El niño y el oso de Enricostro (cuento)
En un gran bosque cerca de una pequeña aldea, allí
dentro del bosque, apareció un niño, de unos tres años, estaba perdido y lloraba mucho, pues andaba y se caía, se levantaba y seguía caminando y seguía llorando mucho.
Ya al atardecer la noche se iba acercando y el chiquillo muerto de frío lloraba y lloraba.
Esto pasó, por qué unos papás jóvenes, se fueron de pícnic y el chiquillo se alejó sin que ellos se dieran ni cuenta.
Ya este niño, agotado de pronto un gran oso de más de dos metros, apareció entre el follaje, y agachó él hocicó, como para comérselo lo olió y el chico lo agarró con su manita, ya casi perdido.
Este saco sus grandes unas de más de dos cuartas, metiendo sus garras debajo del niño en forma de pala, y lo cogió pegándoselo a su cuerpo, lo abrigó de tal manera, que ni el mejor abrigo del mundo lo podría calentar.
Este niñito se arropó con él y quedo dormido.
Se suponía que llevándoselo a una cueva, en lo alto de la montaña, allí se lo comería.
El oso entró en su cueva, y quedo durmiendo con aquel niño.
A la mañana siguiente, el gran oso antes, de que se despertara, fue a por mucha fruta, trajo manzanas, un plátano, frambuesas, uvas, de todo, pues era tan grande que árbol alguno se le resistiría.
Con sus grandes uñas cortaba todo, en pequeños trocitos y se lo iba dando.
Más tarde, se tiraron todo el día jugando, y se divertían mucho los dos, el oso lo tomaba y por una gran cuesta se dejaba rodar con el chico que sé ría mucho...
Ya al atardecer comía y se echaba en lo alto del gran oso y se quedaba dormido...
Así pasaron varios días y por allí nadie paso, a buscarlo claro, a lo mejor pensaron que como vivía el oso, lo mejor sería no acercarse, pues parece ser que todo el pueblo lo busco.
Una noche de luna llena, el oso tomó al chico y bajo a la árdea sigilosamente, pues no quería, que la alarma se pusiera por el oso.
De todos modos, era ya muy tarde, y todos dormían, pues fuera de sus casas todo estaba superoscuro.
El oso anduvo todas las casa, y viendo que estaban oscuras es que estarían durmiendo, y supuso que sus papás no lo estarían, así que prosiguió mirando, y la última si tenía luz, pues ellos lloraban amargamente por su hijo que pensaron que ya estaría muerto.
El gran oso se asomó por la ventana, y con sus largas uñas ticó en el cristal, ellos miraban y solo se veía un gran bulto negro en la ventana, pero el oso que era muy listo, con sus manos levando al niño que dormía placidamente.
Lo vieron, y gritaron de la alegría, y sin más salieron corriendo hacia el oso, suponiendo que no les haría daño ...
O a si fue, cogieron a su niñito abrasándolo locamente, y este estaba supercalentito con el cuerpo del oso.
Sin más, los dos se agarraron al oso y se dieron un fuerte abrazo, ya de despedida el oso izo, un pequeño rugido y volviendo la cabeza con un gran gesto de amor.
Desde ese día los papás, subían a la cueva del oso y les dejaba al niño, que jugara con él y así fue para siempre su gran oso y hacían sus pícnics allí FIN
Enrique Nieto Rubio.
Derechos de autor.
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