Mi, querido diario, he decidido tomar un avión e irme a Caracas,
con todo el dinero que me han dado, ahora mi es mujer no me ha pedido nada, pues dice que no quiere nada mío.Cuando llegue, veré si puedo invertir mi dinero en algún negocio,
pues quien sabe, a lo mejor se me da muy bien.
Yo he sido camarero, y quizás ponga un bar o cafetería, no sé todo, ahora es un sueño.
He pasado unos días, muy malos, solo pensando en ella y en nuestro hijo, veré como le va.
En poco más de doce horas, he llegado a Caracas,
He buscado una pensión, pues he llegado agotado.
Hoy ya me encuentro mejor, y he decidido coger un taxi y me ha llevado hasta la misma puerta de su casa.
Son las siete y media de la mañana, la he visto salir del portal, la he seguido y tres calles más arriba, ha entrado en un bar.
Yo he entrado a continuación, y me he sentado en una mesa, he pedido un desayuno completo, café y tostadas, mientras la vigilo.
Ha entrado dentro del bar, pues se ve que trabaja aquí.
Me ha traído el desayuno, bueno, no me ha reconocido, pues ahora tengo una barba bien recortada, y cierto es que me veo guapísimo.
Le he visto su cara, y está bastante demacrada, y parece que le han dado una gran paliza.
Me he quedado sorprendido al verla.
La he esperado fuera, son las diez de la noche y ya salé,
pero hay alguien que la espera.
Le ha pedido el dinero, y ella no se lo quiere dar, la está golpeando, en el portal de la casa, y eso no lo puedo consentir.
Así que me he tirado encima y le he dado tantos puñetazos, que ha quedado reventado en el suelo, y perdí el juicio, pues no sé cuántas patadas y pisotones le he dado, que creo que lo he matado, pues también ha dado con la cabezota en el bordillo, así que ella ha salido corriendo, para su casa, yo me he largado de allí.
He entrado en mi pensión, he comido y ahora estoy escribiendo lo que me ha pasado.
Estoy agotado y mañana será otro día.
Enrique Nieto Rubio.
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