sábado, 27 de septiembre de 2014

..Te pido perdón de Enricostro.



Te Pido perdón, 
más cierto es que no lo merezco. 

¡Si! Con ella yo te engañé,
 más todo fue un error... 
Solo te digo perdóname,
 pues era otro y no fui yo. 
Sé que no me perdonarás,
 porque me acosté con ella, 
mira si tonto fui, 
que con ella...
en tus brazos me creía.
 
Aún más tonto fui, 
cuando tu nombre,
 susurrando le decía. 


Por lo más sagrado,
 perdóname mi cielo, por favor... 
que durante toda mi vida, 
solo quiero estar en tu corazón. 

No desee herirte,
 y menos pecar...
 
fue ella, quien me tentó.
 
Me enseñó todo lo prohibido, 
y la mente se me nubló. 
 

Yo no entendí el porqué de lo vivido, 
solo viví la pasión; 
de ese juego prohibido, 
que me ha costado el corazón. 

Si no podemos perdonar...
 
¿Qué hacemos en este mundo? 
A lo mejor la dejadez de uno,
 ha sido la perdición del otro. 

Y, por tanto, ahora,
 ⁣
vivimos con dolor, 
el fin de nuestro amor.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen
 Silvia Regina Cossio Cámara.



viernes, 26 de septiembre de 2014

..Si alguien la ve de Enricostro.


Si alguien por allí la ve,
 dígale que la sigo esperando... 
que aunque el tiempo transcurriendo va,
 mi amor muere por ella. 

Si alguien la ve pasar, 
con vestido largo de flores, 
no la vayan a asustar,
 que son flores de mis amores.
Si la ves al cruzar la calle, 
no le llames la atención, 
hazlo con señas si puedes...
pues es la dueña de mi amor. 

Si la encuentras de frente,
 y acaso te pregunta por mí... 
dile que fui valiente,
 y que por su amor no morí.




O quizás será mejor,
 que no digas nada,
 no se vaya a preocupar, 
pues ella siempre,
 fue una gran dama...
del amor y la felicidad.
 
Y si te la encuentras llorando...
y le preguntas por qué... 
si te dice que fue por un beso,
 que con amor le entregue.
No le hagas mucho caso,
 porque no fue solo uno...
¡Si no cien!

Y sé que, al igual que yo;
 ella también sufre,
 por este bendito amor.

Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.


lunes, 22 de septiembre de 2014

..Como sin palabras. Palabras sueltas


Como sin palabras que dedicarte,
 a tu hermoso corazón.

Como músico sin instrumento,
 renace en tu sentir.

Como perdido en tu ausencia,
 mi amor se muere sin ti.

Como oración sin esperanza,
 sufro por tu querer.

Como ermitaño sin soledad,
 que no me dejan sentir.
Como poeta sin inspiración,
 muriendo en los infiernos.

Como bohemio sin sueños,
 qué perdido vive penando en ti.

Como primavera sin flores, 
formando un desierto entre tinieblas.

Como pintor sin acuarelas,
 que aun queriendo pintar,
 deja huella en el viento.

Como noche sin oscuridad, 
que no me deja soñar, 
en tu cuerpo enamorado.

Como carta sin remitente,
 que volando por el mundo,
 no consigue alcanzarte.

Como plegaria sin destino,
 que viajando en el tiempo,
 no consigue encontrarte.

Como laberinto sin salida,
 que aun sintiéndote en mí,
 no consigo tocarte.

Como tormenta sin lluvia, 
que con solo los estruendos,
 tiembla mi sentir. 

Como bosque sin árboles, 
que aun siendo un desierto,
 das sombra tu sentir.

Como alma sin conciencia,
 que errante por el limbo,
 lloras por una ausencia.

Como llanto sin lágrimas,
 que aun queriendo llorar,
 ahogas tu sufrir.

Como ente sin identidad, 
que aún sintiéndote aquí,
 no consigues llegar.

Como jinete sin montura,
 que agarrándote a sus crines, 
siente tu cuerpo volar.

Como sombra sin dueño,
 qué perdida en la oscuridad,
 arañas la noche.

Como escultor sin arcilla,
 que aún modelando,
tu cuerpo en mente,
 siente tus pasiones.

Como mar sin horizonte,
 que aún sintiéndote llegar, 
nunca consigues tu meta.

Como héroe sin leyenda,
 que habiendo ganado,
 todas las batallas,
 te sientes perdida.

Como pastor sin rebaño,
 que aun sin tenerlo,
 lo buscas con desesperación. 

Como pasos sin destino,
 que aun caminando por los infiernos,
 no consigues la paz.

Como náufrago sin isla,
 que en las desesperadas aguas,
 te sientes desfallecer.

Como semilla sin tierra,
 que aun queriendo ser margarita,
 no consigues abrir tus pétalos.

Como arco iris sin color,
 que por más que escampe,
 tus lágrimas siguen mojando.

Como rosa sin espinas,
 que sintiéndote rosal,
 tu aroma impregna los corazones.

Como jardín sin flores, 
que teniendo toda la tierra del mundo,
 no consigues florecer. 

Como barco sin timón, 
navegando a la deriva,
 surcas los mares,
 sin encontrar a tu amor.

Como creyente sin fe, 
que asqueado de la vida, 
luchas por tu querer.

Como actor sin guion,
 que aún, sintiéndote bailarina,
 luces tu mejor función.

Como senda sin final, 
que aún cansada de andar,
 sigues tu caminar.

Como perro sin amo,
 que vagando por el mundo,
 buscas un lucero para tu cobijo.

Como promesa rota,
 que aun fallando en tus recuerdos,
 luchas por mantenerte en pie.

Como río sin cauce,
 que aún, viviendo estancada,
 reluces vida y alegría.

Como ave sin alas,
 que aun queriendo volar,
 saltas y saltas sin parar.

Como incompleto,
 consigues vencer tus temores,
 aunque te sientas vacía.

Como sin aliento,
 que aun viviendo en la agonía,
 intenta respirar sin conseguirlo.

Como día sin sol,
 que vagando por el mundo,
 das vueltas sin encontrar la luz.

Como ausente y pensativa,
 buscas lógica a tu vida.

Como sin vida,
 y a un estado inerte,
 intentas arañar el cielo.

Como perdido,
 dando vueltas y vueltas,
 sin encontrar tu sentir.

Como vació,
 intentando llenar tu corazón,
 sin encontrar el sentido.

Como... como,
 sin sentido...
¡Me encuentro muriendo por ti!


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*

domingo, 21 de septiembre de 2014

..Los enamorados de los tiempos.(cuentos)

Hace muchísimo tiempo, antes de la existencia de la humanidad... incluso antes de la creación del día y la noche; vivían en el Paraíso Terrenal un hombre y una mujer.

Los dos se enamoraron y siempre estaban juntos y felices, disfrutando de su eterna dicha. Pero no estaban solos, pues entre las sombras de los árboles, un ser maléfico les observaba con envidia, pues enamorado de la chica vivía... viviendo así en una continua tortura.

Este ser corrompido, por el mal que le produjo la soledad, con odio maldijo a la feliz pareja, exclamando:
-¡Solos como yo, deberíais sentiros!

Tan lejanos de tocaros el uno al otro, como yo estoy de ti, amada mía, y en una continua búsqueda del amor, como yo día a día, yo lo hago.

Así debéis sentiros, hombre y mujer... y como sol y luna, ¡Hoy os maldigo!

Con tanta rabia dijo aquello; que el cielo oscureció y la feliz pareja de repente desapareció.
Una gran esfera apareció en el firmamento oscuro, iluminando el paraíso, en busca de su amado; triste como nunca... sus lágrimas se convirtieron en estrellas; lágrimas que, desde entonces, le acompañan en su desdicha y en su soledad.

Tan bella, tan deslumbrante, tan resplandeciente como siempre, el ser malévolo pensó que con éxito los separó... y reinó una paz que hasta entonces no sintió.

Poco a poco ella se ocultaba tras la montaña, y por igual aparecía con fuerza él... bajo la forma de una esfera aún más imponente que ella; pues era más luminoso, poderoso, lleno de fuerza y pasión, que no solo iluminaba aquel paraíso mientras la buscaba, sino que a todos calentaba con su presencia.

Aquel ser con aversión los observaba, y con una sonrisa jubiloso veía, como nunca jamás los eternos enamorados se encontrarían.

Pero alguien no dejaría impune ante aquel hecho atroz, y aunque no podía acabar con la maldición; un rayo de luz expandió, y otorgó a la luna un don... el cual consistía en que cuatro formas diferentes tomaría, a lo largo de un período de tiempo.

Así, cuando Llena estuviese, solo de noche se podría ver y solo el maléfico ser, de ella podrá disfrutar... Pero cuando en estado de Luna Nueva aparezca, nadie la vería para así hacer sufrir a quien la condenó.

Cuando en Cuarto Creciente de nuevo aparezca, sería para el placer de los enamorados..., ya que al atardecer los amados se encontrarán, y ante los ojos del maléfico se amaran.

Y por último, cuando de nuevo la joven aparezca en la etapa de Cuarto Menguante, se encontrarán al amanecer y por las mañanas se amarán... esto sucederá hasta el fin de los tiempos.
Verónica Nieto Cardador
Enrique Nieto Rubio
Verónica Nieto Cardador
<Autor>
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
 Silvia Regina Cossio Cámara.