viernes, 21 de junio de 2024

..Hotel Parte 5 . de Enricostro.

 



Don Antonio y José regresaron a la mesa, para seguir compartiendo con los demás. Al cabo de unos minutos, José, quien deseaba propiciar momentos de mayor cercanía con Anita, les propuso que fuesen a otro lugar a bailar.


*¡Vamos, yo sé que nos divertiremos! ¿Qué les parece?
Don Antonio, la esposa y Anita; expresaron que por ellos no había inconveniente; y que les parecía buena idea.

Los padres de José se excusaron, diciendo que no estaban acostumbrados a desvelarse, y que para ese momento, lo mejor sería retirarse a casa; y para no echarles a perder la noche, se irían en taxi.

Don Antonio, intervino:
-Nada de eso, no les dejaré partir en taxi, y le dijo a José que fuese a dejar a sus padres tranquilo; y que ellos paran mientras darían un paseo por la plaza.
-Está bien, dijo José, no tardaré nada.
Perfecto contestó Don Antonio, preguntando al chico: ¿Conoces la discoteca en la calle "López de Hoces"?
*Sí, sé donde se encuentra ubicada.
-Entonces no se diga más, José, nos encontraremos allí.
*José le preguntó a Anita, si le gustaría acompañarlo a dejar sus padres, y ella encantada aceptó.

Don Antonio y su esposa, se despidieron de los padres de José... con la promesa de pronto volverse a encontrar... pues ambas parejas congeniaron perfectamente.


Durante el recorrido a casa de los padres de José, todos bromearon y conversaron a gusto. Los padres del chico, quedaron encantados con la dulzura de Anita; y ella, feliz de haber congeniado de forma tan espectacular. Al llegar a casa, los padres bajaron del automóvil, les dieron la bendición a los chicos y estos con un beso se despidieron.

 

Presurosos regresaron al centro de la ciudad y al poco tiempo llegaron a la discoteca. El lugar era mágico, había tres grandes salones, cada una con su respectiva pista de baile, todas acogedoras; pero con cada una de ellas con diferente iluminación, música y decoración...de forma tal, que todos los presentes, contarán con diversas opciones para disfrutar.

Los chicos se decidieron por el salón del romanticismo; ordenaron unas bebidas y luego de charlar un rato, José invitó a Anita bailar.

 

-¿Anita me encantas físicamente, y después de conocerte más, creo que eres una mujer única y sensacional?
Ella se sonrojó, y solamente se abrazó a él, y muy pegaditos, comenzaron a bailar.
-¿Qué bien hueles, Anita? Susurraba José.
*Que puedo decirte, respondió Anita... solamente, que a mí también me encanta tu olor.

Entre copa y copa, susurros y expresiones propias de enamorados; los chicos continuaban embelesados. Olvidándose de Don Antonio y su mujer; quienes después de disfrutar unas dos horas en el lugar; buscaron a los chicos para despedirse; acordando encontrarse al día siguiente.

Los jóvenes gozaron toda la noche, de su plática y compañía. Anita sentía que conocía a José desde siempre, al punto que en un momento se encontró besando el cuello de José.

Para ese momento ya eran cerca de las tres de la madrugada; José no deseaba más continuar en la pista de baile; pues estaba verraco perdido, y solo deseaba estar en la intimidad, con Anita... quien le parecía tierna y dulce como las flores; pero también excitante y deseable.

Decidieron pasar la noche, en el mismo hotel donde se encontraba la discoteca. 

 

Ingresaron a la habitación apasionados al máximo... Anita lo alejó de su cuerpo por un momento... Se soltó el lazo que sujetaba su cabello, luego seductoramente poco a poco se despojó del vestido, dejándolo caer en medio de la entrada... quedando cubierta apenas por un body, el cual estaba compuesto solamente de tres tiras de encaje negro. 

Se le veía radiante y deseosa de ser poseída... pues coqueta comenzó a caminar, contoneando sus caderas de forma exquisita.


José la miraba asombrado, su corazón latía a mil por hora; pues nunca jamás había visto mujer tan hermosa en toda su vida. Se encontraba tan emocionado, e inseguro a la vez... que no sabía cómo abordarla... estaba totalmente paralizado.

Anita sutilmente le invitó a acercarse extendiendo su brazo... José así lo hizo... y sin cruzar palabra alguna, comenzó a besar con ternura su mano y luego cada uno de sus dedos... la ternura rápidamente quedó de lado, pues apasionado continuó subiendo hacia el cuello, hasta terminar besando casi con furia, esos labios por tanto tiempo deseados.

Luego José la tomó en brazos, gentilmente la depositó sobre la cama... y ambos se tomaron el tiempo necesario para besar y acariciar cada centímetro de su piel... Se compenetraron tanto, que ambos respiraban al mismo compás, susurrándose cuánto habían anhelado ese momento. 

 

Sin embargo, parecía que ambos querían prolongar al máximo sus ansias, porque las caricias y besos predominaron por mucho tiempo. José no era capaz de contenerse más; apartó el cabello del rostro de la chica, y mirándola a los ojos, hizo a un lado los encajes de su diminuta braga; y entró en ella... haciéndola suya, por instantes con ternura, y por otros con desenfreno... y de allí no quiso salir más, en toda la noche.

Como poder evitarlo... si Anita era maravillosa con sus labios y caricias, y José parecía no poder saciar la pasión que le consumía. Era la primera noche de entrega para ambos, y fue mucho más de lo que hubiesen podido soñar. Se amaron una, y otra, y otra vez... hasta la saciedad; quedando al final agotados y rendidos, durmiendo con sus extremidades entrelazadas.

Ya sobre las doce del mediodía, sonó el móvil de José... quien se despertó abruptamente, tratando de que su voz, fuese lo más clara posible... respondió:

-Buen día, don Antonio... ¿Cómo está?
* Muy bien chico... ¿Ustedes dónde se encuentran?
- uffff. Perdóneme por la tardanza. Deme por favor unos minutos, que ya vamos para allá.
*Vale chico, nos vemos en el hotel.

José presuroso despertó a Anita, quien se levantó de la cama, tal cual Dios la trajo al mundo... José estaba más que encantado, y exclamó:

¡Qué cuerpo tienes cielo mío!
*Gracias, que bueno que te guste. Me apresuraré; así pues, me voy a duchar.
-¿Puedo ducharme contigo? ¡Así terminamos antes!, jajajá!
*¡Qué tremendo que eres!

Y como a cualquier pareja de enamorados le acontece, la ducha fue mucho más larga y placentera, que lo usual.

Cuando terminaron de "ducharse", ambos comenzaron a vestirse, pero apenas comenzaba la chica a colocarse sus braguitas con esos encajes, que tanto excitaban a José, este le dijo:
*¡Anita¡Por el amor de Dios, no te das cuenta de lo que haces! Con esta ropa interior me vas a tener todo el día obsesionado!
-Anda, ¡no seas pesado, y apresúrate que es muy tarde!

 

Salieron del hotel a toda velocidad, y para cuando llegaron, don Antonio les esperaba en la puerta.


-¡Vamos chico, que no tengo todo el día!
*Sí, lo sé... y lo lamento don Antonio, por favor discúlpenos.
-¡Si venga, que no hay problema, porque créeme que sí te entiendo muchacho!, jajajá! 
Anita intervino diciendo: ¡Qué maluco que es usted!
*¿Yo el malo? ¡Anda joya, que tú eres el peligro para él, pues lo trastornas! ¡Jajajá!

Continuará...

 

Enrique Nieto Rubio

*Derechos Reservados*

CO.M.DOIJ.V,CO.98.




..Hotel Parte 4 de Enricostro.

 



El señor se presentó el jueves, tal cual habían convenido... se reunieron con los dueños del hotel, y sin mayores inconvenientes; después de unos cuantos regateos, y revisar que la documentación estuviese en regla; se dirigieron a la oficina del notario y se realizó la compraventa del inmueble.


Estando ya solos, don Antonio habló seriamente con José, diciendo:
-José, esta inversión ha sido grande, y no es un juego de chicos, por lo que te asignaré un contable de mi confianza, para que te apoye en las finanzas. Pero el único responsable de la administración y toma decisiones serás tú. Si quieres que todo marche bien, recuerda que las personas que tú contrates, debe de ser personal altamente calificado, y sobre todo deben ser honestos y muy trabajadores.

Tú ocuparás el puesto de gerente general; y solo sobre ti, recaerá la responsabilidad de que este proyecto sea un éxito. 
Don José le extendió la mano, estrechando la de José, diciendo:
Con este apretón de manos, sellamos nuestro trato; y a partir del día de hoy... ¡Serás como un hijo para mí!

Luego le dijo que pronto regresaría a visitarlo, y que no solamente sería para conversar de negocios; sino que sería también placentero; pues Anita, la chica quien le había dado un beso; le había confesado estar enamorada de él... y que vendría al pueblo para quedarse a vivir, exclamando:
*¡Amigo mío, prepárate... pues te quieren echar la soga al cuello! ¡Jajajá!

Luego se despidieron con un fuerte abrazo, don Antonio abordó su auto, asegurando que estaría de vuelta, mucho antes de lo que él podría imaginar.

Inmediatamente después, José se dirigió al hotel; tomó las llaves y puerta por puerta, fue ingresando a todos los salones; fue hasta entonces que se percató de lo inmenso que el edificio era. Fue investigando, he indagado cada rincón, y encontró artículos y objetos muy interesantes de los antiguos propietarios.

Encontró una habitación llena de monitores, que se usaban de forma inapropiada, pues servían para espiar a los clientes; esto le dio escalofríos... pues era un delito muy grave. También encontró cajones, llenas de cartas realizadas para chantajear a clientes, que frecuentaban el lugar con amantes, o bien para conversar de negocios fuera de la ley.

Después se asustó aún más, cuando encontró cintas grabadas con el nombre de algunos huéspedes, etiquetadas como XXX... por lo cual, rápidamente las colocó en una caja; las llevó a la caja fuerte, hasta ver qué hacer con todo.

Al día siguiente volvió al hotel, y se dirigió al ascensor; y observó que al margen izquierdo, había una puerta cerrada en estado deplorable; la cual tenía pegada propaganda de anuncios. 

Buscó entre el manojo de llaves que le habían sido entregadas, y la de esa puerta no estaba... esto aumentó más su curiosidad.

Intrigado por ello, decidió buscar la llave en todos los cajones de los despachos, y después de mucho batallar, por fin encontró una muy vieja y oxidada. La cogió y se dirigió hacia la misteriosa puerta; y esta encajo perfectamente, abriendo el lugar en el acto.

Todo estaba muy oscuro, así que buscó el encendido de la luz, encontrándose el interruptor a la derecha de la entrada.

Cuando las luces se encendieron, José quedó fascinado con el lugar... estaba alucinando, pues era un teatro espectacular. 

Era inmenso y majestuoso, con tres plantas, palcos para primera clase, el escenario era de ensueño, el cual contaba con unas hermosas cortinas color púrpura. Husmeando por aquí y por allá, encontró un botón, el cual al pulsarlo subía una plataforma, que servía para qué la orquesta, subiera desde el primer nivel al escenario, de forma sensacional.

También encontró un sistema único, <para aquellos tiempos> el cual servía para manejar las luces en diferentes direcciones, cambiar de color, así como para controlar la intensidad. Los camerinos para los artistas eran de lujo... en fin, el chico estaba más que impresionado de la belleza y modernidad del lugar.

Se encontraba tan emocionado, que no pudo contenerse y llamó inmediatamente a su jefe... Don Antonio, pidiéndole que le visitara a la brevedad posible; pues quería comentarle sucesos importantes. Aprovechó para solicitarle a su jefe, que lo visitara acompañado de su esposa, y de Anita... pues se sentiría honrado de invitarles a cenar; y luego de ser posible presentarles a sus padres también.

Don Antonio, que para ese tiempo ya le profesaba especial cariño al chico, aceptó gustoso la invitación, y acordaron que llegaría el sábado por la tarde.

Don Antonio, cumplió lo prometido, pues en punto de las tres de la tarde arribó al pueblo. ¡José se adelantó a recibirlos, mientras los padres del chico cuchicheaban dentro de su coche... expresando orgullosos!
-Este muchacho, ya no necesita de nosotros...es todo un hombre!

Cuando Don Antonio salió de la limusina, iba acompañado de su esposa y Anita; así que los padres de José se bajaron de su auto también; y luego de las respectivas presentaciones se otorgaron un fraternal beso y abrazó... todo fluyó casi de forma natural.

José no perdió el tiempo, se acercó a Anita para halagar su belleza:
-¡Tal cual te recordaba.! ¡Eres preciosa mujer!
*Y tú José...no te quedas atrás. ¡Estás como para comerte, hasta los huesos! ¡Jajajá! 
-José solamente alcanzó a decir tímidamente... ¡Gracias!
*Es broma hombre...no te asustes! Jajajá Solo quise decir que tú también, te ves muy bien.

José los llevó a un restaurante de lujo, el lugar era agradable, pues estaba iluminado a la luz de velas; había música de fondo, la comida era exquisita; así pues, todo era propicio, una velada estupenda.

Terminada la cena, mientras los demás aún charlaban degustando de una buena copa de vino; José le dijo a Don Antonio que deseaba conversar con él, en privado por unos minutos.

Don Antonio aceptó, disculpándose con los presentes, diciendo que pronto volverían, y se dirigieron a la barra del lugar.
Acomodados los dos, José exclamó sumamente emocionado:
* ¡Don Antonio no me creerá, lo que he descubierto en el hotel!
-¡Habla ya hijo!... Que me estás poniendo ansioso.
*He encontrado un teatro grandísimo, es precioso, todo forrado de terciopelo, con palco, luces especiales, etc., etc., es fantástico. He pensadó que sería todo un éxito, realizar pasarelas con sus modelos, y así exponer los bellos vestuarios que usted diseña. 

Estoy seguro de que las mujeres de alta sociedad locales, así como de otros estados, asistirán a dichos eventos... pues el lugar es de primera categoría.

José estaba exaltadísimo, y no paraba de insistir...

*Don Antonio, todo esto sería grandioso para su empresa, y al mismo tiempo el hotel se llenaría a reventar.

-No vayas tan rápido hijo, que bien sabes que debo de cuidar mucho de la imagen de mi negocio. Espera que yo visite el lugar, y te diré si existe la posibilidad de hacer lo que propones.
*Don Antonio, seguro estoy que usted estará de acuerdo, y se emocionará tanto como yo, después de que conozca el lugar.
-José, si todo lo que comentas es cierto, dime: ¿Por qué, nunca antes, se explotó tan esplendoroso potencial?
*Señor, yo me cuestioné lo mismo, así que investigué al respecto. Me dirigí a la oficina principal del hotel, y por fortuna buscando en el escritorio del dueño anterior, accidentalmente encontré un mecanismo que abría un cajón que contenía un doble fondo.

Encontré algunas fotografías, documentos... y también algunos recortes con reportajes de periódicos, de muchos años atrás. Al leerlos me enteré de que el teatro fue cerrado, debido a un terrible accidente, en el cual murió un niño.

-Dime José... ¿Qué fue eso tan terrible que sucedió?

*Lo que relatan, es que la tragedia sucedió, a causa del mal estado de uno de los escalones. Ese día, estando en medio de una función; un niño de diez años y su padre, fueron invitados a subir al escenario... por algún motivo, el niño tropezó con la saliente de la alfombra, que cubría el último escalón... cayendo de cabeza; el golpe le produjo una fractura de importancia en el cráneo... muriendo a las pocas horas de hospitalización.

La familia del pequeño era muy apreciada en la ciudad, y aunado a esto eran acaudalados; así pues, el dolor y frustración, la volcaron contra los dueños del hotel; jurando que, nunca más nadie, volvería a ingresar al teatro.

Los dueños del teatro, después de pagar los servicios de algunos abogados aprovechados e ineptos, quedaron en la bancarrota. El dueño cayó en depresión, y a los pocos meses después murió de un infarto... y la esposa no deseó saber más del hotel.

Como nunca concibieron hijos, el inmueble pasó a manos de los sobrinos... cedido por la dueña y ellos jamás se ocuparon de él; simplemente contrataron a un hombre inexperto, e inútil. quien no reportaba las ganancias generadas por los huéspedes... y me imagino que así fue como llegó el hotel, a estar en las condiciones que hoy se encuentra.

-Bueno hijo, ¡qué historia más chunga! Mejor seguimos conversando mañana... y ahora volvemos a la mesa.
Así lo hicieron... y para alegría y tranquilidad de José, todos seguían compartiendo en perfecta armonía.

Continuará...

Enrique Nieto Rubio 

*Derechos Reservados*

..hotel 3 parte de Enricostro .

  


Al día siguiente José estaba puntual como siempre. Las chicas ya estaban listas para partir, por lo que inmediatamente comenzó a bajar las maletas.
Cuando terminó su trabajo, don Antonio, como propina, le entregó otro buen fajo de billetes, diciendo:
*Amigo José, toma mi tarjeta personal y si necesitas algo; por favor nunca dudes en llamarme... ¿Sí?
-Vale señor...es usted muy amable, muchas gracias!
*Más te pido que no lo hagas para que recomiende este hotel, porque espero que comprendas que eso no podría hacerlo.

-Sí... lo sé, señor, es una lástima; aunque no puedo dejar de sentir tristeza, porque el edificio es único; pues a pesar de estar descuidado, es sencillamente majestuoso... además es mi pueblo y considero que es precioso.*¡Lo sé José! El hotel tiene potencial, el lugar y sus habitantes son afectuosos, la playa es hermosa; pero por esta región no hay hoteles, que cumplan con la categoría a la cual tengo acostumbradas a mis chicas.
-Sí, señor... así es; en eso usted tiene toda la razón.
Bueno, no les quito más su tiempo, ha sido un gusto conocerlos, y haber podido servirles de ayuda.
Les deseo buen viaje.
*¡Adiós chico, cuídate mucho!
-Anita, que ya estaba abordo del automóvil, sacó la mano para despedirse de José, y le entregó un papel con su dirección, pidiéndole que le escribiera de vez en cuando.
José, sumamente emocionado, alzó la mano para despedirlos, prometiendo que pronto tendría noticias de él.

José continuó tal cual lo había hecho siempre, día con día iba frente al hotel, y se sentaba en el mismo lugar; viendo con tristeza como el edificio se deterioraba cada vez más, con el paso del tiempo. 
Para esos días, el hotel no era más utilizado por los turistas... y si por suerte alguno ingresaba a recepción, al cabo de unos minutos, tomaban rumbo en otra dirección.
Un día domingo por la mañana, José amaneció triste y acongojado por el descuido en que estaba su tan querido hotel, y molesto les dijo a los empleados:
¡Ustedes son los únicos responsables, de que el hotel haya caído en desgracia, pues el servicio que prestan es de mala calidad, su comida es de tercera y la higiene es nula! Agregó también que el cliente, a quien él había conocido, le había comentado lo mismo.
Al conserje poco le importó... y a los cuatro meses, se veía un letrero donde se informaba, que el hotel estaba a la venta.

José, para ese entonces, ya tenía diez y nueve años... así que marchó a casa de sus padres, y les dijo que deseaba comprar el hotel del paseo.
-¿Cómo... que estás diciendo?
*Si lo quiero, pues siempre he estado enamorado de él; y no dejaré que nadie más lo compre.
-¡Bueno hijo, pero tú no sabes llevar un hotel, además debe de valer mucho dinero!
*Pues es mi sueño, moveré cielo y tierra y lo compraré. Me he informado y el precio es de once millones de pesetas.
*Hijo, te quisiéramos apoyar, pero nosotros tenemos quizás cinco millones ahorrados y es el dinero de toda una vida.
-Jose inclinó la cabeza y abrumado, nuevamente enfatizó:
¡Pues yo lo quiero!
Estaba determinado a hacer lo que fuese necesario; así pues, se armó de valor y se marchó a una cabina telefónica... llevaba consigo, solamente sus sueños y la tarjeta que don Antonio le había dado.

Con las manos temblorosas, pero sin dudarlo marcó el número y alguien contestó la llamada... 
*¿Buenas tardes... con quién desea hablar?
- Buenas tardes, para usted también. ¿Por favor, comuníqueme con don Antonio?
*De parte de quién?
-Dígale que soy José, el chico del bordillo de enfrente... él comprenderá?
*La mujer que contestó el teléfono, dijo: ¡Don Antonio, le llama alguien que dice ser el chico del bordillo de enfrente! ¡Ja, ja, ja!
El señor sabía de quién se trataba, así que tomó la llamada.
*¡Hola... qué grata sorpresa! ¿Cómo estás, amigo?
-Muy bien Don Antonio, más he abusado llamándole para pedirle un gran favor.
*¿Qué quieres... dime muchacho?
-Quiero comprar el hotel, lo están vendiendo, más usted sabe que desde pequeño he amado ese lugar, razón por la cual siempre pasaba mi tiempo libre allí.
*¿Cuánto es el precio que están pidiendo por el hotel?
-Es de once millones de pesetas, señor.

Después de un breve silencio, en el cual don Antonio meditó acerca de la propuesta, respondió:

*José, te ayudaré, será únicamente porque tengo la certeza, de que a pesar de tu corta edad, eres un hombre correcto.
-Por supuesto don Antonio, si usted me apoya... haré todo lo que esté en mis manos, para que el hotel crezca.

*José, ¿Estás consciente que deberás trabajar arduamente.?
-Por supuesto, señor, al trabajo no le tengo miedo;
*Eso precisamente es lo que deseaba escuchar mi querido José.

Te ayudaré porque soy testigo del amor que profesas por ese lugar y sé que pronto lo levantarás. Por el momento, contacta al dueño para decirle que no lo ofrezca más que lo compras.

Por mi parte, no podré quedarme para apoyarte en la toma de decisiones, no obstante, puedes llamarme en el momento que consideres necesario; y estaré presto para asesorarte.
Deberás ser muy astuto e inteligente, en el manejo de la administración del hotel; de forma tal que sea uno de los mejores de la ciudad.

Si acatas mis consejos, y trabajas con esmero, seguro estoy que este hotel se mantendrá lleno... y posiblemente muchos huéspedes se quedarán por tiempo prolongado; y por supuesto, a mis modelos les encantará la idea de visitar más a menudo tu pueblo, pues con una estancia cómoda, ellas no tendrán reparos para trabajar.
José apenas podía creer lo que estaba escuchando, así que entusiasmado le expresó a su beneficiario, su gratitud por la confianza depositada en él; prometiéndole que le haría sentir orgulloso, pues dicha empresa sería un éxito total.
Don Antonio se limitó a decir:
No me agradezcas nada... lo que deseo es que, con tu desempeño, me lo demuestres, y me hagas sentir que tomé la decisión acertada.
Continuará...

*Enrique Nieto Rubio*

Derechos Reservados


..Hotel de Enricostro, episodio n2(novela)

  

José, como todos los días, era muy puntual, así que el siguiente no fue la excepción; llegó frente al hotel a la hora acostumbrada y se sentó en su bordillo... tal cual hacía siempre.

El conserje, cuando lo vio, lo llamo:
¡José, José.! Ven por favor!
-Si dígame... qué necesita?
*Ayer no te pagué por ayudarme en el trabajo, así que toma diez dólares.
- Muchas gracias, señor.

Luego de nuevo, el muchacho se devolvió a su bordillo, y así transcurrieron dos días más; en los cuales su corazón latía aprisa, cuando veía a la chica salir del hotel... más ella, nunca lo vio, ya que inmediatamente subían a la limusina y partían a trabajar.

Al tercer día, don Antonio llamó a el conserje y le dijo:-Por favor, podría usted decirle, al chico que está frente al hotel, que suba un momento?,
*¡Sí, señor, ahora mismo!
El conserje salió a la calle y lo llamó:
¡José.! ¡José ven!
¿Recuerdas a la habitación a donde subiste las maletas?
*¡Si señor!
-Pues sube, que el hombre quiere hablar contigo.

El chico emocionado subió corriendo y llamó a la puerta. Don Antonio abrió, y le invitó a sentarse por un momento, y le dijo:
*José ¿Sabes por qué este hotel se mantiene casi sin huéspedes, siendo que es precioso y está en un buen sitio?
-El chico contestó que no sabía... expresando que lo único que le llamaba la atención, era, generalmente, los turistas que llegaban, se iban al siguiente día... y otros más el mismo día de su ingreso... más desconocía el motivo.

Don Antonio prosiguió:
*Esto que te diré, te pido, no lo comentes con nadie; pero en realidad lo que sucede, es que el servicio es pésimo. Solamente hay dos empleados; una mujer y el conserje. Para que este hotel se desenvuelva correctamente, tendrían que contar con más personal, pues como te comenté, el servicio es malo.
Nosotros nos marcharemos mañana, pues las chicas se quejan de que la comida es horrible, además se les ha perdido ropa. En lo personal, te comento que deje mi cartera en la mesita, y me han sacado cien dólares; y esto me ha colmado la paciencia; pues es un hotel de ladrones.
El chico no sabía cómo responder, así que no dijo una sola palabra... se encogió de hombros aparentando que no le importaba. No obstante, el chico lamentaba profundamente la noticia; pues desde que conoció a la joven, que tan amable y cariñosa fue con él, no podía apartarla de su mente. Toda esperanza de encontrar la forma de llegar a ella, había muerto.

Don Antonio se percató que José, no le estaba prestando atención... estaba ensimismado en sus pensamientos; así que le preguntó al chico: me estás  escuchando:


*José... José... te encuentras bien, o es que acaso tienes un problema?
-Lo siento, señor, ¿no me sucede nada; solamente me distraje por un momento?
*Bueno, como te decía, nos vamos decepcionados del hotel, pero tú has sido el único que me ha demostrado, ser un chico honesto; así que si estás disponible, espero estés mañana por la tarde presente, para ayudarnos...

 

¿Estás de acuerdo?

-José, sin dudarlo por un momento, categóricamente dijo que sería un honor, trabajar de nuevo para él.

*No creo al ciento por ciento, que te agrade trabajar solamente para ver mi carota. ¡Jajajá!
Tú has conocido a algunas de mis chicas modelos... ¿Pero me preguntaba si te han parecido hermosas? 
*¡Jajajá señor! ¿Que si me parecen hermosas? ¡Claro que son preciosas! Sobre todo Anita.

En ese preciso momento, salía una de las chicas del dormitorio, en ropa interior... exclamó:
-¡Hombre José! Tú sí que eres un hombre escurridizo... pues estabas completamente desaparecido. 
¿Cómo estás, amigo?
El chico apenas podía creer en su suerte... pues era Anita, la chica que con anterioridad le había dado dos besos, y por quien en las noches, difícil, se le hacía conciliar el sueño... la chica lucía maravillosa.
José, quien había perdido hasta el sentido por ella, nervioso respondió:
*¡Muy bien, gracias...es un gusto volverte a ver! 
Se sentía tan absorto, que al saberse incapaz de continuar con la conversación... acto seguido, simplemente se despidió y ella alargaba su mano acariciándole la cara.

Cuando José bajó a la primera planta, el conserje le preguntó:
¿Qué te ha dicho don Antonio?
*No me dijo nada importante, solamente que mañana se van y me pidieron que los venga a ayudar... Bueno, claro está... si es que tú no tienes inconveniente.
El conserje le dijo que no había problema, y que lo esperaba al día siguiente.
El chico salió del hotel, y se fue al frente, para seguir sentado en su bordillo... Desde él, arribo, veía a don Antonio y las chichas por las ventanas.; su necesidad de mantenerse en el lugar, era mucho más fuerte.

Ese día se retiró más tarde de lo usual, con la esperanza de volver a ver a Anita salir; más esto no sucedió.
Continuará...

*Enrique Nieto Rubio*

Derechos Reservados