En unos tiempos donde los hombres no existían por entonces, la luna tampoco existía... fue una época extraña.
Ángeles castigados por la ira de Dios, cuando su ángel favorito, llamado Lucifer, se enfrentó a Dios.
Dios mandó un rayo, a todos los ángeles, que por aquellos tiempos, poblaban la tierra. Y para que ninguno surcara los vientos a pedir clemencia, cortó las alas a todos.
Sufrieron desencantos y hasta penalidades ... pues el cielo se apagó para ellos.
Pasaron siglos y siglos........... hasta que un día nació un niño llamado Rafael.
Era una generación nueva y sin rencores ningunos.
Rafael, era un niño superdivertido, y lleno de amor. Por uno envidiado y por los demás muy querido. De un encanto sin igual, precioso, rubio color oro.
Un día salió Rafael de su casa, con una pelota preciosa sacada del centro de la tierra, por su padre, en el día de San Rafael.
En la calle jugaba con su pelota e invitó a todos los niños del mundo......... allí todos jugaban tan ricamente.
Pero había otro niño algo envidioso y despiadado; él no jugaba.
En su mente, solo quería destruir esa pelota; este niño era descendiente de Lucifer.
Esté en su ira, la pelota llegó rodando a sus pies, y con tanto coraje le dio una patada tan grande, que la pelota subió y subió tan alto que jamás volvió a bajar.
Rafael, como era tan bueno, no dijo nada, solo rodeado de todos los niños, se sentó en el suelo, y después se tumbó mirando aquella pelota que quedó, allí, en el espacio.
Todos sus compañeros hicieron lo mismo, se tumbaron en el suelo, hasta otro día amanecer.
Todos, durante la noche, escuchaban que diría Rafael. Sobre las cuatro de la madrugada dijo: ¡Es bellísima! Es única y hermosa; es mi pelota, la llamaré la luna. Todo cuchicheaban lo mismo que él.
Al día siguiente, la luna seguía allí; los demás niños del mundo, se fueron a sus casas, y a los padres y vecinos les comentaban:
¡Mirar, mirar todos! Es la luna, la pelota de Rafael.
A sí, en todo el mundo, ya la conocían, pero había un problema; que la pelota solo la veían la mitad de la tierra.
Un niño del otro lado del mundo, volvió y le dijo: Rafael, ¿Por qué donde yo vivo, no se puede ver tu pelota la luna?
Rafael, que era muy inteligente, se fue a la calle otra vez y se tumbó en el suelo y su amigo con él.
Mira, haremos una cosa, traeremos a todos los niños del mundo, otra vez y soplaremos todos, hasta hacerla rodar, y así la verán en toda la tierra. ¿Qué te parece? - ¡Si es buena idea.!
Convocaron otra vez a todos....... eran millones de niños.
Niños del mundo, os he convocado aquí, para hacer que mi pelota la luna ruede, alrededor de la tierra; cuando cuente tres todos a la vez soplaremos. ¿Vale? ¡Sí,,,,,,,! Exclamaban todos, que hasta la tierra tembló.
Una........... dos......... y ... tres. Fu,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
Soplaron tan fuerte, que la luna echó a girar alrededor de la tierra.
Todos emocionados y de los más contentos volvieron a exclamar: ¡Bien´´´´´´´´´!
Desde ese mismo día, la luna alumbraba a la tierra, como un hermoso espejo; y desde entonces, todos fueron de lo más felices.; Menos Lucifer, que miraba a la luna con desprecio, pero se tuvo que aguantar, pues nunca la pudo tocar más.
Más Dios, al ver esto, miró hacia la tierra con una lágrima en los ojos y dijo:
y por este detalle a ti Rafael; te regalo todas estas estrellas que adornarán tu preciosa pelota.
- Fin -
Moraleja
La envidia y la maldad no caben en las personas de buena fe.
SAN RAFAEL ARCÁNGEL PATRÓN DE CÓRDOBA
DEDICADO A MI HIJO RAFAEL JESÚS NIETO CARDADOR.
Enrique Nieto Rubio.
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Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Camara.
YD.A.DOYM.M.OO.98.