jueves, 5 de junio de 2014

..El hombre invisible de Enricostro. (novela)solo para mayores.


Aquí, en Bielorrusia. Se está llevando a cabo un gran experimento, se trata de hacer un ejército de hombres invisibles; Bueno, el caso es que ya se están creando estos soldados, que están programados a través de unos cascos; pero bueno, os diré quién soy yo.
Yo soy el chico de la limpieza, yo trabajo a partir de las diez de la noche, en este centro.

Cuando estaba limpiando cerca del túnel de invisibilidad he tropezado cayendo dentro. Esto me ha convertido en invisible; He escrito una carta de despido a la empresa, no quiero que se entere nadie.

La verdad es que esto es maravilloso, me he marchado en coche a casa; Pero antes he entrado en la casa de mi vecina, que siempre me ha tenido enamorado. Ella está leyendo en el salón, es un cielo de mujer.

Ahora se va, a la ducha y la estoy siguiendo; Me he metido con ella, quiero ver que hace una mujer en su intimidad. . ¡Madre mía, qué cuerpo! Es hermosísima en pelota, está que se rompe de buena, no me voy a poder aguantar, la voy a enjabonar... y ella ha empezado a gritar.

- Le he tenido que tapar la boca.
¿Quién eres... me ha preguntado?
- Soy el hombre invisible, que quiero hacer el amor contigo.
¡Y una mierda!... ¡Suéltame! 

¡Hacer el amor ni hablar!
La he cogido por detrás, con las manos en los pechos; ella me las quiere quitar.
He llegado antes a ella, ¡Oh! La tengo apretujadita a mí, y me ha dicho:
¡Guarro suéltame!
- Bueno, la he soltado, era broma; le he dicho.
-Soy yo tu vecino de enfrente, que tantas veces me he metido contigo... sabes que me tienes loquito.
Ella ha cedido... pero me ha dicho:
¡No me hagas daño!
- Bueno, no pensaba, hacerle daño.

Con el agua me estoy viendo en el espejo, parezco como de hielo, se ve que la humedad no me va, muy bien. Ella me está viendo también, se ha quedado alucinada; me está tocando todo el cuerpo.
Mi piel se siente suave como el cristal. Hemos salido hacia el dormitorio, se ha dejado hacer de todo. ¡Hemos gozado los dos!
¡Me ha encantado hacerlo, con alguien invisible! Susurró la chica. 
Le he preguntado:
¿Quieres que venga otra vez?
¡Siiii!
- Bueno, ahora tengo que sacarle a todo esto, el beneficio... puedo viajar, aunque iré de balde en todo. ¡Joder!

En este momento, voy a espiar en la comisaría; para ver qué hacen estos perrónes. Ha salido una patrulla, me he metido detrás. En el coche, no me he equivocado, se han echado a dormir.

En cuanto hemos llegado a una calle oscura, es de vergüenza, les voy a dar un susto; pulsaré el botón de la sirena. ¡Oh! Se han cagado de susto, se han puesto a patrullar. Se les ha quitado la ganas de dormir... ¡Esto no lo harán más!
Estoy cansado... cuando han parado, y han salido, me he ido a mi casa, pronto me acostaré. Pero cuando iba calle arriba, en un piso hay alguien pegando a una mujer, pues escucho gritos.  He llamado al timbre y me ha abierto un vecino, que me dice:
¡Está loco, que le está pegando a la mujer una paliza tremenda! ¡Llame a la policía!
- ¡Sí... a la policía verá este!

He arrancado un hierro, de una baranda del parque; esta desaparece cuando la toco. Bien, se va a enterar este tío, he subido a su piso, he llamado al timbre; me he apartado a un lado.

Se asoma a las escaleras y he entrado a la casa.  Nada más entrar; le ha roto la nariz a la mujer, de un puñetazo diciéndole:
¡So puta!
Con la barra...no me lo he pensado, le he reventado la cabeza.

Ella está en el suelo, cubriéndose la cara en un charco de sangre.
Él ha caído redondo, me parece que lo he matado; más no me importa; lo he sacado a las escaleras, y se ha caído por el hueco de ella.

Me he marchado con mi hierro. Al día siguiente he aparecido por allí, este está en el hospital, no ha muerto.
He ido al hospital, está semiinconsciente; me he pegado a su oído diciéndole:
- Como la vuelvas a pegar... ¡Te mataré! Este se ha cagado cuando me ha oído.

Ahora me gusta pasear por las noches. Por las calles veré que puedo solucionar; me he fabricado un buen garrote, este me servirá para protegerme de los intrusos.  

Aquí, cerca de un Pub, hay cuatro tíos metiéndose con una chica; le están toqueteando, ella está gritando, pero nadie la oye... o mejor nadie se mete por medio. 

¡Estos se enteran! E
l primero le he roto la cara, y ha caído piloto; otro en la cabeza... a este se la he abierto, quedan dos.

Estos no se dan cuenta, que hay dos amigos caos, en el suelo, entre los dos que quedan, uno se la está metiendo a la chica, mientras el otro la agarra, le he reventado la espalda y al otro la cabeza.
La chica está llorando, se acabó la historia.
Suuuu, le he dicho al oído. Ella mira a todos sitios, pero no ve a nadie. Yo le he dicho:

¡No mires hacia atrás! Aunque yo estoy delante de ella.
- ¡Vete a tu casa y no mires atrás... yo te seguiré para que no te pase nada! ¿Vale?
- Sí... pero ¿Quién eres?
¡No te preocupes!  Como verás, la noche no es para chicas solas.
Hemos ido a su casa, ha encendido la luz de su dormitorio, mirando a ver si me ve por la ventana. Le he gritado:
¡Ay no digas nada, o te acusarán de haber matado a alguno!
- ¡Sí! Respondió ella.
La verdad es que esto mola, me siento como un superhombre, haré muchísimas cosas buenas y malas.
Voy a visitar a mi amiga, son las once de la noche y tengo ganas de echar un buen polvo. He llegado a su portal, y he llamado al timbre, cinco veces; ya por fin me ha contestado.
¿Quién es?
- Soy yo tu amigo, el hombre invisible ¡Ja, ja, ja!
¡Ahhh, vete es muy tarde!
- Oye, si no me abres, estaré toda la noche con la mano en el timbre; ya verás como los vecinos, van a tu casa a pegarte que no.
¡Bueno... bueno ya te abro!
Me ha abierto y he entrado a su casa, no he hecho ruido alguno, no sabe dónde estoy.


¡Venga, ya es muy tarde... te puedo oler que quieres!

- Quiero acostarme contigo y echar un buen polvo.
¡Qué fino eres! ¡Es que es muy tarde!
- Anda será rápido... ¿Vale?
¡Bueno... venga! Espérame en la cama, me daré una ducha.
- Ahh y me quedaré a dormir contigo, no te importa en.
¡Buenooo... venga!
Ya en la cama lo hemos hecho, la verdad es que se me duerme la niña; bueno... ya ha empezado a sentir el placer de vivir.
¡Oh, sí, sí, sí, ooo!
- ¡Me ha clavado las uñas! ¡Es una fiera! ¡Ja, ja, ja!
Me he quedado dormido.

A la mañana siguiente... ¡Tonto de mí! Nunca debí quedarme dormido con nadie. Ella, cuando dormía, me ha buscado las manos, y me ha amarrado de pies y manos. Cuando he abierto los ojos, la tengo encima, me ha dicho:
¡Anda superhombre! ¿Ahora que en?
- Me la ha cogido, tirando un montón.
¡Ay! ¡Que me haces daño!
Ahhh! Si bueno y... ¿Si te la corto, ahora qué?
¡Por fa no! ¡Déjame...no te molestaré más! Te lo juro.

Ahhhh sí! Y eso ahora, ¿No me molestarás más en? Bueno, bueno... y si llamo a la policía que me creerán, cuando te toquen en.

¡No por favor! Me sueltas y no te molesto más.

Y mientras seguía tirando, la verdad es que me estaba empalmando.
¡Qué guarro! Te has empalmado en ahora, te vas a enterar.
Yo creía que iba por las tijeras, pero se la ha metido en la boca.
¡Ahhh, me ha dado un mordisco! ¡Niña que es mía joc!
Se ha subido encima de mí, moviéndose lentamente, ha apretado el ritmo, hasta que se ha corrido.
¡Ohhhh!
¡Y yo también!

Me ha soltado y me ha preguntado:
¿Quieres salir conmigo? No puedes hacerme esto, de llegar a las tantas.
- ¡Sí... vale!  Pero tengo que robar un banco.
¡No me digas! ¿Qué vas?, a robar un banco?
¡¡Seguro que sí!!! Jajajá jajá!!
Se ha reído ¡Ja, ja, ja!... Yo también,
Verás... esta mañana, ¿Tienes que hacer algo?
¡Esta mañana no! ¡Luego, más tarde sí!
¡Vale! Vente conmigo, pero no me hables, ni nada. ¿Vale?
Hemos llegado a la puerta del banco.
¡Espérame aquí en la esquina!

He entrado al banco. En el cajón del cajero, tiene un montón de billetes grandes; este se ha levantado... pues todos los papeles detrás de él, se los he tirado al suelo. Se ha agachado para recogerlos, y le he quitado todos los billetes a él.
Otro cajero le he hecho lo mismo, también se los he quitado; he salido por lo menos con cuatro mil euros, ya afuera le he dicho a mi chica.
¡Ven! ¡Vayámonos! ¿Qué te quieres comprar hoy? ¡Di lo que más te guste!
¡Venga! ¡Sal de aquí, so guarro! ¡Sal!
Me he salido, pero cuando la dependienta estaba descuidada, le he cogido cinco vestidos más. 

Nos hemos ido a casa; estos vestidos se los he soltado en lo alto de la mesa del salón, cuando lo ha visto me ha dicho:
¡Qué malo eres! En menos de una hora ya has cometido dos delitos.
Hemos empezado con el morreo y hemos terminado en la cama otra vez.
Le he soltado todos los billetes en la cama, ella se ha quedado alucinada cuando ha visto tanto dinero; junto ha empezado a gritar como loca... y yo:
¡Siiii! ¡Cállate los vecinos!
- Mañana iré al barrio este, donde se vende la droga; tenía ganas de darles un escarmiento a esos traficantes, les robaré toda la pasta, en sus propias narices. ¡Me encanta ser malo!

He ido, y casa por casa, le he mangado todo el dinero; hasta un lingote de oro que tiene uno, no sé de dónde lo habrá sacado, otro chulo de mujeres malas, la está calentando a ostias, en la casa donde ella hace sus cosas.
Con mi garrote le he abierto la cabeza, y le he quitado toda la pasta que lleva en el bolsillo, es un montón de billetes. El barrio está todo en guerra; por los robos todos se culpan, hay hasta tiros por las ventanas. La policía viene en camino y... ¡Yo me piro!
Esto en secreto. ¿Saben? Quiero ir a América y mataré a todo el que haga daño, a alguien me da igual, la edad que tenga... ¡Lo mató y fuera!


Yo seré la ley y todo será in fragante, para no equivocarme; hahh y me gustará espiar a los políticos corruptos, esos le daré la mayor paliza de su vida. 
Muchos como yo arreglaremos el mundo, este, de mierda, robaré todos los diamantes que pueda, y los enterraré donde me de la gana. Mataré a todos los mafiosos, que explotan a
las criaturas en África; y ayudaré a todo él que lo necesite, seré como un Robin Hood.

Esto será un juego para mí, robaré a los ricos y se lo daré a los pobres. Son tantas cosas las que me gustaría hacer, que me faltaran horas. He hecho tantas cosas buenas y malas, que Dios lo tendrá difícil, para juzgarme.

Cuando abrazo a una mujer, ella también desaparece, mientras yo la tenga cogida. Hay una chica, aquí en Manhattan; que es muy morbosa, le he dicho que haré el amor con ella, en la misma plaza. ¡Hemos salido totalmente desnudos!

Vamos por los pasillos, están plagados de gente. Ella mira a todos, pero como la llevo agarrada a mí; a ella no la ven tampoco, y hemos salido a la plaza. Allí mismo lo hemos hecho, pero ella chilla mucho; y todo el mundo está mirando por todos lados, más no nos ven. ¡Es muy emocionante!

Pero ella se ha soltado por un segundo, quedándose totalmente en pelota; delante de algunos ha chillado, y la he agarrado tapándole la boca.

¡Ven, ven! ¡Cállate! Que estos crean que, ha sido una alucinación.

Nos hemos ido de allí, a la oficina; se ha vuelto majareta, y la he dejado en la oficina para que se vista.

Sigo persiguiendo a maltratadores por la ciudad, llevó una vida intensa; ya he hecho de todo, ya no sé a quién joder. Pero cerca del agua ni hablar; iré a los países, estos donde los maltratos con menores están a flor de piel. 

Me subo en un avión, me marcho a un país hispano; más no diré su nombre, para no discriminar.


Y todos los países estos, aquí me necesitan mucho; he matado a muchas personas malas, solo al bajar del avión. Hay un barrio a pocos kilómetros, aquí hay un tipo en una aldea, que tiene cerca de veinte menores, de doce hasta veinte años.

 A las niñas les obligan, a hacer todo lo que quieren, los gordos asquerosos, estos.

He entrado de habitación en habitación, y me dan ganas de llorar; son crías. Se las chupan a estos, incluso han matado a más de una, esforzándolas por no decirlo más, a lo bestia ¡Es tremendo!


Muchas están llorando. ¡Dios mío! Una no quería, este le ha pegado con la correa, en la cara; le está diciendo que se acerque, y chupe la vergad. 
Estoy tan mal, que juro haré una masacre en este sitio. He empezado por el dueño, y sus compinches. Una mujer cómplice de este tío, he ido a por unas tijeras de podar, de esas curvas eso lo corta todo.

¡Ohhh no! ¡He vuelto a entrar este cerdo, con la polla tan larga, verá he retirado despacito a la niña... y con los testículos y todo!  Chaz.

Se la he cortado, chilla como un cerdo. La niña está aterrorizada de lo que ha visto, con los testículos en el aire flotando, ella está toda llena de sangre, está aterrada. Le he dicho a la niña:

¡Toma esto! ¡Entiérralo donde no lo encuentre nadie, y no vuelvas más!

Ella no la quería coger... le he dicho:

¡Te la tendrás que comer entonces!

¡Y lo ha hecho! Enterrándola en una maceta. 


He ido habitación por habitación, haciendo exactamente lo mismo con todos, y dándoselas a las chicas, la que no quiere.

Les he dicho que si no lo hacen, se la tendrán que comer.

Así que todas corriendo despavoridas, he limpiado todo el garito, ya las tienes en el jardín de enfrente; todas escarbando en cueros, enterrando testículos y penes a montones.

Esperemos que no críen.

A este y a la fulana, le he hecho que se coma la del patrón; lo siento, pero le he tenido que, dar algunas hostias antes de matarla. Ella era la cazadora de niñas. 

A mí, que una prostituta, gane dinero haciendo eso con los demás; no me importa en absoluto. Pero las menores debieran ser sagradas para los adultos. 


Otra cosa es que dos menores hagan el amor, doce o trece años lo hacen en las esquinas, pero son de la misma edades y por su propia cuenta.


Yo no me meto este antro, es un valle de sangre. La prensa ha encontrado a todos, los hartos cargos sin sus atributos; algunos se han desangrado y han muerto.

Otros se quedarán sin polla, para los restos de su vida. Nadie se explica cómo ha pasado esto, yo me he largado de aquí. 


Estoy lleno de sangre de estos cerdos, me iré a duchar. Buscaré a una chica de confianza, para ir a su casa, para bañarme en la intimidad; pues con el agua soy vulnerable.

Estoy caminando por la calle, un tío está pegando a otra chica, lo he arrastrado hasta un sitio oscuro, pues ya es de noche aquí.


Detrás de la esquina, con una cuerda, que se la he liado en el cuello; y lo he estrangulado sin querer. 
Le he quitado todo lo que lleva en el bolsillo, es muchísimo dinero. La he llamado, y se ha acercado a la esquina... le he dicho:
¡Vuélvete de espaldas! ¿Tienes casa?
- ¡Sí! ¡Sí!
¿Y tienes ducha?
¡Sí!... ¿Por qué?
- ¿Te importaría llevarme a tu casa? Quiero darme un baño... ¡Te lo pagaré! ¿Vale?
- ¡Si vale!
Camina tú delante, pero no te vuelvas, porque estoy aquí.
Es que tengo cinco niños, y no tengo que darles.
¡Pues este, no volverá a pegarte jamás!

Ha abierto la puerta de la casa, allí los cinco chiquillos:
¡Mamá! ¡Mamá! Una de dieciocho años llorando en un rincón; la madre se ha dirigido a la niña, esta le ha contado lo sucedido, era una de las que yo he liberado, se han puesto a llorar las dos.
Me he acercado a ella, que está en el suelo, abraza dita a su hija, y le he dicho al oído:
¡Llévame a la ducha! ¿Vale?
Ella se ha levantado y ha acostado a los niños. Le he dicho:
¡Soy producto de un experimento! Esta mujer es preciosa, me está tocando la cara, está alucinando. Cuando ha apartado las manos de mí, se las ha llenado de sangre; ha ido al lavabo a lavárselas.


Yo me he desnudado, pero ya con el vapor, mi cuerpo se va transformando, como si fuera de cristal; ella se ha quedado fijando en mí. El baño no tiene cortina, y ella se ha acercado a mí, pasando sus manos por todo mi cuerpo.
Está alucinando en colores, ha cogido una esponja y me ayuda, ha quitarme la sangre, y alucinada y diciendo:
¡Madre mía! Qué cuerpo más bonito de cristal. ¡Eres precioso!

Se ha revolcado conmigo en la ducha, pero no hemos hecho nada, solo le he dicho:
¡No podrás hablar jamás de esto! Además, que no te creerán... ¿Cierto?
- ¡Sí! ¡Sí!
Mi ropa quedó en el suelo, toda llena de sangre. Le he pedido:
¿Tienes algo de ropa para mí? 

- ¡Claro que sí!
Ella me ha vestido con la ropa de su marido, que ya no vive con ella, desde hace tiempo. 
En el suelo, con la ropa, aparece el garrote y una mochila con diversas armas, y las tijeras; todo lo ha vaciado ella... diciéndome:
¡Te lavaré la bolsa!
Ha caído también un gran montón de billetes en el suelo, se los he regalado a ella, pero le he dicho:
¡Ser prudente! Y no gastes más de lo habitual, o levantará sospechas. Por detrás, con una bandeja tremenda con de todo, he entrado en la casa, he puesto la mesa; eso olía que te mueres.
He llenado la mesa de cosas riquísimas, cuando ha salido de la ducha, y ha visto la mesa; se ha girado. Jamás vio tanta comida junta y tan riquísima, se le ha caído hasta la toalla; quedándose desnuda.

¡Vaya cuerpo que tiene ella! Como no me ve, ni se tapa siquiera, nos hemos sentado y hemos comido como reyes. Ella me ha preguntado:
¿Te quedaras a dormir en casa?

 - Yo le ha dicho: Bueno, no tengo donde dormir.
Me ha dicho: Tendrás que dormir conmigo, no tengo más camas.
- ¡Si vale!
La verdad es que yo no me fiaba mucho de ella; pues una mujer que tiene relaciones con muchos, las enfermedades están al día. Ella me dice:
Yo tomo precauciones en las relaciones, por si quieres algo, te lo daré con gusto.

 Bueno, nos íbamos a la cama, cuando ha salido la mayor. 
- ¡Mamá tengo hambre! No he comido nada, desde esta mañana.
Cuando ha visto tanta comida, que hay en la mesa, ha dicho:
¡Mamaaa!
- ¡Anda hija! ¡Cómete lo que quieras! Y apaga la luz y te acuestas.

Ella se ha metido en la habitación, y se ha acostado. Ella es tan hermosa y huele maravilloso; está para comérsela, y la verdad es que me la he comido toda.

Al amanecer he recogido todas mis cosas, y me he largado, a seguir con mi historia. Le he escrito una nota, de agradecimiento por esta noche de calor, y de amabilidad.

He seguido jodiendo a los mafiosos, llevo la mochila a rebosar de dinero. He pasado por un suburbio, jamás pensé que hubiera tantos indigentes allí. He ido repartiendo diez billetes a cada uno, sin que se den cuenta.
Una madre que pasaba con tres hijos para el colegio, he jugado con ella un poquito; he puesto diez billetes de cien dólares en el suelo, ella al verlo... ¡Madre mía! 
Qué cara mirando, hacia todos lados, se ha tirado de boca al suelo, cogiéndolos y guardándoselos sin mirar siquiera.

De pronto, al levantar la cara, le he dado un beso en los labios, se ha quedado de piedra; ha dejado a los niños en el colegio.  Y se ha marchado a casa asustada por tener tanto dinero. 
Me ha hecho mucha gracia, un hombre que pasa por mi lado, le he metido en la chaqueta un montón de billetes. También este se ha creído que se ha enganchado con algo la chaqueta, se ha metido la mano en la chaqueta sacando cantidad de billetes, ha dicho: 

¡Madre mía, de mi alma! ¿Qué es esto? Ha salido para su casa, también que se las pela, ya tiene el sueldo ganado. Me he escondido detrás de unas cajas, con una abertura delante; y he llamado a un chico que hay aquí enfrente. 

¡Niño! Eh h... ¡Ven! ¿Sí?
 Aquí en las cajas estas... mira, tengo este montón de sobres. Si los repartes por todos los buzones del barrio, te doy cincuenta dólares... ¿Qué me dices?
- ¡Sí! ¡Sí!
Pero te diré una cosa: Si encuentro algún buzón sin sobre, no te daré nada. ¿Vale?
- ¡Sí! ¡Sí!
Bueno... mira, te subiré a cien, dólares, hace.
¡Te espero aquí a las dos! ¿Vale?

Mientras haré algunas cosas por la ciudad, así ha pasado el tiempo; más me acordé del experimento militar, me he dado cuenta de que esto, es peligroso para la humanidad. Tengo que sabotear esto, ya son las dos, ha llegado el chico... le he dado el dinero.
¡Mira, me tengo que ir! Pero tengo esta caja llena de sobres, te llevará algún tiempo repartirlos. ¿Estás dispuesto?
- ¡Sí! ¡Sí, lo haré!
Pero el último sobre, será para ti... este tiene una equis grande escrita; lo cogerás, es el último. ¿Vale?
- ¡Sí... gracias!
¡Bien muchacho! ¡Serás un campeón!

He cogido un avión para Rusia. He entrado en el laboratorio, y he puesto tantos explosivos, que cuando esto eche a andar por la mañana, la explosión se oirá hasta en España.
He puesto cargas por todos sitios, no sé qué pasará con estos hombres, pues ellos sí dependen de las máquinas para vivir así. 
Que me largo de esta ciudad corriendo, a la mañana... la explosión ha sido tan grande, que el temblor de tierra ha supuesto de un Terremoto en la escala cinco de Richter.

Ya han muerto algunas personas, pero esto era muy peligroso para el mundo. Lo que yo no sabía es que, de alguna manera, yo también estaba conectado a ellos. 
Paseando por la calle me he ido transformando, estoy normal... y con muchísimo dinero en la mochila. He vuelto a casa y hoy vivo como una persona como cualquier persona. 
He visitado a mi vecina, y me he encontrado que tiene un niño de cinco años, pero está viviendo con otra persona...(Eso me ha dicho)
¡Te he esperado mucho tiempo! Creía que te había pasado algo, pues... ¡Nunca me llamaste!
- La verdad es que lleva razón, el tiempo ha pasado volando.
¿Ya no te pones invisible?
- ¡No! ¡Ya no!
¡Ahhh... pues así, sí que me ponías!
- Bueno, quién sabe, a lo mejor algún día. ¿Y este quién es?
- ¡Este es tu hijo!
¿Mío? ¡Vaya! ¿Cómo se llama?
- Juanito.

¡Ohhhh! ¡Es precioso!
Mi pareja está en paro, y se queda con el niño.
- ¿Pero lo quiere?
En un principio sí, pero discutimos mucho. Él no se quiere quedar con el niño.

- ¿Y por qué no lo dejas?
No lo dejó, porque tiene un carácter muy violento.
- ¿Pero te ha pegado?
¡No! Pero si me asusta un poco.
- ¡Lo siento! Pero mi niño, no se quedará con un gilipollas. ¡Échale!
Está acostado
 - ¡Échale!
Me tengo que ir a trabajar.
Lo ha llamado para que se quede con el niño, se ha liado a darle voces.
He cogido mi porra favorita, y no me lo he pensado nada, le he roto la espalda y le he dicho:
¡Yo soy el padre del niño! Si te vuelvo a ver en esta casa... ¡Te mato!

Ha salido corriendo, que se las pela. Ella me ha dicho:
¡Pero tú estás loco! ¿O qué?
- ¡Yo me quedaré con el niño! Y tú te irás a trabajar.
¡Lo que me faltaba! ¡Otro que no trabaja!
- Anda ven dame un beso... ¿Vale? Nos casaremos si tú quieres. Tenemos que dar los apellidos al niño, ¿Vale? Mira cielo... ¡No vas a ir más a trabajar!
-¡Ahhh sí! ¿Y de qué comemos?
¡Lo verás! ¿Sabes a donde vivo?
- ¡Sí!

¡Bueno! Toma las llaves, abres y verás lo que te encuentras, pero no vayas a gritar; que los vecinos están muy sensibles.
- ¡Vale!
Ha bajado para la calle y va, para mi casa. Cuando llegue verá, que toda la casa está llenita de billetes, por todos sitios. Chillará seguro, así mismo ha sido el chillido... pues se ha oído hasta en comisaría. ¡La madre que la trajo! 


Me he asomado por la ventana, y viene pegando saltos y chillidos; ha subido cuando ha abierto la puerta, ha encontrado al niño flotando en el aire.
Me he acercado a ella, y le he dado un chupetón en la cara. Ella se ha enganchado a mí, y los tres en el suelo revolcándonos...es un amor y nos querremos.
 ¡Esto será así, para siempre!


- Fin -

Enrique Nieto Rubio
Todos los Derechos Reservados.
Colabora en imagen .
Silvia  Regina Cossio Camara.

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