lunes, 17 de octubre de 2022

.Yo se que tú me esperarás de Enricostro

 

Yo sé que tú me esperarás,
entre sábanas de seda,

y rosas de pasión.
Presto vengo mujer,

para hacerte compañía,
y cuando entre la luz del día,
de tu vera partiré,

poseyendo ese cuerpo,
que brindas a mi querer.


Eres Diosa de la noche,

eres bella entre caricias,
bella amante o fiel esposa,

eres dulce melodía.


Más cuando yo vuelva otra vez,

y tu deseosa de tenerme,
y yo postrado a tus pies,
receloso por comerte,

ese cuerpo de mujer.


Que no lo quisiera dejar,

para tenerte todo el tiempo,
hasta que ya no pueda más,
Y morirme entre tus besos,

y que me hagas sollozar.


Dame la muerte, pues,

que yo muera junto a ti,
pero que sea de placer,

las rosas ya te las di.


Y que en mi epitafio diga,
este murió por mí,
por un empacho de pechos,
que de mi cuerpo le di.

Enrique Nieto Rubio.

derechos reservados.

yp.op.doyp.98.

.Entre tres, corazones unidos, de Enricostro

 



Ella... amor mío, qué te aflige, en tu querer,
. Si siguen pasando las horas, y no te puedo tener.

Él... Hay amada mía, que no consigo de ti,
Plasmarte, en mi alegría, yo me quisiera morir.

Ella... No te preocupes mi cielo,
que yo sabré del Querer,
Con esos ojos que tienes,
yo te los he de comer.

Él... Hay mi dulce golondrina,
tú me quieres Picar,
Como si de una golosina fuera,
no me dejarías nada.

Ella... Sí, mi amor, bien sabes,
que te quiero, y darte lo mejor.
Lo mejor del mundo entero,
te daré mi corazón.

Él... Si no es eso, amada mía,
sé que me quieres bien,
lo que me pasa mi vida,
es que hay otra mujer,
no es tu madre, ni la mía,
es un amor del ayer,
que me persigue en mis sueños,
y no me deja crecer,
en este amor que tenemos,
y me hace retroceder.

Ella... Sí, lo sé cariño mío,
sé que sufres por su amor,
ese amor perdido,
que un día se marchó,
sé que mucho la querías,
pero se tuvo que ir,
. Vagando, hacia otra vida,
y no me tienes a mí.

. Más por eso, cielo mío,
mírame estoy aquí,
Esperando que me digas,
qué más puedo hacer por ti.

Él... Sé que no tienes la culpa,
que aquello ya pasó,
quisiera sentir tu cuerpo,
dame un tiempo de amor.
Y acostumbrarme a tus besos,
esos besos de pasión.
Que me hagan olvidar,
que aquello, fue una ilusión.

Ella... Cuantos besos, yo te diera,
para hacerte feliz,
y entregarte mil pasiones,
y que me sientas en ti,
besos y amores queridos,
caricias y más amor,
del que nunca habrás tenido,
ese, te lo daré yo.

Solo déjate llevar,
solo, tú piensa en mí,
que yo te are suspirar,
ven, acércate ami.

Enrique Nieto Rubio.
derechos de autor.

.Cuento en prosa de una hada de Enricostro. (para mayores)

 

En un bosque encantado, una hadita se perdió, y su cuerpo, ya cansado, en pelotas, se durmió.
Bajo un árbol grandísimo, allí su cuerpo descansó
mientras un duende malvado, la acechaba sin razón.
Esperando estaba él, a que ella se durmiera, para atraparla en una jaula y hacerla su compañera.
Con unos polvos mágicos, que en su rostro, él le echó,
ya no despertaría y con ganas se la llevó, que su baba se le caía.
Al ver que era un bombón.

Pobrecita de la hadita, en una torre que está, rodeada de musarañas.
Que también la quieren probar.
Con cadenas este la tiene, tirada en un rincón,
con ese culito que tiene, y mirándola está el bribón.

Ella no quiere, no quiere, que se le acerque, este marraníto.
Que el culito quiere comerle, aunque solo sea un poquito.
Ella gritaba, y gritaba, no paraba de gritar, y este duende malvado,
se tuvo que retirar.
Llorando, ella quedó, con su cuerpecito desnudo.
Esperando que este guarrón, quisiera verle el culo.
Un águila que pasaba, y la sintió sollozar, se asomó por la ventana.
Y la vio suplicar.
Que le echara una manita, al águila le suplicó, con esa cara tan bella. El águila allí entró.
Con sus alitas abiertas, el águila la protegía, mientras rompía sus cadenas. Encima de él, ella se subía.
Agárrate bella hada, no te vayas a soltar, te llevaré hasta tu casa, y allí descansarás.
El águila salió volando, y el duende que lo vio, una lanza le ha tirado. Y en un costado la clavó.
:Aguanta águila le decía, vuela, vuela, ya no pares de volar, que mi casa queda cerca, y seguro llegaras.
Allí, en una cueva, el águila fue a caer. Y ella tiraba del águila, por si la pudieran ver.
En esa cueva tenía, agua bendita del manantial,
ella la tomó con su boca, y al águila se la quiso dar.
Ella le sacó la lanza, y en sus heridas, más agua le echó, el águila moribunda, y casi muere de dolor,
por fin se ha recuperado, con el agua que le dio.
Y en hado se ha convertido, y con ella se casó, y vivieron muy felices. Para siempre, en su amor.

Enrique Nieto Rubio.
derechos de autor.
Cuento.

.En la arena yo grave de Enricostro.

 

En la arena yo grabé, un corazón del amor
pensando en ese querer, que el tiempo nos lo robó.

En la arena yo impregné, mi sentimiento asía ti,
para que el mar te lo alargará, a la playa de tu sentir.

Yo busqué mis sentimientos, y los puse en este corazón,
esperando que flotaran, hasta llegar a tu prisión.

Esa prisión que nos separa, y no nos deja avanzar,
en serrados entre barrotes, nuestro amor se morirá.

Abrázame, amada mía, que navegó en alta mar,
buscando una estrella, que me quiera iluminar.

Yo sé que llegaré, si un corazón tú llegaras a formar.
En esa playíta tuya, el mío te encontrará.

Y los dos viviremos juntos, sin cadenas y en libertad.

Enrique Nieto Rubio. 

derechos reservados.