Realeza de los cuentos eres...
una princesa de corazones,
una princesa de corazones,
que destrozando tus quereles,
inundas mil corazones.
inundas mil corazones.
De sufrimiento eres reina,
en llantos divinidad del sol;
en llantos divinidad del sol;
en amores desbocados,
tú eres la diosa de mi amor.
tú eres la diosa de mi amor.
Si te busco no te encuentro,
si te siento me haces sufrir;
vas abriendo mil heridas,
y aun así... nadie vive sin ti.
De promesas estás viviendo,
más te ahogas en tu dolor...
te amordazaron tus sentimientos,
y te robaron la ilusión.
Por respetar a una sombra,
un día...me dijiste tú que no;
un día...me dijiste tú que no;
hoy la sombra lo inunda todo,
lo más hondo de mi corazón.
Amordazados todos vivimos,
quizás temiendo algo peor;
quizás temiendo algo peor;
tú viviendo en una nube...
yo tu llanto de expresión.
Pues así se firman las lluvias,
que calan dentro de mi corazón.
Más te busco y no quiero encontrarte,
me desespero y voy... por otra parte;
pues un áurea yo tenía,
pues un áurea yo tenía,
que pusisteis en mí.
Hoy por hoy, nada siento vida mía;
se me perdió la ilusión,
mi luz se fue apagando,
porque tú me robasteis la pasión.
porque tú me robasteis la pasión.
Tú me cerraste las puertas,
para que yo no pudiera entrar;
por respetar a un fantasma,
a
quien no le abres tu soñar.
Desde entonces vives en tinieblas,
y vives muy lejos de mí;
así los dos encerraditos estamos,
sin siquiera un sentir.
En paloma voladora y libre,
siempre te quise convertir;
más tú, renegaste de todo;
por un no sé qué de un sentir.
Ahora ambos vivimos solos...
con los recuerdos del ayer;
infelices y suspirando por un sueño,
que jamás podrá ser.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados.
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Camara.