás podrías serme infiel; pues si lo haces terminarás convirtiéndote en rana también.



El joven volvió a quedar en silencio, por lo que la rana insistente, preguntó:
Dime... ¿Lo harías?

Estuardo se quedó observándola por breves segundos, y luego exclamó:
¡Pero con esa bocota tan grande que tienes... y esa piel tan rugosa, no creo que seas muy guapa! jájájá!
La ranita, algo molesta, porque era algo vanidosa, respondió:
-¡Tienes razón...no soy la más guapa! Pero sin duda alguna, soy la más hermosa de las mujeres; ya verás que te sorprenderás.

Estuardo en ese momento, le pidió que no había razón para que se enfadara, pues la pregunta acerca de su belleza, había sido en broma; pues para él, lo único valioso de una mujer, es que fuese una persona poseedora de grandes virtudes.

La ranita, al escuchar al chico, se sintió más que feliz y presurosa, le dijo:
-Sé que no es correcto vanagloriarse a una misma; pero segura estoy que cumpliré con los requisitos, que aspiras en una mujer, así pues... ¿Qué estamos esperando?
¡No perdamos más el tiempo, que ansío pronto puedas conocerme!

El chico divertido sonrió, y aceptó la proposición de la ranita... extendió delicadamente la mano para alzarla; más ella de un brinco a uno de sus dedos se sujetó.

Durante su recorrido, Estuardo, para sus adentros, pensaba, que todo lo que estaba sucediendo, era tan solo un sueño; caso contrario... estaría en grandes problemas; pues seguramente el rompimiento con su novia, le estaba causando alucinaciones.

Pasados quince minutos, Estuardo ingresó en un amplio terreno, y con la luz de la luna se podía observar amplios jardines, exquisitamente diseñados...

Todo el trayecto del camino, estaba bordeado de grandes y frondosos árboles... y a lo lejos se divisaba una casa espectacular.



Ahora quien creía estar soñando era la ranita; pues aparentemente el chico, aparte de bien parecido, era un hombre inteligente, y muy trabajador.
Tan pronto llegaron a casa, Estuardo subió directo a su habitación, y la cubrió con una sábana.
Luego le dijo:

¡Bueno, ranita... asoma el piquito, que te daré el beso que tanto ansías! jájájá!
-Puedes reír o burlarte, de mí, cuánto desees, más te prometo que serás tú, quién después de conocerme... ¡Loquito por mí estarás!

Estuardo sonriendo nuevamente, se acercó a la rana, y un dulce beso en sus labios estampo.

Para su sorpresa, en el acto una hermosa jovencita arropada en medio de sábanas, como por arte de magia, frente a sus ojos apareció.

Esa noche la pasaron en vela; compartieron una cena deliciosa, conversaron y bailaron hasta el amanecer.
Estuardo demostró respeto por la joven en todo momento; cuando decidieron retirarse a descansar, él la condujo a una alcoba, en la cual ella tuviese completa privacidad.

Luego de que ambos descansaron; el chico la llevó de compras, para adquirir todo lo que la joven necesitaba, para iniciar con su nueva vida.

Estuardo cada día, se sentía mucho más atraído por la chica; así que decidió saldrían de vacaciones, y así contar con el tiempo necesario, para conocerse mejor.

Como la pareja de enamorados, compartían los mismos principios y valores, aunado al hecho que ambos gustaban del deporte, bailar, acampar, et. él... terminaron profundamente enamorados.

Bastaron unos pocos meses de convivencia, para que Estuardo sorprendiera a la chiquilla, con una cena romántica; la cual hizo preparar en un íntimo restaurante, cerquita del parque, donde se conocieron... propuesta que la joven, felizmente aceptó.

Isabela, que era el nombre de la joven, jamás a su amado le confesó, el motivo por el cual... ella había recibido el castigo de ser una rana... Más él, como todo un caballero y por delicadeza, nunca se lo cuestionó. Además, al chico poco le importaba, su pasado.
No obstante, siempre tuvo presente la advertencia de su amada Isabela; en cuanto a que, el engaño o traición...es un error que, muchas veces, nos conlleva vivir y afrontar consecuencias dolorosas. En el caso específico de nuestro amigo Estuardo, hubiese sido convertirse en el próximo. ¡"Sapo del cuento!




Colorín, colorado... este cuento ha terminado; porque como acontece en toda bella historia de amor; el drama de la ranita ha terminado; pues los chicos se casaron, tuvieron hijos hermosos; y fueron felices para siempre.

-Fin-



Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Camara.

domingo, 2 de noviembre de 2014

..Jonathan, en el prado de acampada de Enricostro.

Jonathan es un niño de doce años encantador y extrovertido, a quien le gustan las actividades al aire libre.


Así pues, un día, decidió, conjuntamente con sus amigos, irse de campamento a un campo inmenso, en el cual abundaban las margaritas y muchas especies de coloridas y hermosas flores.


Durante el día se la pasaron jugando a la pelota y escondite.

Ya cansados, a media tarde dispusieron tumbarse en la pradera; para observar a los pajarillos, revolotear, en busca de apostarse cerca de un frondoso árbol, que se encontraba cerca de ellos.

También contaron la suerte, de observar a miles de mariposas migrando de forma masiva; quienes parecían sentirse tan libres y felices como los chicos en ese momento.


Había avecillas de diferentes especies, tales como jilgueros, petirrojos, ruiseñores, periquitos, las cuales entonaban hermosas melodías... era todo maravilloso... aunque por momentos su cantar era ensordecedor.


Entrada la noche encendieron una linda fogata, y se prepararon unos deliciosos pinchos, los cuales degustaron con una exquisita ensalada fría de papa.

Ya entrada la noche, ingresaron a su tienda de campaña, encendieron una lámpara de queroseno y se sentaron alrededor, mientras nuestro buen anfitrión, Jonathan, sacó de su mochila el libro, "Una historia en el espacio"; el cual los dejó en rotundo silencio a los presentes... pues tenía una portada con cuero labrado y un ojo en movimiento, que parecía ser de otro mundo.

Jonathan se sentó sobre una roca, para así llamar la atención de todos... y comenzó a narrar la historia de marcianos que invaden la tierra... todos estaban fascinados. El relato duró por más de dos horas, pero el tiempo se les había ido volando... pues era algo escalofriante pero emocionante a la vez, y esperaban ansiosos de saber cómo terminaría.

De pronto se escuchó un fuerte estruendo, se iluminó el cielo... y al salir, se percataron que venía bajando una gran nave, la cual se posó al lado de su campamento. Acto seguido descendieron unos pequeños hombrecillos, de cabezas y ojos muy grandes e iluminados.

El marciano, que estaba al mando, les preguntó:
-¿Os gustaría dar un paseo en nuestro platillo?

Los niños, un tanto temerosos, pero alucinados por la historia que recién habían terminado de escuchar, al unísono respondieron:
-¡Sí! ¡Sí! ¡Claro que sí!
Bueno, pues entonces... ¡No se diga más! ¡A subir todos a bordo!


La nave se elevó con la rapidez con la cual había descendido. 

Se dirigieron hacia el infinito, empleando una velocidad supersónica; misma que parecía encoger el espacio-tiempo... surcaron cielos y mares, dándole varias vueltas a la tierra.

Los pequeños aventureros, extasiados, observaban absortos desde una gran ventana... pues relativamente en lapsos cortos de tiempo y en repetidas ocasiones... admiraron la tierra de día y de noche.


Se maravillaron con el paisaje, en el cual se contemplaba de forma magistral sus montañas cubiertas de nieve, volcanes y valles colosales, hermosos lagos y ríos... y la inmensidad del océano.

Horas más tarde, los marcianos los devolvieron al campamento, no sin antes preguntarles si, al día siguiente, deseaban ir a conocer su planeta. 



Los niños nuevamente, más que seducidos, expresaron que les encantaría y los esperarían con ansias. 
 No obstante, Jonathan, un tanto atrevido, les preguntó, si era posible no bajarse del platillo y quedarse a dormir en el lugar.
El marciano esbozo una leve sonrisa, y consintió en su deseo, diciendo:
-Bueno, seréis nuestros invitados de honor; por lo que os daremos vuestras cámaras individuales para que podáis descansar con propiedad.

¡Siiiiiii! Exclamaron los pequeños, ingresando cada uno a su espacio... y como se encontraban exhaustos, pronto se quedaron dormidos.

El platillo, en esta ocasión, se dirigió en dirección de una inmensa estrella, que allí estaba su planeta. A la velocidad de la luz... tan distante, qué imposible es divisar desde la tierra.

La nave ha descendido en un planeta, tres veces más grande que la tierra; el cual está blindado por una cúpula de cristal... o al menos eso parece, y está rodeado por varios soles. Es un mundo de fantasía... pues todo es majestuoso y colosal.

Cuando los niños despertaron, corrieron hacia las ventanas y se deslumbraron con tanta belleza. 

No hay construcciones de ladrillo, cables, et, et, todos son de cristal... y solamente son seis rascacielos inmensos... todos ellos conectados entre sí, por enormes pasadizos del mismo material.

En el interior de cada rascacielos, podían observar trenes transparentes con miles de seres, viajando cientos de kilómetros... y recorriendo las grandes ciudades, o sea los otros rascacielos; los cuales se encuentran rodeados por inmensos parques y bosques, donde los marcianos pasean y se divierten.

En este planeta también sus ocupantes, tienen mascotas... solamente que con el cuello muy largo y con la habilidad de conversar.

Los niños están tan felices, jugando y disfrutando de lugar, que poco o nada les ha importado, que llevan días fuera de su hogar... y en lo que menos piensan es en regresar.

En la tierra, los monitores del campamento, al constatar que los niños han desaparecido, han dado aviso a sus padres y a las autoridades. Se ha realizado una investigación y rastreo de gran envergadura, y no se explican cómo es posible no encontrar una sola huella, que les indique la dirección a donde los niños pudiesen haberse dirigido.

Lo único que han encontrado es un gran círculo de maleza quemado. Más como los niños eran muy conocidos en la comunidad, todos los vecinos se han organizado para salir a buscar en el bosque y barrer metro por metro... hasta encontrarlos.

La multitud de personas era tan grande, que desde lejos parecían luciérnagas en el bosque...de pronto un hombre, señalando al cielo, ha comenzado a gritar:
-¡Mirad... mirad! ¡Es un platillo volador!

La nave bajó lentamente, luciendo en todo su esplendor su tamaño, con parpadeantes luces de colores.

Algunos de los presentes han huido, despavoridos, mientras que otros extasiados y casi hipnotizados... solamente se han apartado un tanto, para no ser quemados con la gran estela de fuego que de la nave viene emanando.

Cuando por fin ha posado en la tierra, se ha abierto una puerta, de la cual se ha extendido una escalera, por la cual han descendido los pequeños; quienes agradecidos se han despedido de sus amigos los marcianitos. 

Los extraterrestres, a su vez, les han prometido que para sus próximas vacaciones...de nuevo les visitarán, para llevarlos de vuelta a su planeta.

Los padres de los chicos los han recibido, entre lágrimas de felicidad y regañinas... pero sintiéndose bendecidos de tenerlos nuevamente entre sus brazos... y agradecidos para sus adentros...de la increíble aventura que sus hijos tuvieron la oportunidad de experimentar.


Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados de autor.
Colabora en imagen.
 Silvia Regina Cossio Camara.