Una mariposa halada,
del mundo de los sueños,
de una hermosa amapola se enamoró,
la rondaba días y noches,
hasta que le diera su amor.
Pasó la primavera,
y nadie la pudo tocar,
rebosante de néctar y miel,
ella ya no podía más.
Ya empezaban sus hojas,
al suelo caer,
y la mariposa no la quería perder.
El último día de primavera,
se atrevió entrándole firmemente,
hasta el centro de su corazón,
la amapola ya desgreñada,
porque el tiempo se le pasó.
Y tanto amor le ha entregado,
que la mariposa se pegó,
con tanta miel de sus labios,
que no se pudo resistir,
y quedaron las dos unidas,
para así este año morir.
ENRIQUE NIETO RUBIO,
DERECHOS DE AUTOR.
I.C.DOIP.D,OO.98.
No hay comentarios:
Publicar un comentario