En esta granja tan bonita,
acercándose el atardecer,
mientras el sol iba bajando,
y el trigo, se iba dorando a su vez.
Unas nubes travesera,
Pasaban delante de él.
Para hacer aún más bello,
ese hermoso atardecer.
Así las flores del campo,
le miran por última vez.
Que mañana será otro día.
con su hermoso amanecer.
Enrique Nieto Rubio.
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y no tengas nada más que decir.
Aunque tú me hallas visto,
dirás, pues yo no te vi.
Cuando este ya todo hablado.
y por falta de motivos,
ya no puedas decir nada más.
te darás la media vuelta,
y seguro llorarás.
Y cuando estés en tu casita,
sentada en tu sillón,
te vendrán bellos momentos,
de como fue nuestro amor.
Y si ves televisión,
para quererme olvidar,
te correrán esas lágrimas,
que no quisiste soltar.
Te lo digo por qué sí,
porque ami ya me paso,
y muchos días de angustias.
pensando en nuestro amor.
Enrique Nieto Rubio.
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IM.P.DODC.IP,DD.
Que es de ti, en este día perdido.
Que aunque solo sea un día,
yo siempre estaré contigo.
Un día más en la tristeza,
ya sin saber de ti,
rodeándote de nobleza,
mi amor sigue viviendo sin ti.
Qué sello de cuantas cosas,
que mi mente piensa de ti,
pero seguro devén de ser hermosas,
pues me siento sonreír.
Hoy es de los días inquietos,
de soledad intranquila,
que quisiera ser gaviota,
y volar muy alto mi vida,
y poder verte feliz,
paseando por tu vida.
Y que me siguieras recordando,
para tranquilizar, mi energía.
y quedarme plácidamente feliz,
sabiendo que tú no me olvidas.
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Enrique Nieto Rubio
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ID. R. DODC. II. VI.
Ya no puedo recordar,
la noche en que te bese,
solo creo que fue un sueño,
un sueño del ayer.
Sé que sigues aquí conmigo,
pega dita a mi querer,
pero te siento tan en el olvido,
que no noto tu querer.
Hoy el tiempo mucho ha caminado,
se me escondió aquel temor,
de sentirte a mi lado,
se me encogió el corazón.
Quisiera tenerte viva,
como la primera vez,
en que decías, que me querías,
y yo me sentía como un rey.
Son cosas que tiene el amor,
cuando este es verdadero,
que un suspiro hace una flor,
y un beso un te quiero.
Que sé que vives en mí,
eso lo puedo jurar,
aunque ya no estemos unidos,
por este cordón umbilical.
Enrique Nieto Rubio.
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El amor a este mundo,
El amor a este mundo,
todos le debiéramos de tener,
para que nuestro bendito suelo,
Nos diéra amor y placer.
Pero como maltratadores,
lo quemamos sin piedad,
ensuciamos los océanos,
total que más nos da.
El amor de nuestro mundo,
todos lo debiéramos de adorar,
porque si así no lo hacemos,
este se vengará.
Es lo mismo que el querer,
siempre lo has de cuidar,
pues si así no lo hicieras,
de seguro se marchará.
Es como el que tiene un niño,
siempre lo has de alimentar,
más si un solo día no lo hicieras,
este se morirá.
Lo mismo que los rosales,
si los dejas de regar,
sus rosas saldrán mustia,
y después se secarán.
Enrique Nieto Rubio.
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Allí sentada está la abuela,
y mirando por la ventana,
esperando a su marido,
que se fue de madrugada.
Él se toma una copita,
antes de volver a casa,
y charla con sus amigos,
de cosas de otras muchachas.
Aunque todo es en la amistad,
para entretenerse un ratito,
juega al dominó unas partidas,
y se marcha despacito.
Su gatito que es simplón,
pendiente está de su amito,
que lo presiente todos los días,
y siempre en el mismo sitio.
El abuelo ya se acerca,
por esa calle empedrada,
y el gato que lo oye subir,
con sus orejitas veladas.
Ya se oye por la puerta,
ya entra este señor,
le da un beso a la abuela,
que la quiere con pasión.
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Pensamientos de una esposa,
Juno, Diosa enamorada,
mi adorado Júpiter, que ya impaciente me tienes.
En este hermoso día, lleno de luz y hermosura,
que hoy has puesto para mí.
Ya veo tus caballos, ay mi amor,
y mi corazón está latiendo, por este nuevo regreso,
es como si mi corazón quisiera salirse,
y echar tras de ti.
Mi querido Y amado, ya oigo los truenos del limbo,
pues todo retumba y sé que pronto llegarás.
O amado mío, el viento se hace fuerte,
y mis lazos vuelan con él.
Ya noto tus caricias, que me arropan con el viento,
y mi sentir, parece explosionar de impaciencia.
Sí, mi amor, Júpiter, vuelve pronto, llega ya,
que mis cadenas se derriten, por esta espera sin más.
Vuelve pronto, cielo mío, que tu luz resplandece,
y es porque ya te siento conmigo.
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Hoy me siento solo y triste,
con esta penumbra, luz de esta vela maldita,
que no me deja pensar
Sentado en este rincón,
Intento leer este libro,
pero cuando miro por esta ventana,
solitaria, lluviosa y desoladora,
se me parte el alma, pues solo pienso en ti.
Si pudiera volar hasta tu rinconcíto,
qué seguro es más acogedor que este.
Mis ojos, solo ven, esas gotas de lluvia,
que no me apartan de ti,
y este libro, que intenta distraerme de tu amor.
Pero no lo conseguirá, porque mi mente,
ya salió de estas cuatro paredes oscuras,
y ya viaja hasta ti, esperando, que me acojas,
en tus brazos, y que me hagas muy feliz.
Ya, te imagino, dándonos besos apasionados,
y cogidos, de la mano. Ahora si soy feliz.
Enrique Nieto Rubio.
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cuando me haga más mayor,
y ya no pueda recordarte,
y no me queden lágrimas para llorar.
ten por seguro mi vida,
que dentro de mí, tú estarás.
Cuando sea más viejito, y no pueda caminar,
yo seguiré tus pasos, en este, mi soñar.
Solo le pido a Dios, tu cara, poder recordar.
Esa carita de besos, y que tú me dabas,
mucho tiempo a tras.
Más si llegara a no recordarte,
esos ojos tan bonitos,
esos labios de marfil,
y esa sonrisa tuya, si me quisiera morir.
Piensa, pues cariño mío,
piensa, si me distes lo mejor,
que no sirviera de nada,
eso sería lo peor,
que a mi muerte le pasara.
Hoy vuelvo a recordar,
el amor, que me tenías,
y eso nunca se olvidará,
pues tú fuiste mi alegría,
y esas ganas de soñar,
que me dabas día, a día.
Yo te esperaré en esta,
o en la otra, vida.
Enrique Nieto Rubio
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Qué mis pensamientos son tuyos, eso lo sabes bien.
que mi sentir castigado, ese se muere por ti.
Por qué se abre mi corazón, siempre que pienso en ti,
inundándome de amor, sin tenerte junto a mí.
Por qué los sentimientos nunca mueren.
Por qué el cielo es azul, cada vez que busco,
y te veo brillar, como la primera vez.
Por qué cuando miro hacia atrás,
te veo siempre hermosa, y te quiero desear.
Porque mirando el pasado,
siempre estás en mi presente,
porque no entiendo de cosas bellas,
si no las puedo tocar.
Será que el alma nuestra, nunca se pudo juntar,
y entonces, dime por qué nunca estás junto a mí,
sí me paso días enteros, queriéndote solo a ti.
Y cuando miro a los cielos y veo una estrella fugaz,
pienso que eres tú, que no me quieres mirar.
Que cuántas cosas yo pienso, en una noche estrellada,
viviendo en este universo,
preguntándome, dónde estás amada.
hoy partiré a mi silencio, sin reproches ni bobadas.
empezando de nuevo, recordando una velada,
del día en que estuvimos, amándonos de madrugada.
Enrique Nieto Rubio,
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te amo,
Quisiera estar por ti,
Cuando todo va mal, quisiéramos huir de todo,
evadirnos del mundo
Huir, a donde el destino no nos recuerde,
donde las penas no lleguen.
hacia la niebla, para que nada nos alcance,
ese dolor que nos ahoga, que nos asfixia,
ese dolor que no nos deja llorar siquiera.
Cuando todo va mal, las alegrías se convierten en penas,
los gestos en lágrimas y ellas te ahogan en uno.
Es cuando todo va mal, te hace sentir como un trapo viejo,
quieres huir del tiempo, y no mirar hacia atrás,
pero el tiempo se pasa, y mientras mueres en tu soñar.
Ya el tiempo se fue, nada quieres recordar,
y los años también, de que te sirvió llorar.
Ahora todo pasó, y la vida también,
recordando todo lo bueno, que pudiste, y que no fue.
Ahora recuerdas eso, y lo que se dejó ayer,
pero solo cae una lágrima, y quisieras volver.
Pero ya no se puede, y te preguntas por qué,
si cambiarlo no quisiste, y ahora lo quieres hacer.
Mejor es no recordar, lo que dejamos ayer,
eso que fue un soñar, y que ahora nada lo es.
Pues ya el tiempo pasó, y el mundo se fue con él.
Los años ya te atraparon, sin escaparte, pues,
y solo te queda ese haciento y nada puedes hacer,
solo lloras en silencio, de lo que pudo y nunca fue.
Cuando sin querer te leía
la esencia de aquel ayer,
las lágrimas se me caían,
al recordarte mujer.
Qué cosa paso aquel día,
cuando marchaste de mí,
seguro y no fue tontería,
pues jamás supe de ti.
Una rosa te entregaba,
eso seguro fue así.
Pudo ser esa espiníta,
la que te alejo de mí.
Hoy tú me recordaste,
lo hermoso que fue vivir,
rodeado de tus besos,
que siguen pegados en mí.
Pero sabes que aún te quiero,
aunque estés lejos de mí.
Enrique Nieto Rubio.
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