Allí murieron cientos de personas, y a sus padres y hermanos los cogieron prisioneros y quemaron el palacio, destruyéndolo todo.
Calima bajó las aguas del palacio, consiguió meterse por un profundo túnel lleno de ratas y de bichas; ella, con sus ropas destrozadas, siguió por aquel túnel negro como la boca de un lobo, pero como no veía nada, no tenía más miedo que el de los enemigos de sus padres y de ella.
Calima consiguió salir del túnel y fue a parar a una población gitana; que por entonces acampaba allí, pues eran feriantes. Destrozada y agotada, cayó junto al margen del río.
- ¡Un niño que paseaba por el lugar, la vio y corrió de vuelta llamando a su padre...! ¡Papá, papá ven, corre ven!
El padre alarmado por el angustioso llamado de su hijo, corrió preguntando:
-¿Qué pasa hijo?
- ¡Papá, ¡Mira, papá!
¿Qué?
-¿No lo ves? ¡Es una niña!
El padre aterrado por aquello, pensó que si llamaba a las autoridades del pueblo les culparían de raptar a la niña; pues a ellos siempre les señalaban de bandidos; así que tomó la niña en brazos y se la llevó a la tienda.
Allí sus hijas la tomaron y echaron a todos los hombres de la tienda. La desnudaron completamente.
-¡Traer agua rápido, que esta niña se muere! ¡Y que sea agua caliente, venga, venga! Rápidamente con toallas limpias comenzaron a limpiar a la niña, pues entre el barro y la sangre no se sabía dónde empezaba una cosa y terminaba otra.
Así, cuando la tenían limpia comenzaron a curarla, tenía grandes heridas sobre su pechito.
Ya curada dijeron: ¡Dejarla descansar!
Calima se tiró casi una semana sin moverse de la cama. Ya una mañana despertó y allí estaba el chico frente a ella, así que gritó, ya está despierta, ¡Siiiiiiiiiiiiiiiii!
Corrieron todas las mujeres, las más de contentas. Todas la abrazaron con mucha alegría. Así, ya en otro pueblo que estaban, salió despacito y se sentó tomando el sol a la puerta de la carpa, pues el circo comenzaba a funcionar.
Calima curiosa ella, se deslizó bajo la carpa, y viendo a las muchachas bailando juntas se quedó muy sorprendida; pues jamás había visto teatro tan impresionante. Todas con sus pies, con sus leotardos blancos y sus vestidos hechos de pañuelos de colores, estaban de lo más relindas; así pues, se acercó a ellas, y les dijo:
Quiero aprender a bailar... ¿Me podéis enseñar?
-Si claro que lo haremos, abrazándose a ella. Así pasó el tiempo y día tras día comenzó a ensayar su baile...
Calima tenía habilidad para la danza y con el tiempo se unió al espectáculo... siendo entre todas la más agraciada y experta bailarina.
Pero no podía olvidar su pasado, pues cada vez que se retiraba a descansar tenía una horrible pesadilla; soñaba con aquella noche traicionera que quemaron su palacio y mataron a tantas personas... ella nunca contó nada, hasta ese día que tenía a todas reunidas... cada una contó algo... Pues ese día no hubo función, pues llovía muchísimo.
Esta gran familia que todos se querían tanto, y se ayudaban en todo, decidieron ayudarla. Se dirigieron hacia el país vecino a donde estaban los enemigos y decidieron pedir audiencia en palacio para dar una función.
Allí, después de una semana, acampados frente a palacio, el gran faquir por fin dio el permiso, y entraron todos al palacio... Allí estarían varios días para presentar varias funciones.
La primera noche buscaron los calabozos y encontraron a los padres y hermanos, estaban bastante mal; así que los rescataron y disimulando esa noche, ofrecieron una gran función con antorchas y fuegos artificiales... mientras escondían a todos bajo los fondos dobles de las carretas.
El nerviosismo de todos era latente, si se descubría morirían todos, hombre, mujeres y niños; tenían que actuar rápido. Formaron un gran baile indio con vestidos exóticos con muchas lentejuelas y campanillas,
Aquello era maravilloso, la mejor función de todos los tiempos, para ese circo.
¡Pero saltó la alarma! ¡Cuando Calima tenía entre sus ligas una daga y en su último paso, atrapó al faquir con su daga en el cuello, rasgándole hasta el sentido, y los demás saltaron sobre los otros guardias, < que no esperaban esta situación>, matándolos a todos!
Así tomaron sus carretas y salieron a todo correr del palacio.
Explotaron miles de cohetes desconcertando a todos los soldados, que no daban pie con bolo, y marcharon hacia su ciudad.
Curaron a los padres y hermanos y marcharon felices, una vez en palacio; bailaron hasta el amanecer un hermoso vals que dejó atónitos a los padres, y todo el circo recibió grandes dotes de monedas y los hicieron hijos predilectos de la ciudad, y nuestra querida Calima decidió marchar con este circo bailando hermosas melodías por todos los reinos.
- Fin -
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.