Aurora era una vieja prostituta, de cerca de 70 años, aunque ya no ejercía,
tenía, un hermoso cuerpo.
Tenía dos hermosas mujeres jóvenes, a su cargo, y ella solo se dedicaba a cobrar y forrarse, a costa de ellas.
Pues siendo la dueña de la casona, todo eran beneficios, y era supertacaña con las chicas.
Les pagaba poco y les cobraba mucho, por las habitaciones.
Además, se dedicaba
a la venta de joyas de oro y plata.
….
Un día, don José, un señor ya mayor. Él la visitaba muy a menudo, y cataba a cada chica que allí entraba.
Él era viudo de muchos años.
Este ese día tenía la intención de comprar una sortija, para un regalo, a una vecina que estaba enamorada de él y el de ella.
Cuando don José entró, Aurora le dijo, ¡suba, suba tengo una chica que le va a encantar.!
don José subió y sí,,,,la chica era maravillosa, joven y hermosa como ninguna.
así como era habitual en él, la tomó y la gozó extraordinariamente, y además le dio una gran propina a aquella chica y le dijo:
¡que no se entere ella, o te lo quitara todo.,jajajj!
Bajó y le dijo; ¡Aurora!
¡quiero una sortija, la más preciosa que tenga es para mi novia.!
Ella le sacó unas pocas y él escogió una, con brillantes, y tenía un cáliz tumbado y con un hermoso diamante dentro, era una pieza única en todo el mundo.
Supuestamente, era de una prostituta que vino de Rusia y solo estuvo varios meses, supongo que se la robaría a esta chica. O la perdió si no la mataron quién sabe.
Se la metió en una cajita y le dijo:
¡son treinta mil quinientas veinte pesetas!
El saco su cartera y primero le dio las veinte, después sacó un billete de quinientas,
y a continuación sacó treinta billetes de mil pesetas, ella cogió los billetes y los dobló y se los metió en el bolsillo de la bata.
Él salió con su cajita, en el bolsillo, pero cuando llegó a la puerta quiso verla otra vez, la abrió y allí no avía nada,
volvió enojado a reclamar la sortija, ella le dijo; ¡no la tengo yo!
él volvió la vista atrás y vio esconderse a una chica que vivía con la mujer, y estaban en complot.
Él salió detrás de ella y la cogió de los pelos. Aurora cogió un cuchillo grandísimo de la cocina,
y echó detrás de él.
Él, al quitarle la sortija, que ella tenía en la mano, se revolvió, y con tan mala suerte para ella, y buena para él, pues la habría matado.
Hizo que el cuchillo se le clavara en el cuello a Aurora, degollándola en el acto.
Él, ya con su sortija en mano, no miro hacia atrás y salió de aquella maldita casa, para jamás volver.
al día siguiente, la policía detuvo a la chica, aquella, acusada de haber matado y robado, a Aurora,
la cogieron con todo su dinero en mano, casi tres millones de pesetas. fin.
Enrique Nieto Rubio.
derechos reservados.
colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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