lunes, 4 de abril de 2022

.Cuando Jesús, de Enricostro.

 Yo oro por la paz en El Salvador - Y JESÚS LLORÓ. Se narra en el Santo  Evangelio que en varias ocasiones Jesús llora. Ante la ruina espiritual de  Jerusalén, ante la

Cuando Jesús, hijo de Nazaret,
mirando la tierra está,
y en su casa, tierra santa,
matándose continúan ya,
A la derecha de Dios padre,
él no para de llorar
sus lágrimas que derrama,
es el agua que nos llueve,
intentando que nos mojen,
para calmar nuestras fiebres,
fiebres de odio y riñas,
fiebre del desamor,
fiebres por estas guerras,
que causan tanto dolor,
Fiebres de ese odio,
que no conseguimos aplacar,
y él llora mucho,
por lo que nos pueda pasar,
pues su padre está muy enojado,
por lo malo de este mundo,
y discute con su hijo,
quiere mandar otro diluvio,
o quizás algo peor,
una piedra muy grande,
que nos destruyan a todos,
o quizás un rayo fugaz,
que venga de otra estrella,
que un día destruyo él
por las malas personas que eran,
y desde entonces esa estrella desprende,
rayos mortales en todas direcciones,
y quizás nos manden uno,
para sembrar los horrores,
de vivir el mismo infierno,
delante de nuestros menores.
que ninguna culpita tienen,
de que seamos unos cabro,,,,,,,,,,,,,
Enrique Nieto Rubio.
derechos reservados.

No sé si es profecía,
o una mala intuición,
pero si seguimos así.
Pueda que lleve razón.

sábado, 2 de abril de 2022

.Porqué tú eres mi poesía, de Enricostro.

Por qué tú eres mi poesía,

tú mi inspiración.
Tú eres mi melodía,

mis suspiros tu mi amor.

Porque tú eres mi sentir,

mi cariño, mi emoción.


Porque tengo los recuerdos,

de tu dulce corazón.

Porque te extraña, mi sentir,

porque sufre, mi ilusión,
si yo viví para ti,

en noches profundas de amor.

si los recuerdos me agitan,

y me hacen sentir,
y esos labios rojos tuyos,

que no me dejan dormir.

Porque yo creo tenerte,

muy cerquita de mí,
qué noto el calor de tu cuerpo,

cuando solo pienso en ti.

más cuando miro mi entorno,

y nada yo puedo ver,
presiento, que me estoy volviendo loco,

y no me consigo entender.
solo cerrando los ojos,

así sí te puedo ver,
más alargando mi mano,

y tocándote la piel.

Será que me estoy muriendo,

o tú vives en mi ser.
Enrique Nieto Rubio.
derechos reservados.

sábado, 26 de marzo de 2022

.Saciarme de ti quiero de Enricostro.

 Saciarme de ti quiero

Asta quitarme la sed

Y beber los besos de tu boca

Que me hagan enloquecer.

Y que la resaca con tu cuerpo

Me rebocé de placer,

quedándome siempre contigo,

borracho de ti mujer.

Enrique Nieto Rubio.
derechos de autor.

viernes, 25 de febrero de 2022

.Una vida, que me pasó, mientras dormía, de Enricostro,

 Una vida, que me pasó, mientras dormía, de Enricostro,

Yo iba paseando con alguien, que no sé quién era,

y pasamos, por una vieja calle, donde Vivían cerca unos tíos míos, y no sé por qué decidimos llamar a una casa, y preguntar por Pepe Rubio, mi tío.

Que yo sabía, que por allí ya no Vivían, bueno abrió un señor,

y me dijo:¿si me acuerdo de él, era una buenísima persona?, y acto seguido me marche andando.

Un poco más adelante encontré un gran portalón, era una nave inmensa como cocheras de autobuses, y al fondo había un gran corro de personas cantando.

Ese que venía conmigo, me dijo:¿esto seguro es una cesta?

pero yo seguí hasta el fondo, y allí estaba,

haaa no recuerdo su cara, pero sí sé que era bellísima.

Estaba en el centro de rodillas, me agaché y comencé a acariciarla, era de piel suave y tersa, y ya la quería a morir, la deseaba mucho.

Ella, como si de toda la vida, fuéramos pareja, nos marchamos y desde entonces hacíamos el amor constantemente.

Más yo era muy feliz con ella.

Pasaron muchos años, creo, pues ya teníamos cinco hijos.

Pero un día que llovía a mares, me encontré en una plaza que estaba en la entrada de aquella nave, y en su centro todo embarrado había una farola y allí dos niñas entre cinco y seis años, yo las conocía, pero no entendía nada.

Las tomé de la mano, y nos fuimos hacia dentro de la nave.

Ya a lo lejos se veía varios autobuses, llenos de personas y de tras de los autobuses, otras a pie que se marchaban.

Todo en aquella nave estaba desmantelado, no quedaba nada,

Yo me estremecí de dolor, pues no encontraba a mi amada.

Allí con mis queridas niñas, así que me asusté mucho viendo que aquello era el fin.

las busqué entre todas las personas que allí quedaban,

hasta que todo quedo vacío, solo basura por todos lados.

Salí con mis dos niñas, y mirando aquella farola, estaban mis cinco hijos, y todos eran pequeños de dos a siete años.

Así me acerqué a ellos y nos abrasamos todos,

algunos me llamaban asustados: ¿papá, papá?

Ya las otras dos se unieron a ellos.

No recuerdo si las dos primeras, eran mías, o de ella, pero eso a mí, no me importaba, nada.

Pero donde estaba su madre, mi esposa.

Recordaba que tenía un piso, y allí nos fuimos todos.

Éramos nueve en total y el piso no era muy grande,

Pues unos cincuenta metros.

Bueno, sé que tenía dinero en el banco, de otros tiempos a tras

pero no recordaba nada,

ya al partir, pusimos en aquella farola, un cartel grande amarrado que decía.:¿Asunción, vendremos todos los viernes a las once de la mañana, espéranos por favor?

Así fue pasando el tiempo, yo me refugié con mis hijos, y fueron creciendo con mucho amor, y cada día hablábamos de la mamá.

ya se hicieron grandes, algunos se me casaron.

un viernes cualquiera, cuando me acercaba hacia la plaza de lejos, vi una mujer de negro, sentada junto a mi farola, me acerque y dije:¿Asunción?,

Ella levantó la cabeza y nos miramos, estaba muy enferma y triste.

Ya la levanté y la puse de pie. Ella aún tenía esa belleza de los primeros días.

No sé cuantos años pasaron, la llevé a casa y entre mis hijas la lavamos y la metimos en mi cama.

El tiempo parecía haberse parado.

entre médicos parecía no tener solución, y que le quedaba muy poco tiempo. 

Cada día, cada minuto, estuve cuidándola.

Pasaron unos meses, y parecía estar mejor.

Un día muy bajito, me dijo que el día que la recogí creía que la dejaría abandonada, en aquella farola.

Y me dijo que la perdonara por haberse marchado, porque como se iba a morir, por su enfermedad no podría con los niños. 

Así yo la abracé sin ningún reproche, más ese dolor lo tendría yo para siempre.

Algunos años después, mi amada Asunción que tanta felicidad nos dio.

 Falleció un viernes a las once de la mañana.

Enrique Nieto Rubio. 

derechos reservados.

Esta historia la escribí,

una madrugada que sobresaltado,

me desperté. SALUDOS a todos.