Ese ser que de otro mundo vino,
en vez de brindarle cariño...
sin compasión lo matamos,
en el Monte Calvario o Gólgota.
Mira si fuimos malévolos...
mira si no lo quisimos...
que escogimos perdonar a un ladrón,
y de apodo un asesino.
¿Para qué fue un alma pura?,
Si le crucificamos todos unidos...
Y la iglesia fue el arma,
que mató al Hijo de nuestro Padre Creador.
Hoy los siglos han pasado...
y con su muerte en desolación vivimos;
y sin importarnos, día a día;
con nuestros actos lo seguimos matando.
Porque malos hemos nacido...
sin importarnos el dolor,
de nuestra madre María;
y a pesar de que su Hijo masacramos...
En el cielo, por nosotros, intercede.
Y aquel que se sienta libre de culpa,
le exhortó a lanzarse de un tejado;
y veremos si Nuestro Padre lo salva...
quién detrás de todo esto ha estado,
qué culpable también ha sido;
por habernos creado y después abandonado.
Más el padre Dios, que según las escrituras,
Sabe pasado, presente y futuro,
de toda la humanidad,
ya savia que lo mataríamos
¿entonces porque lo permitió?
Enrique Nieto Rubio
"Derechos Reservados"
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.