martes, 24 de junio de 2014

.La Loba. solo para mayores de Enricostro.




La loba es una chica muy bella y hermosa, como no hay otra, ya con doce años su padrastro la violaba constantemente, lo hacía con dulzura pero la violaba.
Ella se fue acostumbrando a ello, pues no había ninguna clase de violencia, más se lo pasaba bien y disfrutaba mucho. Pero el tiempo fue pasando.

Ya en el colegio, ella se iba dando cuenta de las cosas, y sintiéndose culpable se preguntaba:
¿Por qué mi padrastro, me hace el amor?




Un día ella contrajo una enfermedad venérea, y su madre la llevó a el ginecólogo; este le hizo algunas preguntas, como por ejemplo:
¿Tienes relaciones con algún chico?
- ¡No! Afirmaba con timidez.

El doctor no se lo creía en absoluto; pero bueno, nada podía hacer; así pues, solamente le dio un tratamiento.

Al poco tiempo la madre comenzó a sentirse mal; y después de acudir al ginecólogo, le informaron que también tenía la misma enfermedad.


La madre marchó a casa y se lo comentó a su hija. ¡Hija, tengo lo mismo que tú!

La niña se marchó corriendo a su habitación; y la madre fue tras ella, para que le diera una explicación.

Al presionarla un poco, la niña le confesó:
¡Mi padrastro, se acuesta conmigo desde hace mucho tiempo!


¡Qué!
¡Sí... mamá!

Cuando llegó el hombre a la casa, tuvieron una muy gorda; pues la madre de Carmina le reclamó de todo.


¡Eres un putero! ¿Con cuántas mujeres lo haces y por qué tuviste que violar a la niña? ¡Eres un cerdo!

Este se puso también como loco, y empezaron a pegarse.

Carmina se tiró encima, arañándole la cara; él de un golpe la tiró contra el paragüero, dejándola inconsciente. A la madre le dio tal paliza, que la dejó medio muerta.


Llevó a Carmina a su dormitorio rasgándole toda la ropa y la dejó completamente desnuda.
Ella se resistía, pero él era muy fuerte, y la golpeaba una y otra vez... ya consumado el acto le dijo:
¡Zorra asquerosa!

La dejó tumbada en la cama, Carmina, ensangrentada por los golpes, fue arrastrándose por el pasillo; bajó las escaleras a rastras y se dirigió a su madre.

La madre estaba inconsciente.

El infeliz estaba en el baño, arreglándose para irse a putear; pues era lo único que sabía hacer.

Estaba con la madre de Carmina, porque era la adinerada.

La jovencita se repuso como pudo, pero se volvió a desmayar. El tan flamenco se marchó como si nada, no le importó la chica.

Ya tarde, muy tarde; se despertó Carmina con todo el cuerpo dolorido, y vio que la madre había muerto.



Ella juró vengarse de todos los hombres.
Se dirigió al sótano, allí había un libro sagrado con las pastas de cuero, labrado con una cruz boca abajo... en oro.

El canto del libro también era en oro, muy gordo y grande; ella lo había visto, cuando tenía siete años, era de su bisabuela.

La casa de la abuela, era muy grande y muy antigua.

Carmina llamó a la policía, quienes llegaron con dos ambulancias. Las llevaron al hospital.

A los quince días, Carmina, ya repuesta, marchó a casa con su abuela, que estuvo todos los días con ella en el hospital. Al salir han debido enterrar a su madre.

La chiquilla lloró mucho en los brazos de su abuela. Al padrastro no lo han cogido todavía.

Carmina ha ido a ver la tumba de su madre. Después de limpiar y adornar, ha marchado para casa con la limusina y su chofer.


Al llegar, ha bajado al sótano, y cogió el libro; lo ha subido arriba... y fue al aposento de su abuela, preguntando:
¿Abuela, que me puedes contar de este libro?

La abuela cogió el libro con las dos manos, y besándole la palma de la mano a la niña, la invitó a sentarse, y le dijo:

¡Por supuesto que sí! Este libro era de mi madre.

Entre nosotras, se creía que era bruja... bueno, creo que un poco lo era.

Pues se casó seis veces. Siempre se le morían los maridos, y todos en la cama. ¡Ya sabes!


Pero mi padre, o sea tu abuelo; no murió en la cama. ¡No vayas a pensar eso! Tuvo un accidente en la mina.
Era el encargado del lugar, y cuando fue a rescatar a unos mineros, que habían quedado atrapados; él también se quedó allí... pues se derrumbó todo.

Mi madre perdió un poco la cabeza, pero era muy joven todavía. Con el tiempo se repuso, pero como era tan bella... así como tú; delgadita y alta. ¡Era muy elegante, una gran señora!

Y no es porque fuera mi madre, pero por aquel tiempo todos los hombres la cortejaban; ella se entregaba locamente al amor, era incansable... así era que se los cargaba.



El último marido que tuvo era muy borracho, aunque con muchísimo dinero; este era tan bruto que haciendo el amor; un día casi la ahoga. Él se excitaba de esa manera, pero mi madre llegó a cogerle miedo.
Un día, mi madre le dijo que jugarían a un juego; este estaba tan borracho, que se dejó hacer de todo. Ella lo amarró en la cama y se ha subido en lo alto. ¡Le hizo de todo!

Él con esa cara de idiota... ¡Lo tenías que ver! Se le caía hasta la baba. Mi madre le tenía asco, ese día se lo tiró... día y noche, sin parar; haciéndole el amor. Lo hizo tantas veces seguidas, que lo mató de un infarto... pues él estaba muy gordo.

Pero bueno... ¿Qué quieres de este libro? Y abriéndolo por el medio y le dijo: ¡Este libro está embrujado!


¿De veras?
¡Sí! Es muy peligroso, a mi madre la ingresaron aquel día, en un manicomio... y al poco tiempo murió.

Carmina exclamó: ¡Pobre abuela! Con lo bella que era.

Pero tu niña no sabes lo peor; por las calles de Londres se dice que tu abuela resucitó; y está en las calles deambulando, y entrando en todos los cabarets de allí.

Carmina cogió el libro, y se marchó al desván del sótano; ha leído un conjuro... este empezó por la loba.

ella no sabía de qué se trataba, pero el caso es que, este conjuro una vez empezado, no podrías dejarlo. Ella empezó a leerlo, y la verdad era que no tenía sentido; solo palabras sueltas. La chica se cansó y lo dejó en la silla.

Subió al comedor para compartir la cena con su abuela, después se acostó. Tuvo muchas pesadillas esa noche.

También soñó con su madre, quien se le apareció con los ojos amoratados; con un vestido de seda, todo lleno de sangre... la despertó y le dijo:


¡Hija mía, ten cuidado el malvado volverá!
Carmina aterrorizada se escondió debajo las sábanas, y se quedó dormida.

Eran sobre las cuatro de la mañana, cuando alguien entró en la casa; subió a su dormitorio y despacio sin que ella se diera cuenta, la había amarrado a la cama, de pies y manos.

La amordazó con las piernas abiertas; le cortó toda la ropa y la violó una y otra vez.

Ella no podía gritar, este le dio hasta grandes bocados en sus pechos, causándole grandes heridas.

Le dejó casi un pezón colgando... era su padrastro.

Ya cuando se hubo ensañado con ella, se marchó por donde vino.

Al día siguiente, la criada, cuando vio que Carmina, no se levantaba, entró en su dormitorio y dio, un grito de muerte.
¡Ayyyyyyyyy!

La abuela salió corriendo, preguntando:

¿Qué ha pasado?

¡La niña! ¡La niña! ¡La niña!

La abuela se dirigió corriendo al dormitorio de la chica y horrorizada exclamaba:

¡Hay mi niña! ¡Mi niña! ¡Dios mío!
¿Qué le han hecho a mi niña?


La abuela la desató, y Carmina se abrazó a su abuela diciéndole:
¡Abuela no pasa nada! ¡No llores más!

La joven se repuso, y se fue a la ducha. Después de bañarse, se curó el pezón; jurando en el espejo, que jamás les volverían a hacer daño.

Luego Carmina bajó al desván del sótano, y terminó de recitar todo el conjuro; pero aun así, no sentía nada de consuelo.

Esa misma noche se puso un vestido precioso; era largo, negro, con encajes blancos; con unos dibujos extrañísimos y preciosos... A la vez, este vestido era de su bisabuela; el cual le sentaba de muerte.

Se veía preciosa, con sus pechos erguidos, y un pelo recogido; le caía por los hombros hasta la cintura, negro sainó... precioso, brillaba con luz propia.

Eran las dos de la mañana, por las calles empedradas de Londres; las cuales, después de haberse regado por los mangueros de limpieza, brillaban con la luz de las farolas de gas.

De pronto aparece una señora por la calle, con unos tacones altísimos, al pasar por un Club alguien se acerca preguntándole:

¡Hola! ¿Está sola?
- ¡Sí!

La cara de la extraña mujer, apenas se le veía. Él la siguió hasta la esquina, dándole un tirón, la llevó, hasta una zona oscura.

Ha empezado a meterle mano, ella se ha dejado; el hombre le ha echado las braguitas abajo, metiéndosela.

Ella en ese mismo instante le ha mordido en el cuello, mientras... con sus uñas larguísimas, le ha cortado la yugular. El hombre cayó fulminado en el acto.



La misteriosa mujer, inconscientemente, vago hasta su casa. Al día siguiente, la criada, al ver el vestido manchado de sangre, sin comentario ninguno, lavo el vestido, dejándolo impecable.
Carmina, al despertar, llamó a su criada diciéndole:

Rosira hoy he tenido un sueño extraño, he soñado que me violaban; y que yo mataba de un bocado en el cuello. ¿Te imaginas?
¡Yo mordiendo a un tío! Ambas se echaron a reír ¡Ajájájá!

La criada, como todos los días, se dirigió al aposento de la abuela, para ofrecerle el desayuno.

Sin embargo, cuando ingresó, la señora yacía muerta, había sufrido un infarto, debido al dolor que le había causado la violación de Carmina.

La empleada le informó a Carmina lo sucedido, y está sin soltar una sola lágrima; llamó a la funeraria. Se llevaron a la abuela, la velaron y enterraron en el panteón familiar.

Carmina se vistió con un vestido negro y largo, con preciosos encajes; y sus tacones altos, estaba que se rompía de hermosa.


Al velatorio llegaron muchísimas personas, y celebridades importantes de la ciudad; pues la abuela tenía mucha influencia en la alta sociedad, tal cual había sido con su madre.
Ella, sin perder la compostura, asistió a todos los actos, y luego regresó a casa en su limusina.




Al poco tiempo, un gallardo caballero, primo suyo; empezó a cortejarla. Pero ella era reacia a las relaciones de pareja, aunque estaba super a gusto con él.
El chico era una bella persona y supersimpático, pero ella solo le permitía estar en casa hasta las diez. Él quería más, pero ella no lo dejaba... por el momento.

Ella estaba ilusionada, se acostaba pensando en su amor; pues este la hacía muy feliz. El chico jamás se pasaba con ella.

Llegando las dos de la madrugada, como siempre sonaba, el viejo reloj del pasillo...de esos grandes labrados de madera que sonaba:

¡Glon! ¡Glon!

Daba hasta respeto este reloj.



Ella inconscientemente, como si estuviera sonámbula; se vestía con su vestido negro precioso; siempre el de su abuela.


Se arreglaba perfectamente y después de utilizar su perfume embriagador... estaba ¡Irresistible!
Salió de la casa; después de caminar un rato por la calle, otro hombre se le acercó, diciéndole:

¿Eres la diosa del amor? ¡Eres tan bella, que moriría por ti!


Ella tan solo se limitó a verlo de reojo.
El hombre le preguntó:
¿Te gustaría tomar algo?

¡Ella dijo:! ¡Cómo no!

Se dirigieron hacia el club, ella, con su velo sobre la cara, tomaron dos copas. Ella pidió un Martini; charlaron durante un buen rato. Luego el hombre la invitó a un motel... ella no se resistió.

Al salir del club, ella seguía con su velo sobre el rostro; pues a esas horas de la noche, hace bastante frío por la calle.

Ya entrando en el motel, ella sin enseñarle el rostro; subieron a la habitación.

Se tomaron una botella de champán... ya desnudos, él empezó a hacerle el amor con delicadeza; ella posó su cuerpo hermoso encima de él, y durante el acto sexual se regocijaron un montón.


¡Ella en lo alto haciéndoselo muy bien!
La chica, en un momento, le acercó suavemente los labios hacia el cuello; arrancándole la yugular de un mordisco, mientras que con las uñas le rasgó el tórax... este sangraba a borbotones.



Carmina se levantó de allí, se duchó y arregló perfectamente. Salió como vino, con su velo cubriendo el rostro. Se dirigió a casa, en un coche caballos; que eran los taxis de aquellos tiempos.
Ya en su casa se acostó y durmió.

Así mismo estuvo noches y noches, matando a cantidad de hombres.

Mientras en el día, salía con su novio de lo más romántico; era muy tierna, vergonzosa, muy dulce, y exquisitamente elegante.

Una mañana él le preguntó:
¿Te quieres casar conmigo?
A tiempo que le entregaba, un precioso anillo de diamantes, el cual brillaba enormemente.

¡Sí! ¡Acepto! Exclamó la muchacha emocionada.


Carmina no era consciente de lo que hacía por las noches.
Sin embargo, la criada, que lo sabía todo, le dijo:

Te aconsejo que esperes al menos un año, por respeto a la muerte de tu madre y de tu abuela.

La joven aceptó sin decir nada... mientras las relaciones iban maravillosamente bien.

Una noche, y como siempre acostumbraba, salió a las dos en punto de casa; pero al salir... un atracador se percató del anillo que llevaba, pues brillaba tremendamente, y le ordenó:

¡Por favor, me entrega el anillo!

Carmina lo entregó inmediatamente.

El collar, también, exigió el ladrón.

Ella, sin rechistar, lo puso en la mano del hombre, más con la otra mano le rozó el cuello con la uña, tal cual si fuera una daga, y le quitó a la vez el collar y el anillo... pues al hombre ni siquiera le dio tiempo de cerrar la mano. Ella se retiró para que la sangre no la salpicara.



De pronto un hombre llegó por detrás, preguntando: ¿Le ocurre algo señora?

Ella, sin mirar atrás, respondió:
¡Sí! ¡Este hombre que me quiere robar!

El ladrón, con la mano en el cuello, seguía de pie... pero ya estaba muerto.

El otro hombre no se percató que estaba muerto, así que solamente le dijo a la chica:

Le acompañaré si lo desea.

Ella aceptó, y se marcharon de allí... cuando el ladrón se desplomaba en el suelo.

Ella le pareció conocida la voz del hombre que la acompañaba, pero no estaba segura... pues con la oscuridad de la noche, no se veía su cara.

El hombre, mientras caminaban, le pregunto:
¿Me aceptaría una copa?

Ella aceptó como siempre. Ya en el bar, la chica bajó el velo a la altura de los ojos y se tomó la copa. Observó al hombre y reconoció que era el padrastro; más él, a ella, no la distinguió... pues estaba muy cambiada. ¡Demasiado para reconocerla!


Este la invitó a su departamento, ella aceptó. Cuando llegaron observó en una mesa la foto de su madre.
A la chica le cambió el rostro, llenándose de ira y coraje. Mientras él iba por unas copas, ella se metió en la cama, completamente desnuda.

Cuando él vio, ese cuerpo tan hermoso, y su bien recortado y dibujado pubis, se quedó atónito; soltó las copas y empezó a besar su piel, centímetro por centímetro... hasta llegar a su sexo.

Ella lo detuvo poniéndole la mano sobre la cabeza, y le dijo:

¡Haremos un juego!

- Bueno, lo que tú quieras, exclamó encantado.

Ella se levantó despacito, luciendo su hermoso cuerpo totalmente desnuda; y coqueta empezó a amarrarle una mano, mientras con la otra se la pasaba por sus atributos.


Luego le amarró la otra, mientras pasaba su lengua húmeda, a lo largo de su cuerpo; hasta que llegó a su pene, dándole un gran chupetón a aquello.
Este lo tenía, que le iba a reventar, sigilosamente, bajó amarrándole una pierna; lo tenía que iba a explotar de gusto. Subió otra vez, y se recreó en su miembro un buen rato; bajo hacia abajo una vez más, atándole la otra pierna.

Ya inmóvil, le tapó la boca con un pañuelo de seda; aunque estaba empalmado completamente, por lo que no le gustó el pañuelo en la boca.

Ella volvió a bajar hacia su pene, metiéndosela completamente en su boca; ella seguía estimulándolo muy bien.

Cuando se iba a correr cortaba... así se mantuvo durante dos horas... ¡Era una tortura! El padrastro estaba, que ya que no podía más... después ella, por fin, le dejo correrse en su boca; más cuando se hubo corrido, espero hasta que se le aflojó y le preguntó:

¿Te ha gustado?
- Él dijo: ¡Sí! ¡Sí!
¿No sabes quién soy, verdad?
¡No!... Le dijo
¡Soy Carmina! ¡Has matado a mi madre! Y me has violado muchas veces. ¡Y no lo harás más!

Inmediatamente, el hombre trató de soltarse de las ataduras; mientras ella bajó la mano hasta sus atributos, cogiéndole con mucha suavidad su pene, lo introdujo en su boca y se lo arrancó de un mordisco.


Él se retorcía de dolor, sangrando tremendamente... ella se sacó el pene de la boca.
Acto seguido, retiró el pañuelo con el cual lo tenía amordazado, y le metió el pene en su boca... amordazándolo de nuevo, obligándolo así a tragarlo... mientras tanto, en su oído susurraba:
¡Ya jamás violarás a nadie!


Después le soltó el pañuelo de seda sobre sus partes cortadas, empapándose completamente en sangre.



Ella se dirigió a los cajones, encontrando todas las joyas de su madre; más un cajón lleno de alhajas de otras personas.
Carmina se llevó todas las joyas, y la foto de su madre.... se aseguró de lavarse muy bien y salió tranquilamente.

Sobre las siete de la mañana, cuando ya en la calle se encontraba... despertó de su trance, preguntándose:

¿Qué hago yo en la calle?

Confundida, se fue andando hasta su casa, estaba muy lejos y asustada. No entendía qué hacía allí.


Al llegar a casa, la criada estaba esperándola; pues la chica al parecer no había llegado a dormir.
Al ver a Rosira, Carmina le ha dicho:
¡Qué miedo he pasado! ¡No sé qué hago en la calle!

Rosira le ha dicho:
¡No te preocupes! ¡Ya todo ha pasado!
La criada la ha ayudado a acostarse, aunque ha amanecido... lleva toda la noche sin dormir.

La ha arropado diciendo para sus adentros:
¡Pobrecita! Más ya ha pasado todo. ¡El conjuro se ha cumplido!

A la mañana siguiente descubrieron el cadáver; las autoridades estaban locas, buscando pistas sobre estos asesinatos; pero no encontraron evidencia alguna.



En las noticias del diario se informaba:
- "Esta misma mañana han encontrado a un hombre desangrado en su cama amarrado, y sin pene, el pene no aparece, se cree que su verdugo se lo ha llevado." -

Desde ese acontecimiento, Carmina jamás salió de noche.

Continúo con su noviazgo y después de unos meses se casaron.

En su primera noche de intimidad, su novio le dijo:
¡Cómo haces el amor! ¡Eres como una diosa!

Ella respondió:
¡Seguro que sí!

Formaron una linda familia, pues con el transcurrir del tiempo tuvieron muchos hijos.

- Fin -
Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor

sábado, 21 de junio de 2014

.Dejarla crecer de Enricostro.


Dejadla crecer, que viva entre amores, 
que su corazón sea grande,
 y viva con mil pasiones. 
Que sus sueños sean de niña,
 viviendo entre mil flores. 
que sus llantos sean leves,
 y sus cantos de ruiseñores.


Que la vida le regale,
 lo más grande de este mundo... 
unos padres hermosos,
 y fieles con mucho rumbo. 
Que le den mucho amor,
 mucho cariño y un bello sentir; 
para que su felicidad sea eterna,
 y crezca siempre feliz. 

Que vea siempre feliz a su abuela,
 y la quiera a morir; 
Que si ángeles hay en el cielo,
 en la tierra también los hay. 
Pues cuando ella te toma en brazos,
 hasta la baba se le cae; 
al contemplarte tan dulce,
 relinda niña y sonriendo sin fin. 
Entre todos, ella te cuidará,
 y serás siempre la reina de su sentir, 
y aunque pasen los años,
 y tú sígas, creciendo, te protegerá. 
Así pues, no la dejes de la mano,
 que ella ya no es un sueño... 
que es un amor puro,
 qué mamá con amor,
 gesto en su vientre, 
igual que tu mami con ilusión a ti te llevo,
 para darte una vida de ensueño. 

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*

<Dedicado a Alexandra María Zamora; 
la nieta de mi amiga, Silvia Regina Cossio.>



viernes, 20 de junio de 2014

.Entre gladiolos.

 

En el New Time, se publicó un comentario de unos gladiolos gigantes de más de dos metros, los había descubierto el espeleólogo y botánico Don Daniel Bloctersr.

Este ha mandado por mensaje de este hallazgo, pero solo se sabe que ha sido en Centro África, más no se ha sabido más nada de él.

Ya hace un año, y sin noticias de él... se cree que ha sufrido un accidente.

Jonathan Wyeth Brandon, un multimillonario de dudoso patrimonio, afincado aquí en Manhattan, ha decidido hacer un grupo de expedición.

Este tal Brandon lleva un cámara para grabar todos los acontecimientos, y un redactor... ese soy yo.


Ha contratado en África este grupo de expedicionarios formados de diez personas, los he buscado que no tengan ataduras con nadie... más no se sabe por qué han hecho una parada en una aldea al norte de Camerún.


Esta tiene una gran montaña muy alta, este grupo se ha metido por una gruta en la montaña, siguiendo los pasos de Daniel Blocter.

En esta montaña dicen los de la aldea que se les vio por última vez, más nadie de esta aldea se atreven a pasar por esta cueva.

Pero estos contratados que lleva Brandon son de otro sitio y no saben nada, pero alguien se lo ha comunicado de este poblado. les han dicho.


¡Nadie salió de aquí jamás!

Y se han cagado, vamos con mucho miedo, se ha corrido el rumor y la cosa se ha puesto fea, muy fea.

Nos hemos adentrado en la oscuridad de esta cueva, cerca de cien metros, con sus antorchas encendidas, se divisa en el techo unos enjambres de murciélagos y vamos con mucho sigilo.


Aunque el terreno es muy accidentado y con muchas raíces, hemos tardado muchas horas en salir de allí.

Ya en la salida es de noche, más como no se ve nada decidimos acampar en este sitio. No se oye ni un alma nos echamos a dormir, con un vigilante solo.

Ha amanecido, pero hay dos muertos, nadie sabe qué ha pasado, creen que les ha mordido una serpiente... ni se han enterado, el nerviosismo ha empezado con la mañana.

Se han adentrado en una gran selva con matorrales tremendos, un gran espesor de plantas van haciendo un camino con los machetes, caminando todo el día han encontrado un camino, se supone que es el camino de Daniel Blocter.

Han decidido seguir por este sendero, se están aproximando a una zona con un olor extraño, algo fuerte como si fuera amoniaco. Casi no se puede respirar, pero no pueden abrirse paso por otro sitio, hay muchas zarzas.

Han seguido sin parar, están asustadísimos, uno ha intentado huir para atrás, pero Brandon, le ha pegado un tiro con su rifle, ha dicho que ya no hay marcha atrás, y al que huya lo matará.
Este sendero está plagado de serpientes, por encima de ellos, en todos los matorrales y árboles, han aligerado el paso, ya parece que se abre el camino un poco, han decidido acampar, ya es de noche.

Ha amanecido, todo está en silencio a expensas de los monos curiosos que no paran de gritar.

La selva es cada vez más tenebrosa, Brandon va. a la cola de la expedición, ha perdido tres, quedan cinco más nosotros dos. Yo que escribo y el cámara, la verdad es que yo soy un poco ambicioso también, pues este descubrimiento vale muchísimos millones de dólares.
Llevamos tres semanas, ya los hombres están cada vez peor. Mosquitos tremendos nos están atacando día y noche. Nosotros tres estamos en una tienda de campaña muy bien resguardados, pero ellos no.

Este hombre no tiene escrúpulos de ninguna clase, ha amanecido, solo quedan dos... los otros han muerto de grandes fiebres y estos dos están muy mal; no podrán seguir. La cosa se ha puesto muy fea, Brandon ha cogido el rifle y nos está apuntando.
Nos ha pedido que llevemos los aparejos de él, y nos lleva a punta de pistola. El camino ha desaparecido, todo es de zarzas grandísimas, con unas púas de más de veinte centímetros... estas están envenenadas.

Nos ha obligado, ha hacer el camino. Esto es inmenso, da pavor de solo continuar por él, ya no nos podemos ni dar la vuelta, pues el camino se cierra otra vez.

Estamos muertos, no podremos volver seguro. Pero Brandon está como loco, se ha pinchado... tiene los ojos endemoniados.

Hemos cambiado de zarzas, estas parecen un poco más cortas, pero igual de finas; estas zarzas están a la altura del hombro, pero sus púas tienen forma de una estrella de cuatro puntas, lo que lo hace más peligroso.

Nada más hay como cincuenta metros a todo alrededor, ya no hay árboles ni matorrales, solo zarzas, a lo lejos y poniéndose un poco de puntillas se ve unos gladiolos tremendos de altos, son cerca de cuatro metros, pero hay que abrirse paso por las zarzas.

Ya la avaricia se ha apoderado de Brandon, este ha comenzado a dispararnos, yo he conseguido huir, pero ha matado a el cámara.

Me he escondido agachado en el suelo, como me vea me matará también. Brandon, con su locura y el machete, se ha abierto paso por las zarzas, pero está corriendo demasiado haciéndose heridas por todo su cuerpo, yo le sigo agachado sin que me vea.



En su agonía por llegar ha abrazado a los gladiolos y al zarandearlos, estos han posado todo su polen y semillas sobre él, y ha empezado a gritar.

Están germinando las semillas, por todas las heridas de su cuerpo, saliéndole las raíces por la boca, oídos, nariz y ojos; estas raíces están brotando con hojas, ¡es horrible! Está muriendo lentamente.

La planta lo ha levantado a un metro sobre el suelo, con los brazos en cruz mirando hacia el cielo, ensangrentado, jamás en mi vida he visto más horror.

He huido de allí como he podido, no sé cuánto tiempo he tardado en Salir, pero el caso es que me he despertado en la salida de esta montaña, delante de toda la tribu.

Estoy ensangrentado por todo el cuerpo, con gran fiebre y arrastrándome por el suelo.

Ellos me han recogido y me han curado a los tres días, me he despertado, estoy bien, pero he decidido publicar en el New York Times, que los gladiolos es un mito que no existen.


Enrique Nieto Rubio
Derechos Reservados.

martes, 17 de junio de 2014

.La niña del Inglés de Enricostro.

Un inglés adinerado se había llevado a su hija, de Gibraltar, en su barco. 
Vivía con su mamá, pues ellos estaban separados, él le dijo:
¡Me llevaré a la niña, a dar una vuelta!
Pues era bastante cabrito, por llamarlo de algún modo. 

años atrás antes que naciera la niña.
Este hombre llegó un día borracho de la playa; había estado tomando de todo, con unas chicas que se lo daban todo. ¡Claro, tenía pasta entonces!
Cuando llegó a casa, le dio una gran paliza a su esposa, quien estaba en estado, en ese momento. Los golpes fueron tan fuertes, que tuvieron que ingresarla al hospital con hemorragias.
Los médicos informaron que en las próximas seis horas, posiblemente podría perder al bebé.
La mujer lloraba desconsolada. Ella era una chica andaluza de diecisiete años; de familia humilde... pero del barrio más bonito de Córdoba.

Pronto percibió como si alguien le dijera que se tranquilizara... ¡Era la niña que tenía dentro!

El tiempo transcurrió y la princesita nació. Después de esto, ella se separó del bruto del esposo.
Pues la niña, cada vez que lo veía, siempre lloraba... nadie sabía por qué.
El hombre no se quedaría de brazos cruzados, y como era muy astuto y listo; buscó a los mejores abogados de Inglaterra.
Estos ingleses, a los españoles, no nos pueden ver y se rigen por sus leyes. En Gibraltar el abogado le dijo a él:
¡Hasta los ocho años, no te la podrás llevar!
¡Ella no sabía nada!
Esto había sido redactado en un documento, cuando la chica estuvo tan delicada de salud. (Le había hecho firmar, sin que ella fuera consciente.)

Al leerlo salió corriendo, era tarde ya... La chica no se explicaba cómo había firmado, o en qué momento había sucedido eso.

El malvado de su marido, ya estaba muy lejos.
Ella pensó en buscar ayuda con la policía de Gibraltar; así que ella se personó en el lugar, y les leyó el documento.
La policía le dijo:
Señora este documento es legal, no le podemos perseguir, y si usted lo molesta, será a usted a quien detendremos.
Rafia... que así se llamaba la chica, se desmayó y cayó estrepitosamente al suelo.
La policía se quedó con ella, hasta reanimarla. Ya un poco mejor se marchó del lugar, con el corazón destrozado.
Rafia vivía en un embarcadero, la casa estaba cerrada a cal y canto. Allí lloraba y lloraba sin parar, y así se pasó mucho tiempo encerrada. 

En el pasado, siempre había sido una chica muy alegre y llena de vida. Siempre que los pescadores, llegaban, ella los alimentaba gratuitamente; pues tenía un restaurante allí mismo... en su casa.
A los pescadores nunca les cobraba..., ya que ellos le daban las mejores piezas de pescado.
Ella guisaba como los ángeles, tenía a toda Gibraltar a sus pies, en esto de la comida.
Los pescadores, al ver el restaurante cerrado, se extrañaron mucho. Entre ellos también había un chico de dieciocho años, mucho más joven que los demás pescadores.
Rafia siempre estaba bromeando de que se casaría con él. Los pescadores preguntaron a todos quienes la conocían por ella, y, pero, nadie daba razón de que sucedía.
En lo único que todos estaban de acuerdo, es que a la chica no se le volvió a ver, por el pueblo... desde aquel día todo cerrado. Por igual, nadie la había visto salir nunca. 
Este chico pescador, venía cada seis meses, y al no encontrarla se quedó muy triste, y se imaginó que se marchó a Andalucía.
Ellos se hacían a la mar, sin sospechar nada, pero un día que volvieron los pescadores, el joven estaba un poco deprimido,
Pues el barco donde venían, casi se lo traga una ballena inmensa, jamás habían visto semejante ejemplar, el capitán decidió no salir más, pues era muy mayor.
Ya Luis, el pescador joven, como estaba tan deprimido, se sentó junto al restaurante, echando su cabeza hacia atrás, pisándola sobre la puerta de la casa, esta era de madera,
Oyó, un ruido dentro, eso a Luis le llamó la atención.
Pero creía que serían las ratas, no contento la curiosidad, le embargó y recordaba a su amada. 

Pues él no sabía a donde pudo ir, ni por qué. Ya todo el pueblo la había olvidado.
Este quiso entrar allí, pero para que no le vieran, lo hizo de noche, tenía que buscar algo que le dijera dónde está.
Entró por una puerta de atrás. La puerta ya estaba muy vieja, las polillas se habían apoderado de ella.
Él entró sigilosamente registrando todos los cajones, y no encontró nada.
Subió a una guardilla que estaba en el tejado, cuando al entrar había un olor horrible, a sucio.

En una pequeña cama vio un cuerpo, era ella estaba casi muerta, las ratas les habían mordido, las cucarachas estaban por todos sitios, aquello era horroroso, ella estaba en los huesos. 
Luis abrió todas las ventanas y se llevó a Rafia a el hospital.
Estuvo treinta días allí, a punto de morir por las infecciones que tenía,
Luis estuvo día y noche con ella, todo el día con una gasa limpiándole el rostro cuando ella recobró el conocimiento, le dijo.
¿Por qué me has salvado, quiero morir, yo soy la culpable de haber perdido a mi hija?
pero qué ha pasado con Yolina.
Rafia le contó todo lo ocurrido, y él le dijo.
¿Te prometo que tu hija volverá, no te preocupes más?
Ella se abrazó a él, llorando mucho,
Luis le decía al oído.
¡Cuánto te he echado de menos, esas risas, ese modo de hablarme guiñándome siempre, me has tenido siempre enamorado! 
Ya, le dieron el alta en el hospital, y Luis primero la llevó a la pensión de María, en el pueblo.
Rafia, yo voy a arreglar la casa primero, vendré más tarde, el médico ha dicho que tienes que reposar.
Luis era un chico muy sensato, muy listo y experto en hacer de todo, ya a arreglada la casa ha ido por Rafia, y la ha llevado a la casa.
¿Ella ha dicho, madre mía las has dejado nueva?
Él le ha dicho.
¿Has cenado? Pues ya es muy tarde.
¡Sí, gracias, ya cené!
Se marcharon a la cama y entre caricias y besos, han hecho el amor apasionadamente.
Él le ha dado un millón, de besos, por tanto amor recibido.
A la mañana siguiente, él le ha dicho:
¡Iré en busca de ese matón!
Ella le ha dicho.
Si me dejas me moriré seguro.
Él se lo ha creído, al ver cómo la encontró.
Ha ido a ver a su patrón y le ha dicho.
¡Ehhh! ¿Patrón te acuerdas de Rafia, la chica del restaurante? ¡La he encontrado casi muerta!
Le ha contado todo, él es un viejo lobo de mar, y le ha dicho:
¡Vaya que lastima de chica!
¿Patrón, tú sabes que, yo me moría de amor por ella?
¡Ya lo sé Luis! ¿Qué quieres que haga?
¿Patrón, sé que vendes el barco, podrías vendérmelo a mí?
Si chico, pero el problema es que este barco, vale veinte millones de pesetas.
Patrón solo tengo tres en el banco, lo demás te lo pagaré poco a poco... por favor te lo pido. ¿Tengo que rescatar a Yolina la niña, acuérdate cuando se te subía encima llamándote abuelo?
¡Sí, es cierto! Me rompes el corazón, muchacho. Yo en esta casa vivo solo, la verdad es que se me estaba cayendo encima. 
Haremos una cosa, iremos a rescatar a la niña los dos.
¡No! Seremos tres... dijo Rafia. Si no voy con ustedes, me moriré aquí sola.
Pues rayos y centellas que nos vamos los tres... respondió el patrón.
Se han dirigido hacia Cádiz. Allí, en la costa, han entrado en un mesón, preguntando a todos por el inglés, pero nadie sabía nada.
Cuando salían del mesón, un hombre que recién entraba, le preguntó al tabernero:
¿Quién son esos?
- Están buscando al inglés.
El hombre ha salido afuera, y se ha encaminado hacia el muelle... ¡Ehhh... oiga!
El viejo bucanero ha volteado... ¿Sí?
- ¿Buscan al inglés?
¡Sí! Lo estamos buscando. ¿Sabe dónde está? Agradeceré que nos diga donde encontrarlo.
-

 ¡Sí! Pero antes, me tenéis que decir para qué lo buscáis.

¡Lo siento! No podemos decírtelo.
- ¡Ahhh! Entonces no os lo diré.
¡Venga hombre! ¡Dínoslo! Te pagaremos. ¿Cuánto quieres? Preguntó el viejo.
- ¿Cuánto? Ya os dije mi condición... os lo diré si me decís para qué lo queréis.
El abuelo ya nervioso responde: Quizás para matarlo... tiene una niña secuestrada.
- ¡Ahhh ya! Es la niña esa, que lleva en el barco.
¿La conoces?
- ¡Sí! Una cría que vive con él, la tiene muy abandonada y le pega cuando quiere.
¡Maldito bribón! Lo mataré... con mis propias manos; gritó el abuelo.
- Iré con ustedes, ese es el trato.
¡Bueno! Vale... pero puede ser peligroso.
Han subido al barco, y el hombre al ver a Rafia. ha preguntado:
- ¿Y esta chica quién es?
Luis rápidamente le explica, que es su prometida, y la madre de la niña.
- Ahhhh vale! A sus pies, señora, con todos mis respetos.
Acto seguido agregó...!En marcha¡Vamos a Formentera, allí anda este maleante!
Han tardado algunas horas en llegar... más lo han conseguido. ¡El informante le ha dicho!
! Mirad aquel del mástil alto! ¡Ese de la bandera inglesa, ese es su barco!
Era un barco viejo, pues el yate que tenía lo había perdido jugando a las cartas. Ya no tenía un duro, solamente se dedicaba a beber en la cantina, y armar gresca. Vivía en el barco y como siempre borracho.
Luis entró en el barco... la pasarela ya estaba muy mal, y se ha roto al entrar la mitad.
Ha registrado todo en el camarote, y en un rincón ha encontrado a la niña. La pequeña lucía desnutrida y con muchas ojeras; pues estaba enferma. Cuando se acercó, se dio cuenta de que tenía una cadena en los pies, con un pequeño candado.
Ha llamado al patrón, con señas.
- ¿Sí? ¿Qué sucede?
El muchacho y el informante se han encaminado hacia el barco.
Y el viejo les ha prevenido... ¡Cuidado con la pasarela! Que está casi rota. Trae una cizalla que necesitamos cortar un candado.
Cuando se acercaron, le dijo que la había encontrado a la niña, pero que estaba enferma, con heridas en los pies... y que en general estaba muy maltratada.
La trasladaron con mucho cuidado y se han llevado a la niña. 
En ese momento, se percataron que el inglés salía de la cantina, y como siempre armando bronca, y muy borracho.
Ellos rápidamente se han alejado de aquella zona, para no llamar la atención,
El inglés ha cogido una lamparilla de gasolina, que tiene a la entrada, y al pasar por la pasarela esta se ha roto del todo. Casi se cae al agua... se ha agarrado por los pelos.
Bajó al lugar donde tenía a la niña, y al ver que no estaba se ha cabreado muchísimo. 
Maldiciendo al mundo entero, prendió en ataque de ira, y estrelló la otra lámpara en la proa.
El viejo barco, de pronto, ha empezado a arder; el hombre se ha caído intentando salir, pero no hay pasarela y se ha debido regresar hacia dentro.

Desde doscientos metros más o menos, todos están viendo la terrorífica escena... pendientes de todo lo que sucede, pero imposible es salvarlo. Las llamas suben por las velas arriba, y por eso no le dio tiempo para abandonar.... ¡El barco, se ha quemado con él!

Hemos respirado con el corazón encogido. Seguidamente, hemos suspirado, una bocanada de aire fresco y suave... que hasta ha echado el barco a andar.
Ya paso todo gracias a Dios, y nos enrolamos de regreso a casa.
Nos hemos casado y somos muy felices, ella ha abierto el restaurante, su niña bonita le ayuda en todo, el abuelo se ha quedado con nosotros a vivir.
Los cuatro creamos un fuerte vínculo, y salimos de vez en cuando; vamos a pescar, pero sin irse muy lejos.
El restaurante volvió a ser un éxito en Gibraltar, y si no lo crees, acércate al muelle y verás un bello restaurante llamado: "Rafia y Luis".
- Fin -
Derechos de Autor
Enrique Nieto Rubio.