Susurros... a ti mi adorada ninfa,
mi dulce diosa enamorada,
mi dulce diosa enamorada,
viviendo en este mundo,
abstracto de mi ser;
que en mi dolor,
abstracto de mi ser;
que en mi dolor,
yo me siento huidizo,
y muero por tu querer.
y muero por tu querer.
Déjame, pues, mi ninfa enamorada;
que con el roce de tu piel,
que con el roce de tu piel,
mi alma estará salvada,
pues la suavidad,
que brota de tu piel,
pues la suavidad,
que brota de tu piel,
esa es mi morada...
lugar al que siempre,
deseo pertenecer.
deseo pertenecer.
Plena hasta entonces será mi vida,
cuando a través de la montaña,
cuando a través de la montaña,
consiga alcanzar el lago,
donde tú mi amor...
sé que me aguardas.
donde tú mi amor...
sé que me aguardas.
¡Bajaré presuroso por la vereda!
hasta llegar a ti mi amor!
hasta llegar a ti mi amor!
Romperemos las cadenas,
que separan tu amor...
de mi amor;
que separan tu amor...
de mi amor;
y este será el enigma,
que rodeará en torno,
a nuestra ilusión.
que rodeará en torno,
a nuestra ilusión.
¡Y viviremos por siempre!
en tus valles,
que son el paraíso del amor!
en tus valles,
que son el paraíso del amor!
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.