Poemas,
En el reino de la esperanza
Mi amor se muere por ti,
No hay dolor que nunca alcanza
Esta pasión que siento por ti.
Magdalena no me puedo acostumbrar
Que no quieras tan siquiera,
En el reino de la esperanza
Mi amor se muere por ti,
No hay dolor que nunca alcanza
Esta pasión que siento por ti.
Magdalena no me puedo acostumbrar
Que no quieras tan siquiera,
el mirarme tú al pasar.
En la cima del querer
Me estoy muriendo por ti
Más yo no puedo entender
Porque te marchas de mí.
Esta noche te he dejado
Sin siquiera decirte adiós
Porque tú me has engañado
Y me has robado el amor.
En la cima del querer
Me estoy muriendo por ti
Más yo no puedo entender
Porque te marchas de mí.
Esta noche te he dejado
Sin siquiera decirte adiós
Porque tú me has engañado
Y me has robado el amor.
Ella ha sido mi querer
Ella ha sido mi ilusión
Se marchó para no volver
Y se llevó mi corazón.
Hoy la busco y no la encuentro
En mi eterno corazón
Pues ella se ha marchado
Y me roba la ilusión.
Ella fue mi corazón
Y con otro se me fue
Hoy me siento triste y solo
Y sin ella moriré.
Ella vivía conmigo
Me tenía enamorado
Hoy ella se me ha ido
Y me tiene destrozado.
Hoy la sigo esperando
Ya sé que no volverá
Pues con otro está cenando
Y ya nunca volverá.
Tabernero, tabernero.
Dame un vasito de ron
Pues si no te escucho me muero
La madre que te parió.
Después de treinta años
Hoy yo la he vuelto a ver,
Pues le he abierto
El corazón,
Y me hace padecer,
Pues yo la sigo queriendo
Y ella no me puede ni ver.
Se marchó para no volver
Y se llevó mi corazón.
Hoy la busco y no la encuentro
En mi eterno corazón
Pues ella se ha marchado
Y me roba la ilusión.
Ella fue mi corazón
Y con otro se me fue
Hoy me siento triste y solo
Y sin ella moriré.
Ella vivía conmigo
Me tenía enamorado
Hoy ella se me ha ido
Y me tiene destrozado.
Hoy la sigo esperando
Ya sé que no volverá
Pues con otro está cenando
Y ya nunca volverá.
Tabernero, tabernero.
Dame un vasito de ron
Pues si no te escucho me muero
La madre que te parió.
Después de treinta años
Hoy yo la he vuelto a ver,
Pues le he abierto
El corazón,
Y me hace padecer,
Pues yo la sigo queriendo
Y ella no me puede ni ver.
Enrique Nieto Rubio.
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