En
unos tiempos donde la guerra era sanguinaria, las bombas llovían a
mares en las ciudades.
matando
miles de niños, tanto en sus casas, como en los colegios, aquello
era el horror más grande
nunca vivido.
Dios lloró tanto
desde los cielos, que sus lágrimas cayeron
en la tierra entera, pues fue muy doloroso para él.
Y a
su llanto la tierra entera se oscureció. Todo se
convirtió en gris, las plantas, los árboles, las
flores, todo era gris.
El
mundo entero cayó en
una depresión tremenda. La belleza del mundo se
nubló, convirtiéndose todo en este color.
ya
nadie era feliz los vecinos se pegaban
los
hermanos se mataban, los pueblos se odiaban, todos eran malos.
Nadie
se querían.
una
madre tenía un hijo porque lo tenía que
tener, el amor se apagó, el sexo no tenía sentido,
nadie era feliz.
todo
daba lo mismo.
la
sangre en las calles brotaba y no pasaba nada.
así acabó la
guerra y todo seguía igual,
todos
se pegaban, los papás se mataban y nadie lloraba, comían porque
tenían que comer, pero les daba lo mismo.
así pasaron
los años y años, ya nadie lloraba la pérdida de
un ser querido, pues nadie se quería.
Los
niños quedaban abandonados en los hospitales, y en los parques, sin
que nadie les ayudaran,
y
muchos hasta morían de hambre.
Un
día empezó a llover
y llover, pero
cuando
escampaba todos salían a ver el arco iris, que era lo único
que tenía su
color,
en
todo el mundo.
Cosa
extraña, las personas que lo miraban sonreían, esto se daba en
todo el mundo.
Ya
las enfermedades por los cadáveres que nadie enterraban, eran
muchas. Los gobiernos no hacían nada,
pues
todo parecía normal, así el mundo entero se moría.
Un
día Antonio, un niño de ocho años, estaba en la cima de una montaña
desnutrido
y con sus ojitos que apenas si veía,
a
causa de las infecciones de todo lo malo que había ya en la tierra.
Este
portaba un tirachinas y
una mañana fría y triste, estaba sentado en esta cima, ya
casi moribundo, y desnudo.
Entonces
empezó a llover intensamente, que hasta las gotas dañaba su
piel.
Todas
las personas salieron a ver
la lluvia, muchos morían, pues el agua que les caía estaba a
bajo cero grados,
con el frío, así de pronto, escampó y salió otra vez
el arco iris.
El
niño Antonio se dio cuenta de que todos sonreían y en
su último aliento
cogió una china, la puso en su paleta y la lanzó,
con
toda la fuerza que le quedaba, contra el arco iris, dándole al
color
naranja.
Este explosionó provocando
un gran estruendo,
y
reventando todo el arco iris. Entonces empezó a llover
intensamente, lluvia de colores, en toda la tierra llovía
estas gotas.
La
tierra entera se llenó de chispas de
colores, todos alucinaban.
las
personas empiezan a cambiar,
ya se saludaban, se abrazaban y se besaban todos.
La
tierra entera se iluminó.
Las
personas ya hacían cosas, con mucha pasión, recogían a los muertos,
limpiaban,
hacían de todo, en las ciudades. Como si todo hubiera sido un
sueño o una pesadilla.
Cuando
la tierra embebió el agua de colores, las plantas
volvieron a tener sus bellos colores.
Sus flores hermosas y los árboles sus
frutas.
Entonces
todo se iluminó saliendo
un sol radiante.
¿Pero
qué paso con Antonio.?
El
pobre Antonio no pudo celebrar nada, su cuerpo quedó tendido
en aquel monte desnudo completamente, pero su cuerpo se había
convertido en una estatua, de colores hermosos.
Y
su rostro quedó mirando
hacia el cielo, sonriendo, y con su tirachinas en la mano
derecha.
Así
lo recogieron y entre muchas personas, lo pusieron en la plaza
mayor, en el centro de la ciudad.
Pues
todos creían que él era
el salvador del mundo y así fue.
Lo
extraño fue, que esta estatua se apareció, a la vez, en todas
las ciudades y pueblos de todo el mundo.
Ya
las personas se querían y se ayudaban y se respetaban todos, y ya jamás hubo una guerra.
Enrique Nieto Rubio.
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