Cuando sin querer te leía
la esencia de aquel ayer,
las lágrimas se me caían,
al recordarte mujer.
Qué cosa paso aquel día,
cuando marchaste de mí,
seguro y no fue tontería,
pues jamás supe de ti.
Una rosa te entregaba,
eso seguro fue así,
Pudo ser esa espiníta,
la que te alejo de mí.
Hoy tú me recordaste,
lo hermoso que fue vivir,
rodeado de tus besos,
que siguen pegados en mí.
Pero sabes que aún te quiero,
aunque estés lejos de mí.
Enrique Nieto Rubio.
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