martes, 4 de agosto de 2015

..Las cajas de zapatos de Enricostro.

La señora Luisa María Rubio de los Ríos, en Córdoba... al día de hoy en el año 1837; vivía en la calle Gutiérrez de los Ríos... donde más tarde, se le puso su nombre a esa vía.

La dama poseía muchos millones de duros, así como una gran cantidad de cortijos y miles de kilómetros de tierras; además del Castillo Andaluz en la Sierra de Córdoba.

Yo soy el bisnieto de dicha señora, quien a continuación, les narraré un trozo de su interesante historia.
Luisa María, era la mujer más bella y distinguida de la comarca; quien día a día se engalanaba con las joyas más exquisitas que jamás nadie pudiese soñar; las cuales, eran diseñadas por el platero más reconocido de ese entonces... Don Andrés Nieto Albañil.

Don Andrés era un diseñador único, y como él no había otro en todo el mundo, que le igualara; pues todas sus joyas eran hechas completamente a mano, y montadas piezas por pieza.

El esposo de Luisa María, era español y Teniente Coronel; quien murió vilmente asesinado, a cuchilladas y mientras dormía, en la guerra del Sahara Occidental.
El crimen fue cometido, por enemigos de España.

Mi querida bisabuela empezó a decaer y a abandonarse, nada y nadie parecía aliviar, el dolor que la embargaba. Transcurrió el tiempo, y gracias a la doncella que estaba a cargo de su cuidado, quien la cuidaba tal cual, se tratase de su propia vida, volvió a recuperarse.
La verdad es que para ese entonces, aún estaba que rompía
de hermosa.
Era poseedora de una pequeña cintura, unas caderas dignas de una diosa, las cuales al caminar contoneaba de forma singular.
Era esbelta, de piel morena; ojos grandes y coquetos... en fin, sumamente preciosa.
Sin embargo, era un ser humano que destacaba, principalmente, por ser muy apreciada, por todos aquellos que la conocían... Ya que, su mayor don, era que poseía un inigualable corazón; era muy noble y atenta a las necesidades de quienes la rodeaban; más esto no quiere decir que fuese una mujer sin carácter y personalidad.
Después de algunos años de soledad, aceptó el cortejo del Duque de La Jumilla, quien era un hombre muy bien parecido; alto y robusto, que gustaba de lucir un pulcro bigote y perilla, bastante peculiar... presumido como él solo; pues también era poseedor de una gran fortuna.
Constantemente expresaba, que en este mundo... él poseía lo más hermoso... y que si no lo tenía; era simplemente porque no existía.
Más para infortunio de mi bisabuela, el arrogante duque le confesó, que él está incapacitado, para darle descendencia.

No obstante ella había sido bendecida, con cinco hijos, inteligentes y dulces, a quienes procreo en su primer matrimonio; motivo por el cual, cuando este le propuso matrimonio... ella encantada, acepto.
De mi familia eran cinco hijos, dos varones y tres hembras.
Pertenecían a la Realeza Cordobesa...
tenían a su servicio un ejército de sirvientes; pues no reparaban, en derrochar, el dinero a manos llenas. Más nadie tenía queja alguna, pues mi bisabuela cuidaba de todos quienes se encontraban en su entorno; proveyéndolos de lo necesario para vivir cómodamente... pues era una mujer generosa.
Pasaron los años siendo muy dichosa, al lado del Duque de La Jumilla, pues él para compensarla, la colmaba todos los días con lindos vestidos, joyas... ofrecían grandes fiestas, en las cuales, los vinos y exquisitos banquetes, nunca hacían falta,
Cuando aburridos se sentían.
Gustaban de viajar alrededor del mundo.

Si bien es cierto, les gustaba disfrutar de todo, lo bueno que la vida puede ofrecer.
No, todo giraba en torno a banalidades; ya que con esmero trabajaba arduamente en pro de los demás.
Se preocupaba, por el bienestar de los más desafortunados, siendo el hospicio de la Calle de los Bataneros, de su propiedad;
 la cual era inmensa... pues eran muchos a quienes albergaba en el lugar.
A pesar, de que despilfarraban el dinero, y que estaban comprometidos con diversos programas, para ayudar a los más necesitados; sus riquezas lejos de disminuir, 
se incrementaban día con día.
Los años transcurrieron, y cuando mi bisabuela María Luisa, estaba cerca, de cumplir 79 años, súbitamente cayó enferma debido a un fuerte, virus de la gripe mortal entonces. que azotó la región y gran parte del mundo.
Dos de sus hijos vivían en las islas Canarias... y los tres, que vivían en la misma ciudad, murieron a causa de la enfermedad.
Como en cualquier lugar; nadie por bueno que sea...es moneda de plata para caerle bien a todo el mundo; así pues, sin ella saberlo... en su doncella tenía a una enemiga que desea el mal a su señora.


 Esta mujer, sentía una gran envidia, por la buena fortuna de mi bisabuela, sentimientos, que no eran del todo desconocidos por mi bisabuela; ya que muchas veces, percibía la antipatía que esta le profesaba.
Mi bisabuela le dictaba cartas, para sus hijos, informando de su estado delicado de salud; y en contra parte la empleada, quien se llamaba Francisca, comunicaba que todo marchaba bien.
María Luisa, muchas veces creía escuchar a la doncella, murmurando:
¡Te quitaré todas tus joyas vieja loca!

Francisca estaba por igual entrada en edad, y tenía unos hijos que eran unos buitres, sin oficio ni beneficio.

Una noche, sin motivo aparente, comenzó a sentirse muy mal de salud... al punto que comenzó a reflexionar, que sucedería si ella moría. Y así fue, como cayó en la cuenta, de que sus bienes no se encontraban seguros; así como sus tan amadas joyas, las cuales guardaba en la caja fuerte, de su hogar.
Luego de mucho pensar, se dirigió a su armario, y sacó cuatro cajas de calzado, de los más antiguos, que tenía. Acto seguido sacó los papeles del interior de los zapatos... y procedió a rellenarlos, con joyas, cuidadosamente.
Procedió de nuevo, a colocarlos en sus respectivas cajas y en su lugar...no sin antes cubrirlos con los papeles viejos que había retirado.

Al día siguiente, Francisca despertó a la anciana; comentándole, en medio de su llanto, que uno de sus hijos, también había caído enfermo... o al menos eso le dijo a mi abuela. No obstante, ella no le creyó... y percibía que algo estaba tramando la mujer.

Y efectivamente, así fue; porque días más tarde... otra de sus doncellas, le informó, se había enterado, que la institutriz visitó la boutique, que ella frecuentaba, para comprar hermosos vestidos, con el dinero que ella le había ofrendado, para cubrir los gastos de la enfermedad, de su hijo,
A mi bisabuela esta noticia, no le tomó por sorpresa... pues era de su conocimiento; que la institutriz, desde siempre aspiraba a formar parte, de la alta sociedad... y esto al final, no la hacía una mala persona.
María Luisa continuó dedicando su tiempo, a visitar sus hospicios y asilos de ancianos, asegurándose que todos contaran con excelentes cuidados; así como actividades de recreación, en la que grandes y chicos pudiesen participar... para así, proporcionarles una mejor calidad de vida.
Sin embargo, conforme pasaban los meses... mi bisabuela, de a poco, se fue retirando de todas sus actividades; pues se sentía enferma. Durante un tiempo su vida transcurrió, entre idas y venidas, de un médico a otro... más ninguno, se explicaba el porqué de su deterioro.
Pasaba la mayor parte del tiempo, recostada; y cuando se levantaba era solamente para caminar y recolectar, algunas flores de su exquisito jardín.
Era domingo, mi abuela llamó, a el jardinero; quien religiosamente le traía las flores más hermosas del jardín; y si no había... las compraba en el mercado; las cuales llevaba al pie de su cama, recitándole un hermoso poema; pues él la quería y admiraba muchísimo.
Después de agradecer por sus rosas y dulces letras... mi abuela afligida le dijo:

¡Rafael, mi salud cada día se deteriora más y más; y presiento que pronto partiré!

El pobre jardinero no alcanzó a balbucear palabra alguna... pues era evidente que María Luisa se encontraba al borde de la muerte con los ojos empañados en lágrimas.
Mi abuela prosiguió:
¡Prométeme que cuando muera, le entregarás a mis hijos, este cofre con la nota, que está en mi mesita de noche!
¡Por supuesto señora, no faltaba más!
¡Muchas gracias... sé que puedo confiar en ti!
 Después sacó un sobre que escondía debajo de su almohada, y le advirtió:
¡Escucha con atención... este sobre es para ti; más te suplico que no lo abras, y esperes hasta que yo haya muerto; pues no quiero que comiences a presumir con los demás empleados... pues te aseguro que será suficiente, para que puedas vivir plácidamente con tu familia, por muchos años!
Como te conozco y sé lo cabeza dura que eres, te advierto que si no cumples mis órdenes; terminarán por acusarte de haberme matado... pues presiento que me están envenenando; pues los medicamentos, lejos de ayudarme... con el paso de los días, me van matando.

¡Sin embargo, para cuando ese momento llegue, igual podrían incriminarte, por lo que te daré un documento que verifique tu historia, el cual te lo entregaré debidamente firmado y sellado!
¡El día de mi deceso, debes de pedirle a la doncella, las cajas de zapatos; y si te cuestiona al respecto, dirás que son para tu esposa; pues por el estado en que se encuentran, lo más seguro es que los desechará..., ya que a ella siempre le parecieron horribles! ¡Vale!

Rafael, con un nudo en la garganta, apenas asintió, en señal que acataría las órdenes al pie de la letra. Para ese instante él desconocía lo que había, en el interior de las cajas.

Luego la bisabuela pareció cambiar de parecer, y le dijo:
¡-Ahhh Creo que es mejor que saques todo a escondidas, por la puerta del jardín... y hazlo con sumo cuidado, para que no se entere la institutriz, o algún miembro de la servidumbre!

Rafael sintió que el mundo, se le venía encima... e inmediatamente en su rostro la preocupación se reflejó.
María Luisa lo tranquilizó diciendo:

¡Mi querido Rafael, no tienes por qué afligirte, pues es por ello que dejaré un documento; en el cual informaré que has actuado bajo mis órdenes! ¡Debes saber que te estoy muy agradecida, por tantos años de fidelidad; y anhelo para ti, lo mejor del mundo... pues te lo mereces!

Para ese momento. El infeliz jardinero tenía el rostro cubierto de lágrimas,,,y con un beso en su mano, agradecido por el tiempo en que le había acogido... de ella se despidió.

Mi bisabuela, trato de no demostrar, su emoción, exclamando:
¡Vamos! ¡Muévete! ¡A tomar las cajas y a cumplir con mis indicaciones!
Rafael inmediatamente se puso, manos a la obra... y antes de salir de la habitación, pregunto:

¿Señora, no hay nada más, que pueda hacer por usted?

¡Que podrías hacer!
Quizás solamente enviarle una carta a mis hijos, notificándoles que me muero... Sin embargo, eso imposible será, porque tú no sabes escribir, y en lo que a mí respecta; me siento tan débil, que dudo poder alzar una mísera pluma y papel.
Además, de nada serviría, pues Francisca tiene todo el control. El pobre jardinero sumamente consternado, cumplió con las órdenes de su ama, y del lugar salió.

Ese día, mientras en el jardín se reposaba, acompañada de Francisca; cerca de las cinco y media de la tarde... dejo de respirar, tal cual había vaticinado.
El jardinero les informó a los trabajadores, que debía cumplir con los últimos deseos de mi bisabuela; las cuales eran... que todos debían de abandonar la mansión... y dejar todas las cerraduras con doble llave.
Francisca ni lerda ni perezosa, ansiosa revisó hasta el último rincón de la casa... con la excusa, que deseaba dejar todo en perfecto orden. En honor a su amada patrona; más un buen palmo de narices se llevó, pues con afán busco y busco... y nada encontró.
Se dirigió hacia donde se encontraba la caja fuerte, y horrorizada descubrió que la misma estaba vacía...

Los desalumbrados hijos llegaron para rendir homenaje a su madre en los eventos fúnebres... y luego hacia el Campo Santo se dirigieron, lugar donde despidieron a su madre, con una hermosa ceremonia.
Días más tarde, el notario envió una notificación, para requerir que quienes aparecían en el testamento, se presentaran en su oficina... documento, que había sido totalmente manipulado, por la vieja institutriz.

Pues según dicho documento, todo el patrimonio le correspondía a Francisca y sus hijos, Para ella las joyas, propiedades y dinero en efectivo; y para sus hijos el castillo.

La única condición de mi bisabuela, aparentemente, era que Rafael no perdiera su empleo de jardinero... para que así, este se pudiese ganar la vida... cultivando las rosas más bellas y que tanto amaba; para después por las mañanas las llevara a su panteón.
Los hijos más que contrariados, salieron de la oficina del abogado confundidos, por la decisión de su madre,,,´más creyeron que había determinado entregar sus bienes a quien más lo necesitaba, considerando que ellos no vivían más en Córdoba.
No obstante, al llegar al castillo... el jardinero les hizo entrega de una carta, por parte de su difunta madre.
En la cual decía:
¡Hijos míos...me han envenenado! Y como poco a nada, pude hacer... esa mujer se ha quedado con casi todos mis bienes.

 Hoy nuestra familia es sumamente pobre; y como si esto no fuese ya suficiente... el apellido Ríos, también ha sido manipulado por el obispo de Córdoba. quien ha cometido esta fechoría, para adueñarse del patrimonio de dichas calles.

La institutriz ambiciosa, mientras tanto... frente a todos envió a llamar al cerrajero... más cuando este abrió la cerradura, de la caja fuerte, principal... se encontró con que, tampoco había nada, Su cólera fue tan grande, que le dio un patatús, y se quedó tocada del cerebro... quedando tonta, perdida, para siempre.
Los hijos, que eran unos malvados, la botaron a la calle... y ella, con la vista perdida, deambulando por las calles, se perdió.

Esos buitres quedaron al acecho, y cuando se enteraron de la fortuna heredado por Rafael... por la noche, invadieron el hogar del jardinero; y quedaron alucinados con la cantidad enorme de valiosas gemas...

Más para su desventura, uno de los vecinos presenció la forma anómala, en que ingresaron los hombres... por lo que llamaron a la policía; y rápidamente los apresaron.

Después de realizar las investigaciones pertinentes; encontraron pruebas que Francisca con la ayuda de sus hijos, efectivamente habían envenenado y matado a pausas a mi abuela: A ellos los juzgaron y encontraron culpables, condenándoles a cadena perpetua... despojándoles así mismo, de todos los bienes adquiridos de forma tan perversa.
Francisca, también recibió su merecido... pues se quedó viviendo en las calles. Mi padre contaba, que a menudo se le veía, comiendo directamente de los recipientes de basura, y apenas subsistiendo en medio de la suciedad y miseria.

Nunca más Francisca, con sus malvados hijos, se volvió a re-encontrar.

Rafael, quien era un hombre leal y trabajador... consciente que mi bisabuela, a causa del envenenamiento... había actuado de forma precipitada; les devolvió a los hijos las cajas de zapatos, con el lote completo de joyas.
Ellos agradecieron emocionados...no por el hecho de recibir las joyas de vuelta; sino por haber tenido el privilegio de conocer a un hombre tan integró, como su humilde jardinero.

Le expresaron que ellos también eran hombres que no le temían al trabajo; y que su deseo era exponer las joyas en una exposición en el castillo... la cual llevaría el nombre de mi abuelo.
Hasta el día de hoy, todo aquel que haya visitado el castillo, y observado la exposición, estará de acuerdo conmigo, en cuanto a que han sido, las alhajas más valiosas y hermosas de todos los tiempos.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

sábado, 18 de julio de 2015

..Si tu estas, de Enricostro.

 


Si tú estás por aquí,
 y no me quieres saludar,
nunca olvides que te quiero,
 que sin ti nada es igual.


Sí, te siento tan cerquita, 
que gimiendo creo sentir;
son los cantos de sirena, 
mi amor me muero por ti.


Que como tú, nunca jamás...
nadie te podrá igualar; 
que las rosas son hermosas, 
y tú eres rosa de un rosal. 


Sí, noto tus suspiros, 
y el latir de tu corazón,
nunca pienses que te olvido,
 
pues tú eres mi razón.


Que mi amor sufre en secreto, 
no se lo digas a nadie...
pues tenerte entre mis sueños,
 
amor es lo más grande. 


Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados* 
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.




..Relatos de familia en navidad. de Enricostro.

 

Hoy, como todos los años, celebramos el Día de Navidad. En esta fecha en particular, todos vestimos de traje y muy guapos; pues toda la familia nos vamos a un mesón o restaurante, ubicado en el centro "Plaza de las Cañas"
Todos de trajes muy guapos. 
el caso es, que íbamos mi hijo Kike y yo andando, casi llegando les llamaron por el móvil. Y me dijo, ¿tengo que volver.?
¡¡vale yo seguiré andando.!!


Cuando ingresé al restaurante de nuestra predilección, había muchísimas mesas llenas, de familias pasándola bien.
Caminé por todo el lugar, buscando a mi familia... pero no les veía... Así que me di otra vuelta, por todo el mesón, pero no les encontré.

Pensé que quizás había olvidado el punto exacto de nuestra reunión, por lo que busqué en otros mesones... Camine hasta la Plaza de la Corredera, sin poderlos ubicar.

Allí me encontró una niña pequeña, quien se me pego al lado y no paraba de conversar y hacerme toda clase de preguntas... así que decidí descansar un ratito, y así prestarle toda mi atención.

Mientras yo seguía andando calle arriba... luego calle abajo, sin lograr avistar a mi familia.

De pronto observé agentes de la policía, corriendo en todas direcciones. Al parecer habían atrapado a un individuo que parecía ser terrorista; pues llevaba una maleta sospechosa... Bueno confieso, que esa tan solo fue mi percepción.
Decidí continuar mi búsqueda, subiendo por las esparterías... me detuve por un instante; pues la niña que había encontrado tiempo atrás; me estaba siguiendo y continuaba a mi lado.

Le expresé:
-Niña eres muy amable en acompañarme; sin embargo, te vas a perder.
Me incliné para brindarle un abrazo y desearle feliz Navidad... Luego le indiqué, que era momento de que regresará al lado de su familia... más la pequeña por completo me ignoró.

Esa situación ya me tenía con los nervios de punta; aunado el hecho que no encontraba a mi familia... ¡Era un lío, que ya no comprendía!

Caminando calle arriba encontré a un policía... y hacia él me dirigí.
-Señor agente, esta niña lleva dos horas junto a mí, y creo que quizás se ha perdido.
Él se hizo cargo de la pequeña; y me sentí un tanto más aliviado.
Como ya era entrada la noche, decidí llamar a mi hijo Kike.

-¡Oye qué pasa con todos ustedes!
¡¡quién eres me dijo.!!
¿yo tu padre quien va a ser, os estoy esperando todo el tiempo en el mesón, y nadie habéis venido, que pasa?
Para mi sorpresa, me dijo:
*Perdone señor, no lo comprendo. ¿Quién habla?
-¡Yo, tu padre! ¡Quién más va a ser! ¡Lo que me faltaba el día de hoy... que mi propio hijo no me reconozca!

Mi hijo guardó silencio por la regañina...<al menos eso imaginé> y continué:
¡Os he estado esperando por horas, y ninguno de vosotros os habéis presentado!
¿Qué os pasa?
-Disculpe señor. . ¿A qué mesón se refiere? No comprendo... ¿Por qué deberíamos de estar allí?
*Niño hoy estás más distraído que nunca! Durante años, como es costumbre, celebramos reunidos en familia, la Navidad en este lugar!
-¿Navidad?... ¡Pero si estamos en agosto!
Para ese instante ya me encontraba muy enfadado; así que le pregunté a un policía que pasaba por el lugar:

*¡Oiga señor! Disculpe... pero estoy algo liado.
¿Podría decirme qué día, y en qué fecha estamos hoy?
-Hoy es día 25 de diciembre, del año 2018.
*Muchas gracias, señor, le deseo ¡Feliz Navidad!

¿Kike has escuchado, que el señor, ha confirmado que hoy es 25 de diciembre del 2018?
¡si escuche, pero, lo siento! ¡Sin embargo; tan seguro como que me llamo Enrique Nieto; igual de seguro estoy, que hoy es 18 de julio 2029!
¡Venga Kike... para ya de decir sandeces!
¡Me habéis colmado la paciencia!
No sé qué te sucede... ¡Solo sé que mi día ha sido agotador! 
Me la he pasado tratando de ubicarlos por horas, y me siento cansado y sin ánimo de celebrar nada; así que no diga más y... ¡Ven pronto a recogerme!
Para el colmo de todos mis males... la llamada se cortó; volví a marcarle a Kike, más al parecer tenía mala señal, pues no logré contactarlo de nuevo.

Decidí llamar a María, la novia de Kike, quién en ese momento se encontraba en casa con él y mi esposa.

Después de esperar unos segundos, ella respondió la llamada.
*María ¿Podrías venir a recogerme? Hoy he tenido un día pésimo y estoy harto de permanecer en este lugar.

Para ese momento, mi hijo Kike ya le había comentado a mi familia, de la llamada que recién le había hecho a él.

Así pues, cuando María me escuchó, puso la llamada en altavoz para que todos escucharan... y me preguntó:
-Disculpe señor... con quién hablo?
*¡Con tu suegro! ¡Enrique Nieto Rubio! ¿Quién mássssssss?
-Mi esposa Rafi, sumamente molesta, le arrebató el teléfono, y gritando me dijo:
-¡Señor... agradezca a Dios que mi esposo Enrique, desde hace diez años, muerto está; caso contrario lo buscaría para darle su merecido!
¡No tenemos la menor idea, del porqué usted nos está haciendo todo esto... pero es una broma de muy mal gusto!

Apenas podía creer, lo que mi esposa decía. Ahora era yo, quién pensaba que la bromita que me estaban jugando a mí. Pero con ese comentario, rebasó el límite de tolerancia...
*¡Queeeeé rayos les pasa a todos Rafi!
Acto seguido con ironía le dije:
¿Sabes mi querida Rafi? ¡Como muerto estoy; espero que hayas cobrado el plan de pensiones, y el seguro de vida...de forma tal, que te encuentres divirtiendo y viviendo una magnífica vida! Wájájájá!
¡pero donde está pregunto María!
¿aquí en la corredera.?

En ese instante, el móvil se quedó sin batería... perdiendo una vez más la comunicación, y pronto comenzaría a anochecer.
Decidí caminar un poco, para calmarme y reflexionar en todo lo acaecido durante el transcurso de la noche... de pronto comprendí, que algo había sucedido con los tiempos.
Determiné que lo mejor sería irme a casa, por mis propios medios; caso contrario, tal cual como estaban las cosas, terminaría durmiendo en la plaza.

Metí la mano en el bolsillo de mi abrigo, y al tomar mi cartera saqué un buen fajo de dinero; que era lo único que tenía... y como iba deambulando inmerso en mis pensamientos, tropecé con el bordillo, observando como los billetes salían volando por el aire.

muchas gentes que transitaba por el lugar, los tomaba mientras yo gritaba a todo pulmón:
*¡Heyyyyyyy! ¡Deteneos, que es mi dinero!
¡Ladrones, devolvedme lo que es mío!
Al ponerme en pie, atravesé la calle sin percibir que un coche, había detenido la marcha al observar lo sucedido. Traté infructuosamente de esquivarlo, más imposible fue, porque de bruces al suelo fui a parar.

Un chico que había visto lo sucedido, había detenido la marcha de su vehículo... a toda prisa del auto salió y amablemente me preguntó:
-¿Señor se encuentra usted bien?
*¡Nooo chico! Me han robado, y ahora no podré volver a casa.
-¡Venga... tranquilo! Que nosotros le llevaremos a donde indique.
Levanté la vista... y pregunté:
*¿Eres tu Kike... hijo mío?
-¿Papá?...es imposible que seas tú! Estás muy joven.

Kike me ayudó a incorporarme, y me sacó del lugar rápidamente, pues a raíz del incidente, una multitud de curiosos se había aglomerado en el lugar... algunos llamando a la policía o a emergencias... que sé yo!
 me suvi en la parte delantera del vehículo, y Kike a la parte trasera se trasladó; pues María se encontraba en el volante; a quien observé un poco mayor... pero más preciosa y mujer.
A estas alturas, estaba más que agradecido porque la pesadilla de ese día había terminado, así que contento la salude:
*¡Hola María! Gracias por venir a recogerme. 
¿Cómo estás?
-No hubo respuesta... ella simplemente comenzó a llorar.

Pensé que el motivo de su llanto, era porque no se habían presentado para celebrar; así que les pregunté qué había sucedido.

María respondió, únicamente, que ella no se sentía preparada para responder; e insistió que en todo caso. nunca antes se celebró festejo alguno para el día, que estaba pronto a terminar, desde tu fallecimiento. 
De pronto escuché unas vocecitas en los asientos de atrás; y cuando volteé vi a mi hijo Kike, acompañado de dos hermosos chiquillos... y pregunte:
*¿Quiénes son esos niños tan adorables?
Ella volvió su rostro y con lágrimas en los ojos me dijo:
-Ellos son tus nietos.
*¡Son preciosos! Exclamé... y luego me dirigí a cada uno de los pequeños.
¿Cómo te llamas mi dulce princesita?
¡Mi nombre es Valeria Rafaela.!
*¿Y tú? ¿Mi rey, de ojos chispeantes?
Yo soy Enrique Jesús tercero.
*¡Qué emoción! ¡Ahora la familia cuenta con tres Kike !Ajájájá!
Mi hijo comentó que pronto estaríamos en casa, y pasados unos cinco minutos; María aparcó el coche frente a una hermosa casa, tipo americano...
Y rápidamente cuestione:
*¿Qué lugar es este? ¿Por qué nos hemos detenido aquí?
-Es tu casa padre.

*¿Cómo es posible? No recuerdo haber vivido aquí.
-Papá, es que la hemos remodelado... y cuando eso sucedió, tú ya no estabas entre nosotros.

Al escuchar semejante respuesta... creo que por segundos mi mente quedó totalmente en blanco... pues no imposible me fue, expresar palabra alguna.

Mi hijo se dio cuenta, que me encontraba más que abrumado, así que dijo:
-Papá, la verdad es que nosotros, nos encontramos tan confusos como tú; puesto que de la nada has aparecido... tal cual como si estos últimos diez años, no hubiesen transcurrido por ti.

*Kike... creo que todos ustedes habéis perdido la razón... o caso contrario he sido yo; porque por más vueltas que le doy a este asunto, ¡No le encuentro ni pies ni cabeza!
-Igual nos sucede a nosotros, papá, ¡Pues no comprendemos, cómo es posible que te encuentres con nosotros!

*Escucha hijo: Recuerdo perfectamente, que apenas ayer por la mañana, tal cual es nuestra costumbre; con tu madre compartimos el desayuno... ¡Es más, ella estaba algo molesta conmigo; porque amanecí un poquito más romántico, que otros días! ¡Wájájájá!
Y si te tranquilizas y haces un poquito de memoria, recordarás que hoy, cerca del mediodía, tú me dejaste a unos cuantos metros, del mesón donde acostumbramos celebrar Navidad... siendo así, ¿Cómo puedo creerles que han pasado diez años?
-Sé que es difícil que nos comprendas papá, pero esa es la única verdad!
*Me siento muy desconcertado... Si esto no ha sido una broma de vuestra parte... ¡Ya no sé nada y mucho menos me explico, lo que sucede!

Díganme:
Si es cierto que hace diez años desaparecí... ¿Qué hago yo aquí?
Y si certero es que, tanto tiempo me he ausentado... ¿Cómo podría ingresar en esa casa?

Mi nuera, quien inconsolable continuaba llorando, tomó la palabra, diciendo:
-¡Ayyy querido suegro! A quien le importa que es lo que ha sucedido...
¿Cómo puedes, tan siquiera, dudar ingresar a tu casa?... Siendo que para todos, será una inmensa alegría volverte a ver.
María tenía razón, a esas instancias poco importaba... pues lo único que deseaba era ver a mi familia. 
Luego de respirar profundamente, entramos en esa hermosa casona; en la cual, como usualmente se acostumbraba, estaban reunidos todos mis seres queridos.

Al ingresar para mi complacencia, pude observar que todos compartían en perfecta armonía y felicidad. La casa era mucho más hermosa y grande, de lo que por fuera aparentaba ser.

Mi hija Vero y su esposo lucían espléndidos, aunque mayores. Estaban acompañados de sus hijos, quienes se habían convertido en apuestos jóvenes.

Advertí que él más pequeño de mis hijos, Rafa... era ya todo un hombrecito.
No pasó mucho tiempo, para que encontrar a mi amada Rafi; se le veía cómodamente sentada en su sillón preferido... Definitivamente, los años habían transcurrido, pero conservaba el mismo rostro angelical... desbordante de dulzura y bondad.

Imposible me fue, contener las lágrimas, pues mi corazón se encontraba henchido de felicidad.

Apresurado me dirigí hacia mi hermosa esposa, quien por el paso del tiempo, no se encontraba perfectamente de salud, aunado al hecho de que estaba un tanto... como perdida.

Me acerqué dándole un tierno beso en los labios... y le pregunté:
*¿Cómo estás?
-¡Ayyy! Regular... pero tú ¿Quién eres?
*Imagínate que un tanto peor que tú! Ajájájá!
¡Pues ya no sé quién soy o a donde voy!! Ajájájá!
¡Pues en este momento, creo fervientemente, que tan solo soy un fantasma del pasado! Ajájájá!

Todos estaban asombrados con mi presencia; me llenaron de abrazos, besos, expresiones de afecto... y yo a ellos a su vez.
Fueron tan solo unas cuantas horas las que estuve a su lado... mismas que, para mí, pasaron volando; pero tuve la oportunidad de compartir con cada uno de ellos por separado, un momento de intimidad.

Al final todos terminaron llorando; se sentían embargados de sentimientos encontrados. 

Sentimientos de felicidad por mi presencia... y sentimientos de tristeza; porque conforme el reloj continuaba marcando los minutos, mi cuerpo, poco a poco, se iba desvaneciendo.

Extrañamente, me sentía en paz y agradecido por ese breve encuentro... quizás por el hecho de saber, que era recordado con amor; y satisfecho de haber cumplido con la misión, que como hombre me había sido encomendada...

Pues edifiqué un hogar con bases sólidas, inculcando en cada miembro el amor que debemos hacia nuestro prójimo... y fue por ello, que cuando mi hijo se compadeció del "extraño que pedía ayuda"...

La vida nos premió; permitiéndoles reconocerme y así brindarnos un breve, pero invaluable reencuentro.
De la misma forma, mi enseñanza en cuanto al cuidado y respeto, que debemos a nuestros seres queridos en la vejez... rindió sus frutos... Pues mi amada Rafi, aun a pesar de su falta de memoria y otros quebrantos de salud; se encontraba consentida y rodeada del cariño, por parte de todos aquellos, que el pasado con tanto esmero cuido.

Y no menos importante, es que me sentía victorioso de haber sembrado en sus corazones, la importancia, una familia unida. Pues este es el único camino; para que sin importar que tan fuertes sean las tribulaciones... un ser humano, nunca se sienta vencido.

En lo que respecta a mí, lentamente todo se fue oscureciendo; la niña que me había acompañado durante la mañana, apareció tomándome de la mano... La pequeña señaló hacia el horizonte; donde se divisaba una luz color ámbar brillante; y hacia allí felices caminamos... conversando y cantando alegremente.
Enrique Nieto Rubio. 
*Derechos Reservados*
DD.A.DOYV.YD.9M

sábado, 13 de junio de 2015

..Susurros...a ti mi adorada ninfa




Susurros... a ti mi adorada ninfa,
 mi dulce diosa enamorada, 
viviendo en este mundo,
 abstracto de mi ser;
 que en mi dolor, 
yo me siento huidizo,
 y muero por tu querer. 


Déjame, pues, mi ninfa enamorada;
 que con el roce de tu piel, 
mi alma estará salvada,
 pues la suavidad,
 que brota de tu piel, 
esa es mi morada...
lugar al que siempre,
 deseo pertenecer. 

Plena hasta entonces será mi vida, 
cuando a través de la montaña, 
consiga alcanzar el lago,
 donde tú mi amor...
sé que me aguardas. 

¡Bajaré presuroso por la vereda!
hasta llegar a ti mi amor! 
Romperemos las cadenas, 
que separan tu amor...
de mi amor; 


y este será el enigma,
 que rodeará en torno,
 a nuestra ilusión. 
¡Y viviremos por siempre!
 en tus valles, 
que son el paraíso del amor! 

Enrique Nieto Rubio. 
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.