lunes, 9 de junio de 2025

..La maldita soledad, de Enricostro.

 Niña, Modelo, Dama, Moda, Modelado

Cuando una mañana te levantas,

y el silencio de tu casa, te estremece,

solo es porque vives con una mala mujer,

Traicionera y sin amor.

*

O soledad que mala eres para mí, 

que todos los días juntos,

y nada me quieres decir.

*

Me privas de las emociones,

la dicha y el amor,

nos sentamos en los rincones,

esperando y sin razón,

*

Mirando me siento triste,

una casa fantasmal,

que está llena de recuerdos,

que tú me obligas a olvidar,

*

O soledad traicionera,

que nada me quieres decir,

y todo el día en espera,

A que me digas que sí.

Ya son las once de la noche,

el reloj empieza a trinar,

la oscuridad se cierne en mis ojos,

y solo te veo a ti,

mi maldita soledad.

*

De Enrique Nieto  Rubio,

derechos de autor.

domingo, 1 de junio de 2025

..El cementerio de. vorkuta en Rusia...1935. de Enricostro.

 

  

Una ciudad a menos 25  grados bajo cero. 

En sus calles, bajo una extraña cosa, caída del espacio exterior, ocurrió una gran explosión en su superficie a unos quinientos metros sobre el suelo.

Esta explosión ha dejado una gran nube grisantea, con un olor putrefacto, quizás levantado por los cientos de muertos asesinados por el régimen en toda la ciudad, convirtiendo todas las viviendas en este gran cementerio, devastador. Pues quedó sin vida a miles de Kilómetros, algo así como ocurrió en Chernóbil centrar nuclear. Bueno a todos los efectos parece ser un virus desconocido,

nada se mueve por las calles, carreteras muertas y lo que es peor a miles de kilómetros, poco a poco va pasando lo mismo.

Esta nube, además de esparcirse a gran velocidad, va tomando fuerza con los vientos y reforzándose en su esencia vírica,

Aquí dentro de los hogares parece haber personas que se mueven vista desde las ventanas, pero parecen no tener cara ni ojos, es como si alguna clase de zombis fueran...

Este impacto es algo desconocido.

El aire helado de Vorkuta no solo corta la piel, sino que ahora transporta un horror indescriptible. La nube grisácea avanza sin obstáculos, devorando la vida a su paso, transformando cada rincón en una extensión del mismo cementerio. A medida que el viento la arrastra hacia territorios aún más lejanos, sus efectos se vuelven más evidentes: los rostros desvanecidos tras las ventanas, figuras que deberían ser humanas, pero han perdido toda identidad.

Los sobrevivientes, aquellos que aún conservan la conciencia, sienten el peso de una condena sin precedentes. ¿Es una enfermedad? ¿Una maldición? Nadie lo sabe, pero los cuerpos que deambulan sin ojos y sin expresión parecen ser prueba de que la humanidad está cambiando en formas que desafían toda lógica.

En medio de este paisaje desolador, un grupo reducido de personas se encuentra en una lucha silenciosa contra la niebla opresiva. Han visto lo que sucede a quienes permanecen demasiado tiempo bajo su sombra, y ahora intentan escapar, aunque el frío y la desesperación les dificultan cada paso. Uno de ellos, un hombre marcado por cicatrices tanto físicas como emocionales, sostiene un cuaderno donde ha anotado cada detalle de la tragedia. "Si alguien encuentra esto—" escribe con manos temblorosas. "—que sepa que el fin comenzó aquí."

Un grupo de científicos Europeos están investigando esta anomalía, siempre van con trajes espaciales

por lo visto estas personas inertes, no son peligrosas para otros humanos aparte de que los contaminen

ellos parecen alimentarse de partículas en el aire, o de las plantas, son como si fueran plantas andantes. 

Todos van desnudos, pues sus pies necesitan el contacto del suelo.

La investigación de los científicos avanza lentamente. Con cada análisis, descubren que estas criaturas no solo absorben nutrientes de la atmósfera y el suelo, sino que parecen formar una red interconectada, como si fueran una extensión de algo mayor. Se comunican sin palabras, moviéndose en sincronía, como hojas arrastradas por el viento.

Uno de los científicos, el doctor Renard, un experto en biología extrema, anota sus hallazgos en un informe. "Estos seres no muestran signos de agresividad, pero su estructura celular es completamente desconocida. Son más que zombis. Son algo... nuevo."

El virus se está modificando, según se acerca a Europa, por las altas temperaturas,

ya en Alemania está pasando algo distinto, solo que las personas han dejado de pensar coherentemente, todo es un caos, nada funciona bien, todo son topetazos unos contra otros en las oficinas,

y así sigue comiéndose a Europa entera. Y quizás pronto estará en todo el mundo. 

La niebla gris de Vorkuta, con su esencia viral y su expansión imparable, se ha convertido en una fuerza que reconfigura el destino de la humanidad. La incertidumbre es total. Con cada kilómetro que avanza, transforma no solo cuerpos, sino también la mente de quienes quedan atrapados en su influencia.

En Alemania, el caos ya se ha instalado. No es la muerte silenciosa de Rusia, sino una alteración profunda del pensamiento y la conducta. La gente se mueve sin rumbo, chocando entre sí, perdiendo el sentido de la realidad. El lenguaje se desintegra en murmullos incomprensibles, los sistemas colapsan y la sociedad empieza a fragmentarse bajo una extraña disonancia. Es como si la niebla reescribiera la conciencia misma.

Los científicos en trajes espaciales han intentado seguir el patrón de la propagación, pero cada región responde de manera diferente. Lo que comenzó como una infección silenciosa, ahora se adapta, muta, juega con los límites de la biología y la psique humana.

Mientras Europa sigue cayendo en esta distorsión, en un laboratorio oculto en Suiza, los últimos expertos en genética y virología estudian la posibilidad de un antídoto. El doctor Renard, el mismo que vio las criaturas sin rostro en Rusia, ahora lidia con ecuaciones que desafían toda lógica. “Esto no es un virus convencional,” murmura mientras observa un microscopio. “Esto es un organismo con propósito.”

Pero, ¿cuál es ese propósito? ¿Es una nueva forma de vida emergiendo de los restos del mundo? ¿O acaso es una fuerza exterior que reconfigura la existencia para algo aún desconocido?

La pregunta sigue sin respuesta, mientras la niebla sigue su marcha, inalterable, incontrolable, devorando fronteras, historia y humanidad misma.

Hasta ahora en la tierra todo era en plan silencioso, pero ahora se ha convertido en un desastre mundial que solo se narra desde la plataforma espacial Rusa y europea que vigilan la tierra todos con las manos en las cabezas viendo la destrucción total.

Los aviones militares y de pasajeros caen en barrena contra la tierra, causando millones de muertos en todo el mundo, las ciudades están todas en llamas, todo explota, todo arde, mas no hay nadie que lo pueda arreglar.  Pero lo extraño, es que todas las personas contaminadas, vomitan como una leve espuma agachándose en el suelo, quedando envueltos en ella, que ni el fuego penetra dentro, es una forma de defensa...

No sé cuanto, tardara la tierra en ser destruida, lo que sí parece ser una realidad es que todas las plantas se comunica con estos, ahora seres extraños, y se defienden contra los incendios.

El mundo ha dejado de existir como tal, no queda vida humana dentro y solo quedaran los científicos que estén en el espacio y aquellos que Allan conseguido aislarse bajo tierra 

supuestamente, la humanidad terminará desapareciendo como tal.

Siendo un mundo vegetar, a no ser que alguien venga de otro mundo a vivir a aquí de vacaciones, y que fueran ellos lo que lo provocaron todo.   

Enrique Nieto Rubio.

Y Copilot.

Derechos reservados. 

Posdata.

 La humanidad, tal como se conocía, ha llegado a un punto irreversible. Los que permanecen en el espacio, aislados de la catástrofe, podrían sobrevivir… pero solo si sus recursos son suficientes para sostenerlos indefinidamente. Y los que están bajo tierra, en refugios ocultos, enfrentarán una elección difícil: seguir encerrados hasta que el mundo exterior se estabilice o arriesgarse a salir y exponerse a la nueva forma de vida que ahora domina la superficie.

Si el virus lo ha consumido todo, entonces cada intento de reintegración los llevará a ser parte de esta transformación. ¿Se adaptarán a esta nueva existencia? ¿Encontrarán una forma de restaurar lo que queda? O quizás, el planeta ya no será suyo, convirtiéndose en un reino vegetal, donde la antigua humanidad solo será un recuerdo lejano, un mito en la historia de esta nueva era.

domingo, 18 de mayo de 2025

..Soy un caballo de Enricostro.(Cuento)

Caballos Arabes

Yo soy un caballo, cuando era más joven, me compraron para un regalo de comunión para un chico llamado Fran.

 Es un buen chico de familia adinerada, yo aprendí muchas cosas de Fran, pero el tiempo ha pasado muy rápido, y Fran ha conocido a una preciosa chica, pero a ella no les gustan los caballos, así que me veo cada vez más solo y abandonado.

Ya me dejo en la cuadra sin echarme cuentas y un arriero que tenía. Como yo fui criado para obedecer solo a Fran, no hacía caso de nada y me golpeaba día tras día.

 Un día Fran quiso montarme para dar una vuelta, pero yo ya no lo quería, así que empecé a cojear y desistió del paseo.

 Me vio, que estaba muy mal, así que dedicó un tiempo a curarme, pero yo seguía cojeando no porque estuviera enfermo, sino porque me daba la gana.

 Ya no quería a nadie encima de mí.

 Lo que intento es que mi amó se despegue de mí, ya que aquí cerca hay una reserva de caballos en libertad, y unas preciosas yeguas deseosas de buenos ceméntales como yo, y como tal yo anhelo esa vida que nunca tuve, ya que un día Fran me llevo por allí y corrimos detrás de aquella manada.

Yo pasaba los días, observando el horizonte, sintiendo el aire en mi piel, escuchando el eco de los cascos, galopando en la distancia. La reserva no estaba lejos, y cada noche soñaba con el día en que pudiera unirme a la manada, que una vez vi correr con fuerza y propósito.

Fran, ajeno a mis deseos, de este viejo compañero, intentaba recuperar la conexión perdida.

 Me acariciaba, me ofrecía zanahorias, me hablaba con ternura, pero yo  ya no respondía como antes. 

Su corazón pertenecía a otro mundo, a otra vida.

Una tarde, la tormenta azotó la finca con furia. El viento abrió la puerta de la cuadra y yo sentí el llamado. Sin pensarlo dos veces, corrí.

 Al principio, mis patas temblaban de emoción y miedo, pero luego, cuando vi la valla que me separaba de mis sueños, supe lo que debía hacer. Con un último esfuerzo, salte.

El golpe contra la tierra me sacudió el cuerpo, pero la sensación de libertad me invadió el alma.

Corrí, más rápido de lo que jamás había corrido, sin mirar atrás. La manada estaba cerca, podía oírla. Y entonces, entre los árboles, la vi.

Las yeguas levantaron la cabeza al notar mi presencia, sus ojos brillaban con curiosidad. Los sementales trotaban con majestuosidad. Sin dudarlo, yo alcé la cabeza, y relinché con fuerza. No era un regalo de comunión, ni una posesión olvidada, ni un esclavo de la obediencia. Era uno más entre ellos.

Era libre.

Yo, aun con el eco de la manada, en mi corazón, levante la vista y vi la linde de la montaña lejana, recortada contra el cielo anaranjado del atardecer. Era un lugar que prometía más que solo libertad. Mi instinto me decía, que allí encontraría mi verdadero hogar, donde el viento cantaba historias y la tierra no conocía límites.

Comencé a trotar, sintiendo cómo mi cuerpo respondía con energía renovada. Cada paso me acercaba a la montaña, y con cada brisa que acariciaba mi piel, el deseo de llegar crecía.

Las yeguas me miraban desde lejos, pero no me siguieron. Sabían que yo tenía un camino distinto, uno que no se podía compartir, sino conquistarlo solo.

A medida que subía la pendiente, sentí el peso de los años de servidumbre caer detrás de mí, como un viejo equipaje que nunca debí llevar.

 Mis patas golpeaban la tierra, con firmeza, mi respiración se hacía más profunda, más intensa, y en mi pecho crecía un fuego que nunca antes había sentido.

Cuando Alcácer, la cima, me detuve.

 El viento rugía a mi alrededor, despeinando mi crin, y ante mí se desplegaba un valle inmenso, indómito, vibrante de vida.

Era libre, sí. Pero ahora, más que eso, era dueño de mi destino.

Desde lo alto de la montaña, yo contemplaba el valle con sus praderas ondulantes y los ríos que serpenteaban entre los árboles. Pero en medio de aquella inmensidad, mis ojos se detuvieron en una figura elegante y serena.

Era una yegua de pelaje blanco como la nieve, su crin ondeaba con la brisa, y su porte irradiaba una gracia que yo jamás había visto. Se movía con tranquilidad, pero con cada paso. Parecía flotar sobre la hierba.

Algo en mi presencia, despertó un fuego distinto en mi interior. No era el deseo de correr ni de desafiar los límites del mundo. Era otra clase de impulso, más profundo, más íntimo.

Decidí acercarme con cautela, no quería parecer un intruso. Descendí la montaña con movimientos suaves, mi mirada fija en aquella criatura majestuosa. La yegua, al notar mi presencia, levante la cabeza, sus ojos reflejaban la luz de la luna.

Por un instante, nuestras miradas se cruzaron, y en ese breve segundo, el tiempo pareció detenerse.

Había recorrido un largo camino, para llegar a la libertad, pero ahora, en aquel valle iluminado por estrellas, entendía que la verdadera aventura apenas comenzaba.

¿Qué te parece este desarrollo? Podemos añadir más detalles sobre la conexión entre ellos, los diálogos silenciosos que transmiten sus emociones, o incluso crear un momento especial que los una aún más. ¡Sigamos dándole vida a esta historia!

Los días pasaban, y  no podía apartar la mirada de la yegua. Su presencia era como un imán, un llamado silencioso que me atraía sin necesidad de palabras.

Pero, ¿cómo acercarme? No era como antes, cuando los humanos me daban órdenes, o imponían lazos sin preguntarme.

 Aquí, en la inmensidad de la reserva, todo debía surgir de la propia voluntad.

Una mañana, cuando la brisa fresca acariciaba las praderas, la yegua tropezó con una piedra oculta en la hierba y perdió el equilibrio por un instante. Fue suficiente para que yo me acercara, preocupado, por un instinto, protector, que no sabía que tenía.

Ella me miró con una mezcla de sorpresa y ternura, y en ese instante, el hielo se rompió.

Desde entonces, comenzamos a correr juntos, a compartir el amanecer y el susurro del viento entre los árboles. Yo no necesitaba ser el más fuerte, ni demostrar mi destreza; solo necesitaba estar junto a ella.

El amor no era una atadura, sino una elección. Una aventura sin dueño, sin riendas, solo el latir de dos almas galopando al mismo ritmo.

Enrique Nieto Rubio.

Y Copilot.

Derechos reservados.



martes, 6 de mayo de 2025

..Que no me quieras tu mirar de Enricostro.

  Que no me quieras tú mirar,

   en esta noche de amor,

 donde la luna solloza,

   y mi alma llama tu voz.

*

 Sombras cubren mi anhelo,

 susurros que no vendrán, 

 y aunque el viento te nombre, 

 sé que no me mirarás. 

*

Pero mi amor yo insisto,

note separes de mí,

que la noche es muy fría,

y moriré yo  sin ti.

*

dame el calor de tu cuerpo,

para poder subsistir,

 en esta noche de miedo,

si tú te alejas de mí.

*

Enrique Nieto Rubio.

Derechos reservados 

Colabora, Copilot.