miércoles, 11 de diciembre de 2013

..Resurrección del Sauce Llorón No. 3 de Enricostro.






Cuando los padres de una pareja de jóvenes se percataron de  que no volvían, y viendo que las autoridades nada hacían, decidieron reventar el bosque, y por donde iban pasando todo iban arrasando... al punto que al final quemaron todo el bosque.

Mil hectáreas de un magnífico bosque, quedó todo calcinado, la policía detuvo a los cuatro.
Ellos alegaron que sus hijos alguien los habían matado, y enterrado en el bosque.

La policía reanudó la búsqueda.
En un bosque que ya era solo un desierto, todo estaba desolado y jaramagos que aún echaban humo
Las personas del pueblo, quisieron linchar a los padres de los chicos. Pues a ellos no les importaba lo de los chicos. Solo que habían destruido un paraíso.
Aunque nunca entraba nadie por miedo.
En todo ese terreno, solo quedo un árbol casi quemado del todo.

La policía, con la ayuda de perros entrenados para detectar cuerpos, rastreo palmo a palmo todo el terreno calcinado. Después de realizar una exhaustiva inspección de todo el terreno, los perros solamente los guiaron hasta un maltrecho árbol... El cual, hasta ese momento, aún se encontraba ardiendo en llamas.


Los guardias no pudieron más que lamentarse ante tanta destrucción; pues el árbol lloraba de dolor, soltando sus hojas poco a poco.

Uno de los guardias le dijo al otro:
¡Mira! Es como si llorara... ¿Verdad?
- Sí, tienes razón...es una tremenda tragedia, pues todo en el bosque ha sido calcinado... y este árbol pronto sucumbirá también.

Los perros gemían mirando el árbol como diciendo:<< allí están los dos.>>
Pero ellos no se percataban de eso, solo era un árbol retorcido entre sí. De él salía una savia de su tronco como si fuera sangre.

Ellos, al ver que se iban a manchar, se retiraron de él.
Las noticias no se hicieron esperar...
Dos matrimonios incendian el bosque, por la desaparición de sus hijos.
Una mujer de la ciudad, que desapareció hace mucho tiempo del pueblo, al ver las noticias decidió ir a la comisaría a hablar con los padres.

La policía no quería que ella hablara con los padres, pero ella insistía tanto, que al fin se lo permitieron.

Ella se presentó, diciendo:

Hola soy Laura, y quisiera contarles una historia que quizás tenga que ver algo con sus hijos.
La madre de uno de los chicos les dijo:
Bueno, díganos qué pasa, o qué es lo que usted sabe... 
pues toda información puede ser crucial para encontrar a nuestros hijos.
Bueno, verán ustedes, es de locos. Supongo que no me van a creer, pero la historia es la siguiente:

Yo estuve presa en un hermoso árbol del bosque, pues deseé morir, y el árbol se apoderó de mí... allí estuve presa de él, hasta que una linda niña, que se había perdido, le pidió al árbol que me dejara marchar, y el árbol, para mi buena fortuna, accedió.

Salí corriendo de ese bosque, con la firme promesa de nunca más volver. Ya han pasado muchos años, y hasta hoy día no me arrepiento de haberme ido de este pueblo.

Los padres de los chicos enfadados exclamaron:
- Pero... 
¡Qué nos está contando!... ¿Acaso se ríe de las desgracias ajenas o qué?

No, es cierto, yo estuve allí... ¡Se los juro!

Una de las madres, de los chicos, llorando, exclamó:

¡Guardias, guardias! ¡Debemos salir de aquí, solo queríamos que alguien buscarán a nuestros hijos... o al menos saber qué les sucedió, pero lo único que hemos conseguido es perder nuestro tiempo!

¡Esta mujer es tan solo una enferma mentirosa una mentirosa!

En ese instante llegó la patrulla con el jefe de policía al mando de la búsqueda, y su reporte fue:
Solo encontramos un extraño árbol, casi quemado en su totalidad... Solo en medio de la nada; lo más extraño es que los perros parecían indicar algo... pero la verdad es que allí no se veía ni rastro de los jóvenes.

El jefe de la policía decidió ponerlos en libertad con cargos, y les contó las noticias que les dio la patrulla.
Laura, la mujer misteriosa, se había marchado un poco antes, así al escuchar la extraña versión de la policía, desesperados salieron corriendo para tratar de localizar a la chica.

Se dirigieron al hostal... Y frente a la puerta se encontraba un taxi con el motor en marcha, quien obviamente esperaba por alguien; segundo después Laura presurosa salía y abordó el vehículo.

Las dos parejas al unísono gritaron:
¡Espere, espere!

El taxista se detuvo y todos rodearon el coche, e inmediatamente le expresaron a Laura su arrepentimiento por haberla tratado mal... rogando al mismo tiempo que, comprendiera el dolor que les embargaba; aunando el hecho de que esta  historia, que les había relatado, era por mucho...muy difícil de creer.
Luego le imploraron: ¡No te vayas! ¡y ayúdanos, por favor, te lo suplicamos!

Ella respondió:

Lo siento, ¡pero no!¡Es imposible! Ellos insistieron una vez más... ¡Por favor quédate!

Acto seguido abrieron la puerta del taxi, le extendieron la mano invitándola a salir... Y de nuevo suplicaron su ayuda.

-¡Por favor!¡por favor, te necesitamos!

Laura, aterrada, les dijo:
No debí haber venido... ¡Estoy aterrada!
-Por favor, tienes que llevarnos allí, por lo que más quieras, llévanos.
No, no.
- Te suplicamos, no te niegues... Por favor, se trata de nuestros hijos. ¡Ayúdanos!

 
Laura respiraba agitadamente, luego poco a poco se fue tranquilizando, y con el paso de los minutos les confesó que sentía mucho miedo, pues el tiempo en que estuvo presa por el árbol había sido una pesadilla... pero al mismo tiempo, ante sus súplicas imposible, era no conmoverse y aceptar colaborar con ellos.

Cogieron el mismo taxi y aparcaron en la orilla del bosque.

Al taxista le pidieron que esperara, que les pagarían cuanto les costara el tiempo perdido.

Uno de los padres, al observar tanta desolación, con profunda tristeza, exclamó:
¡Vaya la que hemos armado!

Mientras Laura se adentraba en el bosque aterrada, ...Al paso de ella y bajo sus pies, iban creciendo hermosas florecillas y un césped precioso, con un verdor maravilloso.

Caminaron en línea recta hacia lo único que se veía, que era el sauce llorón; un árbol desdichado que había quedado en rotunda soledad.

Laura se acercó al Sauce Llorón, y dio una vuelta a su alrededor... mientras lo hacía, iba acariciando su mal herido y chamuscado tronco; acto seguido se arrodilló y posando su rostro sobre él... Susurrando le dijo:

Aún y después de todo, confieso que te quiero, pues tú me llenaste de esperanzas e ilusión.


- El Sauce le preguntó:
¿Vienes a quedarte?
Ella respondió:
¡No, no! Pues soy muy feliz, viviendo afuera... pero gracias.

Los padres cómodamente se sentaron debajo del árbol, encima de toda la hojarasca que estaba en el suelo... misma que formaba una especie de acolchada alfombra.

Las hojas parecían acariciar sutilmente las manos de los padres, pues revoloteaban con el ligero viento que soplaba; las cuales, según ellos se comentaban, emanaban un calor tremendo.

 Al cabo de algunos minutos. comenzaron a quejarse:
-¡Dios que desesperante...cuanto calor hace!

Laura entonces comenzó a cantarle dulces melodías...y casi como en un cuento de hadas, se hizo la magia; pues de forma imprevista del sauce comenzaron a brotar muchísimas hojas; y en un instante volvió a ser el mismo de antes; un árbol imponente, frondoso y hermosísimo...como ningún otro en el bosque.

Laura continuó conversando con el árbol...Pasadas unas horas, se detuvo por un momento para preguntar el nombre de los chicos.
Una de las madres contestó: Mi hijo se llama igual que su padre...Alfonso.
Y la madre de la chica contestó:Mi dulce y amada niña, se llama Lucia.

Laura dirigiéndose de nuevo al árbol..con voz suplicante preguntó:

¿Lucía y Alfonso estáis aquí?

Después de repetirlo tres veces, se escucho una tenue y casi tímida voz contestar:

¡Si aquí estamos!

Laura y los padres, agradecieron a Dios por el milagro concedido y ahora todos juntos cantaron y bailaron de felicidad.

Luego los padres prontamente cuestionaron:
¿Cómo os podemos sacar?

De nuevo una tenue voz. respondió:
Eso no es posible... Pues para ello alguien debería cambiarse por nosotros; más no os preocupéis, porque nuestro amor es infinito, y a pesar de todo estamos bien.

Los padres de él, se miraron a la cara y sin pensarlo dos veces les dijeron: ¡Nos cambiaremos por ustedes!

No! Ya no podéis, y no lo permitirá el árbol. 

Pues nos dice que no.

Los padres se echaron a llorar, porque se creían   los únicos responsables, por tanta desolación.

Laura se despidiró con tristeza del Sauce Llorón... Y les dijo a los padres que les esperaría más adelante... Y así de esta forma respetar el momento de dolor por el cual estaban atravesando ambas familias.
Infinitas lágrimas derramaron los padres al pie del "Sauce Llorón", pues el dolor que les embargaba era profundo al saber que eran impotentes para cambiar su destino.

Los primeros en aceptar el deseo de los jóvenes, fueron los padres del chico.

No insistieron más, pues comprendieron que en un mundo frívolo y muchas veces carente de bondad... Se arriesgarían a que su hijo perdiera la paz y felicidad que en su encierro había aprendido a disfrutar.

Desolados por igual, los padres de la novia... después de escuchar los argumentos de la otra pareja, terminaron por "renunciar" a su hija... Porque igual sabían, que todo aquel quien por infortunio es diferente, muchas veces es rechazado o señalado... Y dejado al margen de la sociedad.

Cómo quedaban ya pocas horas de luz y el camino para salir del bosque era largo... Se despidieron de sus hijos; más no sin antes expresarles todo su amor y consideración; haciendo la promesa de que todos los días les visitarían.

Para confrontarlos más, también les dijeron:
Trabajaremos duro e intentaremos hacer un parque, para que viváis entre romances de parejas y el jugueteo de los niños de todos sitios. Luego todos se tomaron de las manos, rodearon el árbol y prometieron que, sin importar cuántas puertas tuviesen que tocar... harían todo lo posible y hasta imposible, para llevar a cabo dicho proyecto.


Al día siguiente, las dos parejas se dirigieron al hostal para desayunar con Laura y agradecerle su valiente disposición. Cuando llegó el momento de despedirse, no cruzaron una sola palabra; no era necesario... Pues sabían que el lazo de amor que sentían y por el árbol y los chicos los había unido para siempre.

Acto seguido, los padres se dirigieron al edificio del gobierno civil, y manifestaron su deseo por comprar todo el parque.

Días después fueron notificados de que accedieron a su petición... Más requiriendo de ellos una única condición:

¡Nunca jamás podrían edificar nada! Solamente les permitirían construir aceras y paseos.

Este mandato no fue motivo de molestia; emocionados, contactaron a profesionales en jardinería y les solicitaron crear una especie de laberinto... En el cual debía de quedar el sauce llorón en el centro. El día de la inauguración del parque, hicieron colocar una linda placa dorada... En conmemoración de los chicos.

Engalanaron el parque con exquisitos espacios para paseos, colocaron gran cantidad de bancas para sentarse; sembraron gran cantidad de rosas y como guinda en el pastel... Un hermoso manantial que cuenta con varias fuentes.


Amigos míos, así fue como sucedió... Las hermosas ramas del sauce colgaban hasta el suelo; acariciando las hermosas flores que había a su alrededor... Símbolo de la felicidad eterna de esta hermosa pareja, que con ternura hasta hoy día, continúan prodigándole caricias en el rostro y cubriéndose con lindas hojas.

Si algún día tenéis la oportunidad de visitar esos bellos jardines y atentos estáis... Con un poco de suerte les escucharéis; porque os aseguro que, de vez en cuando, se les oye reír entre susurros... Mismos que sus visitantes a menudo confunden con el rumor del viento.

Y si alguno de vosotros no cree esta historia, os comento que el parque antes mencionado y transformado se llama "El Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, España".

En el centro del mismo, se encuentra ubicado este hermoso árbol llamado "El Sauce Llorón"... y por supuesto, en su interior, aún viven muy felices Lucía y Alfonso.

Hoy en día la alcaldesa lo utiliza para casar a cientos de parejas, quienes encantados por la magia del árbol; periódicamente visitan el lugar... Para luego dedicar el resto del día para tomarse unas buenas fotos, al lado de..."El Sauce Llorón".

Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Collabora en imagenes,
 Silvia Regina Cossio Camara.

sábado, 7 de diciembre de 2013

..Yoyita. La rata ladrona.(cuentos)














 Mi nombre es Saky Andul soy de origen indio, con cinco años me mandaron al Tíbet.


Allí estuve hasta los veinte años, un día los soldados del imperio, atacaron el monasterio. Nos golpearon, incluso mataron a un buen número de monjes, nos llevaron detenidos.









En el transcurso a la cárcel, los campesinos prepararon una emboscada; y nos rescataron... pero tuvimos que huir del país y nos dirigimos hasta Europa.




Llegamos a Francia, allí fue donde nos perdimos todos.
 Huimos cada uno por donde pudimos, pues la policía estaba esperando el desembarco de este barco, nos tiramos al agua, como púde, salí del agua y me he metido en la ciudad, no tengo dinero ni nada.
Me he metido entre mendigos y ladrones, y pido comida, pero en estos tiempos que vivimos la miseria es muy grande, solo los ricos viven bien.


Dos años han pasado ya, pero me gustaría volver a esa tierra tan castigada por los usureros ladrones de personas pobres.




Es muy tarde ya, estoy muy enfermo, tengo fiebre y vivo en una casa que está en ruinas y abandonada, en esta casa también hay muchos mendigos más, pero cada uno tenemos nuestro rincón, he comido un trozo de pan solamente y estoy muy Malito.
Durante la noche, me ha caído algo del techo, es algo frío y se mueve, no sé lo que es, pero me da lo mismo, estoy agotado, lo tengo en el cuello.


A la mañana siguiente ya de día lo he capturado... es una ratita casi recién nacida; la he colocado entre mis manos, pues está tiritando de frío... y la muy bandida se ha subido a mi cuello para entrar en más calor... ¡Sin duda es una pillina!


La he bautizado como Yoyita. Pasadas algunas semanas me encuentro mucho mejor; pues varios chicos se han apiadado de mí y me han obsequiado pan y leche sin falta cada día.



Yoyita es una ratita muy lista, ha crecido muy rápido y está muy grande. le escondo cosas y Yoyita las busca y me las trae. Aquí, por el suelo, hay mucha bisutería tirada, algunas personas de las que aquí viven se dedican al robo de joyas, y como la bisutería no valen nada, la tiran por aquí.
 Yo juego con Yoyita y escondo las joyas, ella me las trae, es chulísima, he querido hacer una prueba a ver qué pasa, he cogido a Yoyita y me he dirigido a una casa, que se ve aquí muy lujosa, seguro que es de gente rica me he escondido detrás de la casa, he metido a Yoyita, por una ventana.


Y le he dicho:
Yoyita búscame las joyas.



Y ella me ha mirado entendiendo perfectamente lo que le he dicho, al rato me ha salido con la boca llena de joyas, las ha soltado en el suelo y se ha ido a por más joyas.
 Ha dado tres viajes, ya parece que no hay más, pues me está chillando, y con sus patitas al aíre es como si me dijera que no hay más, es fantástica. Tengo las manos llenas de oro y plata, las he vendido a otros ladrones, pues ellos saben como venderlas mejor que yo, me han dado mucho dinero.


Me preguntan que cómo las he robado, yo les he respondido que he asaltado una casa... pues no pienso compartirles mi secreto. Hoy me daré un gran festín... comeré en un mesón que hay enfrente del lugar donde vivimos.


Luego he salido de compras y he adquirido ropa de calidad, al punto que ahora parezco un gran señor. 




Me he mudado a una pensión modesta que se encuentra al lado del mesón... acto seguido me he puesto manos a la obra para encontrar otra casona grande para robar con la ayuda de mi rata Yoyita. Tal cual lo esperaba, efectivamente hemos encontrado muchísimo oro en esa casa; por lo que rápidamente nos hemos marchado del lugar.


¿Por seguridad le he pasado las joyas a mis amigos, pues ellos conocen a la gente del lugar, de forma tal que ellos al final se llevarán una comisión bastante grande, pero que le voy a hacer? ¡No me puedo arreglar solo!


Es lo que hay... pero será solamente esta vez... pues he ido a donde ellos venden las joyas; así en la próxima oportunidad, podre venderlas yo... Bueno, no estoy tan seguro de lo que haré... pues de esta forma me estaría corriendo mucho riesgo.





Mi ratita se me ha desmadrado y no logro encontrarla, así que hoy no iré a ningún sitio.


Ha aparecido a última hora de la tarde, y llega toda chupeteada y despeinada... parece como si hubiera estado todo el día de juerga la pillina. Bueno, para el caso da lo mismo, porque hace un frío tremendo y está lloviendo a mares, mi ratita no quiere más que dormí, se ha pasado todo el día durmiendo, aquí solo hay una radio de estas de última generación, que me he comprado en la tienda, es muy grande tiene cuatro llaves y unas lámparas por detrás, mi ratita está todo el día detrás acurrucadita, aquí está muy calentita.


Hoy gracias a mi ratita, tengo muchísimo dinero, aunque procuro no llamar la atención.
Aunque en el monasterio, tuvimos calidad en muchos estudios, podría ejercer como maestro perfectamente, pero por ahora necesitaré muchísimo más dinero para esto.


Ya ha pasado algún tiempo y mi ratita ha dado a luz unos tiernos ratoncitos. No salgo, y cuando así lo hago... solo voy y compro lo que necesitamos. 

He fabricado una casita para mis ratones, pues no quiero que anden por toda la casa... pero son muy listos y están aprendiendo lo mismo que su mamá. Les escondo cosas y también me las traen de vuelta.


He decidido que, hasta que no se pongan bien grandes, no saldré, pero son tan listas como la madre o más, estas me traen asta billetes que les escondo, ya están listas para salir, esta vez me voy a casa del gobernador, este seguro que está forrado.


Así que las he soltado, esta vez desde una furgoneta vieja que me he comprado.


Han cruzado la acera introduciéndose todas por la reja de la cancela, es de madrugada, así la servidumbre estará todavía durmiendo, han pasado diez minutos y ya vienen todas cargadas, esto es alucinante, tengo la puerta de la furgoneta abierta han empezado a entrar todas, traen una fortuna, billetes en gran cantidad. 



Estoy alucinando, me he ido de allí, voy a otra casa de aquí al lado, todavía es muy temprano, he parado y han salido todas, he seguido para adelante para que no vean el vehículo, he vuelto al ratillo allí vienen cargadas, es fantástico.


Ya si puedo ejercer de maestro, he solicitado una plaza y me la han concedido, le daré un cambio, ha mi vida, pero ya tengo demasiadas ratas, ya no sé qué hacer con ellas, ellas me lo han dado todo.


He comprado una mansión de un señor muy rico que ha fallecido... sus nietos han decidido venderla, pues ellos no tienen posesión alguna, y necesitan el dinero. 



El precio es muy barato... casi un regalo; ya que es grandísima y preciosa.


Les he pedido a mis ratas que busquen para descubrir si hay algo escondido.


Hemos registrado todo... y mi querida Yoyita quién nunca me decepciona, ha descubierto en el sótano... un baúl tremendo, el cual aparentemente se encuentra solamente lleno de ropas viejas; no obstante presurosas han venido a avisarme. ¡He retirado el baúl y allí hay una trampilla muy vieja, la cual he roto... y he descubierto que hay otra habitación debajo, misma que puedo apreciar a simple vista, que es grandísima!




¡Me parece estar en el mismo cielo... pues está llena de cosas valiosísimas!


Por la antigüedad, los objetos encontrados, me parece que estos no pertenecían a quién yo he comprado la propiedad... si no más bien, a los dueños anteriores; deducción que realizó según unas cartas descubiertas en ese mismo lugar; las cuales indican que era de un duque.


He localizado también un cofre con muchísimas monedas de oro, y gran cantidad de joyas, ya sí que puedo decir que soy multimillonario.



¡Debo de pellizcarme... pues apenas puedo creer la buena fortuna con la cual he sido bendecido!


¡De ahora en más, los momentos de tribulación serán tan solo recuerdos tristes del pasado... pues viviré como un rey, pero... contrataré a un mayordomo, una ama de llaves, jardineros, cocineros y por supuesto... a algunas hermosas doncellas, para que con sus cantos, juegos y sonrisas, llénen de vida el lugar!







Igual tengo planeado casarme con una maestra muy jovencita y recatada, a quien conocí cuando estudiaba... y por quien embelesado gustaba dedicar mi tiempo libre a observar por la ventana... pues ella estudiaba al lado de mi clase...


Por ella, y solo por ella, siempre soñé llegar a contar con posesiones y así pedir su mano, contando con la seguridad de que podría proveer todo cuanto ella pudiese desear.



También ayudaré a los chicos que me ayudaron cuando estuve viviendo en malas condiciones y sumamente enfermo. Para mi pesar hay algunos que se encuentran encerrados en la cárcel, pues los han pillado robando. Solo quedan tres, a quienes les he ofrecido trabajo, he invitado a vivir conmigo... ellos han aceptado felices mi propuesta... más preocupados me han expresado que ellos no saben realizar ningún trabajo honrado, pues desde siempre lo único que han hecho es robar.


Así pues, determiné compartirles mi secreto y ahora lo harán por mí... y con todo lo que logren recaudar, seguiré ayudando a muchísimos pobres, que viven muy mal en la ciudad.


Han transcurrido cinco años en los cuales han robado para mí; tengo tantos millones que jamás me daría tiempo, ha gastarlos.



Yoyita ha muerto muy ancianita... y lo mismo ha sucedido con casi todas las que yo conocí.


Hoy mis amigos me han dicho que ellos también desean casarse y retirarse a vivir a Mar sella.


La noticia me ha llenado de felicidad y les he dicho que es maravilloso... y que he decidido que mi presente de bodas será que les regalaré todas mis ratas.


Ellos sumamente agradecidos y emocionados sin pensarlo han aceptado. Lo único que les he pedido, es que no las exploten o abusen de ellas... porque eso no es bueno.



Se han ido con mi furgoneta vieja, pues se la he regalado también... por fin se han marchado y tengo todo el tiempo del mundo para atender mis centros de ayuda a los pobres y no menos importante... vivir y gozar del amor de mi bella y dulce mujer.





Un mes más tarde, me he comunicado con uno de mis amigos, y me ha dicho que han cuadriplicado lo que yo poseo y que están explotando a mis infortunadas ratitas. Las han obligado a trabajar día y noche; por la avaricia se han peleado con sus novias; y ahora viven con unas mujeres que no quieren a las ratas. Han sido tan mal agradecidas, que cada vez que ven una rata la matan con la escoba y si ellos logran pillar alguna, no las alimentan bien.

Le he expresado que tanto ellos, como sus mujeres, son malas personas y les he informado que tan pronto sea posible iré a recoger mis ratas.



Transcurridos dos días, me enteré por la prensa de que dos hombres y sus parejas habían sido devorados por una plaga de ratas; y que el ayuntamiento determinó exterminarlas a todas, por considerarlas un peligro para la población.






Empaque inmediatamente y viaje a Marsella para comprobar que la información era verídica... y tan pronto llegué a la casona que habitaban, me encontré que estaban presentes la policía y un juez.



Baje de mi coche y me dirigí hasta la entrada de la casa, y acto seguido me identifique...


A la policía les dije que yo era casi un miembro de la familia, para quienes allí habían masacrado. 


¡La policía al ver mi nombre me dijeron que estaban buscándome, pues había un testamento en el banco; en el cual mis "amigos" habían dejado todo a mi nombre... más lo único que pude sentir en ese momento, fue una inmensa infelicidad!


He bajado al sótano y me he echado a llorar como un niño desamparado, pues allí se encontraban cientos de ratas muertas... únicas y verdaderas miembros de mi familia, a quienes sin saberlo a vivir un infierno y a la tumba las envié.


Ante la mirada atónita de los presentes, mande a recoger sus cenizas, realice los trámites necesarios y las llevé de vuelta a casa, para enterrarlas en una parte especial de mi jardín.
Días después ordené construyeran una linda cueva y en su interior hice colocar una lápida forjada con sumo dolor y lágrimas... las cuales al cristalizarse parecían diamantes; con la cita que reza:
"Aquí descansa...Yoyita, la ratita ladrona; quién robo parte de mi corazón y quién por siempre vivirá en mí sentir"


- FIN -


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Camara.