miércoles, 27 de noviembre de 2013

..Cuando la creación comenzó. de Enricostro.




En una época, cuando la creación comenzó, 

y los ángeles emigraban a los cielos... 

un cóctel de amor y esperanza comenzó a brotar... 

Eran tiempos de magia y sobre todo de amor. 


Dios decidió que cada raza encontrará su pareja, 
y en una armonía absoluta se empezaron a formar. 
Con el tiempo todos los seres habitantes de este mundo 
se fueron esparciendo sobre la faz de la tierra. 


Pero de entre todos ellos... Dios se enamoró, 

de una pareja en demasía, especial y maravillosa; 
a quienes observó se abrazaban con mucho cariño... 
despertando de esta forma en Él, toda su atención. 


En ese tiempo Dios decidió que esta pareja 

dominaría el mundo... y así mismo aconteció. 
La tierra se iluminó de singular belleza... 
y todos vivieron en el paraíso terrenal. 


En ese entonces... esa gracia era para todo el mundo;  

pero para ello... Dios impuso algunas normas que, 
deberían ser cumplidas por todos los hombres y mujeres. 
Sin embargo, un fatal día desobedecieron sus mandatos. 


Dios con sumo pesar y lágrimas en los ojos 

se sintió tan desilusionado... que terminó por llorar tanto, 
y tanto... que la tierra se nubló y así llovió por muchos años... 
Al final, el Creador, decidió romper el trato con ellos. 




Desterró el paraíso de la tierra, para siempre... 

Así pues, por la falta de los hombres... animales y personas 
se enfrentaban y terminaban matándose los unos a los otros; 
sucedía sin importar raza, credo o religión... nadie estaba a salvo. 


Desde ese entonces, la pobreza, el terror y la desolación, 
se volcaron sobre todos los seres que habitaban el planeta; 
pues la destrucción gobernó y la sangre envolvió la tierra... 
Y para infortunio de todos, esto prevalece hasta el día de hoy. 


Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados* 
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.


<Dedicado a mi querida amiga y poetisa Trina Mercedes>








domingo, 24 de noviembre de 2013

..Como dos enamorados.;



Como dos enamorados,
 van juntos al altar; 
Soñando con un mundo nuevo,
 que les dé felicidad. 

Como dos enamorados,
 viven juntos su amor, 
en su casa de piedra,
 rodeados y llenos de ilusión.
Como dos enamorados,
 salen juntos a bailar; 
disfrutando de una noche,
 llena de felicidad. 

Caminando por el campo,
 tararean una canción; 
tomados de la mano,
 y compartiendo sus sueños de amor. 
Así van pasando los días...
llenos de felicidad., 
Con rosas cada día para su amada,
 él regresa a su hogar;
  
Él le pide un beso...
 ella enamorada responde:
! Te daré diez!
Así le dan tantos besos...
como rosas le regala él. 
¡Un romance tan bonito!
 por siempre perdurará! 
Pues juntos mantienen, viva,
la llama de su amor... 
y sin importar,
 que transcurran dos mil años, 
ese sentimiento persistirá...
más allá de la eternidad.

Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados* 
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.








viernes, 22 de noviembre de 2013

..En mi barco velero, de Enricostro.






En mi barco velero,
 me he echado a la mar,
para buscar un lucero,
 que brilla en la eternidad. 
Navegando día y noche,
 viéndote relucir, 
a lo lejos voy mirando, 
para que no te pierdas de mí.


Con olas de cinco metros,
 alzándome hacia el sol, 
sigo buscando mi lucero,
 que me llevara a mi amor. 
¡Lucerito, lucerito!
 No me hagas padecer... 
llévame pronto a ella,
 que si no me moriré.


El lucero con un guiño,
 me indicó la dirección. 
Ya se ve aquella isla,
 ¡Seguro es la de mi amor! 
Acercándome a ella, 
en la arena la veo sentada... 
Mira si es niña bella,
 con mi niño y encantada. 
¡Luz de luna! Le grité...
 estrella de mi sentir. 
Ella miraba tímida y coqueta;
 haciéndome sonreír. 
¡Qué bonita eres mujer, cielo de mi vivir! 
He viajado por los mares...
casi pierdo la razón. 

Ya por fin he llegado, 
y no me volveré a marchar; 
me quedaré para siempre,
 juntos toda la eternidad. 
Tú eres amada mía, 
la reina de mi sentir, 
que por ti casi pierdo la vida,
 porque sin ti no sé vivir. 
Abrázame amor mío, 
que yo te anhelo besar; 
y beber el néctar de tus labios, 
y así mi sed poder saciar. 

Tengo ansias de comerte a besos,
 para el hambre relajar; 
pues entre tantas olas, niña, 
no he comido nada de nada. 


Vayámonos a casa cielo;
 que nos vamos a disfrutar... 
de un buen banquete,
 de buenas mordidas,
 y un lote de fierabrás. 
¡Que como dijo Quijote!:
 Algo bueno eso será! 
Pues aunque sea un bálsamo, 
qué gustito nos dará. 

Enrique Nieto Rubio 
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

..Cuando me hablas de amor.



Cuando me hablas de amor,
 tus palabras me suenan a él ...
 y se me encoge el corazón,
 y me haces envejecer.


Siempre que converso contigo,
 se me enciende mi sentir...
Pero después cuando te miro,
 mi mente dice que sí.

Tú te escondes entre azucenas,
 margaritas y pericones... 
Los geranios son tus amigos,
 las rosas y los crisantemos, te cobijan. 
Y yo soy,
 como el cardo borriquero,
 saltando entre las flores... 
y queriéndote coger;
 pero nunca llego a ti, 
porque siempre lo encuentro a él.



Que no sé qué planta es...
 ¡Pero siempre está ante mí! 
El vino de la guerra;
 destrozando mi jardín. 
Busca sin cesar a la más bella...
quién es flor de mi sentir. 
Con mil armas he luchado,
 para protegerla de él.
Pero siempre pierdo la batalla,
 y... ¡No me explico por qué!
 
He buscado en los libros,
 sabios del entender; 
y en la última hoja,
 lo he encontrado...
ahora comprendo por qué. 
Pues él es una planta rara...
con espinas, como Dios; 
que se clavan en el querer.
 y ya no suelta ese amor.
Cactus parece ser, con sombrero y todo; 
con patas y pies al revés...
y con un malvado corazón. 
Llorando vas por las esquinas...
 y él me pregunta por ti: 
¿Dónde está esa niña?,
 ¡Que la quiero para mí!
Así pues, yo le contesté:
 Esa niña es rosa de mi rosal; 
y no la puedes tener...
porque sé, que con tus púas,
 la matarás. 
Él gritando se marchó,
 y blasfemando se fue al fin, 
Pero lo que él no sabía,
  que tú eras el "Rosal de mi jardín".
Que te tengo entre mis hojas...
protegiendo tu sentir. 
Y aunque sé que espinas tengo,
son para protegerte a ti,
  y además un gran corazón,
que está loquito por ti.  




Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.