Mi querido diario el encuentro.
Hoy temprano, he marchado para el
bar, y cuando llegué, frente al bar, hay una confitería muy bonita y
con un precioso escaparate, para los golosos del dulce, y me ha
llamado la atención. Una señora, alta, esbelta y muy elegante,
además de preciosa, cabellos morenos y muy largo por detrás y
recogido a los lados.
Así que como me ha llamado, tanto la
atención, que quise verla de cerca.
Llegué por detrás, tenía un vestido
blanco con transparencias, y le hacía un culo maravilloso.
Ella se volvió, cuando casi la tenía
encima, y al verle la cara:¿Silvia eres tú?
¡Enrico eres tu ufff, qué alegría, chico,
que es de tu vida!,
¿Bueno trabajo aquí en el bar de
enfrente?
¿Bien, ven, he bajado, a comprar unos
dulces para desayunar, vivo aquí arriba, porque no subes y
charlamos un rato?
¡Si claro que alegría me has dado, chica!
Entramos en el ascensor y nos abrasamos
fuertemente, ella olía maravillosamente a canela y vainilla, ¡no sé si
era ella o los dulces, pero de todos modos, está para comerla!,
:¿Qué te has casado no?,
¡con el amigo Andrés, al final me harte de él y lo mande bien lejos, era un cretino!
Pero tú qué guapo estas, unnn nos dimos
otro fuerte abrazo, a sí, terníto y acogedor,
bueno charlamos todo el día, almorzamos
y hasta cenamos, pues es buenísima cocinera, con unas manos grandes
y suaves.
Bueno, ya te quedarás a dormir no,
cierto es que con la penumbra de las
farolas de la calle, no apetecía para nada salir, además de ese
frío que hacía fuera.
Y que siempre la he deseado con locura
y ella ami también,
fue un amor de la lejanía y cuánto nos
quisimos, aunque el tiempo ha pasado, ella está aún más hermosa.
Ha sido una noche como ninguna, era
nuestra noche, jamás vi un cuerpo tan perfecto como el suyo, esto ha
sido lo más, así toda una noche de gran pasión, hasta quedar
rendidos.
Ya ha amanecido y me he sentado en la
descalza dora, contemplando ese cuerpo desnudo, tan bonito y suave
hasta que ella ha despertado.
Enrique Nieto Rubio.
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