domingo, 1 de junio de 2025

..El cementerio de. vorkuta en Rusia...1935. de Enricostro.

 

  

Una ciudad a menos 25  grados bajo cero. 

En sus calles, bajo una extraña cosa, caída del espacio exterior, ocurrió una gran explosión en su superficie a unos quinientos metros sobre el suelo.

Esta explosión ha dejado una gran nube grisantea, con un olor putrefacto, quizás levantado por los cientos de muertos asesinados por el régimen en toda la ciudad, convirtiendo todas las viviendas en este gran cementerio, devastador. Pues quedó sin vida a miles de Kilómetros, algo así como ocurrió en Chernóbil centrar nuclear. Bueno a todos los efectos parece ser un virus desconocido,

nada se mueve por las calles, carreteras muertas y lo que es peor a miles de kilómetros, poco a poco va pasando lo mismo.

Esta nube, además de esparcirse a gran velocidad, va tomando fuerza con los vientos y reforzándose en su esencia vírica,

Aquí dentro de los hogares parece haber personas que se mueven vista desde las ventanas, pero parecen no tener cara ni ojos, es como si alguna clase de zombis fueran...

Este impacto es algo desconocido.

El aire helado de Vorkuta no solo corta la piel, sino que ahora transporta un horror indescriptible. La nube grisácea avanza sin obstáculos, devorando la vida a su paso, transformando cada rincón en una extensión del mismo cementerio. A medida que el viento la arrastra hacia territorios aún más lejanos, sus efectos se vuelven más evidentes: los rostros desvanecidos tras las ventanas, figuras que deberían ser humanas, pero han perdido toda identidad.

Los sobrevivientes, aquellos que aún conservan la conciencia, sienten el peso de una condena sin precedentes. ¿Es una enfermedad? ¿Una maldición? Nadie lo sabe, pero los cuerpos que deambulan sin ojos y sin expresión parecen ser prueba de que la humanidad está cambiando en formas que desafían toda lógica.

En medio de este paisaje desolador, un grupo reducido de personas se encuentra en una lucha silenciosa contra la niebla opresiva. Han visto lo que sucede a quienes permanecen demasiado tiempo bajo su sombra, y ahora intentan escapar, aunque el frío y la desesperación les dificultan cada paso. Uno de ellos, un hombre marcado por cicatrices tanto físicas como emocionales, sostiene un cuaderno donde ha anotado cada detalle de la tragedia. "Si alguien encuentra esto—" escribe con manos temblorosas. "—que sepa que el fin comenzó aquí."

Un grupo de científicos Europeos están investigando esta anomalía, siempre van con trajes espaciales

por lo visto estas personas inertes, no son peligrosas para otros humanos aparte de que los contaminen

ellos parecen alimentarse de partículas en el aire, o de las plantas, son como si fueran plantas andantes. 

Todos van desnudos, pues sus pies necesitan el contacto del suelo.

La investigación de los científicos avanza lentamente. Con cada análisis, descubren que estas criaturas no solo absorben nutrientes de la atmósfera y el suelo, sino que parecen formar una red interconectada, como si fueran una extensión de algo mayor. Se comunican sin palabras, moviéndose en sincronía, como hojas arrastradas por el viento.

Uno de los científicos, el doctor Renard, un experto en biología extrema, anota sus hallazgos en un informe. "Estos seres no muestran signos de agresividad, pero su estructura celular es completamente desconocida. Son más que zombis. Son algo... nuevo."

El virus se está modificando, según se acerca a Europa, por las altas temperaturas,

ya en Alemania está pasando algo distinto, solo que las personas han dejado de pensar coherentemente, todo es un caos, nada funciona bien, todo son topetazos unos contra otros en las oficinas,

y así sigue comiéndose a Europa entera. Y quizás pronto estará en todo el mundo. 

La niebla gris de Vorkuta, con su esencia viral y su expansión imparable, se ha convertido en una fuerza que reconfigura el destino de la humanidad. La incertidumbre es total. Con cada kilómetro que avanza, transforma no solo cuerpos, sino también la mente de quienes quedan atrapados en su influencia.

En Alemania, el caos ya se ha instalado. No es la muerte silenciosa de Rusia, sino una alteración profunda del pensamiento y la conducta. La gente se mueve sin rumbo, chocando entre sí, perdiendo el sentido de la realidad. El lenguaje se desintegra en murmullos incomprensibles, los sistemas colapsan y la sociedad empieza a fragmentarse bajo una extraña disonancia. Es como si la niebla reescribiera la conciencia misma.

Los científicos en trajes espaciales han intentado seguir el patrón de la propagación, pero cada región responde de manera diferente. Lo que comenzó como una infección silenciosa, ahora se adapta, muta, juega con los límites de la biología y la psique humana.

Mientras Europa sigue cayendo en esta distorsión, en un laboratorio oculto en Suiza, los últimos expertos en genética y virología estudian la posibilidad de un antídoto. El doctor Renard, el mismo que vio las criaturas sin rostro en Rusia, ahora lidia con ecuaciones que desafían toda lógica. “Esto no es un virus convencional,” murmura mientras observa un microscopio. “Esto es un organismo con propósito.”

Pero, ¿cuál es ese propósito? ¿Es una nueva forma de vida emergiendo de los restos del mundo? ¿O acaso es una fuerza exterior que reconfigura la existencia para algo aún desconocido?

La pregunta sigue sin respuesta, mientras la niebla sigue su marcha, inalterable, incontrolable, devorando fronteras, historia y humanidad misma.

Hasta ahora en la tierra todo era en plan silencioso, pero ahora se ha convertido en un desastre mundial que solo se narra desde la plataforma espacial Rusa y europea que vigilan la tierra todos con las manos en las cabezas viendo la destrucción total.

Los aviones militares y de pasajeros caen en barrena contra la tierra, causando millones de muertos en todo el mundo, las ciudades están todas en llamas, todo explota, todo arde, mas no hay nadie que lo pueda arreglar.  Pero lo extraño, es que todas las personas contaminadas, vomitan como una leve espuma agachándose en el suelo, quedando envueltos en ella, que ni el fuego penetra dentro, es una forma de defensa...

No sé cuanto, tardara la tierra en ser destruida, lo que sí parece ser una realidad es que todas las plantas se comunica con estos, ahora seres extraños, y se defienden contra los incendios.

El mundo ha dejado de existir como tal, no queda vida humana dentro y solo quedaran los científicos que estén en el espacio y aquellos que Allan conseguido aislarse bajo tierra 

supuestamente, la humanidad terminará desapareciendo como tal.

Siendo un mundo vegetar, a no ser que alguien venga de otro mundo a vivir a aquí de vacaciones, y que fueran ellos lo que lo provocaron todo.   

Enrique Nieto Rubio.

Y Copilot.

Derechos reservados. 

Posdata.

 La humanidad, tal como se conocía, ha llegado a un punto irreversible. Los que permanecen en el espacio, aislados de la catástrofe, podrían sobrevivir… pero solo si sus recursos son suficientes para sostenerlos indefinidamente. Y los que están bajo tierra, en refugios ocultos, enfrentarán una elección difícil: seguir encerrados hasta que el mundo exterior se estabilice o arriesgarse a salir y exponerse a la nueva forma de vida que ahora domina la superficie.

Si el virus lo ha consumido todo, entonces cada intento de reintegración los llevará a ser parte de esta transformación. ¿Se adaptarán a esta nueva existencia? ¿Encontrarán una forma de restaurar lo que queda? O quizás, el planeta ya no será suyo, convirtiéndose en un reino vegetal, donde la antigua humanidad solo será un recuerdo lejano, un mito en la historia de esta nueva era.

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