Terminamos de estudiar en el instituto. Antonio, María y yo... juntos decidimos ingresar en la universidad, para estudiar asuntos sociales y demás.
¡A y Mi nombre es Juanjo! Antonio y María son pareja. Bueno medio pareja. El caso es que nos tuvimos que desplazar a otra provincia, esta es Jaén en Andalucía.
Pero nuestro poder adquisitivo es escaso. Entonces decidimos irnos juntos y alquilar un piso, pero la madre de María, decidió también venirse con nosotros, pues dejar a su hija con dos chicos, tampoco lo veía muy bien. Pues ella es una madre separada desde hace siete años.
En Jaén, alquilamos un piso todos juntos, cada uno teníamos una habitación. La madre de María encontró un empleo, y entraba a media mañana y después a las cinco de la tarde.
Yo me busqué un trabajo, de noche de camarero y entraba a las 9 de la noche. Y la universidad entraba por la tarde, a las cuatro. María y Antonio entraban de mañana.
A los tres meses, las cosas empezaron a complicarse. Antonio lo vio María una mañana ligándose a otra chica, y María empezó a cabrearse con él. Todo eran discusiones.
Una tarde después de almorzar, yo siempre me echaba una pequeña siesta y había bebido bastante gazpacho, pues me gusta muchísimo y en la siesta me quedé frito.
Pero ya saben, los hombres cuando dormimos... si nos estamos orinando, se nos pone eso bien tieso; y por lo visto durmiendo se me salía la punta, por encima de los calzoncillos, y entonces entró María.
Algunas veces cuando veía que podía llegar tarde me despertaba. Al entrar vio aquello y no tuvo más que tocarme la punta, como broma supongo yo.
Algunas veces cuando veía que podía llegar tarde me despertaba. Al entrar vio aquello y no tuvo más que tocarme la punta, como broma supongo yo.
Di un salto de muerte, y ella se asustó retrocediendo bruscamente con tan mala pata que tropezó, y se dio en la cabeza, con el pico del armario, y se hizo una chispa de sangre.
Yo corrí a por un trapo mojado en agua, y algo para curarla, le limpié la herida. Yo estaba sentado en la cama, y ella de rodillas en el suelo con la cabeza en mis pies. Cuando me disponía a echarle micro mina entró Antonio.
Creyendo que María me la estaba chupando con la boca, Antonio, sin pensarlo, me dio un puñetazo, tan grande, que me dejó kao... Estrellándome contra la mesilla de noche y me dejó inconsciente.
María empezó a pegarse con él, por todo, en ese instante, la madre de María entraba en la casa. María lo estaba echando a la calle, diciéndole de todo, la madre de María no se lo pensó y le dijo:
¿Recoge todas tus cosas, y te vas de aquí, venga.?
Antonio se fue con otra compañera de la universidad.
María era una chica guapísima y estaba muy bien, poco a poco fuimos intimando y bastante rápido. Aquella puntita que después me explico, le había hecho mella, en su mente.
Con él tonteo, María se acostumbró a dormir la siesta conmigo, la madre lo sabía, solo era dormí nada más.
Yo corrí a por un trapo mojado en agua, y algo para curarla, le limpié la herida. Yo estaba sentado en la cama, y ella de rodillas en el suelo con la cabeza en mis pies. Cuando me disponía a echarle micro mina entró Antonio.
Creyendo que María me la estaba chupando con la boca, Antonio, sin pensarlo, me dio un puñetazo, tan grande, que me dejó kao... Estrellándome contra la mesilla de noche y me dejó inconsciente.
María empezó a pegarse con él, por todo, en ese instante, la madre de María entraba en la casa. María lo estaba echando a la calle, diciéndole de todo, la madre de María no se lo pensó y le dijo:
¿Recoge todas tus cosas, y te vas de aquí, venga.?
Antonio se fue con otra compañera de la universidad.
María era una chica guapísima y estaba muy bien, poco a poco fuimos intimando y bastante rápido. Aquella puntita que después me explico, le había hecho mella, en su mente.
Con él tonteo, María se acostumbró a dormir la siesta conmigo, la madre lo sabía, solo era dormí nada más.
Una tarde, ella entró en mi cuarto y se subió encima y empezamos a hacer el amor locamente. En los gemidos; entró la madre a la casa, y María se había dejado la puerta abierta, cuando me di cuenta ya era tarde. Ella se balanceaba encima de mí, como si montáramos a caballo.
Lentamente yo vi. De refilón la cabeza de su madre, que miraba por la rendija, así que no hice ni caso para qué.
Ella estuvo bastante rato, mirando, hasta ver cómo su hija se corría tremendamente, y yo con ella. Cuando terminó, la madre se marchó a la cocina, y disimuló como si no hubiera visto nada. Yo me levanté para ir a la universidad y después me iba a mi trabajo.
Lentamente yo vi. De refilón la cabeza de su madre, que miraba por la rendija, así que no hice ni caso para qué.
Ella estuvo bastante rato, mirando, hasta ver cómo su hija se corría tremendamente, y yo con ella. Cuando terminó, la madre se marchó a la cocina, y disimuló como si no hubiera visto nada. Yo me levanté para ir a la universidad y después me iba a mi trabajo.
Transcurrió el tiempo. Yo como siempre me acostaba tarde, pues salía a las tres de la madrugada.
Una mañana, cuando dormía, las persianas estaban siempre cerradas, para que la luz no entrara.
Una mañana, cuando dormía, las persianas estaban siempre cerradas, para que la luz no entrara.
Esa mañana, María entró en mi dormitorio, estaba desnuda, se subió encima de mí y despertándome con mordisquitos, empezamos a hacer el amor. Pero su pasión era demasiado rápida y sus pechos, parecían más grandes.
Olía demasiado bien, con un perfume diferente, y como besaba, era tremendo, yo entre sueños no conseguía centrarme en las formas.
Olía demasiado bien, con un perfume diferente, y como besaba, era tremendo, yo entre sueños no conseguía centrarme en las formas.
Acariciaba ese cuerpo y mi excitación era tremenda. Ya empezaba a gemir y gemir hasta correrse, yo solo de oírla, también me fui de gusto, oooo qué sensación tan linda.
Me acarició la cabeza, con sus dos manos y salió de la habitación, sin decir nada, con la luz de la puerta vi.
Que era la madre de María, y seguí durmiendo. Cuando me desperté. Allí estaba María, esa semana tenía la regla y la madre lo sabía. Me fui a la Universidad, como siempre, todo siguió igual, la mirada cómplice de la madre de María era para mí muy excitante.
Pasaron los días y ella volvió a repetir, en varias ocasiones, aquel encuentro. Yo me dejaba, era fantástica la de cosas que me hacía, unununu de todo menos malo.
Me tenía loco, más que su propia hija, estaba tremenda, ese cuerpo de largas piernas lo pasábamos divino de la muerte.
Un día, la madre de María, nos presentó a un amigo que conoció en el trabajo. Si era buena persona y bien parecido, yo me dije; este es quien se la va a tirar de gordo.
Nos invitó a una cena, en un buen restaurante, y desde entonces, ella ya no se metía en mi cuarto. Bueno, sí, un par de veces más, susurrándome que estaba muy bueno.
Así pasaron hasta la graduación, casi tres años inolvidables. Volvimos a casa y con el tiempo nos casamos y su madre se unió con este chico, quedándose aquí en Jaén.
Y los Siguientes años, nos fue de maravilla, tenía un secreto con su madre, que cada vez que nos veíamos en las visitas. Ella me daba un beso en la frente, cogiéndome la cabeza con sus dos manos. era la señal de que nunca olvidaría aquellos hermosos momentos.
Que era la madre de María, y seguí durmiendo. Cuando me desperté. Allí estaba María, esa semana tenía la regla y la madre lo sabía. Me fui a la Universidad, como siempre, todo siguió igual, la mirada cómplice de la madre de María era para mí muy excitante.
Pasaron los días y ella volvió a repetir, en varias ocasiones, aquel encuentro. Yo me dejaba, era fantástica la de cosas que me hacía, unununu de todo menos malo.
Me tenía loco, más que su propia hija, estaba tremenda, ese cuerpo de largas piernas lo pasábamos divino de la muerte.
Un día, la madre de María, nos presentó a un amigo que conoció en el trabajo. Si era buena persona y bien parecido, yo me dije; este es quien se la va a tirar de gordo.
Nos invitó a una cena, en un buen restaurante, y desde entonces, ella ya no se metía en mi cuarto. Bueno, sí, un par de veces más, susurrándome que estaba muy bueno.
Así pasaron hasta la graduación, casi tres años inolvidables. Volvimos a casa y con el tiempo nos casamos y su madre se unió con este chico, quedándose aquí en Jaén.
Y los Siguientes años, nos fue de maravilla, tenía un secreto con su madre, que cada vez que nos veíamos en las visitas. Ella me daba un beso en la frente, cogiéndome la cabeza con sus dos manos. era la señal de que nunca olvidaría aquellos hermosos momentos.