viernes, 19 de octubre de 2012

..Llorando están las estrellas, de Enricostro. (poema)


Llorando están las estrellas, 
porque ella se marchó.
Llorando esta mi corazón,
 Porque el tuyo le dejó.
*
Solo queda un gran vacío, 
dentro de mi sentir.
Solo me siento perdido,
 porque no te tengo en mí.

Mira si he sido incauto,
 que mi vida te entregué,
y ahora se rompe el cántaro,
 que con agua fresca llene.

Hoy yo te sigo penando;
 aunque un año se me fue.
Mis labios te siguen nombrando,
 sin motivos ni por qué.
Las noches las voy deseando,
 para soñar con tu querer.

Mira si estoy por ti,
 que las voy haciendo realidad.
Por tantas noches pasadas,
 tú... solo tú vives en mí soñar;
y no quiero despertar;
 para tenerte en realidad.

Y siempre yo ser tu amigo;
 y poderte desear,
 y poder vivir contigo,
sueños llenos de fantasía, 
por toda la eternidad, 
amiga de mi soñar.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

viernes, 12 de octubre de 2012

..Si un Angel me olvido de Enricostro. (poemas)


Si un ángel me olvido...
la culpa únicamente ha sido mía;
pues entre tanta tontería...
ella confió y su cariño me entregó.
Han transcurrido varias lunas,
 sin poder entregarle mi amor.
Lo que ella no sabe, 
es que la sigo penando,
 con toda la pasión.

Mi amada es una dulce princesa...
y yo he sido un gran ladrón...
que he pasado la vida entera, tras ella...
 robándole el corazón.
Ella no sabe que,
 aunque me haya olvidado...
la llevo dentro de mí.
Y a pesar de que mi ángel se resista; 
sé que en ambos, existió el amor.
Porque la conozco bien...
 sé de sus deseos,
 sus angustias y su desamor.
No me olvides nunca mi dulce niña, 
que me rompes la ilusión.
*Derechos Reservados*
*Enrique Nieto Rubio.
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

martes, 2 de octubre de 2012

..Cintia en el país de los deseos de Enricostro. (cuentos )



Cintia en el país de los deseos de Enrique (cuentos)
Cintia tenía cinco años, hermana de cinco hermanos, su mamá, una chica descarriada, de veinticinco años, abandonada por todos, en un barrio de miseria y desechos humanos. con personas sin escrúpulos,
E hijos de cualquier persona, y bastante tocada en su cabeza, despreciada por los hombres.
Terminó desahuciada y en la calle, lloviendo estrepitosamente y expulsada de la vivienda, por un usurero ricachón, que durante mucho tiempo abusó de ella, cuanto le dio la gana.
Hasta que la mujer de este, se dio cuenta, y la echaron a la calle. 
Como digo, llovía a mares, eran las once de la noche, y no tenía adonde ir.
Caminó sin rumbo fijo, durante largas horas, hasta terminar en los soportales de la corredera, un lugar céntrico pero algo sombrío y desolador.
Ella, ya cansada y enferma, se acurrucó en un rincón mientras sus hijos la miraban, con tristeza y muertos de hambre y frío.
Todos terminaron durmiendo junto a su mamá, pero Cintia se quedó con los pies descalzos, cayéndole el goteo, de una canal desbocada, y no podía dormir, pues sus piececitos les dolía tremendamente.
Cintia se puso de pie y empezó a caminar, hasta perderse en la oscuridad de la noche.
Su madre, viendo que poco podía hacer por ella, la dejó marchar.
Ya había escampado.
Cintia viendo los adornos navideños en los escaparates sonreía.
Al lado de los adornos navideños había una maniquí con los brazos de frente como si la estuviera esperando, y tenía unas alas preciosas.
Cintia le dijo:
¿Mamá.?
De pronto el maniquí le contestó:
¡Dime hija mía.!
¿Tengo mucho frío?
La maniquí le dijo:
¡Pues pasa hija, no te quedes, hay.!
Alargando la mano, la metió a través del cristal del escaparate, y diciéndole:
¡Que como te encuentras ahora.!
¿Sí, mamá, ahora me siento mejor.?
Y desde entonces la niña Cintia se quedó en el escaparate para siempre.
Aquella misma noche, su madre había muerto en compañía de sus hijos queridos.
A los pocos días, por delante de la tienda, pasaron cuatro niños, y el mayor los llevaba de la mano, y el más pequeño les dijo: a sus hermanos,
¿Mira, mira, no parece esa nuestra hermana.?
Y dice otro:
¡O sí, se le parece mucho.!
¿pero no ves que es una muñeca so tonto.?
¡A sí, pero se le parece.!
Y mientras tanto Cintia, sin poder moverse, le dijo a la maniquí:
¿Mira mamá, mis hermanos, mira.?
La madre maniquí le dijo:
¡Sí hija, pero ellos estarán bien, pues han ido a pedir comida, al hombre más bueno del mundo, y los acogerá, ha todos.!
¡Sabes, es el dueño de esta tienda, y pronto estarás con ellos, seguro que sí!
¡Seca esas lágrimas vida mía.!
Efectivamente, el señor tendero les dio cobijo a todos, ropas y camas.
A la mañana siguiente, los instruyó a todos para qué limpiarán la tienda en forma de juegos, los niños estaban lo más de contentos, limpiando aquellas dos maniquíes del escaparate.
Ya por la noche, cuando dormían, los hermanos agotados por el largo día y bien comidos. 
La mamá maniquí, le dijo a Cintia:
¿Anda y dale un besito a tus hermanos, sí, pero no los despiertes.?
¡Mamá, sabes que me hacían cosquillas cuando me limpiaban.!
si hija y ami también III... 
Y así lo hizo, Cintia los besaba todas las noches.
Los hermanos siguieron creciendo, y ya mayores marcharon a la guerra,
Mientras Cintia les saludaba por el escaparate,
Siendo una niñita maniquí, para los restos de la vida.
Al tiempo se casaron los hermanos,
Y el tendero hizo una reproducción de Cintia en chiquito para la tarta de boda de uno de sus hermanos.
muchos años atrás, habían encontrado a una linda muchachita de cabellos dorados, muerta en un gran charco de lluvia, entre un gran barrizal delante de una tienda. ella era nuestra querida Cintia. 
Colorín, colorito, el cuento más bonito.
Por Enrique Nieto Rubio. 
derechos de autor.
Derechos de autor.
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.

domingo, 23 de septiembre de 2012

..Perdido en el tiempo de Enricostro. (poemas)




Perdido en el tiempo estoy,
 y el camino se me hace largo... 
Que aunque pasen los años.
Contigo en mi mente siempre voy. 
Hoy no sufro por el camino...
no siento pasión y menos amor; 
pero te llevo tan adentro de mi,
 que floreces en mi corazón. 
Perdido en el tiempo me encuentro;
 y con mis alas volando voy... 
Y paso por tu contorno,
 y percibo con tu aroma...
y vas gritando. 
Y si te oigo me sonrojo...
y si te siento hablar no puedo... 
pues cuando te hablo me acongojo,
 y siento palidecer.
Que aunque pasen diez mil años,
 yo te miro y me sonrojo; 
será porque te deseo tanto
 y que sin tus labios llorando voy.
Que aunque pasen los años, niña...
¡Yo chiquilla te seguiré amando!



Enrique Nieto Rubio. 
*Derechos Reservados*
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.