Érase una vez EL abuelo y la niña del vestido rojo con sus flores blancas.
Un día se fueron de perol, y el abuelo fingía cansarse para así contarle a su nieta sus vivencias por la vida, ya que él fue un pescador de alta mar.Se tumbaron sobre un árbol, el día era fantástico y él le contaba, cuando vieron como un dragón en el mar, cerca de la isla abolan allí, ellos iban muchas veces, pues había una cantina, de un viejo pirata.
Este contaba sus hazañas a ellos, pues el pirata mientras tomaban cerveza los entretenían contándoles de una isla fantasma, donde un día desembarcaron allí por un barco holandés que fue a la deriva por una gran tormenta, con asesinos de lo más peligrosos.
Allí murieron de viejos, protegiendo un gran tesoro, que los piratas, escondieron y jamás pudieron regresar, pues esa isla suele desaparecer con la niebla.
La niña alucinaba con su abuelo, que era fantástico,
Eso lo solía hacer muchas veces, otras veces le contaba alguna que otra historia, cuando un día en alta mar estaba la mar muy revuelta y al coger las aneas un golpe de agua lo sacó por el otro lado del barco.
Ya era casi de noche y no se veía a penas.
Pues cayó en lo alto de una inmensa ballena, esta lo miro y quiso darles un buen susto, él se agarró a un arpón que llevaba clavado la ballena, salió a gran velocidad hasta llegar cerca de una isla, esta pobre ballena les caían unas lágrimas, pues les dolía mucho.
El abuelo de un tirón le sacó aquel arpón, pues él, savia un truco para hacerlo sin dañar mucho a la ballena ... Está en su agradecimiento, lo llevó despacio hasta el barco y así no se caería.
Para contentarla, pues después ella, cuando volvía a casa, con mucha alegría y con grandes ojos, se lo contaba a sus papás.
Otras veces se la llevaba a pescar, a la orilla de un río manso, y aunque no pescaban mucho, se lo pasaba maravillosamente, su abuelo era lo más grande para ella.
Enrique Nieto Rubio.
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