Mi nombre es Saky Andul soy de origen indio, con cinco años me mandaron al Tíbet.
Allí estuve hasta los veinte años, un día los soldados del imperio, atacaron el monasterio. Nos golpearon, incluso mataron a un buen número de monjes, nos llevaron detenidos.
En el transcurso a la cárcel, los campesinos prepararon una emboscada; y nos rescataron... pero tuvimos que huir del país y nos dirigimos hasta Europa.
Llegamos a Francia, allí fue donde nos perdimos todos.
Huimos cada uno por donde pudimos, pues la policía estaba esperando el desembarco de este barco, nos tiramos al agua, como púde, salí del agua y me he metido en la ciudad, no tengo dinero ni nada.
Me he metido entre mendigos y ladrones, y pido comida, pero en estos tiempos que vivimos la miseria es muy grande, solo los ricos viven bien.
Dos años han pasado ya, pero me gustaría volver a esa tierra tan castigada por los usureros ladrones de personas pobres.
Es muy tarde ya, estoy muy enfermo, tengo fiebre y vivo en una casa que está en ruinas y abandonada, en esta casa también hay muchos mendigos más, pero cada uno tenemos nuestro rincón, he comido un trozo de pan solamente y estoy muy Malito. Durante la noche, me ha caído algo del techo, es algo frío y se mueve, no sé lo que es, pero me da lo mismo, estoy agotado, lo tengo en el cuello.
A la mañana siguiente ya de día lo he capturado... es una ratita casi recién nacida; la he colocado entre mis manos, pues está tiritando de frío... y la muy bandida se ha subido a mi cuello para entrar en más calor... ¡Sin duda es una pillina!
La he bautizado como Yoyita. Pasadas algunas semanas me encuentro mucho mejor; pues varios chicos se han apiadado de mí y me han obsequiado pan y leche sin falta cada día.
Yoyita es una ratita muy lista, ha crecido muy rápido y está muy grande. le escondo cosas y Yoyita las busca y me las trae. Aquí, por el suelo, hay mucha bisutería tirada, algunas personas de las que aquí viven se dedican al robo de joyas, y como la bisutería no valen nada, la tiran por aquí.
Yo juego con Yoyita y escondo las joyas, ella me las trae, es chulísima, he querido hacer una prueba a ver qué pasa, he cogido a Yoyita y me he dirigido a una casa, que se ve aquí muy lujosa, seguro que es de gente rica me he escondido detrás de la casa, he metido a Yoyita, por una ventana.
Yoyita búscame las joyas.
Y ella me ha mirado entendiendo perfectamente lo que le he dicho, al rato me ha salido con la boca llena de joyas, las ha soltado en el suelo y se ha ido a por más joyas.
Ha dado tres viajes, ya parece que no hay más, pues me está chillando, y con sus patitas al aíre es como si me dijera que no hay más, es fantástica. Tengo las manos llenas de oro y plata, las he vendido a otros ladrones, pues ellos saben como venderlas mejor que yo, me han dado mucho dinero.
Me preguntan que cómo las he robado, yo les he respondido que he asaltado una casa... pues no pienso compartirles mi secreto. Hoy me daré un gran festín... comeré en un mesón que hay enfrente del lugar donde vivimos.
Luego he salido de compras y he adquirido ropa de calidad, al punto que ahora parezco un gran señor.
Me he mudado a una pensión modesta que se encuentra al lado del mesón... acto seguido me he puesto manos a la obra para encontrar otra casona grande para robar con la ayuda de mi rata Yoyita. Tal cual lo esperaba, efectivamente hemos encontrado muchísimo oro en esa casa; por lo que rápidamente nos hemos marchado del lugar.
¿Por seguridad le he pasado las joyas a mis amigos, pues ellos conocen a la gente del lugar, de forma tal que ellos al final se llevarán una comisión bastante grande, pero que le voy a hacer? ¡No me puedo arreglar solo!
Es lo que hay... pero será solamente esta vez... pues he ido a donde ellos venden las joyas; así en la próxima oportunidad, podre venderlas yo... Bueno, no estoy tan seguro de lo que haré... pues de esta forma me estaría corriendo mucho riesgo.
Mi ratita se me ha desmadrado y no logro encontrarla, así que hoy no iré a ningún sitio.
Ha aparecido a última hora de la tarde, y llega toda chupeteada y despeinada... parece como si hubiera estado todo el día de juerga la pillina. Bueno, para el caso da lo mismo, porque hace un frío tremendo y está lloviendo a mares, mi ratita no quiere más que dormí, se ha pasado todo el día durmiendo, aquí solo hay una radio de estas de última generación, que me he comprado en la tienda, es muy grande tiene cuatro llaves y unas lámparas por detrás, mi ratita está todo el día detrás acurrucadita, aquí está muy calentita.
Hoy gracias a mi ratita, tengo muchísimo dinero, aunque procuro no llamar la atención.
Aunque en el monasterio, tuvimos calidad en muchos estudios, podría ejercer como maestro perfectamente, pero por ahora necesitaré muchísimo más dinero para esto.
Ya ha pasado algún tiempo y mi ratita ha dado a luz unos tiernos ratoncitos. No salgo, y cuando así lo hago... solo voy y compro lo que necesitamos.
He fabricado una casita para mis ratones, pues no quiero que anden por toda la casa... pero son muy listos y están aprendiendo lo mismo que su mamá. Les escondo cosas y también me las traen de vuelta.
He decidido que, hasta que no se pongan bien grandes, no saldré, pero son tan listas como la madre o más, estas me traen asta billetes que les escondo, ya están listas para salir, esta vez me voy a casa del gobernador, este seguro que está forrado.
Así que las he soltado, esta vez desde una furgoneta vieja que me he comprado.
Han cruzado la acera introduciéndose todas por la reja de la cancela, es de madrugada, así la servidumbre estará todavía durmiendo, han pasado diez minutos y ya vienen todas cargadas, esto es alucinante, tengo la puerta de la furgoneta abierta han empezado a entrar todas, traen una fortuna, billetes en gran cantidad.
Estoy alucinando, me he ido de allí, voy a otra casa de aquí al lado, todavía es muy temprano, he parado y han salido todas, he seguido para adelante para que no vean el vehículo, he vuelto al ratillo allí vienen cargadas, es fantástico.
Ya si puedo ejercer de maestro, he solicitado una plaza y me la han concedido, le daré un cambio, ha mi vida, pero ya tengo demasiadas ratas, ya no sé qué hacer con ellas, ellas me lo han dado todo.
He comprado una mansión de un señor muy rico que ha fallecido... sus nietos han decidido venderla, pues ellos no tienen posesión alguna, y necesitan el dinero.
El precio es muy barato... casi un regalo; ya que es grandísima y preciosa.
Les he pedido a mis ratas que busquen para descubrir si hay algo escondido.
Hemos registrado todo... y mi querida Yoyita quién nunca me decepciona, ha descubierto en el sótano... un baúl tremendo, el cual aparentemente se encuentra solamente lleno de ropas viejas; no obstante presurosas han venido a avisarme. ¡He retirado el baúl y allí hay una trampilla muy vieja, la cual he roto... y he descubierto que hay otra habitación debajo, misma que puedo apreciar a simple vista, que es grandísima!
¡Me parece estar en el mismo cielo... pues está llena de cosas valiosísimas!
Por la antigüedad, los objetos encontrados, me parece que estos no pertenecían a quién yo he comprado la propiedad... si no más bien, a los dueños anteriores; deducción que realizó según unas cartas descubiertas en ese mismo lugar; las cuales indican que era de un duque.
He localizado también un cofre con muchísimas monedas de oro, y gran cantidad de joyas, ya sí que puedo decir que soy multimillonario.
¡Debo de pellizcarme... pues apenas puedo creer la buena fortuna con la cual he sido bendecido!
¡De ahora en más, los momentos de tribulación serán tan solo recuerdos tristes del pasado... pues viviré como un rey, pero... contrataré a un mayordomo, una ama de llaves, jardineros, cocineros y por supuesto... a algunas hermosas doncellas, para que con sus cantos, juegos y sonrisas, llénen de vida el lugar!