sábado, 7 de diciembre de 2013

..Yoyita. La rata ladrona.(cuentos)














 Mi nombre es Saky Andul soy de origen indio, con cinco años me mandaron al Tíbet.


Allí estuve hasta los veinte años, un día los soldados del imperio, atacaron el monasterio. Nos golpearon, incluso mataron a un buen número de monjes, nos llevaron detenidos.









En el transcurso a la cárcel, los campesinos prepararon una emboscada; y nos rescataron... pero tuvimos que huir del país y nos dirigimos hasta Europa.




Llegamos a Francia, allí fue donde nos perdimos todos.
 Huimos cada uno por donde pudimos, pues la policía estaba esperando el desembarco de este barco, nos tiramos al agua, como púde, salí del agua y me he metido en la ciudad, no tengo dinero ni nada.
Me he metido entre mendigos y ladrones, y pido comida, pero en estos tiempos que vivimos la miseria es muy grande, solo los ricos viven bien.


Dos años han pasado ya, pero me gustaría volver a esa tierra tan castigada por los usureros ladrones de personas pobres.




Es muy tarde ya, estoy muy enfermo, tengo fiebre y vivo en una casa que está en ruinas y abandonada, en esta casa también hay muchos mendigos más, pero cada uno tenemos nuestro rincón, he comido un trozo de pan solamente y estoy muy Malito.
Durante la noche, me ha caído algo del techo, es algo frío y se mueve, no sé lo que es, pero me da lo mismo, estoy agotado, lo tengo en el cuello.


A la mañana siguiente ya de día lo he capturado... es una ratita casi recién nacida; la he colocado entre mis manos, pues está tiritando de frío... y la muy bandida se ha subido a mi cuello para entrar en más calor... ¡Sin duda es una pillina!


La he bautizado como Yoyita. Pasadas algunas semanas me encuentro mucho mejor; pues varios chicos se han apiadado de mí y me han obsequiado pan y leche sin falta cada día.



Yoyita es una ratita muy lista, ha crecido muy rápido y está muy grande. le escondo cosas y Yoyita las busca y me las trae. Aquí, por el suelo, hay mucha bisutería tirada, algunas personas de las que aquí viven se dedican al robo de joyas, y como la bisutería no valen nada, la tiran por aquí.
 Yo juego con Yoyita y escondo las joyas, ella me las trae, es chulísima, he querido hacer una prueba a ver qué pasa, he cogido a Yoyita y me he dirigido a una casa, que se ve aquí muy lujosa, seguro que es de gente rica me he escondido detrás de la casa, he metido a Yoyita, por una ventana.


Y le he dicho:
Yoyita búscame las joyas.



Y ella me ha mirado entendiendo perfectamente lo que le he dicho, al rato me ha salido con la boca llena de joyas, las ha soltado en el suelo y se ha ido a por más joyas.
 Ha dado tres viajes, ya parece que no hay más, pues me está chillando, y con sus patitas al aíre es como si me dijera que no hay más, es fantástica. Tengo las manos llenas de oro y plata, las he vendido a otros ladrones, pues ellos saben como venderlas mejor que yo, me han dado mucho dinero.


Me preguntan que cómo las he robado, yo les he respondido que he asaltado una casa... pues no pienso compartirles mi secreto. Hoy me daré un gran festín... comeré en un mesón que hay enfrente del lugar donde vivimos.


Luego he salido de compras y he adquirido ropa de calidad, al punto que ahora parezco un gran señor. 




Me he mudado a una pensión modesta que se encuentra al lado del mesón... acto seguido me he puesto manos a la obra para encontrar otra casona grande para robar con la ayuda de mi rata Yoyita. Tal cual lo esperaba, efectivamente hemos encontrado muchísimo oro en esa casa; por lo que rápidamente nos hemos marchado del lugar.


¿Por seguridad le he pasado las joyas a mis amigos, pues ellos conocen a la gente del lugar, de forma tal que ellos al final se llevarán una comisión bastante grande, pero que le voy a hacer? ¡No me puedo arreglar solo!


Es lo que hay... pero será solamente esta vez... pues he ido a donde ellos venden las joyas; así en la próxima oportunidad, podre venderlas yo... Bueno, no estoy tan seguro de lo que haré... pues de esta forma me estaría corriendo mucho riesgo.





Mi ratita se me ha desmadrado y no logro encontrarla, así que hoy no iré a ningún sitio.


Ha aparecido a última hora de la tarde, y llega toda chupeteada y despeinada... parece como si hubiera estado todo el día de juerga la pillina. Bueno, para el caso da lo mismo, porque hace un frío tremendo y está lloviendo a mares, mi ratita no quiere más que dormí, se ha pasado todo el día durmiendo, aquí solo hay una radio de estas de última generación, que me he comprado en la tienda, es muy grande tiene cuatro llaves y unas lámparas por detrás, mi ratita está todo el día detrás acurrucadita, aquí está muy calentita.


Hoy gracias a mi ratita, tengo muchísimo dinero, aunque procuro no llamar la atención.
Aunque en el monasterio, tuvimos calidad en muchos estudios, podría ejercer como maestro perfectamente, pero por ahora necesitaré muchísimo más dinero para esto.


Ya ha pasado algún tiempo y mi ratita ha dado a luz unos tiernos ratoncitos. No salgo, y cuando así lo hago... solo voy y compro lo que necesitamos. 

He fabricado una casita para mis ratones, pues no quiero que anden por toda la casa... pero son muy listos y están aprendiendo lo mismo que su mamá. Les escondo cosas y también me las traen de vuelta.


He decidido que, hasta que no se pongan bien grandes, no saldré, pero son tan listas como la madre o más, estas me traen asta billetes que les escondo, ya están listas para salir, esta vez me voy a casa del gobernador, este seguro que está forrado.


Así que las he soltado, esta vez desde una furgoneta vieja que me he comprado.


Han cruzado la acera introduciéndose todas por la reja de la cancela, es de madrugada, así la servidumbre estará todavía durmiendo, han pasado diez minutos y ya vienen todas cargadas, esto es alucinante, tengo la puerta de la furgoneta abierta han empezado a entrar todas, traen una fortuna, billetes en gran cantidad. 



Estoy alucinando, me he ido de allí, voy a otra casa de aquí al lado, todavía es muy temprano, he parado y han salido todas, he seguido para adelante para que no vean el vehículo, he vuelto al ratillo allí vienen cargadas, es fantástico.


Ya si puedo ejercer de maestro, he solicitado una plaza y me la han concedido, le daré un cambio, ha mi vida, pero ya tengo demasiadas ratas, ya no sé qué hacer con ellas, ellas me lo han dado todo.


He comprado una mansión de un señor muy rico que ha fallecido... sus nietos han decidido venderla, pues ellos no tienen posesión alguna, y necesitan el dinero. 



El precio es muy barato... casi un regalo; ya que es grandísima y preciosa.


Les he pedido a mis ratas que busquen para descubrir si hay algo escondido.


Hemos registrado todo... y mi querida Yoyita quién nunca me decepciona, ha descubierto en el sótano... un baúl tremendo, el cual aparentemente se encuentra solamente lleno de ropas viejas; no obstante presurosas han venido a avisarme. ¡He retirado el baúl y allí hay una trampilla muy vieja, la cual he roto... y he descubierto que hay otra habitación debajo, misma que puedo apreciar a simple vista, que es grandísima!




¡Me parece estar en el mismo cielo... pues está llena de cosas valiosísimas!


Por la antigüedad, los objetos encontrados, me parece que estos no pertenecían a quién yo he comprado la propiedad... si no más bien, a los dueños anteriores; deducción que realizó según unas cartas descubiertas en ese mismo lugar; las cuales indican que era de un duque.


He localizado también un cofre con muchísimas monedas de oro, y gran cantidad de joyas, ya sí que puedo decir que soy multimillonario.



¡Debo de pellizcarme... pues apenas puedo creer la buena fortuna con la cual he sido bendecido!


¡De ahora en más, los momentos de tribulación serán tan solo recuerdos tristes del pasado... pues viviré como un rey, pero... contrataré a un mayordomo, una ama de llaves, jardineros, cocineros y por supuesto... a algunas hermosas doncellas, para que con sus cantos, juegos y sonrisas, llénen de vida el lugar!







Igual tengo planeado casarme con una maestra muy jovencita y recatada, a quien conocí cuando estudiaba... y por quien embelesado gustaba dedicar mi tiempo libre a observar por la ventana... pues ella estudiaba al lado de mi clase...


Por ella, y solo por ella, siempre soñé llegar a contar con posesiones y así pedir su mano, contando con la seguridad de que podría proveer todo cuanto ella pudiese desear.



También ayudaré a los chicos que me ayudaron cuando estuve viviendo en malas condiciones y sumamente enfermo. Para mi pesar hay algunos que se encuentran encerrados en la cárcel, pues los han pillado robando. Solo quedan tres, a quienes les he ofrecido trabajo, he invitado a vivir conmigo... ellos han aceptado felices mi propuesta... más preocupados me han expresado que ellos no saben realizar ningún trabajo honrado, pues desde siempre lo único que han hecho es robar.


Así pues, determiné compartirles mi secreto y ahora lo harán por mí... y con todo lo que logren recaudar, seguiré ayudando a muchísimos pobres, que viven muy mal en la ciudad.


Han transcurrido cinco años en los cuales han robado para mí; tengo tantos millones que jamás me daría tiempo, ha gastarlos.



Yoyita ha muerto muy ancianita... y lo mismo ha sucedido con casi todas las que yo conocí.


Hoy mis amigos me han dicho que ellos también desean casarse y retirarse a vivir a Mar sella.


La noticia me ha llenado de felicidad y les he dicho que es maravilloso... y que he decidido que mi presente de bodas será que les regalaré todas mis ratas.


Ellos sumamente agradecidos y emocionados sin pensarlo han aceptado. Lo único que les he pedido, es que no las exploten o abusen de ellas... porque eso no es bueno.



Se han ido con mi furgoneta vieja, pues se la he regalado también... por fin se han marchado y tengo todo el tiempo del mundo para atender mis centros de ayuda a los pobres y no menos importante... vivir y gozar del amor de mi bella y dulce mujer.





Un mes más tarde, me he comunicado con uno de mis amigos, y me ha dicho que han cuadriplicado lo que yo poseo y que están explotando a mis infortunadas ratitas. Las han obligado a trabajar día y noche; por la avaricia se han peleado con sus novias; y ahora viven con unas mujeres que no quieren a las ratas. Han sido tan mal agradecidas, que cada vez que ven una rata la matan con la escoba y si ellos logran pillar alguna, no las alimentan bien.

Le he expresado que tanto ellos, como sus mujeres, son malas personas y les he informado que tan pronto sea posible iré a recoger mis ratas.



Transcurridos dos días, me enteré por la prensa de que dos hombres y sus parejas habían sido devorados por una plaga de ratas; y que el ayuntamiento determinó exterminarlas a todas, por considerarlas un peligro para la población.






Empaque inmediatamente y viaje a Marsella para comprobar que la información era verídica... y tan pronto llegué a la casona que habitaban, me encontré que estaban presentes la policía y un juez.



Baje de mi coche y me dirigí hasta la entrada de la casa, y acto seguido me identifique...


A la policía les dije que yo era casi un miembro de la familia, para quienes allí habían masacrado. 


¡La policía al ver mi nombre me dijeron que estaban buscándome, pues había un testamento en el banco; en el cual mis "amigos" habían dejado todo a mi nombre... más lo único que pude sentir en ese momento, fue una inmensa infelicidad!


He bajado al sótano y me he echado a llorar como un niño desamparado, pues allí se encontraban cientos de ratas muertas... únicas y verdaderas miembros de mi familia, a quienes sin saberlo a vivir un infierno y a la tumba las envié.


Ante la mirada atónita de los presentes, mande a recoger sus cenizas, realice los trámites necesarios y las llevé de vuelta a casa, para enterrarlas en una parte especial de mi jardín.
Días después ordené construyeran una linda cueva y en su interior hice colocar una lápida forjada con sumo dolor y lágrimas... las cuales al cristalizarse parecían diamantes; con la cita que reza:
"Aquí descansa...Yoyita, la ratita ladrona; quién robo parte de mi corazón y quién por siempre vivirá en mí sentir"


- FIN -


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Camara.

..Quizás fue mía la culpa de Enricostro.






Quizás fue mía la culpa,
por declararte mi amor,
y es que estando tan solo,
se me rompe el corazón.
Tú me distes, pies mi cielo
y me enseñaste la ilusión,
nos dijimos tantas cosas,
cosa que solo son de dos.
Hoy tú me dices que te deje,
que no te haga más sufrir,
y yo te pido que me dejes,
el poder vivir en tí,
que entre estas cuatro paredes,
yo muy solo me siento sin tí,
Y por eso yo te pido,
que te vuelvas a venir.


Que vivamos los dos juntos,
y que me hagas feliz,
que yo te daré mi cariño,
para que tú me sientas en ti,
pues si tú te sientes mal,
es porque no me tienes a mí.
Quédate tú conmigo
y te haré muy feliz,
y viviremos para siempre,
en el reino del sentir,
con lo mucho, que te quiero,
y tu carita de sol,
iluminarás este nuestro mundo,
y en él, nacerá una flor.
Que bien sabes lo que te amo,
hermosa de mi vivir,
pues yo sin ti no me hallo,
y es que me muero por ti.
Dame la mano mi cielo,
y quédate junto a mí.

ENRIQUE NIETO RUBIO
Derechos de autor.
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio C amara.

R.YD.DOIC.P,JP