Un gorrioncillo que en su nido estaba, ya casi listo para volar, formadito y con toditas sus plumas; se agarraba a su nido agitando sus alas para comprobar su resistencia.
Pero tenía miedo de fracasar, pues dejar su casa, sería un gran paso para él. Con el temor de no poder volver…. Un día nublado decidió arrancar el vuelo con mucho miedo... ¡Salto! Fue revoloteando sin saber a dónde ir.
Ya desconcertado, perdió el sentido de donde estaba su casa... y se asustó aún más. Llamó a su mamá, pues no la veía. Pero su mamá, aunque él no lo sabía; estaba pendiente de él, desde lo alto de un árbol.- Mamá... ¡Me he asustado mucho y no te veía!
No te preocupes, hijo….¡No pasa nada! Vamos ven conmigo.
Volaron y volaron y ya jamás volvieron a su nido. El mundo era nuevo para él y buscó nuevos rumbos.
El temor de ser desprotegida por él, era presente en su mente, pero él era buen gorrioncillo y la amaría para siempre. Así buscaron un nuevo hogar para formar su familia, y vivieron felices para siempre jamás.