domingo, 26 de enero de 2025

Magdalena, el retraso de Enricostro.

 Magdalena, el retraso de Enricostro.

Ella era un primor de niña, tenía unos hoyitos en sus mofletes preciosos y cuando se reía era aún más preciosa.
Un día quedamos en la puerta de la iglesia para ir de paseo y ese día lo pasamos maravillosamente. Cuando andábamos juntos, de vez en cuando nos rozábamos y saltaban chispas entre los dos.
Yo pensaba: como tenía una chaqueta corta de pelo negro brillante, sería este el motivo.

Lo cierto es que era ese amor que ella me tenía.
Era un cielo de niña.
Bueno, os cuento: yo trabajaba en un almacén de juguetes y menaje al por mayor.
Y por las Navidades mis jefes contrataban a chicas para reforzar los trabajos.
Y Magdalena fue una de ellas, muy bonita que era.
Así, ella trabajó arduamente con todos los empleados, por solo tres meses; ya en enero sería despedida, pues fue sin esas condiciones.
Esos tres meses fueron muy intensos, pues, como yo llevaba muchos años en la empresa, ya era veterano en la materia.
Un día pasó algo sorprendente; yo era aún un chaval de dieciocho años y la pusieron los jefes conmigo, pues vino un gran camión de pelotas. Eran unas pelotas de plástico que pesaban muy poco y venían en bolsas de seis pelotas.
Mis jefes tenían un almacén en la calle Pedro Rey; era un almacén muy grande, reformado de una serie de viviendas muy antiguas de su madre ya mayor, doña Carmen, hija de Manuel Pérez.
Y estábamos los dos solos, conseguimos descargar aquel inmenso tráiler y fueron cientos de bolsas de pelotas de muchos colores; ella me sonreía, lo que no se esperaba, el trabajo que tenía aquello.
Bueno, para abreviar, teníamos que subir a una primera planta todas aquellas bolsas, pues había unas grandes habitaciones. Allí, si lo hacíamos subiendo escaleras individualmente, nos moriríamos allí, así que propusimos echándonos las bolsas desde abajo y las cogíamos desde arriba.
¿Qué pasó? Que ella quería echármelas a mí y yo las iba colocando arriba, que tenía más experiencia.
Pero ella, a las cinco bolsas, ya no podía más, así que decidimos que yo abajo y ella arriba y, cuando llenáramos el pasillo, yo subiría a colocarlas; si no, no cogerían todas.
Y así pasó, yo le echaba las bolsas, pero había que correr, pues los jefes nos metían bulla. Es que eran muchísimas; yo estaba acostumbrado, pues desde los 14 años que entré ya eran años, ¿no?
Ella ya estaba agotada y ya las iba sujetando con las piernas, que cada vez que yo le echaba una bolsa, ella levantaba la pierna para poderla sujetar mientras, sin darse cuenta, me enseñaba las braguitas sin querer. Es que no había ningún modo de subirlas de una en una.
Bueno, yo era muy joven y mi intención era noble, como tenía que ser con una compañera, aunque un poco pillín en eso de mirarla. Ella quería evitarlo, pero esos uniformes eran más bien cortitos. Bueno, fue una mañana intensa que a la vez disfrutamos mucho, aunque ella, cansada, me decía una y otra vez que no mirara, pero yo lo hacía, jajajá.
Cierto es que yo haría el doble de trabajo que ella, pero eso a mí no me importaba en absoluto, pues era un chico fuerte.
Cuando coloque todas esas pelotas hasta el techo, llenamos toda la aviación y el pasillo de arriba también.
Ya cansados toda la mañana, aunque yo la disfrute mucho.
Ya cuando le cumplió el contrato, quedamos para salir. Y lo hicimos, fue un domingo maravilloso; era muy delgada, bueno, yo también era muy canijo, ja, ja, ja.
Me enamoré de ella, pero yo era un chico indeciso y mi primera cita,
A la semana siguiente quedamos en el mismo sitio, pero ella no vino. Íbamos a ir al cine; eso era sobre las cinco de la tarde. El día era algo tristón porque estaba nublado. A las seis de la tarde apareció una niña de unos doce años y esta me dijo: "Eres Enrique".
Si le conteste, mi hermana no va a venir; mi madre no la deja...
bueno, me quedé muy triste y me di media vuelta y me vine a mi casa.
Yo pensé que ella no me querría, así que no fui más.
Yo decidí buscarme el camino con mis amigos; éramos seis chavales dispuestos a ligar. Así que decidí olvidarla y así lo hice.
A la semana ya teníamos unos ligues en el barrio del Naranjo; esta es otra historia que ya os contaré.
Magdalena a los pocos meses pasó por la puerta de mi casa, pero yo ya salía con el grupo, así que se quedó así. Años después me enteré de que ella me quería, pero era su madre que aquel domingo la necesitó para arreglar toda su casa.
Pero así era yo, muy espontáneo, que no esperé explicaciones ni las busqué...
Fin, esto fue real en mi vida.

Enrique Nieto Rubio,

Derechos de autor.
Cierto es que fue una faceta en mi vida en la que mi vida podría haber sido otra historia...

lunes, 20 de enero de 2025

..A noche de Enricostro. poema.



Anoche pensaba en ti,
Cuando una brisa entró por mi ventana.
Y fue tan suave que hasta sentir,
esas manos tuyas, ellas me acariciaban.
*
Qué sentimientos llegaron, que hasta te hice mía,
En esos besos soñados, yo sentí esa alegría.
*
Yo miré hacia atrás,
creyendo que detrás de mí tú estarías,
Sentí tu aliento en mis sienes,
que mis labios se volvían,
para besar los tuyo,
que era lo que más quería.
*
Que no sé qué me pasó,
que hasta te vi junto a mí,
mientras tu cuerpo se me abrasaba,
Yo me sentía morir.
*
Un fantasma, yo pensé,
o un sueño de mañana.
Aunque no me desperté,
Y te fuiste por la ventana.
*
Pues aunque siempre,
He pensado en ti.
Tú fuiste mi más fiel enamorada.
Que me lo distes todo,
Y nunca pediste nada.
*
Dedicado a esa hermosa mujer,
que siempre,
Vivirá dentro de mi alma.
*
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados.

jueves, 9 de enero de 2025

..El secuestro de don Anselmo, de Enricostro.(relatos).

 El secuestro de Anselmo, de Enricostro.

Anselmo es un señor de 50 años, era muy modesto y tímido, casado, pero no pudo tener ningún niño, pues su esposa no lo permitió. Era una mujer muy rica, pero muy orgullosa y siempre quería tener razón en todo
 En sus 20 años de matrimonio solo hicieron el amor dos o tres veces. Anselmo no recuerda nada de esas noches de pasión que quizás no fueron.
Los años se le iban, pues de la oficina a casa, pues ella era muy celosa y en las reuniones siempre lo vigilaba
un día de agosto, Anselmo tenía poco trabajo en la oficina y le dio por meterse en una página de contacto, así por pasar el rato. A esto que le contestó una chica que parecía de unos 20 años preciosa, ella dijo: "Hola, él se quedó petrificado, no supo qué contestar ..."
Ella, por Escay, le habló: Hola, estás ahí... después de unos minutos, por fin contestó "sí, dime". 
¿Cómo estás, Anselmo, el cortado le dijo bien y tú, yo bien, cómo te llamas, Graciela, por qué me has buscado?
Hay perdona, es que si me iba a mi casa unnnn no quiero ver a mi esposa, que me tiene amargado y, entre sin pensar,
 sabes yo tengo 50 años 
a si y yo 20.
Te gustaría pasar un buen rato, así. 
Pues charlaremos si quieres.  
Así estuvieron más de una hora charlando.
Después hicieron una amistad muy grande durante muchos meses.
Ella le abrió su corazón y él se enamoró de ella, pero era tan joven que creyó que ella se estaría riendo de, él. 
Pero un día, Anselmo le preguntó: ¿dónde vives?
Ella contestó en Buenos Aires. Y tú.
Yo vivo en Madrid.
Anselmo la deseaba tanto, qué noches enteras se las tiraba sin dormir.
 Un día le propuso que lo secuestrara, para vivir con ella.  Por alguien de allí que fuera de confianza para ella, bueno, solo fue una broma,jajaja dijo él.
Ella, de broma, le dijo: "Por 3000 euros te secuestraré".
En ese mismo día, él le ingresó el dinero.
Era coña, todo, pero ella se lo pensó y con ese dinero mandó a su primo para que lo hiciera.
En dos días, un hombre llamó a Anselmo por teléfono, este le dijo: ""Soy el primo de Graciela, ¿podrías venir a la estación a recogerme? Tengo un mensaje para ti.
Ya en la estación le dijo:" estas secuestrado lo sabes, verdad".  
¿Él respondió si cómo lo aras?
Entramos en los baños del aeropuerto, le pusieron barba, bigote, peluca y un traje blanco. Te digo que se parecía a Juan Barder.  Y con un pasaporte falso.
Montaron en el avión camino de Caracas.  En 7 horas y algo estaría allí.
Al día siguiente estaban frente a Graciela.
 El cuándo vio ese bombón hasta se les aflojaron las piernas
ella dio un paso agarrándolo y le dijo:" estás bien". 
Hay, si perdona, jamás pensé que fueras tan bonita y perfecta.
 ufff él temblaba por el paso dado.  
Tan mayor y ella tan joven. 
Ella lo invitó a su casa, era una casa muy grande, pero allí vivían con sus padres y hermanos. 
Aunque cada uno vivía su vida, sin importar lo que hicieran los demás. 
En ese momento salió su papá y le dijo:" e hija, este es tu querido Anselmo, verdad, sí papá, mucho gusto Anselmo..."
Y se marchó.
¿Ella le dijo:"¿Quieres tomar algo?" El nervioso le dijo: "¿sí, agua sí puede ser"?
Ya en la cocina, los dos, había una preciosa señora, casi tan joven como ella era su mamá. Esta se volvió ola, hija, y mirando a él le dijo: este es tu Anselmo ... Sí, mama, a muy bien cielo.
Espero y se encuentre mejor que en su casa.  
Esto era mientras ella le daba, él basó de agua, 
Él estaba muy asustado. ¿De qué pasaría, pensó que estos son traficante seguro era de un lujo tremendo?
Bueno, como que dio en el clavo, ella se lo contó todo en su dormitorio, donde esa misma noche él realizaría el sueño de su vida con ella.
Y así fue que disfrutó tanto con ella, que se creía que todo era un sueño imposible.
Anselmo decidió divorciarse de su mujer, y ella por teléfono lo puso de vuelta y media, y respondió: "Anda y vuelve a casa granuja". 
Esa fue la última vez que habló con ella.  
Anselmo decidió buscar un trabajo de contable, y su suegro le propuso entrar en su empresa, pues además de ser lo que era, tenía muchísimas viviendas en alquiler y restaurantes.  
Justo a los nueve meses ella dio a luz a una niña preciosa, después de esto, se casaron y jamás tuvieron un mal bache, aparte de cinco hijos más. 
FIN.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados de autor.
 

sábado, 4 de enero de 2025

..Graciela y su esposo, de Enricostro.

 Graciela y su esposo, de Enricostro.

Graciela era una libertina muy descarada; le llevaba diez años menos que su esposo y hacía lo que le daba la gana.
Él trabajaba muchas horas, pues estaba en un restaurante; mientras ella, además de gastar todo el dinero que él tenía, y puteaba con todo el que quería.
Se llevaban a muerte los dos, y día sí y día no, se pegaban a medias hasta hacerse bastantes heridas.
Los dos vivían en una casa bastante grande.
Él vivía arriba y ella vivía abajo, pero el salón que estaba abajo solían compartirlo, aunque apenas si se hablaban.
En estas Navidades ella se vistió de mamá Noel, con un traje rojo y demasiado cortito.
Y con el tanga, un tanga que se le veía todo.
Cuando salió de su habitación, él le dijo.
Putón, y ella le respondió: "Cabrón, tú" al salir por la puerta, ella se agachó y todo el totò se le salía por los lados del tanga.
Él la miró y se llenó de rabia y de odio.
Así él quedó sentado y mirando la televisión, maldiciéndola e imaginando lo que les harían sus amigos así vestida.
Sobre las cinco de la madrugada, ella entraba sigilosa con un chico que venía con ella. Todo excitado se metieron en su dormitorio y este chico se puso guarrito con ella, y sobre las siete de la mañana él se marchó.
Su marido se había quedado dormido viendo la televisión, cosa que no le impidió verlos de refilón.
Pero él, ¿qué iba a hacer, nada...? Así, al día siguiente, vino con otro y muchas veces más.
El marido estaba tan quemado que ya no pudo más.
Una noche él compró cinco litros de gasolina en una garrafa y decidió acabar con ella.
Una noche, ella no salió, quizás por la regla, qué sé yo.
El caso es que, sobre las cuatro de la madrugada, él espació la gasolina por su dormitorio mientras dormía y prendió fuego...
Se dio la vuelta y se marchó de la casa.
Él se dejó unas barbas largas y se vistió de mendigo. uffff nadie lo conocía así.
A la mañana siguiente, compró el diario y lo leyó, y vio que ella sobrevivió del incendio apenas sin quemaduras.
Pocos días después, él estaba en busca y captura por la policía.
A él le gustaba el reto, después de haber vivido ese infierno con ella.
Se paseaba casi todos los días frente a la policía, incluso hizo amistad con algún agente.
A ella, el seguro no se sabe cómo, pero le pagaron todo lo asidentado.
Así que su rabia era mucho más grande.
Se pasaba junto a su puerta y se ponía pidiendo con un platillo en la puerta. Ella seguía viniendo con hombres a su casa, él les pedía limosna y les daban; ella no podía reconocerlo.
Así durante muchos días.
Ya ella lo veía como algo normal, un mendigo pidiendo sin más.
Una noche cualquiera, el mendigo la esperaba y, mientras el amante o novio aparcaba, ella se marchó para la casa y, al llegar, el mendigo, sentado en los escalones, se levantó y, cuando ella puso el pie en el primer escalón, sacó un cuchillo de grandes dimensiones, apuñalándola varias veces seguidas.
Ella se desplomó en sus brazos mientras él le decía putón, putón; ella cerraba los ojos para siempre.
La soltó en el descansillo y se marchó por aquel callejón oscuro y siniestro.
Acabando así esta pesadilla que a él tanto le atormentaba.
Cuando llegó su amante, la encontró en un inmenso charco de sangre.
Llamó a la policía que en pocos minutos llegaron con una ambulancia...
De él jamás lo encontraron, solo que pocos días más tarde encontraron a este mendigo muerto junto a la comisaría, pero nadie lo relacionó y fue enterrado como al mendigo.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados.
Un relato corto.