Un gorrión cantaba,
entre tanta desolación,
con una alita quemada,
y cantares de dolor.
Buscando una esperanza,
y buscando un rincón,
con unas hojillas verdes,
que ilumine su corazón.
Mirando y mirando va,
saltando entre ramas encendidas,
con sus patitas heridas,
no comprende su pesar.
Llamando con su piar,
a otra alma perdida,
que la pueda consolar.
A lo lejos se divisa,
entre llamas y rescoldos,
a una gorriona asustada,
llorando de dolor,
pues está medio quemada,
sin entender qué es lo que pasó,
piando de cualquier modo.
Este se fue acercando,
y le pregunta el porqué,
por qué queman nuestra casa,
porque destruyen nuestra fe.
Nos despojan de lo nuestro,
nos quitan hasta el vivir,
este mundo se nos muere;
ya no podemos vivir.
Los campos están quemados...
¡Y la tierra llega a su fin!
Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Camara.