lunes, 17 de octubre de 2022

..Cuento en prosa de una hada de Enricostro. (para mayores)

 

En un bosque encantado, una hadita se perdió, y su cuerpo, ya cansado, en pelotas, se durmió.
Bajo un árbol grandísimo, allí su cuerpo descansó
mientras un duende malvado, la acechaba sin razón.
Esperando estaba él, a que ella se durmiera, para atraparla en una jaula y hacerla su compañera.
Con unos polvos mágicos, que en su rostro, él le echó,
ya no despertaría y con ganas se la llevó, que su baba se le caía.
Al ver que era un bombón.

Pobrecita de la hadita, en una torre que está, rodeada de musarañas.
Que también la quieren probar.
Con cadenas este la tiene, tirada en un rincón,
con ese culito que tiene, y mirándola está el bribón.

Ella no quiere, no quiere, que se le acerque, este marraníto.
Que el culito quiere comerle, aunque solo sea un poquito.
Ella gritaba, y gritaba, no paraba de gritar, y este duende malvado,
se tuvo que retirar.
Llorando, ella quedó, con su cuerpo desnudo.
Esperando que este guarrón, quisiera verle el culo.
Un águila que pasaba, y la sintió sollozar, se asomó por la ventana.
Y la vio suplicar.
Que le echara una manita, al águila le suplicó, con esa cara tan bella. El águila allí entró.
Con sus alitas abiertas, el águila la protegía, mientras rompía sus cadenas. Encima de él, ella se subía.
Agárrate bella hada, no te vayas a soltar, te llevaré hasta tu casa, y allí descansarás.
El águila salió volando, y el duende que lo vio, una lanza le ha tirado. Y en un costado la clavó.
:Aguanta águila le decía, vuela, vuela, ya no pares de volar, que mi casa queda cerca, y seguro llegaras.
Allí, en una cueva, el águila fue a caer. Y ella tiraba del águila, por si la pudieran ver.
En esa cueva tenía, agua bendita del manantial,
ella la tomó con su boca, y al águila se la quiso dar.
Ella le sacó la lanza, y en sus heridas, más agua le echó, el águila moribunda, y casi muere de dolor,
por fin se ha recuperado, con el agua que le dio.
Y en hado se ha convertido, y con ella se casó, y vivieron muy felices. Para siempre, en su amor.

Enrique Nieto Rubio.
derechos de autor.
Cuento.

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