jueves, 12 de junio de 2014

..La góndola maldita de Enricostro. (relatos)

Hace poco más de cien años, en una ciudad ubicada al noreste de Italia, vivió un hombre a quien se le consideraba el mejor gondolero del lugar.

Trabajaba de sol a sol; pero esto no le importaba, puesto que no había otra cosa que lo llenara tanto, como complacer a los turistas.

Ya era bastante mayor y solo tenía a una niña, quien por esa época tenía quince años. La chica sentía pena por el padre, puesto que era evidente que el gondolero, con el paso del tiempo... el arduo trabajo, lo sobrepasaba; por lo que decidió ayudarle.
La joven se llamaba Laura, y en los últimos cinco años, aprendió a maniobrar el timón perfectamente; mientras tanto su padre se sentaba en la parte de atrás, dirigiendo y corrigiendo los fallos de la chica.

El padre era muy caprichoso, y orgulloso de su góndola; por lo que le había labrado unos puntales de oro, así como infinidad de adornos en la embarcación. 

La góndola era admirada y considerada la más hermosa por todos los lugareños, así como los extranjeros que gustan visitar regularmente la hermosa Venecia; así pues, para abordarla debían de hacer reserva con días de anticipación.
El tiempo transcurrió, y una mañana el hombre no pudo salir más de casa; pues se había convertido en un anciano enfermizo. Laura lo tranquilizó, expresándole que no debía de preocuparse, pues ella podría desempeñar a la perfección el trabajo.

Laura contactó a su vecina para cuidarlo; quien era madre soltera y de cinco hijos. 

La mujer inmediatamente acudió en su ayuda, puesto que el gondolero siempre le había ayudado a alimentar y a vestir a sus pequeños; quienes consideraban al anciano como un padre.

El día transcurrió sin novedades, y Laura volvió a casa a las nueve de la noche; más, al llegar al pie de la cama de su padre, se percató que el estado de salud de su padre era muy delicado, y que serían pocas horas lo que le restaban de vida.
El gondolero, quien también presentía la llegada de su fin, llamó a la chica y le dijo:
-Hija, ya no puedo más... ¡Siento que me muero!
Te dejo la góndola y todos mis bienes. Debes de saber que debajo de la cama, encontrarás varias cajas de zapatos, repletas de billetes.

No tengo idea de cuánto dinero he ahorrado, pero es muchísimo... y con él debes de prometerme que ayudarás a María, nuestra vecina, pues sabes que a sus hijos los quiero, tal cual si fuesen mis hijos.<Esto último se lo dijo irónicamente y con una sonrisa picarona>
¿Lo sabes verdad?
Luego cerró sus ojos, y se volvió a quedar dormido.

Laura, quien se encontraba agotada, también se retiró a descansar.

Tan pronto amaneció, la joven se dirigió a ver cómo estaba su padre, y se encontró con él había muerto.
 Después de llorar desconsoladamente por unas horas, le informó a María lo que había sucedido... y la voz corrió rápidamente por toda la región.

Al entierro acudieron cientos de personas... inclusive del extranjero, pues había muchos que cada vez que visitaban Venecia lo buscaban para requerir de sus servicios y amena compañía. 

El sepelio fue muy emotivo, pues muchas personas lo adoraban.

Después de terminados los actos fúnebres, Laura decidió comenzar a trabajar de inmediato y así, en la medida de lo posible divagar su mente, del recuerdo de su padre.

Transitaba por los canales y siempre había clientes esperándola... pues era amable y encantadora como su padre.

 Así pasó mucho tiempo, todo era color de rosa, pues recibía muy buenas propinas... por lo que para honrar la memoria de su padre, continúo engalanándola con todo tipo de ornamentación onerosa, gastando fuertes sumas de dinero en ello.
Además, gustaba limpiarla a diario... acariciando su madera, tal cual si se tratase de una persona... pues la amaba casi de una forma irracional.

Una mañana, después de recoger a una joven pareja, con su pequeña hijita de cinco años... la góndola fue atacada por unos maleantes, quienes mataron a golpes a los turistas y la pequeña.

Laura luchó a muerte contra los vándalos, pero eran demasiados... así que casi nada pudo hacer por ellos. 

Uno de los hombres le acertó un golpe, que la hizo caer de espalda, quedando clavada en uno de los puntales, quedando así la góndola llena de sangre. La chica, boca abajo, apenas alcanzó a frotar su mano empapada con sangre en el suelo, exclamando:
¡Observad cómo me han dejado!

Acto seguido exhaló un último suspiro, y murió con el rostro casi desfigurado por el dolor y con los ojos abiertos.
Los hombres asustados huyeron sin llegar a robar nada.

La góndola siguió a la deriva, hasta que chocó con otra góndola; el dueño de la otra embarcación, al ver lo sucedido, se echó las manos a la cabeza gritando:
¡Dios mío que alguien me ayude! ¡Qué desgracia!

Las autoridades se presentaron inmediatamente y evacuaron a todos de la barca.

 A los turistas los repatriaron y a Laura, la enterraron junto a su padre. Toda Venecia lloró su muerte y declararon tres días de luto.

En los días sucesivos, se veía la góndola vagando por los canales, y parándose en cada esquina... como renunciando a relucir su majestuosidad y oro, por todos los canales de Venecia.

La barca continuaba llena de sangre... y para todo aquel que no la conociera... podría suponer esta pintada de rojo.
Los atracadores volvieron a aparecer, y merodeaban el muelle... dispuestos a saltar sobre la góndola par robar todo de ella; y así lo hicieron... más para su horror, la barca parecía tener vida propia, pues se dirigió a medio canal; y allí mismo se dio vuelta completamente... atrapando a los hombres. 

Ellos luchaban por su vida, respirando el aire que contenía, él vació de la góndola... y después de angustiantes minutos, de su interior salió un aire fétido... asfixiando a todos en el acto.

Al rato la embarcación, volvió a girar en torno de sí, saliendo a la superficie limpia y reluciente. Los ladrones fueron encontrados hasta el día siguiente, flotando en el canal.

En días sucesivos los niños abordaron la góndola, jugaron con ella y se pasearon por los canales de la ciudad; y cuando cansados se sentían se marchaban a casa... sin maltratar o robar nunca nada.
Sin embargo, lamentablemente no sucedió lo mismo con los adultos... pues muchos de ellos trataron de robarla... y la historia se continuó repitiendo: ¡Los ha vuelto a sumergir a todos!

 Esta historia se repitió a lo largo de un año entero... sin importar las diferentes estrategias que muchos bribones, pusieron en práctica a fin de atracar con éxito la nave.

Se cuenta que la góndola desaparece en enero, sin dejar rastro alguno... pero todos los años vuelve en octubre... y permanece hasta finales de diciembre, período de tiempo en el cual navega por los canales, haciendo gala de toda su majestuosidad... y nunca falta quien desee asaltarla; corriendo con la misma suerte que sus antecesores.
Aún hoy en día, muchos afirman que se le ve, paseándose en medio de los canales de Venecia... en búsqueda de eliminar de ese lugar paradisíaco a todo aquel, que busque agenciarse de los bienes ajenos.
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

martes, 10 de junio de 2014

..La novia de Internet

Hoy me encuentro muy enamorado de una linda chica, 

ha sido por Internet; ella me tiene loquito, pues es un amor. 
Su foto refleja a una chica preciosa, de unos 20 años; 
habla como los Ángeles, ella con dulzura me llama mi niño. 
Y me dice que se muere por mí, pues conmigo es muy feliz. 
Al lado de ella, los minutos pasan volando y siento dichoso. 
El tiempo ha transcurrido, y ya llevamos seis meses juntos; 
nuestro amor me edifica... pues cada día es mucho sólido. 
Ella me ha descrito todo su cuerpo... centímetro a centímetro;  
me pone muy cachondo, cuando susurra palabras de amor... 
Me dice que está en la cama, sentada sexy sobre sus piernas, 
y frente al ordenador... y que está desnuda completamente. 
Mi imaginación se dispara hasta bloquearme, siento calor...
Me turbo y aunque lo desee, una palabra no logro a pronunciar. 
Me dice que se introduce el dedito, mientras chatea conmigo... 
Ella provoca en mí espasmos y hasta temblores en las piernas.


La verdad es que la añoro, y sueño con ella todas las noches... 
estamos en una cama los dos juntos, la veo más que hermosa; 
ella es dulce, cariñosa, hacemos el amor, y no quiero despertar. 
Me despierto y sigo soñando... ¡Me ha calado dentro del alma! 
Yo la incito para que se coloque de pie frente a un gran espejo, 
y se míre, desnuda; y que me vaya diciendo cómo es su cuerpo... 
y cuando entre suspiros ella me responde... me muero de gusto. 
Ella es un monumento de mujer, pues fresca y tersa luce su piel. 
Luego, desde la distancia, nuestras almas se funden en una sola;
yo le digo que sus manos son las mías, y las mías son las suyas. 
Nos sugerimos que debemos de hacer, y nos acariciamos todo; 
e igual nos besamos todo. La verdad, llegamos a excitarnos.

¡Solo con las palabras... esta mujer logrará que pierda la cabeza! 
El día de hoy es funesto; me he llevado una ingrata sorpresa, 
mi chica ha cambiado la foto de perfil... y ahora estoy muy triste. 
Lo cierto es, que me siento desconsolado y tengo ganas de llorar. 
¡Siento un nudo en la garganta; apenas me permite respirar! 
Tiemblo de dolor y de miedo...me ha dado la muerte Súbita. 
Nunca nos dijimos la edad... más ella no parecía tan joven;  
y nunca nos hemos visto por cámara; pues la mía, averiada, está. 
En la primera foto lucía de veinte años, y ahora de trece o catorce. 
¡Madre mía! Pienso las palabras tan gordas que hemos dicho.
Ahora estoy avergonzado, por los momentos de intimidad... 
Le he insistido en que me diga la edad... y ella entre sonrisas, 
con voz entrecortada, me ha dicho: Tengo trece años de edad.

¡Sí! Trece años. ¿Cómo una niña, sabe tanto detalles del sexo? 
¡No se inmutó, cuando yo le decía:! ¡Mi tranca es muy grande!
Todo lo contrario, pues respondía: ¡Con placer la comería toda! 
Toda esta situación me está matando... ¡No sé qué hacer ahora! 
Tengo treinta y cinco, estoy abrumado; y muriendo de pena. 
La chica se quiere morir también, pues de mí, se ha enamorado. 
Me dice que lamenta... que yo sea un hombre mucho mayor. 
Aparte de miserable; también me siento solo, y abandonado. 
¡Es menor! Imposible es continuar la relación. ¡Lloro de pena!
¿Cómo un amor tan hermoso; colmado de momentos de pasión? 
puede morir sin esperanza? Más la razón debe prevalecer.
¡Sí! La razón que hoy me deja moribundo, pues me roba la ilusión.

Ahora que será de mí, no tengo el ánimo de volver a sonreír. 
La angustia es grande, siento que ¡Estoy muriendo de dolor! 
Ella continúa escribiendo, más decido que no puedo responder. 
La chica sigue enganchada al Messenger y yo, moriré de pena. 
Mi alma se siente contrita... ¡Me siento como un violador! 
Mis queridos amigos; si quieren saber, de qué color es la pena... 
de una joven deben enamorarse, y "su vida será una quimera". 
Hoy me encuentro perdido... por un bello cuerpo y un alma pura. 
¡Un amor que mi mente marchitó, y mi cuerpo igual destrozó! 

- Fin - 

Yo la busco y no la encuentro más... en mi eterna soledad. 
En mi tristeza estoy muriendo, en este mi largo caminar. 
Pues yo a ti te sigo queriendo igual... ¿Qué culpa tengo yo? 
De haber cumplido esta edad, si por ti amor, yo me muero. 
¿Cuándo se apagará mi pesar? 
¡No sé, no sé...no sé! 
 

Enrique Nieto Rubio 
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

lunes, 9 de junio de 2014

..Viaje de vacaciones de Enricostro para mayores.


 Viajaba una gira por Perú, en un autobús. Era un regalo de empresa que nos habían dado a todos los trabajadores. Íbamos dieciocho personas, todos tenían parejas menos yo, quizás seré el más feo, da lo mismo.


Estaremos una semana en cada pueblo aproximadamente.

Un día paramos en una aldea, pues el autobús había tenido una avería, por lo que deberíamos parar dos semanas por lo menos. Allá en el poblacho paramos en una pensión muy humilde, pero acogedora.

Las personas de allí, eran súper, además se desvivían por servirnos de todo. Una tarde, después de tomar el almuerzo, salí fuera... y observé enfrente de la pensión a una chica desastrosa, y muy sucia. 


Ella vestía con ropa muy vieja y sucia en la entrada de una casa, y en su rostro se observaba que era muy infeliz.
Como llovía a mares y me dio mucha pena. 

Me acerqué a ella y le pregunté; ¿Qué te pasa.?

Ella, sin mirarme siquiera, respondió:
¡¡Es que me ha echado a la calle mi mamá y mi padrastro, dicen que soy fea y muy floja, que nunca hago nada bien.!!

¿Y no tienes zapatos.?
¡¡No, no tenemos dinero y además mi padrastro me pega mucho y mi mamá también, dice que yo lo enfado y es que él es un borracho malo y tonto.!!

¿Y como tienes tantas heridas en los pies?
¡¡Es que yo duermo en unos trapos en el suelo y hay ratas, me dan bocados y mi mamá no me escucha! ¡Un día, me voy a ir, ella quiere que me muera, muchos días ni me da de comer.!!

¿Ya te veo, estás muy canija, quieres comer algo? ¡¡Claro.!!
¡Espera pégate a la puerta y cuando te haga una señal entras¡¿vale?

Espere a que el conserje estuviera de espalda y le hice señas con el dedo, la subí a mi habitación y la escondí, le dije:
¡Tienes que lavarte bien y tomar un baño!

Ella, no quería, pero yo insistí, además la iba a curar, ella aceptó, pues estaba muerta de hambre y de frío. Puse una bañera con agua caliente y se metió, solo tenía el vestido y nada más.

¿Quieres que te ayude.?
¡¡Sí!!

Esta niña no conocía la vergüenza siquiera, era muy inocente, la he enjabonado bien, se queja un montón, pues está demasiado dañada en su piel.

Luego de bañarse le he puesto una bata y la he peinado. Tiene un pelo precioso y una carita linda, linda
Me ha dado mucha penita, le he dado de comer y se ha puesto morada, ella no para de mirarme.
¿Y qué, cómo te encuentras?
¡¡Estoy muy bien.!!

Con la bata y saltando en la cama, revolcándose en ella, estaba como loca, parecía una niña chica, no se tendrá como diecisiete o dieciocho más o menos,
Yo le decía:
¡No des gritos!

La ventana de mi cuarto daba frente a su casa, más parecía que poco o nada les importaba la chiquilla. 

Le he dicho:
¡Espérame aquí no salgas para nada! ¿Vale?
¡¡Si vale.!!

He ido a la habitación de mi compañera Concha, que es la que más confianza tengo, y le he pedido:
¿Conchita tiene algo de ropa para una chica y unas braguitas?
Me ha dado de todo, y se ha echado a reír a carcajadas.
¡Gracias eres un sol! Le dí un fuerte abrazo en agradecimiento y feliz regresé a mi habitación.


He vuelto y la chica se ha quedado dormida en mi cama, echa un ros quito con los pies encogiditos, claro se ha dejado el tóto que se le ve todo. La verdad es que tiene un Totò precioso (ya saben lo de abajo).

Bueno, ahora que está durmiendo le estoy curando con yodo, por todas las heridas ... ella ni se ha dado cuenta, se ve que ha sido maltratada continuamente. Le he puesto las braguitas y la he tapado. 

Es preciosa, durmiendo, además de tener un tipo muy bonito.

No la dejaré que vuelva a pasar por esos malos tratos. Mi compañera me ha contado que ya esta mañana, la han tirado de una patada sobre todo el barro. Se quedará conmigo seguro. Ya ha llegado la noche y en su casa les da igual que aún esté en la calle.

No la quieren... mientras pensaba en qué haría con ella, la chica se ha despertado.

Me ha dicho que tiene hambre.

Yo ya estaba preparado, le tenía de todo asta fruta, así que inmediatamente se ha puesto a comer.

¡¡Oh!!
¡Despacio, niña, tranquila, come despacio o te sentará mal!

Parecía una leona comiendo, con su ropa interior puesta y para ella es como si estuviera en cueros, le ha dado igual. Bueno, está bien, ha comido muy bien... pronto parecerá otra persona.

La verdad es que así ya es otra, la chica me mira mucho y me abraza, es muy buena y cariñosa. Tiene un pelo largo moreno y es muy viva y lista.

Hemos estado las dos semanas jugando en el cuarto; lo hemos pasado bomba; es traviesa, se esconde de bajo la cama para asustarme.

Le he dicho que me llame Toni... y ya para estos momentos soy su Toni, me quiere un montón y yo a ella también, y la sacaré de ese país, pase lo que pase, o me quedo yo.



No me separaré de ella, hoy nos vamos ya. Así que la he sacado conmigo de la mano y nos hemos subido a el autobús. Lo malo es que ella no tiene papeles, pero me da lo mismo. 


Solo mis compañeros se han dado cuenta y se han quedado boquiabiertos, de lo preciosa que es ella.

Todos me han apoyado, así que se viene con nosotros, mis compañeras me han dejado perplejo cómo la están tratando, con tanto cariño que hasta me han hecho llorar de alegría.

Todas la han abrazado como si de una hermana se tratara. Es maravilloso este trato que les han dado y ella está feliz como nunca. 

Se siente encantada de venirse con nosotros en el viaje... ya la tengo otra vez saltando como loca, pues no se está quieta ni sin querer, las demás me dicen que ya voy arreglado con ella.
Está súper, contenta, va y viene del autobús y no para de darme besos, ya hemos cruzado la frontera y ni nos han molestado para nada; la verdad es que esta zona está tranquila de problemas.

Ahora nos disponemos a embarcar en un avión, es un vuelo Chéster de estos aviones pequeños; solo les han dado a los agentes todos los documentos nuestros, y a nosotros ni nos han mirado siquiera nos hemos subido al avión.

Hemos despegado, todaví no é como se llama; la tengo agarrada, pues se quiere ir por ahí a caminar, y yo le digo:
¡No, no! Y ella inmediatamente hace caso a mi pedido.

Le he preguntado bajito:
¿Cómo te llamas?
¡Rosa María! 

Se me ha echado sobre mí y se ha quedado dormida, son muchas emociones juntas; el vuelo ha trascurrido muy bien, entramos después de unas horas ya en España.

El aterrizaje se hará directamente en Córdoba, solo faltan dos horas más o menos. La llevaré a mi casa y vivirá conmigo, por ahora no la tocaré, la trataré como si fuera mi hermana.

Rosa María tiene mucho que aprender, la tendré en casa y solo saldrá conmigo, o con alguna amiga mía, pues no quiero que le pase nada. Le pondré un profesor para que aprenda lo que tenga que aprender.

Ya por fin estamos en casa, ella está la más de contenta de tener, de todo... y le he dicho:
¡Me voy a bañar!
¡Está bien, vale!

Me he metido en la bañera y momentos después, aparece desnuda y se ha metido en la bañera también.
¿Pero dónde vas?
¡A bañarme!

Joeee bueno me ha mirado mis cosas, y me ha contado que su padrastro ponía a su mamá, a cuatro patas, como un perrito, y después le metía eso por detrás; y que su mamá se reía mucho y la tenía en un rincón, y que le decía que un día le iba a dar a ella también si se escondía.

Era una bañera grande y ancha, así que se puso a mi lado y nos echamos agua por encima, luego me echó la cabeza sobre mí y yo la enjabonaba suavemente, por todas sus partes, pues se me está haciendo imposible contenerme.

Ella se giraba con la suavidad que yo la estaba tratando, más la tentación era muy grande, sus pechos, aunque no eran demasiado grandes, eran preciosos.

No quería precipitarme con ella, quería darle tiempo para que supiera la realidad del deseo y del amor, yo la quiero mucho, así que le he bajado la mano, esta vez, sin esponja por medio de las piernas despacito, ella sigue con la carita en mi pecho.

Tiene cara de felicidad... sigo frotando en sus partes, se está excitando, pero no se atreve a moverse, para que no se le vaya la excitación, no sé.

 Yo sigo y sigo, se le escucha gemir una y otra vez, al punto que se está corriendo mientras me aprieta fuertemente.

Se me ha quedado toda relajada a lo largo de la bañera, y yo he seguido enjabonándole por los muslos y por su culito; ya el agua se está poniendo fría. 

Nos hemos salido y ella por toda la casa desnuda, dice que así está mejor; bueno, a mí no me importa, mientras no se asome a las ventanas. Y así fresca y satisfecha se ha tendido en la cama.
Le he advertido para que nunca lo haga porque es peligroso. Ya es de noche y hemos cenado y estamos viendo la televisión; un rato ella se ha sentado sobre mí y me ha preguntado:¿Me quieres?
Le he dicho... ¡Con toda el alma!

Ella me ha dado un abrazo muy apretado con todo su cuerpo, luego nos hemos ido a la cama... ella quiere dormir conmigo, por lo que ella desnuda y abrazada a mí se ha acercado y así nos quedamos toda la noche.

Sobre las cinco de la madrugada la sentí gemir...

¡Hay! ¿Qué te pasa?
Es que soy tan feliz, que apenas lo puedo creer, pues ayer vivía como un perro, y tú me tratas como a una reina, ¡te quiero mucho!
¡Anda tonta, ven aquí no pasa nada!

Al día siguiente, yo quería enseñarle lo que se podía hacer y lo que no, sobre todo en la calle... bueno, así hemos pasado el día. Por la tarde ella me ha pedido que vuelva a hacer los de la bañera, pues le ha gustado mucho.
Le he dicho que está bien, pero que esto no se cuenta a nadie, será secreto entre ambos, ella será mi chica y yo se lo haré. Luego nos hemos ido a la cama, ya tiene que aprender todo; aunque la verdad es que ya lo ha visto todo en su casa.

Con mucha delicadeza he ido besando sus pechos, son deliciosos; lentamente he ido bajando la cabeza dándole bocaditos por todo su cuerpo.

Ella, con los ojos cerrados y con sus manos suaves, parecía guiar mi cabeza por donde más placer le iba dando, seguía para abajo, abriéndose de piernas completamente llegue hasta su tesoro más preciado...

Y como no deseo ser más pervertido, todo lo demás lo dejaré a vuestra imaginación... solo diré que hemos hecho el amor apasionadamente y ha sido maravilloso.

He tomado precauciones por si acaso, pues somos demasiado jóvenes para quedar en estado; ambos nos quedamos fritos y sin fuerza alguna... ya al rato me dice:

Toni eso es placer y sexo ¿verdad?
Si mi amor eso es, siempre que uno u otro no sea forzado, ¿lo entiendes?
¡Sí! Te quiero tanto, que si me dejaras sola me moriría.
¡Venga mi niña! Que nunca te dejaré, ¿vale? ¡Ven dame un beso!
¡Noooo! ¡Te daré diez besos! .. Un ¡te quiero!

Así nos quedamos toda la noche, pasaron y pasaron los días y un día decidimos casarnos.

En mi empresa se alegraron mucho, yo era el hombre más feliz del mundo, y mi niña parecía una reina. Lucía hermosa, toda de blanco y con un velo largo... pues tenía el cuerpo más bonito que mujer alguna pudiera desear.


Su rostro reflejaba todo el amor que por mí sentía, así como la felicidad nunca antes soñada, que hasta los mismos Ángeles la envidiaban. Era tanta la hermosura que pareciera salirse de su vestido, y yo a su lado, entrando en la iglesia, parecía su príncipe encantado.
Después de la boda dimos nuestra gran fiesta, para festejar con familiares y amigos... la dicha de habernos conocido y por nuestro compromiso de amarnos por siempre.

Hicimos grandes locuras en la cama día tras día... nunca nos cansamos, lo nuestro era amor y pasión. 

 Han pasado muchos años, y hoy ya mayores... muy mayores; tenemos tres hijos que ya son adultos.

Rosa María les cuenta cómo su vida se convirtió en un paraíso de felicidad, pero nunca contó sus deseos sexuales... 
Aún hoy, que ya somos mayores, sigue diciéndome:
¡Toni! Hazme lo de la bañera... ¿sí?

Y yo, ni lerdo ni perezoso, estoy pronto a satisfacer sus deseos, pues es lo que siempre le ha gustado... y para mí un hermoso recordatorio de esa expresión que vi en su hermoso rostro... la que jamás se me olvidará.

Hoy, mis recuerdos de felicidad, me hacen llorar de alegría; pues ella hoy en día, ¡lo más grande e importante de este mundo!



- Fin -


Enrique Nieto Rubio
Derechos Reservados 

Colabora en imagen,

 Silvia Regina Cossio Camara.