lunes, 7 de julio de 2014

.El reino de las hadas de Enricostro.

La hadita amorosa se sentía muy triste, pues su hermanita pequeña fue elegida para crear un mundo nuevo, en otro reino. 

Aunque ella igual estaba muy ilusionada, pues para crear este reino se precisa de mucha magia y esfuerzo, ya que no te puede dejar nada fuera... sea bueno o sea malo; un reino es algo muy grande e importante. 

Pero la hadita amorosa la quería a su hermanita a su lado, pues día y noche siempre se lo pasaban jugando, y burlándose de los chicos... claro siempre de buen sentir; así que apenada y con sumo dolor en su corazón se despidió de ella.

Antes de partir le regaló una gran bolsa de polvo de estrellas, para qué le ayudarán a sus nuevas tareas.



Así esta linda hermana cogió sus pajaritos, sus polvos de estrellas, y se dispuso a volar por el universo estelar, hacia su nueva vida... más no sin antes dirigir unas últimas palabras a la hadita amorosa. 


-Hermanita amorosa, tú sabes, te quiero tanto y que desearía que estuvieras siempre a mi lado; sin embargo, me han encomendado esta misión y debo cumplirla; por lo tanto, lo primero que haré cada día, será envolverme con tus polvos de estrellas, y así siempre me sentiré a tu lado; te quiero hermanita te llevaré en mi corazón... espero que algún día volvamos a estar juntas ¿Sí?
-¡Besos, hermana, chaoooo!


Todas las haditas la despidieron echándole muchos polvos mágicos, para que su nueva vida fuera grande y fértil, y también para que la protegiera de los duendes y los elfos; puesto que estos eran rarritos... más en el reino de las hadas siempre tienen que estar.

Dejaron la tristeza de lado y celebraron toda la tarde; cantaron y rieron a más no poder... incluso soñaron despiertas con ese mundo nuevo, de magia y color.

Le hicieron cientos de regalos para que pudiese cumplir con éxito su nueva vida, y por supuesto no faltaron las expresiones de amor, dándole millones de besos y abracitos afectuosos.
La hadita emocionada se dirigió para hablar con la reina de las hadas, pues se encontraba nerviosa y sus consejos serían muy importantes para crear un nuevo reino.

El hada le dijo:
-Hadita llévate este hilo, que será la guía de tu nuevo reino, el cual nunca debe de romperse, pues será la guía de la felicidad y el amor de todos los seres vivos que habiten en él.
También te llevarás el libro de los sueños, esa cesta con la cual tomarás todas estas flores, que adornarán y aromatizarán tu nuevo mundo.


La hadita agradeció los consejos y los regalos recibidos y pronta comenzó su vuelo a las estrellas, dejando tras de sí, un gran haz de luz y esperanza como señal para todos los niños y niñas de un mundo nuevo la vieran.

Cientos de mariposas y aves la acompañaron durante su vuelo, así como millones de sueños viajaban con ella. Así fue subiendo y subiendo... mientras iba tomando toda la sabiduría de nuestro planeta.

Ya en el nuevo mundo, comenzó a multiplicarse para esparcir todo el polvo mágico, creando diversidad de flora y fauna... poco a poco se fue transformando ella también, pues sus alas poseían mil colores con los cuales le iba impregnando de singular belleza a este mundo nuevo.
Lo hacía tan rápido, que incluso llegaba a hablar con sus dobles y así, se divirtió de lo lindo, creando todo cuanto se podía imaginar.

Su creación comenzó de cero, pues dio vida a caudalosos ríos, majestuosos árboles, animales, pero sobre todo miles de mariposas y aves exóticas, puesto que a ella le encantaban... inclusive creo hasta humanos, a quienes le ofrendó barcos, para que estos pudiesen vivir emocionantes aventuras.

Se sentía tan plena y feliz... que hasta se olvidó de su viejo mundo. Con el tiempo comenzó a sentirse un tanto sola, por lo que decidió crear a muchas haditas, y así jugar con ellas y pasarlo maravillosamente.

Por último, determinó dejar marcado el cielo, con una hermosa estrella tan grande como la luna; para que de esta forma... desde la tierra la pudiéramos ver.


Este nuevo mundo por siempre sería el hermano del viejo mundo... Así pasó el tiempo y ya como reina de las hadas, creo la felicidad en los hombres y mujeres de este hermoso paraíso sin igual. 

Hoy todos los niños, tanto de este mundo como del otro... podrán viajar sobre el haz de luz que nuestra linda hadita ha dejado, y así compartir a su lado, momentos de magia y felicidad.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*

domingo, 6 de julio de 2014

.Cuento de Hadas, de Enricostro.

Sacura era una princesa desterrada por su padre, quien la obligó a abandonar el castillo, esto debido a que los consejeros del rey le contaron, que ella había filtrado secretos de palacio, a un mercader... poniendo así a todo el reino en peligro.

Pero lo cierto es que, las delatoras fueron las hadas, quienes decidieron perjudicarla por el sentimiento de envidia que les embargaba, pues la princesa era la más bella del reino... o al menos eso fue lo que le comentó el duende Chillón; pues os advierto que este duende es un lioso y tremendo embustero.

El caso es que el rey la ha desterrado para siempre. Así pues, la joven se vio perdida en el bosque y bastante asustada... pero igual llena de odio, por lo que le habían hecho.


El duende continuó haciendo el mal, pues gustaba pasear en las noches.

Visitaba el pueblo e iba en crispando a todos los vecinos, hasta que se armaba una buena; pero nadie se daba cuenta de lo malo que era, así sucedió durante muchísimos años.

La princesa Sacura con deseos de venganza se hizo un arco con flechas y se fue de caza. Se adentró en el reino de las hadas para darles muerte a todas, y así comenzó la cacería.

Las perseguía por todos sitios, y poco a poco se iba deshaciendo de todas. Las hadas no entendían lo que estaba pasando, ni el porqué de aquella cacería. El bosque se encontraba teñido de sangre azul por todos sitios, y las hadas, aun así, jamás hicieron mal a nadie.


Todos en el bosque estaban sufriendo mucho, por lo que las hadas decidieron realizar una reunión, y acordaron buscar un emisario para que dialogaran con la princesa, que para ese entonces se encontraba amargada y rencorosa.

Hasta que todo este embrollo estuviera resuelto, se dio la alarma, de que ninguna hada saliera de paseo por el bosque; pues era demasiado peligroso, mientras la princesa siguiera utilizando su arco y flechas en contra de ellas.

El emisario buscó a la princesa durante bastante tiempo, más era ardua tarea, pues el bosque se hizo muy denso, por lo que era casi imposible ubicarla. Al
 anochecer, por fin, en una hondonada se vio un fuego lejano y hacia allí se dirigió el emisario; pero como era peligroso, no quiso arriesgarse, por lo que decidió asaltarla en la oscuridad, mientras la chica dormía, para atraparla en un casa sueños... y así lo hizo.

A la mañana siguiente, cuando alumbró el día, el emisario interrogó a la princesa por los crímenes cometidos.
¿Dijo:
-Soy el emisario de las hadas y quiero saber por qué estás matando a las hadas?


¡Ella respondió!
! Las hadas me difamaron por envidia, diciendo a mi padre que yo lo traicioné, y todo a causa de mi belleza! Eso me lo contó el Duende Chillón.

-No es cierto, princesa, las hadas jamás hacen daño a nadie, como se te ocurre ni siquiera pensar en eso; parece mentira que no os deis cuenta que el Duende Chillón es un embustero, que solo busca crear discordia y conflictos.


¿Acaso los humanos no aprenderéis nunca?


La princesa se percató de su grave error y lamentándose de lo que había hecho, se echó a llorar... solo deseaba morirse por todo lo ocurrido.


Así, arrepentida y desconsolada, fue detenida hasta el momento en que el consejo de hadas, decidiera qué hacer con ella.

Durante muchas horas, ante el consejo, las hadas decidieron su veredicto, el cual sería encerrarla en su castillo, pues la princesa había ocasionado mucho dolor.


La noticia llegó a oídos del rey, quien arrepentido por lo sucedido, mandó arrestar a todo el consejo, por este hecho tan trágico para él...de forma tal que para la próxima ocasión se enteraran bien de los comentarios que se vertían e investigaran antes de levantar acusaciones falsas.

También ordenó buscar y dar captura al duende, y este, al verse atrapado, al momento de la condena suplicó al rey su perdón; y a cambio devolvería a la vida a cuantas hadas la princesa hubiese segado la vida.

Con el consentimiento del rey de los duendes, quien se comprometió a que haría el hechizo para devolverles la vida a todas las haditas, el rey aceptó el trato... más no sin antes hacerle prometer al Duende Chillón que, jamás liaría a nadie más en todo el reino; pues en su mesa había infinidad de documentos de todos los conflictos creados entre los ciudadanos.

Sin embargo, la princesa, aún abrumada, decidió dejarse morir de hambre y de pena.


El rey se presentó frente al consejo de hadas, para suplicarles que su hija, la princesa, fuese liberada, pues esta se encontraba muy enferma. Ellas aceptaron, pues el daño había sido reparado, y siendo así su detención no tenía más sentido.


Así fue... la liberaron y la princesa decidió vivir junto a las hadas; a quienes les dedicaba todo su tiempo. Las bañaba, peinaba y arreglaba, para que siempre estuvieran lindísimas cuando marchaban de paseo.

Así pasaron los meses, de nuevo la alegría y paz se respiraba en todo el bosque y en cada habitante de la región, pues los tiempos de terror habían quedado atrás. 

La princesa, de igual forma, logró curar las heridas de su corazón, y volvió a ser la joven dulce y generosa de antaño.


Un buen día de primavera, apareció un hermoso príncipe, montando un bello corcel; quien inmediatamente se enamoró de la dulce princesa... y con quien al cabo del tiempo se desposó, y fueron felices para siempre.


Colorín colorado, este cuento de duendes y hadas a su fin ha llegado.

Moraleja
¡No debemos dejarnos llevar por chismes, porque en ellos casi nunca prevalece la verdad!
Enrique Nieto Rubio
colaboradora en imágenes
 Silvia Regina Cossio Camara.
*Derechos Reservados*

martes, 1 de julio de 2014

.Regreso de la muerte.





Por fin he regresado,
 para que te vengas conmigo, 

pues yo soy tu destino, 
y tu más fiel y noble amigo. 

Te colmaré de descanso,
 paz y armonía;
 disfrutarás como nunca jamás,
 has experimentado en la vida. 

Mira si magnánimo soy,
 que te daré mi amor eterno. 
Sin importar qué vayas al cielo,
o al mismo infierno,
que allí contigo estaré. 

Mira si bueno seré,
 que cuando muy cansado estés,
te ofreceré sin reparo,
 mis manos, para poder mecerte. 


Si exhausto me pides de beber,
 toda el agua te brindaré...
y aunque los inviernos sean largos,
 Arropado te tendré.

Si te sientes aburrido,
 a lo largo de este oscuro caminar, 
no te preocupes amigo, 
que por siempre te haré llorar.

Te llevaré conmigo, 
para después otra alma ir a buscar;
y así viviremos juntos,
 conmigo... La muerte por detrás. ¡Ajájájá!
Bien sabes amigo,
 que de mí... imposible te será escapar,
te encontraré cuando yo quiera, 
y sin que me importe tu edad. 





¡Que no se te ocurra reírte!
 de este escrito no, más...
que si te burlas me enfado,
 y de ti... puedo ir detrás!


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*

martes, 24 de junio de 2014

.La Loba. solo para mayores de Enricostro.




La loba es una chica muy bella y hermosa, como no hay otra, ya con doce años su padrastro la violaba constantemente, lo hacía con dulzura pero la violaba.
Ella se fue acostumbrando a ello, pues no había ninguna clase de violencia, más se lo pasaba bien y disfrutaba mucho. Pero el tiempo fue pasando.

Ya en el colegio, ella se iba dando cuenta de las cosas, y sintiéndose culpable se preguntaba:
¿Por qué mi padrastro, me hace el amor?




Un día ella contrajo una enfermedad venérea, y su madre la llevó a el ginecólogo; este le hizo algunas preguntas, como por ejemplo:
¿Tienes relaciones con algún chico?
- ¡No! Afirmaba con timidez.

El doctor no se lo creía en absoluto; pero bueno, nada podía hacer; así pues, solamente le dio un tratamiento.

Al poco tiempo la madre comenzó a sentirse mal; y después de acudir al ginecólogo, le informaron que también tenía la misma enfermedad.


La madre marchó a casa y se lo comentó a su hija. ¡Hija, tengo lo mismo que tú!

La niña se marchó corriendo a su habitación; y la madre fue tras ella, para que le diera una explicación.

Al presionarla un poco, la niña le confesó:
¡Mi padrastro, se acuesta conmigo desde hace mucho tiempo!


¡Qué!
¡Sí... mamá!

Cuando llegó el hombre a la casa, tuvieron una muy gorda; pues la madre de Carmina le reclamó de todo.


¡Eres un putero! ¿Con cuántas mujeres lo haces y por qué tuviste que violar a la niña? ¡Eres un cerdo!

Este se puso también como loco, y empezaron a pegarse.

Carmina se tiró encima, arañándole la cara; él de un golpe la tiró contra el paragüero, dejándola inconsciente. A la madre le dio tal paliza, que la dejó medio muerta.


Llevó a Carmina a su dormitorio rasgándole toda la ropa y la dejó completamente desnuda.
Ella se resistía, pero él era muy fuerte, y la golpeaba una y otra vez... ya consumado el acto le dijo:
¡Zorra asquerosa!

La dejó tumbada en la cama, Carmina, ensangrentada por los golpes, fue arrastrándose por el pasillo; bajó las escaleras a rastras y se dirigió a su madre.

La madre estaba inconsciente.

El infeliz estaba en el baño, arreglándose para irse a putear; pues era lo único que sabía hacer.

Estaba con la madre de Carmina, porque era la adinerada.

La jovencita se repuso como pudo, pero se volvió a desmayar. El tan flamenco se marchó como si nada, no le importó la chica.

Ya tarde, muy tarde; se despertó Carmina con todo el cuerpo dolorido, y vio que la madre había muerto.



Ella juró vengarse de todos los hombres.
Se dirigió al sótano, allí había un libro sagrado con las pastas de cuero, labrado con una cruz boca abajo... en oro.

El canto del libro también era en oro, muy gordo y grande; ella lo había visto, cuando tenía siete años, era de su bisabuela.

La casa de la abuela, era muy grande y muy antigua.

Carmina llamó a la policía, quienes llegaron con dos ambulancias. Las llevaron al hospital.

A los quince días, Carmina, ya repuesta, marchó a casa con su abuela, que estuvo todos los días con ella en el hospital. Al salir han debido enterrar a su madre.

La chiquilla lloró mucho en los brazos de su abuela. Al padrastro no lo han cogido todavía.

Carmina ha ido a ver la tumba de su madre. Después de limpiar y adornar, ha marchado para casa con la limusina y su chofer.


Al llegar, ha bajado al sótano, y cogió el libro; lo ha subido arriba... y fue al aposento de su abuela, preguntando:
¿Abuela, que me puedes contar de este libro?

La abuela cogió el libro con las dos manos, y besándole la palma de la mano a la niña, la invitó a sentarse, y le dijo:

¡Por supuesto que sí! Este libro era de mi madre.

Entre nosotras, se creía que era bruja... bueno, creo que un poco lo era.

Pues se casó seis veces. Siempre se le morían los maridos, y todos en la cama. ¡Ya sabes!


Pero mi padre, o sea tu abuelo; no murió en la cama. ¡No vayas a pensar eso! Tuvo un accidente en la mina.
Era el encargado del lugar, y cuando fue a rescatar a unos mineros, que habían quedado atrapados; él también se quedó allí... pues se derrumbó todo.

Mi madre perdió un poco la cabeza, pero era muy joven todavía. Con el tiempo se repuso, pero como era tan bella... así como tú; delgadita y alta. ¡Era muy elegante, una gran señora!

Y no es porque fuera mi madre, pero por aquel tiempo todos los hombres la cortejaban; ella se entregaba locamente al amor, era incansable... así era que se los cargaba.



El último marido que tuvo era muy borracho, aunque con muchísimo dinero; este era tan bruto que haciendo el amor; un día casi la ahoga. Él se excitaba de esa manera, pero mi madre llegó a cogerle miedo.
Un día, mi madre le dijo que jugarían a un juego; este estaba tan borracho, que se dejó hacer de todo. Ella lo amarró en la cama y se ha subido en lo alto. ¡Le hizo de todo!

Él con esa cara de idiota... ¡Lo tenías que ver! Se le caía hasta la baba. Mi madre le tenía asco, ese día se lo tiró... día y noche, sin parar; haciéndole el amor. Lo hizo tantas veces seguidas, que lo mató de un infarto... pues él estaba muy gordo.

Pero bueno... ¿Qué quieres de este libro? Y abriéndolo por el medio y le dijo: ¡Este libro está embrujado!


¿De veras?
¡Sí! Es muy peligroso, a mi madre la ingresaron aquel día, en un manicomio... y al poco tiempo murió.

Carmina exclamó: ¡Pobre abuela! Con lo bella que era.

Pero tu niña no sabes lo peor; por las calles de Londres se dice que tu abuela resucitó; y está en las calles deambulando, y entrando en todos los cabarets de allí.

Carmina cogió el libro, y se marchó al desván del sótano; ha leído un conjuro... este empezó por la loba.

ella no sabía de qué se trataba, pero el caso es que, este conjuro una vez empezado, no podrías dejarlo. Ella empezó a leerlo, y la verdad era que no tenía sentido; solo palabras sueltas. La chica se cansó y lo dejó en la silla.

Subió al comedor para compartir la cena con su abuela, después se acostó. Tuvo muchas pesadillas esa noche.

También soñó con su madre, quien se le apareció con los ojos amoratados; con un vestido de seda, todo lleno de sangre... la despertó y le dijo:


¡Hija mía, ten cuidado el malvado volverá!
Carmina aterrorizada se escondió debajo las sábanas, y se quedó dormida.

Eran sobre las cuatro de la mañana, cuando alguien entró en la casa; subió a su dormitorio y despacio sin que ella se diera cuenta, la había amarrado a la cama, de pies y manos.

La amordazó con las piernas abiertas; le cortó toda la ropa y la violó una y otra vez.

Ella no podía gritar, este le dio hasta grandes bocados en sus pechos, causándole grandes heridas.

Le dejó casi un pezón colgando... era su padrastro.

Ya cuando se hubo ensañado con ella, se marchó por donde vino.

Al día siguiente, la criada, cuando vio que Carmina, no se levantaba, entró en su dormitorio y dio, un grito de muerte.
¡Ayyyyyyyyy!

La abuela salió corriendo, preguntando:

¿Qué ha pasado?

¡La niña! ¡La niña! ¡La niña!

La abuela se dirigió corriendo al dormitorio de la chica y horrorizada exclamaba:

¡Hay mi niña! ¡Mi niña! ¡Dios mío!
¿Qué le han hecho a mi niña?


La abuela la desató, y Carmina se abrazó a su abuela diciéndole:
¡Abuela no pasa nada! ¡No llores más!

La joven se repuso, y se fue a la ducha. Después de bañarse, se curó el pezón; jurando en el espejo, que jamás les volverían a hacer daño.

Luego Carmina bajó al desván del sótano, y terminó de recitar todo el conjuro; pero aun así, no sentía nada de consuelo.

Esa misma noche se puso un vestido precioso; era largo, negro, con encajes blancos; con unos dibujos extrañísimos y preciosos... A la vez, este vestido era de su bisabuela; el cual le sentaba de muerte.

Se veía preciosa, con sus pechos erguidos, y un pelo recogido; le caía por los hombros hasta la cintura, negro sainó... precioso, brillaba con luz propia.

Eran las dos de la mañana, por las calles empedradas de Londres; las cuales, después de haberse regado por los mangueros de limpieza, brillaban con la luz de las farolas de gas.

De pronto aparece una señora por la calle, con unos tacones altísimos, al pasar por un Club alguien se acerca preguntándole:

¡Hola! ¿Está sola?
- ¡Sí!

La cara de la extraña mujer, apenas se le veía. Él la siguió hasta la esquina, dándole un tirón, la llevó, hasta una zona oscura.

Ha empezado a meterle mano, ella se ha dejado; el hombre le ha echado las braguitas abajo, metiéndosela.

Ella en ese mismo instante le ha mordido en el cuello, mientras... con sus uñas larguísimas, le ha cortado la yugular. El hombre cayó fulminado en el acto.



La misteriosa mujer, inconscientemente, vago hasta su casa. Al día siguiente, la criada, al ver el vestido manchado de sangre, sin comentario ninguno, lavo el vestido, dejándolo impecable.
Carmina, al despertar, llamó a su criada diciéndole:

Rosira hoy he tenido un sueño extraño, he soñado que me violaban; y que yo mataba de un bocado en el cuello. ¿Te imaginas?
¡Yo mordiendo a un tío! Ambas se echaron a reír ¡Ajájájá!

La criada, como todos los días, se dirigió al aposento de la abuela, para ofrecerle el desayuno.

Sin embargo, cuando ingresó, la señora yacía muerta, había sufrido un infarto, debido al dolor que le había causado la violación de Carmina.

La empleada le informó a Carmina lo sucedido, y está sin soltar una sola lágrima; llamó a la funeraria. Se llevaron a la abuela, la velaron y enterraron en el panteón familiar.

Carmina se vistió con un vestido negro y largo, con preciosos encajes; y sus tacones altos, estaba que se rompía de hermosa.


Al velatorio llegaron muchísimas personas, y celebridades importantes de la ciudad; pues la abuela tenía mucha influencia en la alta sociedad, tal cual había sido con su madre.
Ella, sin perder la compostura, asistió a todos los actos, y luego regresó a casa en su limusina.




Al poco tiempo, un gallardo caballero, primo suyo; empezó a cortejarla. Pero ella era reacia a las relaciones de pareja, aunque estaba super a gusto con él.
El chico era una bella persona y supersimpático, pero ella solo le permitía estar en casa hasta las diez. Él quería más, pero ella no lo dejaba... por el momento.

Ella estaba ilusionada, se acostaba pensando en su amor; pues este la hacía muy feliz. El chico jamás se pasaba con ella.

Llegando las dos de la madrugada, como siempre sonaba, el viejo reloj del pasillo...de esos grandes labrados de madera que sonaba:

¡Glon! ¡Glon!

Daba hasta respeto este reloj.



Ella inconscientemente, como si estuviera sonámbula; se vestía con su vestido negro precioso; siempre el de su abuela.


Se arreglaba perfectamente y después de utilizar su perfume embriagador... estaba ¡Irresistible!
Salió de la casa; después de caminar un rato por la calle, otro hombre se le acercó, diciéndole:

¿Eres la diosa del amor? ¡Eres tan bella, que moriría por ti!


Ella tan solo se limitó a verlo de reojo.
El hombre le preguntó:
¿Te gustaría tomar algo?

¡Ella dijo:! ¡Cómo no!

Se dirigieron hacia el club, ella, con su velo sobre la cara, tomaron dos copas. Ella pidió un Martini; charlaron durante un buen rato. Luego el hombre la invitó a un motel... ella no se resistió.

Al salir del club, ella seguía con su velo sobre el rostro; pues a esas horas de la noche, hace bastante frío por la calle.

Ya entrando en el motel, ella sin enseñarle el rostro; subieron a la habitación.

Se tomaron una botella de champán... ya desnudos, él empezó a hacerle el amor con delicadeza; ella posó su cuerpo hermoso encima de él, y durante el acto sexual se regocijaron un montón.


¡Ella en lo alto haciéndoselo muy bien!
La chica, en un momento, le acercó suavemente los labios hacia el cuello; arrancándole la yugular de un mordisco, mientras que con las uñas le rasgó el tórax... este sangraba a borbotones.



Carmina se levantó de allí, se duchó y arregló perfectamente. Salió como vino, con su velo cubriendo el rostro. Se dirigió a casa, en un coche caballos; que eran los taxis de aquellos tiempos.
Ya en su casa se acostó y durmió.

Así mismo estuvo noches y noches, matando a cantidad de hombres.

Mientras en el día, salía con su novio de lo más romántico; era muy tierna, vergonzosa, muy dulce, y exquisitamente elegante.

Una mañana él le preguntó:
¿Te quieres casar conmigo?
A tiempo que le entregaba, un precioso anillo de diamantes, el cual brillaba enormemente.

¡Sí! ¡Acepto! Exclamó la muchacha emocionada.


Carmina no era consciente de lo que hacía por las noches.
Sin embargo, la criada, que lo sabía todo, le dijo:

Te aconsejo que esperes al menos un año, por respeto a la muerte de tu madre y de tu abuela.

La joven aceptó sin decir nada... mientras las relaciones iban maravillosamente bien.

Una noche, y como siempre acostumbraba, salió a las dos en punto de casa; pero al salir... un atracador se percató del anillo que llevaba, pues brillaba tremendamente, y le ordenó:

¡Por favor, me entrega el anillo!

Carmina lo entregó inmediatamente.

El collar, también, exigió el ladrón.

Ella, sin rechistar, lo puso en la mano del hombre, más con la otra mano le rozó el cuello con la uña, tal cual si fuera una daga, y le quitó a la vez el collar y el anillo... pues al hombre ni siquiera le dio tiempo de cerrar la mano. Ella se retiró para que la sangre no la salpicara.



De pronto un hombre llegó por detrás, preguntando: ¿Le ocurre algo señora?

Ella, sin mirar atrás, respondió:
¡Sí! ¡Este hombre que me quiere robar!

El ladrón, con la mano en el cuello, seguía de pie... pero ya estaba muerto.

El otro hombre no se percató que estaba muerto, así que solamente le dijo a la chica:

Le acompañaré si lo desea.

Ella aceptó, y se marcharon de allí... cuando el ladrón se desplomaba en el suelo.

Ella le pareció conocida la voz del hombre que la acompañaba, pero no estaba segura... pues con la oscuridad de la noche, no se veía su cara.

El hombre, mientras caminaban, le pregunto:
¿Me aceptaría una copa?

Ella aceptó como siempre. Ya en el bar, la chica bajó el velo a la altura de los ojos y se tomó la copa. Observó al hombre y reconoció que era el padrastro; más él, a ella, no la distinguió... pues estaba muy cambiada. ¡Demasiado para reconocerla!


Este la invitó a su departamento, ella aceptó. Cuando llegaron observó en una mesa la foto de su madre.
A la chica le cambió el rostro, llenándose de ira y coraje. Mientras él iba por unas copas, ella se metió en la cama, completamente desnuda.

Cuando él vio, ese cuerpo tan hermoso, y su bien recortado y dibujado pubis, se quedó atónito; soltó las copas y empezó a besar su piel, centímetro por centímetro... hasta llegar a su sexo.

Ella lo detuvo poniéndole la mano sobre la cabeza, y le dijo:

¡Haremos un juego!

- Bueno, lo que tú quieras, exclamó encantado.

Ella se levantó despacito, luciendo su hermoso cuerpo totalmente desnuda; y coqueta empezó a amarrarle una mano, mientras con la otra se la pasaba por sus atributos.


Luego le amarró la otra, mientras pasaba su lengua húmeda, a lo largo de su cuerpo; hasta que llegó a su pene, dándole un gran chupetón a aquello.
Este lo tenía, que le iba a reventar, sigilosamente, bajó amarrándole una pierna; lo tenía que iba a explotar de gusto. Subió otra vez, y se recreó en su miembro un buen rato; bajo hacia abajo una vez más, atándole la otra pierna.

Ya inmóvil, le tapó la boca con un pañuelo de seda; aunque estaba empalmado completamente, por lo que no le gustó el pañuelo en la boca.

Ella volvió a bajar hacia su pene, metiéndosela completamente en su boca; ella seguía estimulándolo muy bien.

Cuando se iba a correr cortaba... así se mantuvo durante dos horas... ¡Era una tortura! El padrastro estaba, que ya que no podía más... después ella, por fin, le dejo correrse en su boca; más cuando se hubo corrido, espero hasta que se le aflojó y le preguntó:

¿Te ha gustado?
- Él dijo: ¡Sí! ¡Sí!
¿No sabes quién soy, verdad?
¡No!... Le dijo
¡Soy Carmina! ¡Has matado a mi madre! Y me has violado muchas veces. ¡Y no lo harás más!

Inmediatamente, el hombre trató de soltarse de las ataduras; mientras ella bajó la mano hasta sus atributos, cogiéndole con mucha suavidad su pene, lo introdujo en su boca y se lo arrancó de un mordisco.


Él se retorcía de dolor, sangrando tremendamente... ella se sacó el pene de la boca.
Acto seguido, retiró el pañuelo con el cual lo tenía amordazado, y le metió el pene en su boca... amordazándolo de nuevo, obligándolo así a tragarlo... mientras tanto, en su oído susurraba:
¡Ya jamás violarás a nadie!


Después le soltó el pañuelo de seda sobre sus partes cortadas, empapándose completamente en sangre.



Ella se dirigió a los cajones, encontrando todas las joyas de su madre; más un cajón lleno de alhajas de otras personas.
Carmina se llevó todas las joyas, y la foto de su madre.... se aseguró de lavarse muy bien y salió tranquilamente.

Sobre las siete de la mañana, cuando ya en la calle se encontraba... despertó de su trance, preguntándose:

¿Qué hago yo en la calle?

Confundida, se fue andando hasta su casa, estaba muy lejos y asustada. No entendía qué hacía allí.


Al llegar a casa, la criada estaba esperándola; pues la chica al parecer no había llegado a dormir.
Al ver a Rosira, Carmina le ha dicho:
¡Qué miedo he pasado! ¡No sé qué hago en la calle!

Rosira le ha dicho:
¡No te preocupes! ¡Ya todo ha pasado!
La criada la ha ayudado a acostarse, aunque ha amanecido... lleva toda la noche sin dormir.

La ha arropado diciendo para sus adentros:
¡Pobrecita! Más ya ha pasado todo. ¡El conjuro se ha cumplido!

A la mañana siguiente descubrieron el cadáver; las autoridades estaban locas, buscando pistas sobre estos asesinatos; pero no encontraron evidencia alguna.



En las noticias del diario se informaba:
- "Esta misma mañana han encontrado a un hombre desangrado en su cama amarrado, y sin pene, el pene no aparece, se cree que su verdugo se lo ha llevado." -

Desde ese acontecimiento, Carmina jamás salió de noche.

Continúo con su noviazgo y después de unos meses se casaron.

En su primera noche de intimidad, su novio le dijo:
¡Cómo haces el amor! ¡Eres como una diosa!

Ella respondió:
¡Seguro que sí!

Formaron una linda familia, pues con el transcurrir del tiempo tuvieron muchos hijos.

- Fin -
Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor