El niño y el ganso, de Enricostro.(cuento)
Érase, en una preciosa granja, donde vivía una familia que, con el abuelo, críabán de toda clase de animalitos, pero entre ellos el ganso y los patítós.
Un día, este chiquitín echó a andar, saliéndose de la vista de sus papás, así, que el verdor de las plantas, les impedían verlo.
Así pasaron algunos minutos, cuando sintieron un gran chapuzón, en el lago, que aunque no estaba muy lejos, el niño cayó, al agua.
De pronto, los padres del niño reaccionaron diciendo.
:El niño, el niño, salieron corriendo, y en ese mismo instante un ganso que en el tejado había al sentir el chapuzón
salto sobre el lago, metiéndose inmediatamente debajo del niño,
y en segundo este subió hasta lo alto y los papás lo cogieron.
El ganso habría salvado, la vida de este niño.
En días sucesivos, el ganso, siempre ya, vigilaría al niño, desde su tejado.
Unos días más tarde, los papás decidieron hacer una prueba de fe a este ganso, con el niño.
Así dejaron salir al niño sólito, de la casa, efectivamente, este niño tiraría para el lago, ellos no saldrían, aunque estaban muy atentos, por si algo iba mal.
En ese momento, el ganso empezó fuertemente a cacarear, pero al ver que el niño estaba, ya en peligro,
El ganso saltó y voló, hasta ponerse delante del niño, este saltó al agua, y el ganso se metió debajo, mientras el niño se agarró a su cuello, y el ganso, lo más de contento, se fue más adentro, con el niño.
y los dos, jugaron un buen rato en el agua,
los padres, viendo aquello, y supieron que ese ganso, protegería al niño contra todo y contra todos, desde entonces siempre que salía el niño de casa, el ganso estaría a su lado muy pegadito,
y además, siempre que un desconocido aparecía cerca, gritaba como un condenado.
Así fue, un niño feliz con su amigo, el Ganso, que se harían inseparables para los restos de sus vidas.
Cuando el niño se hizo mayor, y el ganso se hizo viejito, más cuando murió, lo enterraron, como si fuera de la familia, incluso a la entrada de la granja, mandaron hacerle una estatua en cada lado de la entrada, con un epitafio maravilloso que hablaba de el ganso y el niño. fin.
Enrique Nieto Rubio.
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