Ella se marchó,
Mucho... mucho, la quería,
y ella se marchó.
Me destrozó la vida,
y me destrozó el corazón.
Cantos de sirenas,
en una carta me envió;
diciéndome yo te quiero,
como a un hermano.
Algunos años después,
ella se fue al cielo...
y yo la sigo esperando;
pero ella nunca volverá.
Hoy con otra me he casado;
pero a ella nunca la olvidé.
Pues nunca se dio el encuentro,
de volverla a ver.
Mis ojos han quedado ciegos;
con el canto de aquel querer.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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