miércoles, 9 de abril de 2014

..Como un juego me dijistes, de Enricostro.





Como un juego me dijisteis,
 que así era nuestro amor, 
más tarde reconociste,
 que no teníamos pasión.
Que tu amante por siempre yo sería,
 entre rosas y placer, 
Que viviríamos los dos juntos,
 en los sueños del querer. 
Prometisteis que nunca me dejarías...
las promesas del adiós; 
más te fuisteis tan corriendo,
 como un susurro de amor.

Mi amante tú serias,
 por siempre en la amistad, 
que tus sueños me contarías,
 y los míos te hubiera de contar.
Que tantas cosas vivimos,
 muchas cosas del amor, 
hoy los sueños se han perdido,
 sin sentido y sin razón. 
Más ya no queda camino,
 para vivir otro amor, 
en el barro se han perdido,
 los sueños del corazón. 

Enrique Nieto Rubio 
Derechos Reservados.
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

viernes, 28 de marzo de 2014

..Dedicatoria a mi amada Rafi.



¿Me amas? ¡Sí! 
-Cómo no amarte, 
si por ti me muero,
 y sin ti también moriría,
 pues tú eres el sentir de mi vida.

¿Me quieres? ¡Sí!
-Cómo no quererte, 
si por ti daría la vida, 
ya que mi vida sin ti...
no sería vida.

¿Me sientes? ¡Sí!
-Cómo no sentirte,
 si tus deseos son mis caricias,
 y mis caricias son tu delirio,
 y mi delirio es tenerte, cuidarte,
 y abrazarte con pasión.

¿Me deseas? ¡Sí! 
-Cómo no desearte,
 si tu cuerpo es el mío, 
y cuando tienes frío 
mis huesos se resienten,
 y cuando estás triste,
 mi llanto se hace mudo,
 pero no sordo.

¿Me adoras? ¡Sí!
-Cómo no adorarte,
 si eres la reina de mi sentir,
 dama de mis deseos
diosa de mi porvenir,
 y amor que me cala,
 hasta mis huesos.

Por eso y mucho más,
 no hay mujer más grande,
 en amores que tú;
más amable y cariñosa;
 más romántica y dichosa.

Y que soy yo para ti,
 un diablillo pecador,
 que camina contigo, 
para darte todo mi amor.

 Te quiero... Rafi cardador,
 mi esposa.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

lunes, 24 de marzo de 2014

..Me falta tanto su presencia.



Me falta tanto su presencia,
 que sin ella perderé la razón.

¡Ella, cuánto me acuerdo de ella!
! ¿Será que es así el amor?

Porque siento,
 que en un mar de tinieblas,
 me ha dejado,
sumergido en tanta oscuridad,
 y con su capa me nubló,
y aunque quiero, 
por más que busco;
 no la puedo encontrar.

Ella...me falta ella sí, 
sin ella  perderé la razón. 
¡Ella! Sí, me acuerdo de ella,
 y ya no sé por qué razón.

Hoy vivo entre tinieblas...
y la desolación es absoluta;
he perdido la pasión, los deseos,
 la alegría y la ilusión.

Aun así, no le recrimino...
pues fue la dueña de mi amor.



Y aunque no la sigo esperando...
la anhelo con ilusión;
pues el amor nunca se pierde,
 sí vive en mi corazón.

Deseo que por siempre sea fuerte,
 y Dios le dé su bendición,
que ya la vida es dura,
 como para desear algo inferior.

Ansío que ella viva con su estrella,
 pues la mía ya se apagó;
ella fue solo un canto de sirenas,
 en una hermosa noche de amor. 

Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

lunes, 3 de marzo de 2014

..En el paraíso terrenal.


En el comienzo de los tiempos, Dios creó todos los universos conocidos y aquellos que no conocemos.

En nuestra galaxia hay una estrella que Dios la enfrió de un soplido, y con una inmensa regadera, empezó a echarle agua, de la cual salían millones de litros de agua, para así convertir esta estrella en planeta.

Es por ello que en el centro de la tierra aún está, esta estrella, muy viva y reluciente. Como era tan bella, Dios decidió crear a una gran diversidad de seres vivos; para que vivieran en esa hermosa estrella, a la que llamó tierra.

El mundo comenzó a crecer rápidamente, y todo era belleza y maravilla en todos los sentidos. 

Los animales se multiplicaron dando lugar día a día a nuevas especies; los prados eran majestuosos, los valles y montes imponentes... todo marchaba en perfecta armonía.

La vegetación rodeó la tierra, hasta cubrirla en gran parte... y por doquier se podían observar árboles con exquisitos frutos y por supuesto las flores terminaban de engalanar este esplendoroso paraíso terrenal.

Así transcurrieron millones de años, cuando un buen día, sin saber de donde, unos seres extraños arribaron al planeta. Tenían grandes cabezas y ojos prominentes...de muy baja estatura, como de un metro más o menos.
Unos seres extraños vinieron, de donde no sabe nadie, tenían grandes ojos, eran muy cabezones, de cuerpos diminutos y pequeñitos, sobre un metro de altura más o menos.

Dios los pondría quizás en otro planeta, de nombre desconocido para nosotros; o tal vez provenían de otra galaxia, la cual al pasar muy cerca de nuestro planeta aprovecharon la ocasión para visitarnos...

Dios le dio el don de la inteligencia, pues era muy superdotados en este sentido... y decidieron quedarse en la Tierra... y pronto sabían todo de sus habitantes.
Estos seres guarros se tiraban a todo lo que se movía, provocando así, infinidad de deformaciones entre los seres vivos... pues nacieron animales rarísimos, con dos cabezas, y muchísimos más.

Es por ello que existen "Seres mitológicos"... esto sucedió por algún tiempo, hasta que encontraron con unas preciosas, primates, subidas en un frondoso árbol, a quienes al verles el rostro tan angelical y cuerpos exuberantes, dijeron: ¡Guau! ¡Qué hermosas y monísimas están!
Las engañaron tirando unos plátanos al suelo, y cuando fueron a recogerlos, las hicieron suyas cuantas veces les vino en gana... y con el tiempo, formaron una "amistad", muy especial con ellas... sus apegos eran divinos, por lo que juntos convivieron cientos de años.

Conforme transcurrió el tiempo, se fueron transformando en una nueva raza... mucho más parecida a la que originalmente Dios creó para este planeta, pero de inteligencia superior; puesto que los primeros habitantes carecían de entendimiento alguno, y gracias a los genes de estos seres invasores, los terrícolas obtuvieron por igual ese don.
O sea que, la inteligencia la adquirimos gracias a ellos.
"¡Ni te creas todo lo que lees, ni ignores todo lo leído... pues de aquí, lo que tú has vivido" Jajajá!
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos reservados*