domingo, 18 de mayo de 2014

..El amor es prometer de Enricostro.


Para algunos, el amor es: 
"Prometer hasta meter"
"Una vez metido...
Olvidar todo, cuánto se ha prometido"

No es lo mismo querer sin sentir,
 que sentir para querer;
pues sintiendo te da la vida,
 y te devuelve la fe,

En la vida hay que saber,
 escoger un amor.
pues un amor,
 debiera de ser,
 para siempre y sin condición.

Si te enamoras de un hombre...
pues que sea de verdad,
Que una vez que te pruebe...
nunca te quiera dejar.

Con plegarias de ilusión,
 a tu puerta yo llamé,
para ver si tu corazón, 
me entregaba tu querer.

Enrique Nieto Rubio.
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.



jueves, 8 de mayo de 2014

..Mi aijada de Enricostro. (para mayores )


Al lado de mi casa vivía mi ahijada. Ella era preciosa, linda, a más no poder; a quien quería como a una hija.
Su familia y la mía salíamos a cenar, nos gustaba ir de paseo al campo, e igual celebrábamos todas las fiestas habidas y por haber. 

Entre los miembros de las dos familias, nos queríamos mucho.

La hija de nuestros mejores amigos era mi ahijada; recién había cumplido diez y nueve años, convirtiéndose así en una hermosa jovencita; a quien le gustaba tontear conmigo. Coqueta e insinuante me decía:
¡Mira padrino! Y me enseñaba un poco de sus pechitos. Yo, presuroso, le respondía: ¡Te los voy a comer todo! (En forma inocente)

Y ella me decía: ¡Que te lo crees tú! Ja, ja, ja

Pasó el tiempo y ella se enrolló con un chico; él no era mala persona, pero estaba loco por tirársela. Y lo entiendo, pues ella estaba como un tren... o más, como dos trenes.
Por aquel tiempo, yo me encontraba separado de mi pareja, pues recién habíamos tenido un embarazo fallido y esto fue causa de fricción en nuestra relación.
Bueno, seguiremos con el relato...

Al lado de casa hay unos jardines, y en una de las esquinas de este llano, se encuentra un árbol grande; él que tiene muchos años de vida, pues fue plantado antes de existir el jardín... incluso antes de que las viviendas, fueran construidas.

Un día, transitando por la carretera, pase por allí cuando regresaba de trabajar... y en la esquina opuesta vi al chico liado con otras dos mujeres. 

Estaban los tres teniendo sexo y poniéndose guarritos a pleno medio día. Luego miré hacia el árbol, y allí se encontraban otros chicos, liados con otra chica también.
Algo en mí llamó la atención, me parecía raro que estaban debajo del árbol... baje la velocidad de mi coche, y cuando pase frente a ellos; pude ver que la tenían amarrada, y eso no me gusto.

Así pues, determiné dar marcha atrás; y al fijarme bien, me percaté que era mi ahijada Rocío. La tenían con los pies dentro de la tierra y a su vez con las piernas abiertas.

¡La iban a violar los dos y a la vez! Uno la iba a penetrar por delante, y el otro por detrás. La tenían completamente desnuda, su piel tersa y blanca, en medio de esos dos cerdos.

Había otros chicos alrededor de ellos, que incluso animaban a estos elementos a llevar a cabo su fechoría, y ninguno de ellos hacía nada por evitarlo.
Rocío se resistía como podía, llamando a gritos al novio; pero él no atendía a sus súplicas; actuaba como si no fuera con él, o como si estuviera completamente drogado. Incluso les pegaban guantadas para que se dejara poseer.

Inmediatamente, detuve el auto, y salí corriendo a donde se encontraba el grupo.

Mi ahijada estaba llorando, desconsolada, mirando para la carretera. Cuando pude confirmar que era ella; recordé que en el auto, tenía una espada utilizada en la boda de un amigo, quien me la había regalado... pues su matrimonio había fracasado... así que regresé al coche y la tomé rápidamente.

Corrí hacia el árbol, y sin pensarlo atravesé a uno de los ultrajadores... y al otro por igual, sin darles tiempo a reaccionar... la gente salió gritando y corriendo despavorida.
Desaté a Rocío y tomándola en brazos, la metí en mi coche... y con el rostro bañado en lágrimas, grite: ¡Malditos sean todos!

La llevé a mi casa. Rocío estaba inconsciente y destrozada por los golpes que había recibido.

Llene la bañera con agua calentita y la metí dentro; y con la esponja la fui lavando suavemente, talle todo su cuerpo... ¡Era hermosísima!
Cuando hube terminado, la seque muy bien; y pude observar que estaba llena de moretones... por todo su cuerpo. La lleva a mi cuarto, y la tumbé en mi cama. Ella comenzaba a reaccionar y muy asustada y llorando me dijo:

¡Padrino, padrino! ¡Me querían matar!

- ¡No te preocupes, mi niña! ¡Ya estás a salvo!

La arropé, cubriéndola con las sábanas y me pregunto:
Padrino... ¿No me habrás mirado... verdad?

- ¡No, no!... Puedes estar tranquila.
Ella, tirando de mí, me abrazó y muy emocionada, me exclamó:
¡Muchas gracias!
¡Padrino te quiero mucho!

Luego me confesó, que tal cual coqueteaba conmigo, lo había hecho con su novio; y cuando ella no accedió a tener relaciones con él, este con engaños la llevó a ese fatídico lugar...

Con la ayuda de sus amigos planeaba obtener lo que deseaba; después compartirla entre sus compinches y por último matarla.
La moraleja de este relato, es que no se puede jugar a seducir a un hombre... porque muchas veces, esto podría tener implicaciones serias.
Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor.
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

martes, 6 de mayo de 2014

..La muerte enamorada de Enricostro.


Hoy, cara a cara, he conocido a la muerte...
¡A la muerte enamorada!
Con besos de pasión, me ha dicho...
que me espera, en mi caja engalanada.



Ella me dice que me ama...
más pregunta si quiero ir con ella;
para en la eterna oscuridad,
 siempre juntos gozar del amor.
Me invita a robarles la pasión,
 a aquellos que tanta tienen;
 contribuyendo a
acrecentar el gran amor,
 de jóvenes ilusionados,
 para luego partirles el corazón,
arrebatándole la vida a uno de ellos.
He declinado su invitación,
 pues con tanta macabridad,
 no podría mi corazón.
Prefiero vivir sin amor y sufriendo; 
que morir para robarles la pasión.
Pues una muerte eterna,
 nunca será más grande,
 que un vasto amor.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.


domingo, 20 de abril de 2014

..La rosa de los misterios de Enricostro. cuentos.


Enrique era un muchacho de esta ciudad; estudiante excelente y muy modesto. Romántico pero muy cortado con las chicas. Pues en la Universidad nunca se atrevió a relacionarse con nadie. 

Un día, a principios de primavera, le otorgaron un premio al mejor en los exámenes, y este premio fue un maravilloso viaje a China, pues él dominaba el idioma a la perfección. 
Se montó en su avión y allá marchó.

Estuvo en una gira por toda China, solo eran quince días pero fueron maravillosos. 

En la última semana, vio una preciosa muchacha, de refilón, entre los jardines del parque. 
Aquello fue un flechazo tremendo, corrió a verla de más cerca, pero le fue imposible, solo quedó un hermoso aroma en el aire que lo dejo superenamorado. 
La buscó por todos sitios en aquel barrio, pero todo le olía a ese aroma tan especial. Enrique no podía dormir por las noches obsesionado con aquella hermosa muchacha. 
Una noche hacía un calor tremendo, y decidió salir del hotel a dar un paseo por esas casas modestas pero con un encanto especial.
Pasaba por una calle cuando le vino otra vez ese aroma que hasta se les aflojaban las piernas, así como los conejos olfateando, llegó a una ventana semi obscura, pues de allí salía ese olor tan divino. 

Con las cortinas no conseguía ver nada, pero esta vez fue atrevido y con los nudillos tocó el marco de la ventana, una voz suave y cálida respondió: 
¿Quién es, quién llama.? 
Él se asustó al oír esa voz, pero ya no había marcha atrás y dijo: 
¡¡Soy yo, por favor no se asuste!! 
Solo es su aroma que me disloca. Conocí ayer una señorita en el parque y es el mismo aroma que el que ella llevaba y no he podido resistirme. 
Ella, asomada entre la cortina para no enseñar nada, miró a este chico y le dijo: 
¡Sí!! Supongo que era yo la de ayer... ¿qué deseas? 
¡¡Me dejaste enamorado y la verdad es que no me quiero ir a mi tierra, sin antes conocerte!! 
¡Eres muy atrevido tú! 
¡¡Ni creas... que soy bien cortado!!, pero esta noche, de luna llena, me está eclipsando. 
¿Así? Qué bien... a ver mírame. 
Ella asomó más su cabeza por la ventana, y su gran mata de pelo negro descolgó sobre ella, él se acercó y viendo su gran belleza le dijo:

Si eres tú, estoy enamorado de ti desde que te vi, eres la mujer más preciosa de este mundo. 

Ella movió la cabeza un poco diciendo: 
¿Así? ¡¡no me digas!! 
Y en ese mismo instante su pelo acarició el rostro de Enrique, quedando tan embobado que ya no fue capaz de expresar una sola palabra más y se sentó en mitad de la calle. 
Así quedó el resto de la noche, tumbado en el suelo y mirando a la luna. 
Ella, echada detrás del quicio de la ventana, quedó enamorada, al ver que él quedó allí en el suelo tumbado y sin expresar palabra alguna. Así que decidió tumbarse en su cama hasta el amanecer. 

Al día siguiente Enrique no sabía bien qué ventana era la de su amada y volvió a perderse, así en sus últimos días en su salida con el grupo, esta vez, entró a la floristería de un señor muy mayor y este le dijo: 
¡Tú eres el chico enamorado! ¿Verdad? 
¡¡A, pues sí soy yo!! Y ¿usted cómo lo sabe? 
Amigo, pues lo sabemos todos en esta ciudad, qué piensas... este lugar es pequeño y aquí se sabe todo.

Tú lo que necesitas es la Rosa de los Misterios, no es una rosa cualquiera, es mágica. ¿Sabes? Si la cuidas bien, tu amor será eterno; pero si la descuidas, tu vida será triste y amarga... así que tú mi amigo decides. 
¡Sí, si por favor deme una!! La cuidaré con todo mi amor. 
Así debes de hacer, pero recuerda de regarla de vez en cuando, si no morirá como tu amor.

Enrique salió de lo más de contento, pues de allí salían todas sus ilusiones. 

Nada más salir de la puerta de esa misteriosa tienda, la rosa empezó a abrir sus pétalos soltando ese aroma que a él tanto le enamoraba, cuando de pronto mirando esa flor, tropezó con esa hermosa muchacha que él tanto adoraba. 
¡¡Oh perdón, señorita, fue sin querer!!
¡¡Aj sí!! Dijo ella... ¿ya no me conoces?
¡¡Sí eres tú!! ¿Quieres que te acompañe? 
¡¡Si vale!! Voy a realizar solo unas compras. 

El chico se sentía profundamente enamorado e imposible le era quitarle la vista de encima. Le preguntó: 
¿Cómo te llamas? 
¡¡Me llamó Louchin!! 
¿Y tú, cómo te llamas? 
¡¡Enrique!! Y estoy superenamorado de ti... ¿no tendrás novio, verdad? ¡¡Si es así, me matas.!! 
¡¡Ja, ja, ja!! No tengo novio... ¿qué vas a hacer tú? 
¿Yo? Que más podría hacer, que pedirte que seas mi novia... estoy por ti, y no me marcharé de aquí sin ti. 

¡¡Bueno chico!! Apenas nos conocemos, no crees que ¿estás corriendo demasiado? 
¡¡Lo sé muchacha!! Pero para mí, es como si te conociera de toda la vida. Tu dulce aroma, tu pelo tan precioso, tus ojos hermosos, tu boca color carmesí... ¡¡todo de ti!! Me tiene muy enamorado. 

Me quedaré aquí, hasta que tú me digas que sí. 
¡¡Vale!! Te digo que sí... y ahora ¿qué? Ja, ja, ja. 
Luego la chica con una coqueta sonrisa se despidió... salió corriendo y se metió en su casa. 
Enrique quedó fuera en la calle y allí se tiró toda la mañana... hasta que decidió volverla a llamar.

Llamó a la puerta y en esta oportunidad salió una anciana. 
¿Qué quiere usted? 
¿Yo, yo? Tartalilleando. 
¡Quiero a la princesa de esta casa! 
Pues la princesa de esta casa, ¡¡solo soy yo!!, ¿me quieres a mí? 
El chico no supo cómo reaccionar y guardó silencio, a lo que la anciana agregó: 
¿Cómo se atreve?... ¡¡márchese!! Porque en este lugar nada se le ha perdido a usted. 

Louchin, detrás de la puerta, junto con su abuela, se reían a más no poder ¡Ja, ja, ja, ja!, pues ya se lo había contado todo. 
Enrique quedó cortado sin saber qué hacer, y cuando se disponía a darse la vuelta para marchar, la abuela abrió la puerta y siseando lo llamó, ish ish ish. Con el dedo le hizo una seña invitándolo a ingresar. 
Louchin saltaba de la alegría y se abrazó a él. Desde entonces ya no se separarían jamás, y para no dejar sola a la anciana, que era la única familia de la chica, se quedó a vivir en China para siempre. 

En los veranos, viajaban de vacaciones a Córdoba, España, y Enrique siempre se llevaba la rosa de los misterios, junto con ellos. 

Se casaron y fueron inmensamente felices, y la Rosa de los Milagros le permitió vivir mil años... o quizás un poco más... ni se sabe siquiera. 
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos Reservados*