Sigo llamando a su puerta,
a la puerta de mi sentir,
a la puerta de mi sentir,
pero ella no me quiere,
o quizás ya no se fía de mí.
o quizás ya no se fía de mí.
Con premura le suplico,
que por favor me dé otro sentir,
que por favor me dé otro sentir,
pues por su amor voy muriendo,
más no me quiere ni oír.
más no me quiere ni oír.
Sigo implorando sus besos,
y sus labios no me quieren besar,
y sus labios no me quieren besar,
y mi boca poco a poco va muriendo,
secándose en soledad,
secándose en soledad,
más yo por ella me muero,
esperando que me vuelva a mirar,
esperando que me vuelva a mirar,
sigo esperando sus caricias,
para que rompan mi sentir,
para que rompan mi sentir,
pues ella llenaba mi vida de alegrías,
con sabor a frenesí.
con sabor a frenesí.
Más hoy me muero vida mía,
pues tú no me quieres sentir.
pues tú no me quieres sentir.
Sigo llamando a esa piel,
tersa e inmaculada,
a tu cuerpo de mujer...
que abrazado junto al mío,
tersa e inmaculada,
a tu cuerpo de mujer...
que abrazado junto al mío,
con este amor desesperado;
que al fundirse en un solo,
gozábamos como dos enamorados.
gozábamos como dos enamorados.
Sigo llamando a tu amor,
desde mi amor atormentado;
desde mi amor atormentado;
que con el mío tan solo,
únicamente me queda la desventura
únicamente me queda la desventura
de ser un desgraciado.
Me pregunto: ¿Amor?
por qué no estás
más a mi lado?...
más a mi lado?...
¿Dónde estás? No puedes permitir
que nuestro amor muera,
de forma tan absurda
de forma tan absurda
y los sueños ya olvidados.
Que renazca la pasión,
y que reluzca tan fuerte,
como una estrella;
y que reluzca tan fuerte,
como una estrella;
y así con tu mágico encanto,
feliz me guíes hasta tu vera.
feliz me guíes hasta tu vera.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.
Si alguien quiere saber,
de qué color es la pena;
que de otra persona
se enamore...
y que él o ella,
no le quiera.