Un día de verano, ya entrados a mediados de agosto, en un futuro no muy lejano, en una parcela fuera de la ciudad, jugaba un abuelo con sus dos hijos y dos nietos, en la piscina de su parcela, la piscina era bastante grande, y dentro del agua, tenían una barca hinchable, de casi cuatro metros, con cuatro torres incorporadas y con unas sábanas amarradas de las torres, el día se avecinaba bueno.
Todos, jugando toda la mañana en el agua, lo estaban pasando pipa, pero sobre las dos del mediodía, el viento empezó a soplar fuertemente, la barca empezaba a dar vueltas.
Las mentes de cuantos estaban en la piscina, empezaron a funcionar. con ayuda del abuelo que siempre estaba fantaseando con ellos, contándoles historias de piratas y de fantasía. El abuelo no quería que los niños se asustarán, pero él estaba aterrado, el cielo parecía volverse loco, todo giraba a su alrededor.
Unas nubes en cadena amenazaban con romper este magnífico día, el calor era infernal, no se podía estar fuera del agua, ni un solo momento, la flama nos quemaba la piel, el abuelo se subió a el barco y dijo:
¡Grumetes, todos al barco, vamos a zarpar, al país de las aventuras!
Así que todos se subieron al barco, pero todo lo que parecía un juego se fue convirtiendo en una realidad. La barca empezó a subir por la falda de aquel tremendo remolino, y el agua debajo del barco subía también, parecía como si el agua de toda la tierra, se hinchara y se hinchara.
Pero el abuelo, insistió:
¡Venga marineros achicar agua que las olas son muy altas!
El viento rugía como si estuviéramos en el mar, los rayos parecían querer atraparnos, pero siempre estaban detrás de nosotros.
Vamos grumetes a sacar agua, este es un gran barco, y arriar velas, vamos cobardes, llegaremos pronto.
Los árboles de la parcela, ya no se veían.
Venga agarraos cada uno en una torre, pronto llegaremos agarraos bien malandrines.
El barco se balanceaba, el abuelo miraba cagado de miedo, viendo que la tierra ya no estaba bajo sus pies. El temor del abuelo, era que algún nieto o hijo se saliera del barco,
A su hija, la mayor y madre de los chicos les dijo al oído: Que los niños no vayan a salirse de la barca, ¡Cuídalos!
Ella miraba hacia abajo, viendo que en realidad estaban flotando en un gran océano sin vista de tierra.
Subieron tan altos que la luna estaba rozándolos, Con una gran lengua de agua, empezaba a rodear la luna, y nosotros íbamos a la cabeza de ese acontecimiento, el caso es que giraban todos alrededor de la luna, toda la luna se convirtió en un gran océano.
Todo era muy extraño, mirábamos para arriba viendo como la tierra estaba encima de nosotros.
La tierra, estaba toda cubierta de una gran nube inmensamente grande, Toda la tierra, era un manto de rayos y truenos tremendos, en la tierra comenzó un gran diluvio universal, Los demonios se apoderaron de toda ella.
Ese parecía el fin de la tierra.
Mientras nosotros seguíamos girando alrededor de la luna, en la parte del sol hacía un calor insoportable, era tan radiante que nos cegaba la vista, mientras en este lado el vapor de agua se hacía intenso provocando una gran niebla. En donde no daba el sol y llovía intensamente, así que decidimos buscar un sitio donde estábamos rozando, el día y la noche a la vez, allí hay un sitio perfecto.
La comida era escasa, dos neveras bien repletas, y varias botellas de agua, no sabían cuánto aguantarían, lo cierto es que tenían que racionar la comida, pero en este rincón existe un pequeño oasis; bueno, tampoco era tan pequeño, pues nos tiramos toda la mañana paseando en su entorno, era precioso había plantas de todas y un lago precioso, allí también existía una cueva con grabados extraños pero muy lindos.
Allí estábamos muy a gusto, todos jugábamos entre el día y la noche, o entre la luz y la oscuridad. Si te adentrabas mucho en la oscuridad, el cielo era hermoso, lleno de millones de estrellas, y a la vez corrías un poco y era perfectamente de día, entre el vapor del sol y de la oscuridad, se iba formando una atmósfera perfecta, pues tanta agua ha cambiado el ecosistema lunar, dando vida a todo esto. En nuestro oasis hay una fruta redonda, como si fueran melones, así que la comida está resuelta, esto es un paraíso. Van pasando los días y la tierra sigue cubierta de nubes. Los niños siguen jugando con el día y la noche, para ellos es fantástica.
Ya la luna, es como nuestra casa ha pasado los meses y vemos que todo sigue igual en la tierra.
¡Aquí en la luna el abuelo sentado en el montículo que había junto a la cueva, cuando en lo más oscuro vio algo moverse, el abuelo miro a los suyos y estaban todos extrañados, les dijo!:
¡Marineros todos al cuartel!
Y se atrincheraron dentro de la cueva. El abuelo notaba que algo de comida de la que ellos habían traído desaparecía, pero como allí había esa fruta deliciosa no le importó, así que le dijo a su hija:
Allí afuera hay alguien... ¡Lo he visto en la oscuridad!
- ¿No me digas, y que vamos a hacer?
Les vamos a preparar una trampa, a lo mejor caen.
Hicimos un gran agujero en el centro de la cueva, y pusimos las sábanas que llevábamos en la barca, y la tapamos con arena, alrededor y nos escondimos, a los niños les dijimos:
¡Esto será un juego, vamos a capturar marcianos!
Y así fue, al rato algo cayó, nos acercamos y como fue la sorpresa cogimos a un marciano de estos que salían en las fotos, en la tierra, de ojos grandes, pero estaba llorando, era un crío marciano.
Así que lo sacamos sin hacerles daño, lo cogimos y fuimos todos a donde vivían, era una gran cueva dentro de la luna, era una gran ciudad con muchos marcianos, es fantástico, todo es diferente a como en la tierra.
Ellos ya nos conocen de muchos años, los niños han salido corriendo con este marciano, por esta ciudad nos están tratando muy bien, y nos dan de todo, y un sitio donde vivir, estamos de lo más contentos, hablan como nosotros, solo que ellos están desnudos, y nosotros la ropa que tenemos es la que hay.
Dentro de poco, no tendremos ropas y tendremos que ir como ellos, aquí no existe nada de esto, y nos da vergüenza... al verlos sus partes son iguales que las nuestras.
Nos han explicado que ellos no pueden resistir la luz tan fuerte que hay en la cara de la luna, solo salen en el lado oscuro, y en esta ciudad que la luz artificial que tienen, no es muy fuerte.
Nosotros, sin embargo, aguantamos todo más o menos. Así que todos vivimos estupendamente y nos quieren mucho; hay un marciano cuentacuentos que lo pasamos muy bien, todos estamos hasta las tantas, el abuelo también cuenta cuentos a todos, y hay una gran multitud de ellos, escuchando estas historias.
Aquí no hay televisión, ni nada de juegos electrónicos, ni ordenadores, nada de electrónica. Todo se comparte y todos son iguales. Ellos dicen. En la tierra la perdición del ser humano ha sido todas estas cosas.
Estas personas, o seres, no sé cómo denominarlos, pero todos son cariños y juegan mucho, y sobre todo, juegos mentales son buenísimos.
Ellos dicen que, existe un modo de viajar a la tierra cuando todo se calme.
Ya han pasado algunos años, y la tierra se está calmando, existen muchos claros de nubes. Aquí hay un centro que es secreto, para todos ellos, pero que nos han dejado entrar a nosotros, por ser de la tierra y conocer toda la electrónica de nuestro planeta.
Ellos no quieren que nadie avance en estas cosas, esto es una base secreta, en el monte más alto de la luna, allí tienen unos monitores donde se ve la tierra perfectamente, y no se ve en las ciudades vida alguna.
Por lo visto todo está muerto, ellos dicen que no podremos volver en algunos años, pues las enfermedades por putrefacción serán muchas.
Bueno, nos hemos vuelto a nuestro rincón, y ellos nos han dicho que vigilarán la tierra, igual como en cientos de años han hecho; así que hemos decidido vivir el momento, y no preocuparnos de nada, aquí se está maravillosamente.
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Colabora en imagen.
Silvia Regina Cossio Cámara.