Si me llevas despacito,
y no perturbas mi mente,
yo marcharé contigo,
aunque me cueste tenerte.
Sé que tú la cuidarás,
para que nada le pase,
y que un largo descanso le darás,
sin que nadie le dé chance.
Que en silencio aquí vives,
nada te ha de molestar,
ni siquiera ese mosquito,
que no para de zumbar.
Qué descanso tú me has dado
, por un chelín o poco más.
Hoy vivo sosegado,
ya no te tengo que aguantar.
Ya ves, que bien muerta, que estas,
que hasta hermosa se te ve.
Engrandeces mi soñar,
pues aunque no te puedo tener,
admiro yo mi pesar,
de no quererte ni ver.
Que si antes pasabas de mí,
y no me dabas tu amor,
ahora te veo feliz y más feliz estoy, yo
de no tenerte por aquí,
El día que te llore yo,
luche como un demonio,
al ratito se me pasó,
cuando vi a tu otro novio.
Qué dolor más grande dije,
que ya no la veré más,
con esa cara de virgen,
pero en foto nada más.
Llévatela muerte dije;
trátamela con amor,
que de amor mucho sabe ella,
y también de la pasión,
esa que nunca me dio,
ni siquiera por un perdón.
Quizás nadie muera por amor,
pero por ti yo iba muriendo,
esperándote cada noche,
sin sentir siquiera tus besos.
Soledad a ti te pusieron,
para que vivieras sola,
y con muchos de tus besos,
navegabas entre olas.
Soledad dijo tu mamá,
el día en que te bautizó,
pero viviste con muchos sueños,
desde el día que te parió.
Mira qué guapos estaremos,
cuando nos volvamos haber.
Yo te diré muchas cosas,
las que viví en el ayer.
Pero ya sin reproches,
tú te quisiste morir,
yo no te ayude en nada,
solo un cafecito que te di,
unnnn qué rico me dijiste,
y te quedasteis así,
con esa cara de tonta,
sonriendo hasta el fin.
Enrique Nieto Rubio,
derechos de autor.
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